De acuerdo al Señor Jesús, hay "muchos" falsos profetas en nuestros días que "engañarán a MUCHAS personas" (Mt. 24:11). Aunque estos falsos profetas puedan alegar conocer y comunicar la verdad de Dios, están esparciendo mentiras (Jer. 14:14). Según el amoroso Señor Jesús, los falsos profetas son realmente lobos rapaces, peligrosos y hambrientos, disfrazados de oveja (Mt. 7:15). ¡Por lo tanto, pueden ser tan espiritualmente peligrosos y mortales para los Cristianos (ovejas -- Jn. 10:27) como un lobo salvaje y oculto lo es para una manada de ovejas!
Los falsos profetas pueden conocerse por sus "frutos" (Mt. 7:16), no por sus reclamos personales o "dones." De hecho, algunos falsos profetas pueden incluso producir señales milagrosas (Marc. 13:22; Apoc. 19:20) y predecir acertadamente un and accurately evento (Deut. 13:1-4). Otros falsos profetas pueden identificarse por sus profecías falsas dichas en nombre del SEÑOR (Deut. 18:21,22). En tiempos de Jezabel, los falsos profetas comían en la mesa del Rey (1 Re. 18:19), mientras que los verdaderos profetas se escondían en cavernas y secretamente se alimentaban allí (1 Re. 18:4). La popularidad y afluencia, por lo tanto, no deben ser un criterio para tratar de identificar a un falso profeta, porque a veces tienen muchos seguidores. Los falsos profetas hablan con convicción, ya que esperan el cumplimiento de sus palabras mentirosas (Ezeq. 13:6). Los falsos maestros también pueden sonar autoritarios en sus enseñanzas (1 Tim. 1:7).
Un ejemplo en el Nuevo Testamento de un falso profeta lo fue Barjesús (Hech. 13:6). Tal y como él se le opuso a Pablo, otros siervos de Dios en el pasado fueron resisitidos también por falsos profetas de su tiempo. Jeremías es un ejemplo de esto (Jer. 26:7-15). Otro fue Micaías, quién fue abofeteado en la cara por un falso profeta (1 Re. 22:24). Los mensajes engañadores de los falsos profetas pueden dar aliento en vano (Zac. 10:2), llenar a gente pecadora de "falsas esperanzas" (Jer. 23:16), cubrir las heridas de las personas como si no fueran serias (Jer. 8:10, 11) y no exponer los pecados de las personas (Lam. 2:14). Los falsos profetas que tenían espíritus mentirosos que engañaron a Acab, predijeron triunfo y victoria en nombre del SEÑOR (1 Re. 22:11, 12). ¡Porque Acab creyó su mensaje, fue a la batalla y murió 22:35)! En forma similar, Pablo predijo el día en el que un gran número de falsos maestros hablarían lo que la gente con comezón de oír quisieran oír, no lo que necesitaran oír (la verdad), tal y como se encuentra en las Escrituras (2 Tim. 4:3).
De nuevo, "muchos" serán engañados por enemigos mortales de la Cristiandad con apariencia de religiosidad e inocencia, que traerán el camino de la verdad a descrédito (2 Ped. 2:1,2). El apóstol Pablo claramente dijo que hay enseñanzas que en realidad provienen de "demonios" a través de falsos maestros (1 Tim. 4:1, 2) y que Satanás tiene siervos que se disfrazan de siervos de justicia (2 Cor. 11:15). ¡Aunque desagradables, estso son hechos!
Para añadirle a todo esto, según el apóstol Juan, realmente es posible ser cómplice de la obra de maldad de un falso maestro:
"Cualquiera que se extravía, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que persevera en la doctrina de Cristo, ése sí tiene al Padre y al Hijo. Si alguno viene a vosotros, y no trae esa doctrina, no lo recibáis en casa, ni le digáis: ¡Bienvenido! Porque el que le dice: ¡Bienvendio! participa en sus malas obras" (2 Jn. 9-11).
Al obedecer el mandamiento de no ser crédulos, sino "probar los espíritus" (1 Jn. 4:1) para no ser engañados, tenemos que cuidadosamente evaluar los maestros y los ministerios por las Escrituras, en donde radica siempre la autoridad final (2 Tim. 3:16, 17).
Amigos, Jesús no estaba bromeando cuando dijo que nos cuidáramos de los falsos profetas vestidos de oveja pero que por dentro eran lobos rapaces (Mt. 7:15). ¡Están aquí AHORA! Esté alerta. Es asunto de vida o muerte. Aprenda las Escrituras, para que no sea engañado. La eternidad está en juego.
La Verdadera Salvación
El verdadero plan de salvación es arrepentimiento para con Dios y fe en Jesucristo (Hech. 20:21). Demostramos nuestro arrepentimiento con nuestras obras (Hech 26:20). El Señor Jesús enseñó que el camino a la vida es "estrecho" y sólo unos "pocos" lo encuentran (Mt. 7:13,14). Muchos son salvos, pero luego se apartan (Luc. 8:13; Jn. 6:66; 1 Tim. 1:19; etc.). En otras palabras, después de la salvación inicial tenemos que perseverar hasta el "fin" para entrar en el reino de Dios y escapar del lago de fuego (Mt. 10:22; Heb. 3:14; Apoc. 2:10,11). La vida eterna viene al arrepentido en el momento en que cree en Jesús para salvación (Jn. 3:16; 6:47; 1 Jn. 5:12,13), pero hay otro importante aspecto de la vida eterna que muchos ignoran totalmente en nuestros días por las falsas enseñanzas de "salvo siempre salvo" (SSS). De acuerdo a la verdadera enseñanza de la gracia, la vida eterna es también una ESPERANZA (Tito 3:7), aún por ser CEGADA (Gal. 6:8,9) en el SIGLO VENIDERO (Marc. 10:30) sólo para aquellos que PERSISTEN EN HACER EL BIEN (Rom. 2:7) y NO SE CANSAN NI DAN POR VENCIDOS (Gal. 6:9). Es sólo una confiada, sometida y perseverante fe en Jesús la que nos da entrada reino de Dios. Tenemos que ser salvos y permanecer salvos para escapar del lago de fuego.
Si una persona siembra para satisfacer su naturaleza de pecado, morirá espiritualmente (Rom. 8:13; Gal. 6:8,9). El Hijo Pródigo es un claro ejemplo de esto (Luc. 15:24,32). El resultado final del pecado es muerte espiritual, así que NO SE DEJEN ENGAÑAR (Santiago 1:14-16).
Por las enseñanzas de salvo siempre salvo, la gracia se ha enseñado como una licencia para la inmoralidad por tanto tiempo y sin enfrentamientos, que cuando se cita la Escritura, como por ejemplo 1 Cor. 6:9,10 o Apoc. 21:8, la misma es pasada por alto, y el que trae la Palabra de Dios es falsamente acusado de enseñar legalismo, ataduras, obras, etc. ¡Esto refleja cuán verdaderamente oscuros son los días en que estamos viviendo!
La pregunta clave para saber si un ministerio o congregación local está enseñando una licencia para la inmoralidad como fue condenado por Judas 3,4 es: ¿Permite la verdadera gracia que los sexualmente unmorales vayan al cielo? ¡Si la respuesta es "SI," evítelos como al virus del SIDA! Sentarse bajo la influencia de esta enseñanza podría significar la condenación eterna de su alma y de las almas de sus seres queridos como resultado. Auspiciar y promover tales ministerios y enseñanzas es ser cómplice de sus obras malignas (2 Jn. 9-11). ¡Esto incluye sus donaciones financieras! Escape de tales ministerios o congregaciones y exhorte a otros a hacer lo mismo, antes de que sea eternalmente demasiado tarde.
Wednesday, June 9, 2010
Monday, June 7, 2010
SER AGRADECIDO
SER AGRADECIDO
La Biblia nos dice que alma debe bendecir a Dios, esto lo encontramos en el Salmo 103:1-5 donde dice: “Bendice alma mía, a Jehová, y bendiga todo mi ser su Santo nombre. Bendice, alma mía a Jehová y no olvides ninguno de sus beneficios. Él es quien perdona todas tus inequidades, Él que sana todas tus dolencias; Él que rescata del hoyo tu vida, Él que te corona de favores y misericordias; Él que sacia de bien tu boca de modo que te rejuvenezcas como el águila”.
Estos versículos nos dicen que el alma debe bendecir a Dios, por eso debe estar bien ministrada y no puede haber rencores, resentimientos y recelos en ella, no puede tener avaricia y cosas de ese tipo, porque debe bendecir a Dios.
El salmista se está hablando a sí mismo. Aprende también a hablarte. Cuando te mires al espejo di a tu alma: “Bendice alma mía al Señor, no olvides ninguno de sus beneficios.” (Salmo 103: 1-2)
Cuando estabas leyendo este salmo vino a mi mente la oportunidad que tuve de entrar a la galería de la reina, en el palacio de Buckingham, en Inglaterra y ver algunas de las joyas que tienen. Es impresionante. Me acerqué al tercer o cuarto diamante más grande del mundo y fue tal el destello que arrojó que se me cerraron los ojos. En ese momento vino a mi mente que en la Biblia dice que el Señor te corona de favores y misericordias (Salmo 103:4). Imaginé como es que gente venía donde la reina y le ponían las diferentes coronas para las diferentes actividades. Y me imaginé a Dios delante de todos, poniendo coronas sobre cada uno, adornada con el favor, la gracia y la misericordia del Señor. No hay ni una piedra preciosa con la que se pueda comparar el favor y la misericordia de Dios.
Favores y misericordia son los materiales de la corona de Dios y tú debes lucir esa corona. Cuando esos reyes y reinas salen, lucen la corona. Cuando tú sales a la calle deberías de salir sabiendo que luces la corona del favor de Dios. Debes creer en el favor y en la gracia que Dios te ha dado. Cuando entras en una oficina a hacer negocios, tienes que entender que llevas una corona de gracia y de favor de Dios, y que el favor de Dios te acompaña donde quiera que vayas, porque es la corona que Él te puso. Tú decides si te la pones para salir a la calle o la dejas engavetada.
Hay algunas personas que nunca están conformes ni contentas con lo que Dios les ha dado. Y no estoy hablando de no desear más, estoy hablando de no estar agradecido con lo que se tiene. Si tú tienes 10, lloras porque no tienes 11, pero agradeces muy poco que ya tienes 10; si tú tienes 20 estás enojado porque no tienes 21; Y cuando ya tienes 21 te enojas porque no tienes 23 en lugar de estar agradecido por todo lo que Dios te ha dado ó te está dando.
Algunas veces predico cosas del pasado que siguen tocando mi vida y mi corazón, y es porque tenemos que seguirlas recordando para saber de donde Dios nos sacó y nos levantó. Recuerdo cuando manejábamos una bicicleta entre tres, nos peleábamos por los pedales y los ingratos siempre me dejaban a mí en el timón, me usaban de “bumper”. Yo no olvido eso. Algunas veces tomo mi carro y voy a recorrer los lugares donde he vivido, llevo a mis hijos a conocerlos, nos estacionamos frente a la casa donde estuvieron cuando nacieron, les recuerdo el dormitorio que teníamos. Hay cosas que nosotros hicimos que no debemos ni mencionar porque nos avergonzamos de ellas, de los pecados que cometíamos antes; pero también debemos aprender a recordar de donde Dios nos sacó y de los pecados que nos perdonó. Debemos recordárselo a nuestra alma continuamente para que le provoque bendecir y agradecer a Dios.
Si estás por comenzar una nueva etapa, ¿Por qué no comenzar por recordar las cosas que antes ocurrieron, y de donde Dios nos levantó y de dónde nos sacó? Cuando lo recuerdas y ves tu vida, tu alma empieza a alabar al Señor y a bendecirlo continuamente.
No deberías de llorar cuando vengan las pruebas, ni protestar cuando te pasa lo malo. No preguntes ante lo malo: “Señor, pero, ¿por qué a mí?” Cuando pasa lo bueno en tu vida es cuando deberías decir: “Señor, ¿por qué a mí?”. Como pecadores merecemos sólo lo malo, por lo tanto, lo bueno es muestra de su misericordia.
Perdona la expresión que te voy a dar, pero solo un ingrato puede pasar por desapercibido el momento de la alabanza y la adoración; tiene un orgullo espantoso por dentro y no tiene gratitud para con Dios. Alguien que sabe que está coronado de favores y misericordia, valora el perdón de sus pecados, alza sus manos para adorar a Dios y a diario le sale palabra de agradecimiento.
¿Has oído el dicho que dice: “Le debo un favor tal persona”? Eso está mal, porque entonces dejó de ser favor. Cuando Dios nos da su favor, no le debes nada, porque ¿Con qué le pago haberme rescatado? ¿Con qué pago algo que vale la sangre del hijo de Dios? Con nada, eso es un favor. Y por eso debemos estar agradecidos
Si tu supieras lo que dar gracias puede hacer en el corazón de Dios, porque el Señor te da y te bendice, Él no esta esperando que le devuelvas algo, sólo observa tu corazón y espera que digas gracias.
Tú tienes muchas cosas por las cuales dar gracias a Dios todos los días. Las misericordias de Dios son nuevas cada mañana y ese es un motivo para ser agradecido constantemente.
La Palabra del Señor, en el salmo 100: 4-5 dice: Entrad por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con alabanza; alabadle, bendecid su nombre. Porque Jehová es bueno; para siempre con su misericordia, y su verdad por las generaciones.
Muchas personas creen que es alabando como la presencia de Dios viene; algunos dicen la acción de gracias abre las puertas y no, las puertas ya están abiertas y es por eso que damos gracias. Nosotros alabamos porque tenemos la presencia de Dios, no para provocar que la presencia venga Quien abrió las puertas es Jesucristo en la cruz del calvario, y cuando murió, se rasgó el velo, quedó abierta la puerta y permanece abierta todo el tiempo. Alabamos y adoramos a Dios y lo que nos abrió la puerta no son los cantos, es la sangre del Hijo de Dios que fue derramada y fue rociada en su lugar santísimo, y por su sangre todos tenemos entrada.
Lo que se llega a alcanzar por gracia, nunca va a ser lo que uno pueda alcanzar por todas las obras que pueda realizar. La prosperidad que tú alcances algún día por la gracia de Dios, nunca va a ser como la prosperidad que alcances por tus fuerzas carnales. La gracia de Dios funcionando es la que abre las puertas que no abren ni la profesión ni ninguna otra cosa.
Hay dos ingredientes que mantienen funcionando el favor de Dios en la vida de alguien: Lo primero es la fe, porque si tienes fe, la gracia funciona. La segunda cosa que hace que la gracia funcione es el agradecimiento.
¿Cómo va a crecer la gracia donde no hay agradecimiento? Dios nos da la gracia porque le creímos, si queremos que la gracia crezca, agradezcamos. Cuando somos seres agradecidos, la gracia empieza a abundar en nuestras vidas, se va aumentando y va creciendo cada día más, y llega el momento que ya ni se pide, solo se dice “gracias, gracias, gracias”. Tú tienes que dar gracias todos los días, porque nuevas son sus misericordias cada mañana (Lamentaciones 3:22).
El Señor solo esta esperando que tengas un corazón agradecido para hacer funcionar esa gracia que por fe ya obtuviste. Si Dios te corona de favores, que tu corazón y tu boca no se cansen de dar las gracias, porque si es un favor; lo que corresponde no es pagarlo, es agradecerlo.
Dios no esta esperando que le devuelvas algo, solo esta observando tu corazón y esperando que digas gracias. Por eso mi alma bendice y alaba al Señor, y mis pies se dan prisa a correr y estar a tiempo para darle gracias y bendecir su nombre, y es por eso que no necesito que el dirigente de la alabanza diga “levanten sus manos”, porque mi gratitud es tan grande que se impulsan para agradecerle. El agradecimiento es lo que alimenta la gracia de Dios y permite que crezca esa gracia en la vida de alguien.
La Biblia nos dice que alma debe bendecir a Dios, esto lo encontramos en el Salmo 103:1-5 donde dice: “Bendice alma mía, a Jehová, y bendiga todo mi ser su Santo nombre. Bendice, alma mía a Jehová y no olvides ninguno de sus beneficios. Él es quien perdona todas tus inequidades, Él que sana todas tus dolencias; Él que rescata del hoyo tu vida, Él que te corona de favores y misericordias; Él que sacia de bien tu boca de modo que te rejuvenezcas como el águila”.
Estos versículos nos dicen que el alma debe bendecir a Dios, por eso debe estar bien ministrada y no puede haber rencores, resentimientos y recelos en ella, no puede tener avaricia y cosas de ese tipo, porque debe bendecir a Dios.
El salmista se está hablando a sí mismo. Aprende también a hablarte. Cuando te mires al espejo di a tu alma: “Bendice alma mía al Señor, no olvides ninguno de sus beneficios.” (Salmo 103: 1-2)
Cuando estabas leyendo este salmo vino a mi mente la oportunidad que tuve de entrar a la galería de la reina, en el palacio de Buckingham, en Inglaterra y ver algunas de las joyas que tienen. Es impresionante. Me acerqué al tercer o cuarto diamante más grande del mundo y fue tal el destello que arrojó que se me cerraron los ojos. En ese momento vino a mi mente que en la Biblia dice que el Señor te corona de favores y misericordias (Salmo 103:4). Imaginé como es que gente venía donde la reina y le ponían las diferentes coronas para las diferentes actividades. Y me imaginé a Dios delante de todos, poniendo coronas sobre cada uno, adornada con el favor, la gracia y la misericordia del Señor. No hay ni una piedra preciosa con la que se pueda comparar el favor y la misericordia de Dios.
Favores y misericordia son los materiales de la corona de Dios y tú debes lucir esa corona. Cuando esos reyes y reinas salen, lucen la corona. Cuando tú sales a la calle deberías de salir sabiendo que luces la corona del favor de Dios. Debes creer en el favor y en la gracia que Dios te ha dado. Cuando entras en una oficina a hacer negocios, tienes que entender que llevas una corona de gracia y de favor de Dios, y que el favor de Dios te acompaña donde quiera que vayas, porque es la corona que Él te puso. Tú decides si te la pones para salir a la calle o la dejas engavetada.
Hay algunas personas que nunca están conformes ni contentas con lo que Dios les ha dado. Y no estoy hablando de no desear más, estoy hablando de no estar agradecido con lo que se tiene. Si tú tienes 10, lloras porque no tienes 11, pero agradeces muy poco que ya tienes 10; si tú tienes 20 estás enojado porque no tienes 21; Y cuando ya tienes 21 te enojas porque no tienes 23 en lugar de estar agradecido por todo lo que Dios te ha dado ó te está dando.
Algunas veces predico cosas del pasado que siguen tocando mi vida y mi corazón, y es porque tenemos que seguirlas recordando para saber de donde Dios nos sacó y nos levantó. Recuerdo cuando manejábamos una bicicleta entre tres, nos peleábamos por los pedales y los ingratos siempre me dejaban a mí en el timón, me usaban de “bumper”. Yo no olvido eso. Algunas veces tomo mi carro y voy a recorrer los lugares donde he vivido, llevo a mis hijos a conocerlos, nos estacionamos frente a la casa donde estuvieron cuando nacieron, les recuerdo el dormitorio que teníamos. Hay cosas que nosotros hicimos que no debemos ni mencionar porque nos avergonzamos de ellas, de los pecados que cometíamos antes; pero también debemos aprender a recordar de donde Dios nos sacó y de los pecados que nos perdonó. Debemos recordárselo a nuestra alma continuamente para que le provoque bendecir y agradecer a Dios.
Si estás por comenzar una nueva etapa, ¿Por qué no comenzar por recordar las cosas que antes ocurrieron, y de donde Dios nos levantó y de dónde nos sacó? Cuando lo recuerdas y ves tu vida, tu alma empieza a alabar al Señor y a bendecirlo continuamente.
No deberías de llorar cuando vengan las pruebas, ni protestar cuando te pasa lo malo. No preguntes ante lo malo: “Señor, pero, ¿por qué a mí?” Cuando pasa lo bueno en tu vida es cuando deberías decir: “Señor, ¿por qué a mí?”. Como pecadores merecemos sólo lo malo, por lo tanto, lo bueno es muestra de su misericordia.
Perdona la expresión que te voy a dar, pero solo un ingrato puede pasar por desapercibido el momento de la alabanza y la adoración; tiene un orgullo espantoso por dentro y no tiene gratitud para con Dios. Alguien que sabe que está coronado de favores y misericordia, valora el perdón de sus pecados, alza sus manos para adorar a Dios y a diario le sale palabra de agradecimiento.
¿Has oído el dicho que dice: “Le debo un favor tal persona”? Eso está mal, porque entonces dejó de ser favor. Cuando Dios nos da su favor, no le debes nada, porque ¿Con qué le pago haberme rescatado? ¿Con qué pago algo que vale la sangre del hijo de Dios? Con nada, eso es un favor. Y por eso debemos estar agradecidos
Si tu supieras lo que dar gracias puede hacer en el corazón de Dios, porque el Señor te da y te bendice, Él no esta esperando que le devuelvas algo, sólo observa tu corazón y espera que digas gracias.
Tú tienes muchas cosas por las cuales dar gracias a Dios todos los días. Las misericordias de Dios son nuevas cada mañana y ese es un motivo para ser agradecido constantemente.
La Palabra del Señor, en el salmo 100: 4-5 dice: Entrad por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con alabanza; alabadle, bendecid su nombre. Porque Jehová es bueno; para siempre con su misericordia, y su verdad por las generaciones.
Muchas personas creen que es alabando como la presencia de Dios viene; algunos dicen la acción de gracias abre las puertas y no, las puertas ya están abiertas y es por eso que damos gracias. Nosotros alabamos porque tenemos la presencia de Dios, no para provocar que la presencia venga Quien abrió las puertas es Jesucristo en la cruz del calvario, y cuando murió, se rasgó el velo, quedó abierta la puerta y permanece abierta todo el tiempo. Alabamos y adoramos a Dios y lo que nos abrió la puerta no son los cantos, es la sangre del Hijo de Dios que fue derramada y fue rociada en su lugar santísimo, y por su sangre todos tenemos entrada.
Lo que se llega a alcanzar por gracia, nunca va a ser lo que uno pueda alcanzar por todas las obras que pueda realizar. La prosperidad que tú alcances algún día por la gracia de Dios, nunca va a ser como la prosperidad que alcances por tus fuerzas carnales. La gracia de Dios funcionando es la que abre las puertas que no abren ni la profesión ni ninguna otra cosa.
Hay dos ingredientes que mantienen funcionando el favor de Dios en la vida de alguien: Lo primero es la fe, porque si tienes fe, la gracia funciona. La segunda cosa que hace que la gracia funcione es el agradecimiento.
¿Cómo va a crecer la gracia donde no hay agradecimiento? Dios nos da la gracia porque le creímos, si queremos que la gracia crezca, agradezcamos. Cuando somos seres agradecidos, la gracia empieza a abundar en nuestras vidas, se va aumentando y va creciendo cada día más, y llega el momento que ya ni se pide, solo se dice “gracias, gracias, gracias”. Tú tienes que dar gracias todos los días, porque nuevas son sus misericordias cada mañana (Lamentaciones 3:22).
El Señor solo esta esperando que tengas un corazón agradecido para hacer funcionar esa gracia que por fe ya obtuviste. Si Dios te corona de favores, que tu corazón y tu boca no se cansen de dar las gracias, porque si es un favor; lo que corresponde no es pagarlo, es agradecerlo.
Dios no esta esperando que le devuelvas algo, solo esta observando tu corazón y esperando que digas gracias. Por eso mi alma bendice y alaba al Señor, y mis pies se dan prisa a correr y estar a tiempo para darle gracias y bendecir su nombre, y es por eso que no necesito que el dirigente de la alabanza diga “levanten sus manos”, porque mi gratitud es tan grande que se impulsan para agradecerle. El agradecimiento es lo que alimenta la gracia de Dios y permite que crezca esa gracia en la vida de alguien.
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