Saturday, November 12, 2016

¿Con Quién No Debería Casarse un Cristiano?


Prédica basada en los artículos publicados por Lee Grady en la revista Charisma llamados: 10 hombres con los que las mujeres cristianas nunca deberían casarse y 8 mujeres con las que los hombres cristianos no deberían casarse.

No se trata solo de evaluar a la persona que tenemos al lado sino de saber si hay algo en nosotros que debemos cambiar para convertirnos en la persona ideal.


No debemos casarnos con:
1. Una persona que no ama a Dios. Los cristianos no deben casarse, asociarse, ni siquiera salir con personas que no amen a Dios. Pero no es suficiente creer en Dios, es necesario tener una relación con él, amarlo realmente.

2. Un hombre mentiroso: la confianza es fundamental en el matrimonio.
3. Una mujer materialista: esta mujer empobrece a su esposo. Casarse con una mujer así es meterse en deudas.

4. Un hombre playboy: que lo hayamos conocido en la iglesia no garantiza su pureza sexual. Un hombre que cree que tener relaciones sexuales antes del matrimonio está bien, va a mantener esa vida sexual activa, con personas diferentes a su esposa, después del matrimonio.

5. Una diva: es una mujer que se cree el centro del universo, todo gira alrededor de ella. No tiene temor de lastimar a nadie con tal de mantener su lugar como centro del universo. Si no ves la humildad de Jesús en la mujer con la que sales, sal corriendo y no te cases.

6. Un hombre que evade sus responsabilidades: si él conoció a Jesús después de un divorcio y no cumple con su deber de sostener a los hijos de su otro matrimonio, ese hombre no conviene.
7. Una Dalila: una mujer que todavía no ha sometido su sexualidad a Dios y se viste de manera provocativa y es coqueta. Ella puede romper el corazón del hombre y quitarle su unción.

8. Un adicto: si él o ella no quiere reconocer su vicio, si no está dispuesto a buscar ayuda no debemos casarnos con esa persona.

9. Una mujer rencillosa: Proverbios 21:9. Es una mujer a la que le gusta la cantaleta y la pelea, es de mal genio.

10. Personas controladoras: algunos hombres piensas que pueden convertir su matrimonio en una dictadura y las mujeres creen que pueden manipular para que se haga todo lo que ellas quieren.

11. Un holgazán: un hombre que se queda todo el día en casa viendo televisión y jugando mientras la mujer trabaja para pagar las cuentas.

12. Un narcisista: un hombre obsesionado con su apariencia no va a estar dispuesto a sacrificarse por su esposa, nunca va a fijarse en ella porque él siempre será el centro.

13. Un abusador: hombres o mujeres que no controlan su mal genio, su ira. Personas violentas con su boca y su cuerpo.

14. Un niño de mamá, un hombre al que la mamá le hace todo. Por otro lado un hombre no debe casarse con la mujer que no ha cortado el cordón umbilical de su mamá.

El mejor consejo para elegir esposa está el Proverbios 31:30 (NTV): Engañoso es el encanto y pasajera la belleza; la mujer que teme al Señor es digna de alabanza.
El mejor consejo para elegir esposo está en 1 Samuel 16:7: “No te fijes en su apariencia ni en su elevada estatura, pues yo lo he rechazado. No se trata de lo que el hombre ve; pues el hombre se fija en las apariencias, pero yo me fijo en el corazón”.






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Provoca El Favor de Dios Con Expectativa y Oración


Abre los cielos sobre tu vida con una buena actitud de agradecimiento, oración y expectativa. Así el Espíritu Santo alumbrará tu vida con mayor intensidad y los ángeles del Señor actuarán a tu favor.


1 Tesalonicenses 5:15-19 dice: “Estén siempre alegres. Nunca dejen de orar. Sean agradecidos en toda circunstancia, pues esta es la voluntad de Dios para ustedes, los que pertenecen a Cristo Jesús. No apaguen al Espíritu Santo”.

A Dios le agrada ver una buena actitud en nosotros para poder obrar. Estas actitudes hacen que el Señor pueda manifestarse a nuestro favor. Con queja, mal humor, palabras amargas e incredulidad, provocamos todo lo contrario. Aunque a veces es difícil mantener una buena actitud, nuestra madurez se trata de que podamos volcar nuestra total confianza en que el Señor hará algo bueno para ayudarnos. Dios es amor porque envió a Su Hijo para morir en la cruz para abrirnos la puerta a una vida plena; y nuestra forma de activar esa vida, es recibiendola con todo el corazón, creyendo como niños.

Orar sin cesar, dar gracias en todo y estar alegres, es la forma en que declaramos: “Señor, en ti confío, eres mi Salvador, vas a obrar en mi vida en todo tiempo”. Nuestras actitudes, acciones y palabras expresan la fe. Por eso activa hoy el gozo, agradeciendo y orando con expectativas, así el Señor hará grandes cosas por ti.


Hagamos esta oración:
“Padre, hoy activo el gozo en mi corazón dándote gracias, porque tu fidelidad es grande para los que creen y esperan en ti. Oro por todo, y en todo tiempo, para que tu Espíritu Santo ilumine mi vida más y más. Lo creo y pido en el nombre de Jesús. Amén


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Orar la palabra, es la clave de tu victoria

La manifestación del poder del Señor se activa cuando su palabra está continuamente en nuestros labios. Hablar y orar la palabra incrementa la fe, nos da luz, libertad y tiene autoridad contra todo mal.

Josué 1:8 dice: “Procura que nunca se aparte de tus labios este libro de la ley. Medita en él de día y de noche, para que actúes de acuerdo con todo lo que está escrito en él. Así harás que prospere tu camino, y todo te saldrá bien”.

Escuchando nuestras palabras conocemos el estado de nuestra fe. Si nunca repites algún texto de la biblia o no tomas en cuenta la palabra de Dios, puede que tu vida espiritual se esté apagando.
Nuestros labios deben pronunciar la palabra de Dios para proclamar lo que creemos, para que nuestros oídos escuchen, y para que se manifieste la promesa escrita. Los textos bíblicos tienen diferentes tipos de revelaciones aplicables para cada situación.

Nuestra oración debe estar basada en una promesa bíblica, tiene que ser hecha con la revelación de los textos que leemos. Cuando pronunciamos una declaración de fe, o una petición, de acuerdo a lo que nos revela la escritura, desatamos el poder que contiene esa palabra. Debemos recitar los versículos para que se hagan parte de nosotros; memorizarlos, orarlos y aplicarlos en obediencia. Ésta es la base de la victoria, para que todo lo que emprendamos nos salga bien.


Oremos así:
“Padre Celestial, tu palabra es mi verdad y realidad. Recibo tu vida plena y abundante. Tu palabra es mi vida y bendición. Me aferro a tus promesas. Las espero, las proclamo y las recibo en el nombre de Jesús. Amén”

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