La Felicidad en el Hogar
yo y mi casa serviremos al Señor” (Josué 24:15).
“tan importante como puedan ser sus obligaciones como médico, abogado o líder de negocios, su relación humano con su cónyuge, sus hijos y sus amigos son las inversiones más importantes que usted hará. En el fin de su vida, usted no lamentará por no haber hecho un examen clínico, ni por no haber logrado éxito en una causa jurídica, y ni por no haber conseguido hacer cierto negocio, pero lamentará no haber pasado más tiempo con su cónyuge, sus hijos y sus amigos.”
Nuestra familia es lo más importante en este mundo. Cuando no existe unión y amor en el lar, todo se pone difícil para todos sus participantes. Si hay paz en nuestra casa, si hay armonía y comprensión, si existe una buena relación de amor, sea cual sea nuestra actividad profesional, alcanzaremos éxito y seremos felices.
Y lo más importante que eso, es colocar al Señor Jesus en primer lugar en nuestra casa. Cuando todo la familia sirve a Dios, aun cuando las opiniones, a veces, sean conflitantes, nada sacará la paz del hogar y el amor del Señor promoverá siempre el arreglo y el entendimiento, haciendo con que los días sean siempre llenos de grandes bendiciones y dicha.
Muchas veces dedicamos casi o todo nuestro tiempo para la vida profesional. Queremos ser exitosos y no medimos esfuerzos para alcanzar nuestros propósitos. Y, casi siempre, al actuar de esta manera, dejamos Dios y nuestra familia en segundo plano. aun cuando alcancemos éxito, difícilmente encontraremos la felicidad.
¿Queremos ser victoriosos en nuestra vida profesional?
¿Queremos, al final de la jornada, mirar para detrás y sonreír de satisfacción? Unamos nuestros corazones a nuestros queridos en el hogar y, juntos, busquemos las bendiciones de Dios. Con toda certeza, no habrá ningún motivo de lamentación al final de nuestras vidas.
“tan importante como puedan ser sus obligaciones como médico, abogado o líder de negocios, su relación humano con su cónyuge, sus hijos y sus amigos son las inversiones más importantes que usted hará. En el fin de su vida, usted no lamentará por no haber hecho un examen clínico, ni por no haber logrado éxito en una causa jurídica, y ni por no haber conseguido hacer cierto negocio, pero lamentará no haber pasado más tiempo con su cónyuge, sus hijos y sus amigos.”
Nuestra familia es lo más importante en este mundo. Cuando no existe unión y amor en el lar, todo se pone difícil para todos sus participantes. Si hay paz en nuestra casa, si hay armonía y comprensión, si existe una buena relación de amor, sea cual sea nuestra actividad profesional, alcanzaremos éxito y seremos felices.
Y lo más importante que eso, es colocar al Señor Jesus en primer lugar en nuestra casa. Cuando todo la familia sirve a Dios, aun cuando las opiniones, a veces, sean conflitantes, nada sacará la paz del hogar y el amor del Señor promoverá siempre el arreglo y el entendimiento, haciendo con que los días sean siempre llenos de grandes bendiciones y dicha.
Muchas veces dedicamos casi o todo nuestro tiempo para la vida profesional. Queremos ser exitosos y no medimos esfuerzos para alcanzar nuestros propósitos. Y, casi siempre, al actuar de esta manera, dejamos Dios y nuestra familia en segundo plano. aun cuando alcancemos éxito, difícilmente encontraremos la felicidad.
¿Queremos ser victoriosos en nuestra vida profesional?
¿Queremos, al final de la jornada, mirar para detrás y sonreír de satisfacción? Unamos nuestros corazones a nuestros queridos en el hogar y, juntos, busquemos las bendiciones de Dios. Con toda certeza, no habrá ningún motivo de lamentación al final de nuestras vidas.