Thursday, May 5, 2011

Lo que Dios cree de ti

Por Lucas Leys

Lucas Leys “Hechos 29 las 4 Conquistas”.
Es indispensable que tengamos una idea clara de quién es nuestro Dios. Tú tienes que saber que Dios no es aburrido; Juan decía que Dios es amor, eso quiere decir que todo lo hace por amor, y si te dice que no hagas algo, es porque te ama. Pecar es algo tonto, porque si El no quiere que vayas por ese lado, es porque quiere lo mejor para ti.

Un niño llegó a su colegio y vio que había un rótulo donde decía que llegaría un circo. El niño llegó tan contento a su casa pidiéndoles a sus padres insistentemente que lo llevaran. Al llegar el día, se levantó muy temprano y fue a levantar a sus padres. Ellos le dieron una moneda y salió corriendo al lugar. En ese tiempo, el circo hacía primero una presentación, para luego llevarlos al show principal. El niño llega a primera fila y se emociona al ver todos los animales y malabaristas. Se emocionó tanto que se le olvidó que en ese momento sólo era un desfile y que todavía no era el show.

Al ver un payaso, le dio la moneda, y se regresó a su casa. Este niño pensó que ahí era el circo, se conformó con lo que había visto; se perdió el verdadero show. Así hay muchos cristianos que se pierden el verdadero show que Cristo tiene para sus vidas. Porque piensan que es sólo de ir a la iglesia y de portarse bien.

Dios quiere que lo disfrutes, pero para eso, tienes que saber que tienes un Dios amoroso. ¿Se parece tu Dios a Jesús? El dijo: “El que me conoce a mí conoce a mi Padre”.

Cuando Dios te observa, ¿qué piensa, qué siente al verte? Hoy quiero que sepas lo que Dios piensa de ti.

Primero: Eres alguien que Dios ama.
Juan 3:16

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
Este es el milagro más grande que se hizo en este mundo por ti. Porque de tal manera Dios te amó a ti, que dio a su hijo para que fueras salvo. Piensa que Dios te ama, eres alguien por quien Cristo murió en la cruz del calvario de manera especial. Decídete a vivir como alguien amado por el ser más maravilloso e importante del Universo.

Segundo: Tú fuiste comprado.

El pecado original es de nacimiento. En consecuencia, éramos pecadores desde que venimos al mundo; es por eso que Dios mandó a Jesucristo para salvarnos. Satanás decía que tú y yo éramos de su propiedad, pero Dios reclamó a sus hijos, y pagó con la sangre de Cristo. Dios cuida de ti, porque te compró a un precio muy alto. Eres propiedad de Dios, El nos compró, por eso debemos comportarnos como personas valiosas.

Tercero: Somos hijos de Dios.

Pablo hacía énfasis en el gran amor de Dios. Pero muchos cuando pensamos en la imagen de un padre, lo que viene a nosotros es la de nuestro padre terrenal, en cómo él ha sido, pero tu Padre del cielo no es como el de la tierra, porque el ser humano es pecador. Dios está más interesado en bendecirnos que nosotros mismos, porque tienes un padre bueno y amoroso. Tú tienes que decirle al diablo que se cuide, porque tienes un padre poderoso. Nosotros somos hijos del Dios viviente, vamos a vivir como hijos de Dios, a representarlo muy bien.

Cuarto: Dios te escogió.
El mira tus sueños, tus proyectos.

Efesios 1:4
Según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él.

El te quiere para alabanza de su gloria. Cuando te concibieron tus padres, tú fuiste el ganaste esa carrera, esa fecundación del óvulo. Entre muchos, tú fuiste el vencedor. Tal vez tus padres no te planearon, decían que eras un error, un descuido, una confusión, pero si tú estás aquí ahora, es porque Dios te planeó. Dios no comete errores, tú no fuiste un error, eres alguien que Dios ama, que ha sido comprado por un precio alto, fuiste escogido para una misión muy grande.

Yo soy siervo del Señor desde que tengo 16 años. El me escogió por misericordia, y como me escogió a mí, te ha escogido a ti, porque tú eres un representante de tu Padre Celestial. Mira tu mano, tiene huellas digitales, nadie tiene ni tendrá las mismas. Eso es maravilloso, porque eres único, especial, porque puedes dejar una marca que nadie más puede, representar a Dios como nadie más lo puede lograr.

Debes estar consciente que has sido escogido para la misión más espectacular de la tierra. Que has sido llamado para hacer una diferencia; estás aquí con un propósito, debes tener una visión sublime, vas a dejar una marca que nadie más pueda dejar.

Dios te ama, y te ha comprado, eres su hijo y te ha escogido para dejar una marca.

¿Qué expectativas tienes de lo que Dios va hacer contigo? Porque tu fe condiciona la obra de Dios en tu vida.

Salmo 34: 8
Gustad, y ved que es bueno Jehov á. Dichoso el hombre que confía en él.
¡Te invito a que gustes y veas TODO lo que Dios tiene para ti

Un corazón confiado

El profeta Isaías, en el Capitulo 43:2, declara, "Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; Y si por los ríos, no te anegaran. Cuando pases por el fuego, no te quemaras, ni la llama arderá en ti"

El nunca dijo, tal vez. Nosotros seguramente enfrentaremos pruebas y aflicciones. Pero la Biblia también declara que "Ninguna arma forjada contra ti prosperará..." (Isaías 54:17) Dios nunca prometió que las armas nunca se forjarían en contra de nosotros; pero ninguno de sus cabellos será tocado pues usted se encuentra en la palma de Su mano.
David dijo: "Jehová es mi luz y mi salvación; ¿De quien temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿De quien he de atemorizarme?" (Salmo 27:1) Cuando enfrentamos problemas y aflicciones, si nuestro corazón esta establecido no será movido.

El Salmo 112:1, 6-8 nos dice: "Bienaventurado el hombre que teme a Jehová, Y en sus mandamientos se deleita en gran manera... Por lo cual no resbalara jamás; en memoria eterna será el justo. No tendrá temor de malas noticias; Su corazón está firme, confiado en Jehová." Esta es una persona que conoce la Palabra de Dios, que camina con el Señor.
Gracias a esta relación, esta persona no teme ni se mueve de acuerdo a las circunstancias de la vida. Estas personas que se mantienen firmes, son aquellas personas que mantienen un corazón confiado, son las mismas que son fuertes en su caminar con Dios.

Esto no significa que sean personas perfectas; pero sus corazones son puros, y ¡es el corazón el que tiene una gran importancia! La Palabra de Dios dice en Lucas 6:47-48: "Todo aquel que viene a mí, y oye mis palabras y las hace, os indicare a quien es semejante. Semejante es al hombre que al edificar una casa, cavó y ahondó y puso el fundamento sobre la roca; y cuando vino una inundación, el río dio con ímpetu contra aquella casa. Pero no la pudo mover, porque estaba fundada sobre la roca"

Construir sobre una roca es trabajo arduo, y así mismo lo es una vida Cristiana. No le va a ser fácil el establecer un corazón confiado. Requiere de mucho trabajo. Requiere de oración, de la lectura de la Palabra, el de abandonar una vida carnal, el de fijar sus ojos en Jesús, y mucho mas. Cuando usted sea perseguido, lo mejor que usted puede hacer es resguardarse en la Palabra de Dios, camine cerca del Señor. No escape por medio de la televisión o saliendo con sus amigos. Él es quien le dará la paz en medio de la tormenta. Él estabilizará su corazón y le dará la victoria. Siete revelaciones las cuales llenarán su corazón de confianza el día de hoy:

1. Siéntase confiado en que usted ha recibido redención. "Y no por sangre de machos cabrios ni de becerros, sino por su propia sangre, entro una vez para siempre en el lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención". (Hebreos 9:12) Cuando usted dice que ha recibido redención, usted está declarando que no pertenece al reino de Satanás. La palabra de Dios en Galatas 3:13 dice lo siguiente: "Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (pues está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero), para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu" El Espíritu es nuestro. La unción es nuestra. La presencia de Dios es nuestra. La presencia de Dios no le pertenece a los no redimidos, a los no-regenerados. Le pertenece solamente a los redimidos.

2. Siéntase confiado en que usted es una nueva creación. 2 Corintios 5:17 declara: "De modo que si alguno esta en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas" En Griego, la traducción correcta de "nueva criatura" es "nueva especie", algo que nunca antes ha sido creado. ¡Sus pecados han sido perdonados y olvidados! No "pesque" nuevamente los pecados que pertenecen al pasado. La Palabra nos dice que nosotros estamos siendo renovados constantemente, día a día, de gloria a gloria. Nuestra alma es sagrada. Usted puede que este luchando diariamente contra lo carnal, pero usted es creación nueva. Cuando Dios dice que hemos sido perdonados, es por que hemos sido perdonados. Establezca su corazón en esta verdad poderosa.

3. Siéntase confiado en que es usted justo en Él. 2 Corintios 5:21 dice, "Al que no conoció pecado, por nosotros, lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él" Usted no es justo porque sea usted una buena persona o porque usted sea una persona muy espiritual. ¡Usted es justo porque Él lo dijo! Romanos 3:22 dice: "La justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos os que creen en Él. Porque no hay diferencia". La justicia es nuestra por medio de la fe. Dios sabe que usted es un pecador, pero cuando usted es bañado por la sangre divina de su precioso hijo Jesucristo, usted es declarado justo.
4. Siéntase confiado en que Él nunca lo abandonará ni lo defraudará. Isaías 41:10 dice, "No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentare con la diestra de mi justicia"

5. Siéntase confiado en que sus promesas son Sí y Amen. Esto significa que Dios no miente, que lo que promete, ¡Él cumple! Números 23:19 declara: "Dios no es hombre para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta. Él dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no ejecutará?" Lo que dijo Dios está establecido para siempre. Sin embargo, ciertas personas oran sin saber que es lo que Dios promete, y es por esto que sus oraciones no son contestadas. No ore sin saber cual es la voluntad de Dios para su situación. El Señor nos prometió que nunca nos abandonaría ni nos dejaría, entonces ore con esta misma confianza. Él dijo: "Yo soy el Señor, tu Sanidad". Usted ore en confianza. El dijo: "Hay libertad para ti" Por lo tanto, comience a pedir de acuerdo con su voluntad. Deje de decir: "si es que es Tu voluntad..."

6. Siéntase confiado en que la fe puede vencer al mundo. 1 Juan 5:4 dice, "Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe" El Señor también dijo: nada os será imposible, si tuviereis fe (Mateo 17:20) Siéntase confiado y establecido en que su fe puede vencer al mundo. Si usted desea fe viviente, sea como Job quien dijo: "Del mandamiento de sus labios nunca me separé; Guarde las palabras de su boca mas que mi comida" (Job 23:12) Esto significa: "Tengo mas hambre de Tu Palabra, mas que de la comida" Cuando usted se encuentre en esta situación, la fe será vida en usted.
7. Siéntase confiado en que todo el poder en el Nombre de Jesús es suyo. No hay nada que usted pida en el nombre de Jesús, en fe, que no le sea concedido. El Señor dijo en Mateo 28:18: "Toda potestad me es dada en el cielo como en la tierra". Y en Juan 16:23, el Señor también nos dice, "De cierto, de cierto os digo, que todo cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará".
Siéntase confiado en que todo el poder en el nombre de Jesús es suyo. Usted puede pedir en este nombre y recibir

El Sindrome de Elías

Hasta los hombres y mujeres de Dios a veces experimentan soledad.


Recuerdo el caso de una mujer de 55 años que se arrojó al vacío desde su apartamento en el piso 14*. Minutos antes de su muerte vio a un hombre lavando ventanas en un edificio cercano. Lo saludó y le sonrió; él le sonrió y le devolvió el saludo. Cuando el hombre se dio vuelta para continuar con su trabajo, ella saltó.

Había dejado la siguiente nota sobre un escritorio muy prolijo y ordenado: "No puedo soportar un día más de esta soledad. Mi teléfono nunca suena. Nunca recibo cartas. No tengo amigos."

Otra mujer que vivía en el mismo piso, dijo a los periodistas: "Ojalá hubiera sabido que ella estaba tan sola. Yo me siento de la misma manera."

Usted y yo estamos rodeados de personas solas.

¿Quién experimenta soledad y desesperación? Por cierto que la persona que vive en forma anónima en una ciudad populosa. Pero también el extranjero, el rico, el miserable, el divorciado, el padre soltero, el joven, el hombre de negocios, el profesional, el ama de casa, el que no tiene trabajo... Nadie está inmune a la soledad.

Hasta los hombres y mujeres de Dios a veces experimentan soledad.

En el Antiguo Testamento Elías se destaca como el más dramático y vehemente profeta de Dios. Paró la lluvia, desafió a un rey cara a cara, hizo caer fuego del cielo, mandó ejecutar a cientos de falsos profetas y predijo con exactitud la fecha en que terminaría una sequía de tres años y medio.

Sin embargo, en el Nuevo Testamento leemos que "Elías era tan humano como nosotros" (Santiago 5:17 BD). De modo que él también vivió momentos de angustia y soledad.


Como resultado de cuatro pasos equivocados, Elías terminó en el desierto, bajo un árbol y totalmente desesperado (1 Reyes 18:46-19:4). En primer lugar, estaba exhausto físicamente. En segundo lugar, se turbó emocionalmente. En tercer lugar, no acudió a Dios espiritualmente. En cuarto lugar, se aisló socialmente.

... Al final terminó desfalleciente bajo un árbol en un lugar desierto y lloró: "Es suficiente, Señor. Lleva mi vida. Quiero morirme."

¿Alguna vez ha sentido usted un desaliento total y se ha visto sin nadie cerca que lo anime? ¿Ha experimentado en alguna ocasión el síndrome de Elías?

Note cómo Dios satisface cada una de las necesidades del profeta en el momento de la crisis. Físicamente, Dios le da alimento y un buen descanso. Emocionalmente, el Señor le hace saber a Elías que su presencia está con él y lo anima. Espiritualmente, Dios exhorta a Elías a seguirlo una vez más. Socialmente, el Señor le habla a Elías acerca de un gran número de hombres y mujeres de Dios con quienes podrá tener camaradería y recibirá aun más ánimo.

De la misma manera, Dios quiere suplir sus necesidades personales, apreciado lector. Usted no puede vivir la vida cristiana victoriosa en soledad y en sus propias fuerzas. Es imposible. Sólo experimentamos victoria por el poder del Cristo viviente (Gálatas 2:20). Su presencia y su poder son particularmente evidentes cuando dos o tres se reúnen en su nombre para orar por algo en concreto (Mateo 18:20).

Utilice su soledad o desaliento como una motivación para entregarse nuevamente al Señor. No permanezca sentado bajo el árbol de la desesperación. Las últimas palabras de Jesucristo fueron que estaría con nosotros siempre (Mateo 28:20). El quiere ser su mejor amigo, de modo que usted ya no se sienta solo.

Además, congréguese con el pueblo de Dios (Hebreos 10:25) y no trate de enfrentar las batallas diarias de la vida por su cuenta. Ore con otros cristianos por sus necesidades mutuas y sus preocupaciones. Experimente el obrar de Dios en el Cuerpo de Cristo. La victoria en la vida cristiana siempre es un esfuerzo en equipo.

¿Por qué no comienza ya mismo a vivir de esta manera? Verá cuán distinta es la vida.

El Espíritu Santo y la oración

Estamos en la era del Espíritu Santo. Jesús dijo a sus discípulos que resultaba indispensableque Él se fuera a fin de que viniese el Espíritu Santo; y en el día de pentecostés, el Espíritudescendió sobre 120 fieles que esperaban en Jerusalén y los llenó. Así se cumplió la profecíade Juan el Bautista. En el bautismo de Jesús, el Espíritu Santo lo simbolizó una paloma;y la causa de ello es el carácter y la personalidad del Espíritu.

Las palomas son tiernas, como también lo es la tercera persona de la trinidad. Solamenteconocemos el carácter del Espíritu Santo si tenemos comunión con Él. En elantiguo testamento no vemos al Espíritu como una personalidad distintiva, y en elNuevo, Él mismo habla tanto de Cristo que podríamos perdernos la rica naturaleza de latercera persona de la Trinidad. ¿Como podemos conocer al Espíritu Santo? Solo tomamos conciencia de su carácter al comenzaruna vida de oración.

Entre todos los evangelios, aquel según San Juan es el que más referencias contiene sobreel Espíritu Santo. En el capitulo 14 se llama a éste el Espíritu de verdad y el Consolador.Es el Espíritu de verdad porque puede tomar las palabras de Cristo y revelar la profundidaddel significado de la Palabra, y el Consolador debido a que trae a nuestro corazón una pazque el mundo no puede dar, ya que éste solo conoce lo que es el resultado del cese de lashostilidades. Sin embargo, el Espíritu Santo trae paz sea cuales fueran las circunstancias.Por lo tanto, al aprender a andar en el Espíritu, empezamos a hacerlo en verdad y paz.Si la verdad no opera en nuestra vida, sino caminamos en la paz de Dios, lo másprobable es que no estemos en el Espíritu Santo.

La oración abre la puerta al Espíritu Santo

El Espíritu Santo puede bendecirle cuando lee las escrituras; dirigirle al testificar de Cristo; ungirle al predicar y enseñar la Palabra de Dios; pero si desea tener una comunión intima con Él, necesitausted orar.

Comprendí por primera vez esta verdad al principio de mi ministerio; cuando trataba con ahínco de llevar gente a Cristo, pero sin muchos resultados. Un día cuando estaba orando, el Señor me habloal corazón, y me dijo: "¿Cuantas codornices hubiera cazado Israel de haber salido a cazarlasen el desierto?". "No muchas Señor" respondí. "¿Como fueron cazadas?" siguió preguntándo.Entonces comprendí que Dios había enviado el viento que trajo las codornices. El Señor estaba tratandode hacerme ver las diferencias ir tras las almas sin la estrategia del Espíritu, y el cooperar con éste.Luego me dijo algo que cambio completamente mi vida: "¡Debes llegar a conocer al Espíritu y trabajar con Él!".

En mi vida personal, la comunión con el Espíritu Santo es lo más importante. Yo no podría vivir sin ese dulce compañerismo que ha llegado a ser tan familiar en mi vida. Por la mañana siento su vigor sobre mi corazón y tengo la fuerza necesaria para enfrentarme a los desafíos del día sabiendo que saldré plenamente victorioso en cada situación.

También he descubierto que no soy lo bastante listo para resolver los miles de problemas que se me presentan de forma constante; sin embargo, puedo decir simplemente al Espíritu Santo: "Dulce Espíritu, déjame contarte la dificultad en que me encuentro. Sé que conoces los pensamientos de Dios y que ya tienes la respuesta". Luego espero con seguridad la contestación del Espíritu Santo.

Al descubrir a lo largo de todos estos años que el Espíritu Santo me renueva espiritual, mental y físicamente, he comprendido que la comunión diaria con Él es algo necesario. De la hora que paso cada mañana en oración, gran parte del tiempo la dedico a la comunión con el Espíritu.

Cada vez que Dios me da algo nuevo y fresco de la palabra, sé que procede del Espíritu de verdad que mora en mí. Del mismo modo que el Espíritu Santo hizo concebir a María, puede asimismo fecundarnos con la palabra de vida. "La letra mata, más el Espíritu vivifica". Esta es la razón por la cual millares de personas hacen coa delante de nuestra iglesia los domingos para asistir a cada uno de los siete cultos que tenemos; y por lo que nuestro culto televisado es uno de los programas de mayor audiencia. La gente no está simplemente interesada en que se le enseñe la Palabra; sino que desea la verdad ungida por el Espíritu Santo. Pablo experimentaba este tipo de enseñanza; y así testifica a la iglesia de Corinto: "Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual" (1 Corintios 2:12-13).

El Espíritu Santo no sólo nos unge para que ministremos la Palabra de Dios con poder y autoridad, sino que también nos protege de los ataques del diablo. El hecho de pastorear la mayor iglesia del mundo no me exime de las embestidas de otros. Lo que me molesta no son los ataques del mundo, sino los que proceden de algunos creyentes que tienen la capacidad de ofender. Pero una comunión diaria en el Espíritu Santo puede protegeremos, no de semejantes ataques, sino de sus efectos. Observamos este principio claramente revelado en la vida de Esteban, el primer mártir de la iglesia.

Como vemos en hechos 7, Esteban proclamaba la Palabra de Dios con gran poder; sin embargo, la respuesta de Israel fue que se sintieron tan culpables que desearon matarlo por causa de sus palabras: "Oyendo estas cosas, se enfurecían en sus corazones, y crujían los dientes contra él. Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la diestra de Dios" (Vr. 54-56).

Pablo termina su segunda epístola a la iglesia de Corinto, diciéndoles: "LA gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros"; y se refiere nuevamente a este comunión con el Espíritu Santo en Filipenses 2:1.

Si sus oraciones son algo vacío y no suponen un estímulo para usted, tal vez sea que no está obedeciendo la amonestación de Pablo de tener comunión con el Espíritu Santo. El Espíritu le introducirá el gozo, la paz y el sentimiento de justificación que usted desea. Recuerde que el reino de Dios no consiste en comida ni en bebida, sino en justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo.

¿Te animas a caminar sobre el agua?

“Pueden confiar en mí. Conocen mi carácter y mi capacidad. Pueden entregarme con seguridad su destino en mis manos. Tengan valor. Soy yo.”

Dios todavía les pide a sus seguidores hacer cosas extraordinarias y, si no lo estás buscando, es posible que no lo veas.

He sentido atracción durante muchos años por la historia de Pedro cuando sale de la barca y camina sobre el agua con Jesús. Es uno de los mejores retratos del mayor significado del discipulado en La Escritura. Veamos un poco, ¿de qué está hecho alguien que camina sobre el agua?

Ellos reconocen la presencia de Dios
Pedro y sus compañeros se metieron en un pequeño bote una tarde para cruzar el mar de Galilea. Jesús quería estar solo, así que se fueron a navegar sin Él. A Pedro no le incomodó eso: había estado en barcas toda la vida. Es más, le gustaban.

Pero esta vez se desencadenó una tormenta. Y no se trató de una ráfaga cualquiera. El Evangelio de Mateo dice que la barca era “zarandeada” por las olas. Fue tan violenta que lo único que los discípulos podían hacer era mantenerla a flote. Para las tres de la mañana me imagino que no estarían preocupados por llegar a la otra orilla: solo querían seguir vivos.

Entonces uno de los discípulos notó una sombra que se movía sobre el agua en dirección a ellos. Mientras se acercaba, comenzó a notarse una figura humana que caminaba.

Detente un momento para dejar que la imagen tome forma. Los discípulos estaban angustiados y la única persona que podía ayudarlos se estaba acercando a ellos. Solo que Él no estaba en la barca y los discípulos no lo reconocieron.

Maravillosamente, el no tener una embarcación no parecía impedir a Jesús en lo absoluto.

Pero los discípulos estaban convencidos de que se trataba de un fantasma, así que se aterrorizaron y gritaron con temor. Desde nuestra perspectiva, podemos preguntarnos cómo es que no pudieron saber que se trataba de Jesús. ¿Quién más podría ser? Mateo, sin embargo, quiere que sepamos que algunas veces se requiere de los ojos de la fe para reconocer a Jesús cuando está cerca. Muchas veces, a mitad de la tormenta, zarandeados por las olas de la decepción y la duda, no somos mejores que los discípulos si se trata de reconocer la presencia de Jesús.

¿Qué pretendía Jesús caminando por… digo, sobre el lago a las tres de la mañana? Solo por un momento profundicemos un poco.

David Garland halla una pista en la versión que da Marcos de esta historia en su evangelio. Marcos dice que Jesús “iba a pasarlos de largo” sobre el agua pero que, cuando lo vieron caminar sobre el lago, creyeron que era un fantasma. ¿Por qué Jesús quería “pasarlos de largo”? ¿Decidió competir con ellos en una carrera? ¿Quería impresionarlos con un truco realmente bueno?

Garland señala que el verbo parérjomai (“pasar junto”) es utilizado en la traducción griega del Antiguo Testamento como un término técnico relacionado con una teofanía: esos momentos determinantes cuando Dios hizo “apariciones notables y temporales en el reino terrestre para un grupo o individuo seleccionado con el propósito de comunicar un mensaje”.

“Cuando yo pase en todo mi esplendor…”, dijo Dios a Moisés mientras lo colocaba en la hendidura de una roca para que pudiera verlo, y luego le dio a conocer su nombre “pasando delante de él”.
Dios le dijo a Elías que se presentara en la montaña ante Él, porque estaba a punto de “pasar por allí”.

Hay un patrón en estas historias. En cada caso Dios tuvo que atraer la atención a través de la zarza ardiente, del viento y del fuego… o caminando sobre el agua.

En cada caso Dios los llamó a hacer algo extraordinario. En cada caso la persona a quien Dios llamó, sintió temor. Pero cada vez que esa persona dijo “sí” a su llamado, sintió el poder de Dios en su vida.

Así que, cuando Jesús se acercó a los discípulos sobre el agua intentando “pasarlos de largo”, no estaba nada más que haciendo un formidable acto sobrenatural. Estaba revelando su divina presencia y poder. Solo Dios puede hacer algo así: “Él (…) reprendió al viento y a las olas”.

Es interesante observar que los discípulos entraron a la barca originalmente por órdenes de Jesús. Tenían que aprender, al igual que nosotros, que la obediencia no es garantía para evitar la adversidad. Y en el instante en que la tormenta captó toda su atención, Jesús decidió que era el momento en el que los discípulos tenían que aprender un poquito más acerca de Él. “De eso se trata, amigos”, les aseguró. “Pueden confiar en mí. Conocen mi carácter y mi capacidad. Pueden entregarme con seguridad su destino en mis manos. Tengan valor. Soy yo.” No lo habían entendido en su totalidad todavía, pero Dios los visitó en la carne, al caminar sobre el agua.

Mateo quiso que sus lectores entendieran que, a menudo, Jesús viene cuando menos se lo espera: a las tres de la mañana, en medio de una tormenta. Dale Bruner anota “de acuerdo a Las Santas Escrituras, los extremos humanos son un punto frecuente de encuentro con Dios”. Esos momentos determinantes, dispuestos por Dios, los tendremos tú y yo. Dios todavía les pide a sus seguidores hacer cosas extraordinarias y, si no lo estás buscando, es posible que no lo veas.
En la barca se sentaron doce discípulos y no sabemos cómo es que once de ellos respondieron a esa voz. Tal vez con confusión, admiración, incredulidad o con un poco de cada una.
Pero uno de ellos, Pedro, estaba a punto de convertirse en un caminante sobre el agua. Él reconoció la presencia de Dios en el lugar más inusual. Se dio cuenta que esta era una extraordinaria oportunidad para el crecimiento y la aventura espiritual. Así que se le ocurrió una idea.

Ellos disciernen entre la fe y la necedad
Pedro espetó al caminante sobre el agua: “Si eres tú … mándame que vaya a ti sobre el agua”. ¿Por qué razón incluye Mateo este detalle? ¿Por qué Pedro simplemente no se zambulló en el agua? Creo que por un motivo muy importante. Esta no es una historia acerca de cómo correr riesgos. Se trata en esencia de un relato sobre la obediencia. Eso significa que tengo que discernir entre un llamado auténtico de Dios, y lo que puede ser simplemente un necio impulso mío. El valor por sí solo no es suficiente, debe estar acompañado de sabiduría y discernimiento.

Mateo no elogia el arriesgarse por su propio bien. Jesús no busca gente que salta de los puentes con cuerdas elásticas, ni pilotos que planean en aparatos voladores caseros, ni corredores de autos que persiguen tornados. Caminar sobre el agua no es algo que Pedro hiciera con propósitos recreativos. Esta no es una historia sobre deportes peligrosos, es acerca de discipulado radical. Eso significa que antes que Pedro salga de la barca, más vale que esté seguro de que Jesús piensa que es una buena idea. Por eso es que pide claridad: “Si eres tú… mándame”.


Y creo que, en la oscuridad, Jesús sonrió. Tal vez se carcajeó, y todo debido a que una persona en la barca, entendió. Pedro tuvo una vaga noción de lo que el Maestro hacía. Y no solo eso, tuvo suficiente fe para creer que también podía compartir la aventura. Decidió que quería ser parte de la historia del primer caminante sobre el agua: “¡Mándame!”

La paciencia una cualidad admirable

Por Billy Graham

La paciencia es una cualidad admirable en la vida que pocas personas parecen poseer, incluso los cristianos.


Según la Palabra de Dios, nuestra vida se debe caracterizar por la paciencia, porque es importante para desarrollar el carácter maduro y estable que el Señor desea que se produzca en Su pueblo. “El amor es sufrido, es benigno…no se irrita” (1 Corintios 13:4-5).

La paciencia es la capacidad de absorber problemas y tensiones sin quejarse, y no verse afectado por los obstáculos, los retrasos y los fracasos.

Dios permite que tengamos dificultades, inconvenientes e incluso sufrimientos, con un fin específico: nos ayudan a desarrollar la actitud apropiada para crezca nuestra paciencia.

Cuando el cristiano ve que esas pruebas se resuelven en su provecho, permitiéndole alcanzar resultados convenientes y de refuerzo para su carácter, se prepara el escenario para el desarrollo de un espíritu paciente.

A continuación, el Espíritu Santo de Dios podrá desarrollar el fruto de la paciencia en su vida. “Pero el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia…” (Gálatas 5:22).

Sobre la falta de paciencia que caracteriza a nuestra generación, Billy Graham comentó lo que sigue: “Esta es una época altiva, neurótica y llena de impaciencia.

Nos apresuramos cuando no hay necesidad – sólo por apresurarnos. Esta época acelerada ha producido más problemas y menos moralidad que las generaciones anteriores, y nos ha provocado males nerviosos.

La impaciencia ha producido una secuela de hogares destruidos, úlceras, etc., y ha preparado la escena para más guerras mundiales”.

Un poco de introspección y análisis de la impaciencia por nuestra parte puede ser conveniente y útil. ¿Qué me hace ser impaciente?

¿Soy inmaduro? ¿Soy quisquilloso?
“Pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y el mal” (Hebreos 5:14).

¿Soy egoísta, legalista o exigente? ¿Soy capaz de dejar margen para las equivocaciones y las imperfecciones de los demás, recordando que Dios está actuando también sobre ellos?

“…Que seáis pacientes para con todos. Mirad que ninguno pague a otro mal por mal; antes seguid siempre lo bueno unos para con otros, y para con todos” (1 Tesalonicenses 5:14-15).

¿Me irrito con facilidad “porque alguien se está saliendo con la suya”?
“No te impacientes a causa de los malignos” (Salmo 37:1)

¿Soy envidioso o celoso?
“Tened también vosotros paciencia, y afirmad vuestros corazones. Hermanos, no os quejéis unos contra otros, para que no seáis condenados” (Santiago 5:8-9).

¿Soy materialista? ¿Estoy dominado por el espíritu de este mundo?
“Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba…” (Colosenses 3:1)

¿He superado realmente la “mentalidad secular”?
“…pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación” (Filipenses 4:11)

¿Estoy siendo insensible a los esfuerzos de Dios para ocuparse de mí, permitiendo que sufra circunstancias adversas, irritaciones y tensiones, con el fin de que, por medio de Su gracia, aprenda a trascender el yo y a crecer en amor y estatura espiritual?



“Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Más tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna” (Santiago 1:2-4).

Tomado del libro: Manual para obreros cristianos

"Hay un milagro en tu corazón"

Por Cash Luna

Lo interesante de cambiar una vida es que cambian los resultados. Lo interesante de renovar la mente es que uno se transforma, y lo interesante de ser transformado es que uno puede experimentar la buena, agradable y perfecta voluntad de Dios.

Hay quienes dicen: “Que sea la voluntad de Dios”, y la voluntad del Señor se hace buena, agradable y perfecta en los que son transformados. Si no te transformas, sólo estás viendo qué bien le va a alguien más y te pasarás el resto de la vida viendo cómo Dios bendice a otros. No puedes ser transformado si no renuevas tu forma de pensar. Experimenta y desea tener la experiencia de la buena, agradable y perfecta voluntad de Dios para tu vida.

En el verso 25 de Mateo 20 dice: “Entonces, Jesús, llamándolos, dijo: Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad. Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo; como el hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir, y dar su vida en rescate por muchos”.

La primera cosa que quiero enseñarte es que por años se ha escuchado decir que quien quiera ser el mayor, que sirva. Y con esa enseñanza alrededor del mundo, la gente ha empezado a servir con el objetivo de llegar a ser grande. Entonces, cuando se servía, por dentro quedaba el anhelo de la recompensa de ser el primero o el grande. Pero, la Biblia no dice así, dice que quien quiera ser el mayor será sirviente.

Muchas veces la gente sirve para ser grande y cuando llega el momento de ser promovidos y no son elegidos, se amargan y dicen: “He servido toda mi vida, ¿por qué no me eligieron a mí?” Eso pasa porque la enseñanza está mal porque para empezar no leímos bien.

La Palabra dice que el que quiera ser el mayor será el sirviente, y entonces nunca fuiste el mayor, sólo el sirviente. Si sirves con el afán de ser el mayor, de sirviente no pasas. Dios no promueve a aquellas personas que llevan por dentro el anhelo de ser grandes, lo que los promueve es la carne aunque esté disfrazada de servicio.

En una compañía había un hombre que era el gerente de mercadeo, había estado en ese puesto por varios años, y el subgerente había estado en ese cargo por 19 años. Cuando el gerente murió, ¿quién crees que pensó que iba ser promovido a la gerencia? El subgerente, porque era quien le seguía y tenía 19 años de estar ahí. Este hombre estaba triste porque había perdido un amigo, pero alegre porque sería el gerente. Cuando el gerente de la compañía informó que habría una reunión para anunciar al nuevo gerente, él llegó muy bien vestido pensando que lo ascenderían a él. Su sorpresa fue que nombraron a un joven que tenía cuatro años de estar en la empresa. Desconcertado, llegó a preguntar qué pasó porque creía que le correspondía ascender después de ser 19 años el subgerente. Y el gerente de la compañía le respondió: “Usted ha repetido su primer año 19 veces, todos los años ha hecho lo mismo. Este joven en cuatro años ha innovado la compañía”.

No es por antigüedad que te promueven, ni por servir. Dios no promueve por servir, Él sólo te manda a hacerlo, no te ofrece nada a cambio; por eso Él concluye diciendo en su Palabra: “Yo vine a servir, no ha ser servido, y ha poner mi vida en rescate por muchos”. Él no dijo: “Mi padre me va dar un lugar a su diestra y todo el mundo me va adorar. Por eso es que di mi vida, para que todos me adoren”. La Biblia dice que ante el gozo propuesto, Jesucristo sufrió la contradicción de pecadores. Jesús dio su vida porque la quiso dar.

Él que lleva los anhelos de ser el primero termina de sirviente, no llega a donde quiere porque las intenciones son malas. La intención que uno debe tener al servir no debe ser de autopromoción, ni grandeza, debe ser simple y sencillamente: Servir.
Todos nos hemos sentido decepcionados en algún momento, de hecho, sería raro que pasemos una semana sin experimentar algún tipo de desánimo. Son muchos los cristianos van por la vida devastados. Eso sucede porque no han aprendido a lidiar con el problema.


La voluntad de Dios no es que uno viva el día de hoy ni cualquier otro día, desalentado, devastado u oprimido. Tan pronto como uno se sienta desalentado debe resistir al diablo y poner su esperanza y confianza en Jesús, uno puede vivir en su paz y su gozo.

Parte del ministerio de Jesús en la tierra era ir bajo la unción del Espíritu Santo, liberando a los oprimidos por el diablo. Este mismo poder esta disponible para nosotros hoy día. A través de Jesús, podemos batallar contra los intentos del enemigo de abrumarnos. Si no lo reprendemos, él tratará de destruirnos.

Cuando el enemigo nos ataca, debemos mantenernos espiritualmente sintonizados de tal manera que podamos discernir lo que está tratando de hacer y echarlo atrás. Con el poder que Jesús nos dejó disponible, no le queda otro remedio más que salir corriendo. Deuteronomio 30:19 nos enseña que tenemos una alternativa:”A los cielos y la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia”,
El gozo y la felicidad nacen de adentro.

Cada día podemos escoger entre estar llenos de miseria o tener el gozo del Señor. Podernos ya sea escoger si vamos a escuchar al diablo y permitirle que nos haga sentir miserables, o si lo vamos a resistir para vivir en la plenitud de vida que Dios ha provisto para nosotros.

Necesitamos tomar el Reino de Dios —la riqueza, paz y gozo que se mencionan en Romanos 14:17—Tan pronto se sienta desanimado, detenga al diablo. Debemos pelear la. “buena batalla de la fe” (1 Tim 6:12) en nuestra lucha diaria contra el enemigo, así como en nuestra mente v corazón.

He aprendido seis estrategias que necesitamos usar para derrotar a Satanás:

1.- “Piense con empuje y dinamismo. No se siente a esperar a que sus problemas desaparezcan. Planifique y haga una estrategia, como si se prepararse para una batalla, sobre cómo derrotar al enemigo.

2.- Ore fervientemente. Hebreos 4:16 nos instruye a acercarnos al trono de Dios confiada y audazmente. ¡Eso quiere decir agresivamente! No sea tímido con Dios. Confíe y dígale lo que necesita.

3.- Hable sin temor. I Pedro 4:11 nos dice. “si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da”. Como hijos de Dios, debemos tener una voz espiritual contra las fuerzas del mal.

4.- Dé en abundancia. La manera en que damos es la manera en que recibimos (lea Lc. 6:38).Ninguna ofrenda es muy pequeña ni muy grande. Dé como Dios da.

5.- Trabaje atentamente. Todo lo que nuestras manos toquen, debe ser con esfuerzo y empeño (vea Ec 9:10). No afronte las tareas con temor y deseos de escapar, Deje que el Espíritu termine la labor.

6.- Ame incondicionalmente. Como hijos de Dios, debemos amar a los demás como Dios nos ama, y eso significa de una forma sacrificada.
Usted puede aprender a defenderse contra la desilusión al enfocarse en Dios, meditando en sus promesas, confesando su Palabra, a sí como presentando su situación ante El. No importa lo que haya perdido o lo mal que se sienta, usted tiene la capacidad de dirigir sus pensamientos hacia lo positivo o lo negativo.

Haga un inventario de lo que ha dejado, no de lo que ha perdido. Esto hace que mantenga su mente en el presente, donde Dios está. Recuerde. Jesús se llamó a si mismo el “Yo Soy “, no el “Yo era” ni el “Yo seré”.

El está aquí para usted. ¡Hoy es el día en que usted puede tener gozo

"Disfrute la vida diaria"

Todos nos hemos sentido decepcionados en algún momento, de hecho, sería raro que pasemos una semana sin experimentar algún tipo de desánimo. Son muchos los cristianos van por la vida devastados. Eso sucede porque no han aprendido a lidiar con el problema.


La voluntad de Dios no es que uno viva el día de hoy ni cualquier otro día, desalentado, devastado u oprimido. Tan pronto como uno se sienta desalentado debe resistir al diablo y poner su esperanza y confianza en Jesús, uno puede vivir en su paz y su gozo.

Parte del ministerio de Jesús en la tierra era ir bajo la unción del Espíritu Santo, liberando a los oprimidos por el diablo. Este mismo poder esta disponible para nosotros hoy día. A través de Jesús, podemos batallar contra los intentos del enemigo de abrumarnos. Si no lo reprendemos, él tratará de destruirnos.

Cuando el enemigo nos ataca, debemos mantenernos espiritualmente sintonizados de tal manera que podamos discernir lo que está tratando de hacer y echarlo atrás. Con el poder que Jesús nos dejó disponible, no le queda otro remedio más que salir corriendo. Deuteronomio 30:19 nos enseña que tenemos una alternativa:”A los cielos y la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia”,
El gozo y la felicidad nacen de adentro.

Cada día podemos escoger entre estar llenos de miseria o tener el gozo del Señor. Podernos ya sea escoger si vamos a escuchar al diablo y permitirle que nos haga sentir miserables, o si lo vamos a resistir para vivir en la plenitud de vida que Dios ha provisto para nosotros.

Necesitamos tomar el Reino de Dios —la riqueza, paz y gozo que se mencionan en Romanos 14:17—Tan pronto se sienta desanimado, detenga al diablo. Debemos pelear la. “buena batalla de la fe” (1 Tim 6:12) en nuestra lucha diaria contra el enemigo, así como en nuestra mente v corazón.

He aprendido seis estrategias que necesitamos usar para derrotar a Satanás:

1.- “Piense con empuje y dinamismo. No se siente a esperar a que sus problemas desaparezcan. Planifique y haga una estrategia, como si se prepararse para una batalla, sobre cómo derrotar al enemigo.

2.- Ore fervientemente. Hebreos 4:16 nos instruye a acercarnos al trono de Dios confiada y audazmente. ¡Eso quiere decir agresivamente! No sea tímido con Dios. Confíe y dígale lo que necesita.

3.- Hable sin temor. I Pedro 4:11 nos dice. “si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da”. Como hijos de Dios, debemos tener una voz espiritual contra las fuerzas del mal.

4.- Dé en abundancia. La manera en que damos es la manera en que recibimos (lea Lc. 6:38).Ninguna ofrenda es muy pequeña ni muy grande. Dé como Dios da.

5.- Trabaje atentamente. Todo lo que nuestras manos toquen, debe ser con esfuerzo y empeño (vea Ec 9:10). No afronte las tareas con temor y deseos de escapar, Deje que el Espíritu termine la labor.

6.- Ame incondicionalmente. Como hijos de Dios, debemos amar a los demás como Dios nos ama, y eso significa de una forma sacrificada.
Usted puede aprender a defenderse contra la desilusión al enfocarse en Dios, meditando en sus promesas, confesando su Palabra, a sí como presentando su situación ante El. No importa lo que haya perdido o lo mal que se sienta, usted tiene la capacidad de dirigir sus pensamientos hacia lo positivo o lo negativo.

Haga un inventario de lo que ha dejado, no de lo que ha perdido. Esto hace que mantenga su mente en el presente, donde Dios está. Recuerde. Jesús se llamó a si mismo el “Yo Soy “, no el “Yo era” ni el “Yo seré”.

El está aquí para usted. ¡Hoy es el día en que usted puede tener gozo

El don de la profecía

El don de la profecía es uno de los dones mas maravillosos que posee el cuerpo de Cristo.
¿Que es el don de la profecía?
Es un don sobrenatural que Dios da a la iglesia para recibir divinamente un mensaje del mismo corazón de Dios, para las cosas distantes o futuras.
En 1° Corintios 12:10, Pablo habla acerca de este don.
Es un don que dios a elegido para bendecir a su pueblo. La palabra profética puede ser personal, grupal o algo más masivo como a una congregación.



¿Cuál es el propósito de la profecía?
Edificar, exhortar y consolar.
Edificar: es construir buenos cimientos en la vida de una persona o congregación, infundir buenas actitudes, es formar a la persona o a la iglesia a la medida, estatura y plenitud de Cristo.
Dentro de la profecía encontramos palabra de dirección, en lo personal muchas veces e recibido esta clase de palabra, en Hch 9:10-18 vemos a un discípulo llamado Ananias, que recibe una visión de parte de Dios con instrucciones especificas, para que pusiera sus manos sobre Saulo y orara para que este recobrara la vista. Recordemos hermanos que en ese momento Saulo no era Pablo, el que después comenzaba sus cartas diciendo gracia y paz sea a vosotros, sino todo lo contrario, era un hombre que perseguía y encerraba a los miembros de la iglesia en la cárcel, Hechos 8:3, fue el mismo que estubo de acuerdo con la muerte de Esteban el primer mártir de Hch 8:1.
Vemos también en el antiguo testamento en 1° de Samuel 15:3 como Samuel da instrucciones especificas al rey Saúl, diciéndole: Destruye Amalec y todo lo que él tiene hombre, mujer, niño, vacas, ovejas, etc.
Luego vemos él versículo 9, como Saúl desobedece la palabra dada de parte de Dios sobre el profeta Samuel. Notamos claramente que por medio de la profecía Dios da dirección, instrucción, y dos claros ejemplos de obedecer o no a lo que Dios les estaba mandando a hacer.
La palabra profética dada en estos casos es para accionar, inmediata.
También puede ser una palabra de comisión, para comisionar a una persona al ministerio. Cuántos de nosotros recibimos alguna vez una palabra sobre lo que Dios va a hacer en nuestro ministerio, en nuestras familias, tal vez en negocios que debemos emprender.
Es verdad que la profecía suena a veces algo misterioso, no debemos tener temor a una palabra profética, ni tampoco tomarla a la ligera.
1° Tesalonicenses 5:19-21 "... No apaguéis al espíritu, no menospreciéis las profecías, exadminadlo todo y retened lo bueno"
Exhorta: Es corregir cuando nos estamos desviando del plan de Dios, para nuestras vidas. Siempre la palabra tiene que ser dada con amor y nunca si es personal delante de otras personas, no se trata de humillar a la persona ni mucho menos herirla, es únicamente con el fin de traer corrección, luz a la persona para que su vida crezca y sea de bendición para otros.
Consolar: 2° Corintios 1:3, Bendito sea el Dios y el Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordia y Dios de toda consolación.
Dios usa la profecía para aliviar nuestras almas de la aflicción para traer refrigerio a nuestros huesos, para levantarnos, sostenernos, y así poder soportar con paciencia las dificultades que debemos como hijos de Dios afrontar.
Cuando recibimos una palabra profética tenemos que tener en cuenta varios puntos.

¿La persona de la cual recibí la palabra profética es de buen testimonio?

¿Hay frutos en su vida? ¿Vive lo que predica?

Debemos examinar la profecía e ir a la fuente que es la palabra de Dios.

Tenemos que orar por la palabra dada.

Es una confirmación a nuestro espíritu.

Saber que la palabra que recibimos puede pasar mucho tiempo antes que se cumpla.

No dejar que el diablo quiera arrancar la palabra profética de nuestros corazones.

Saber que toda palabra profética esta condicionada.

Tenemos una idea equivocada de la palabra profética y decimos: Dios me hablo que me va a levantar como pastor y me va a dar una iglesia grande con muchos miembros. Y me siento pasivo a esperar que la palabra se cumpla. Pasaron 10 años y esa palabra no se cumplió, le hechamos la culpa a Dios, pensamos: ¿Acaso Dios se equivoco? No Dios nunca se equivoca. En vez de hecharle la culpa a Dios, yo me pregunto: ¿qué hicimos nosotros todos esto años para que esa palabra se cumpla?



¿Tuvimos vida de adoración? ¿Nos rendimos totalmente a el? ¿Estudiamos la Biblia, la palabra de Dios cada día de nuestras vidas? ¿Vivimos bajo obediencia y sujeción de nuestros pastores y lideres? ¿Accionamos por fe la palabra dada?
Hermano Dios nos da la palabra profética, nos capacita, nos provee las herramientas, nos da el poder de su Espíritu Santo, nos promete sostenernos en los momentos difíciles, y nos asegura el éxito, el resto todo depende e nosotros.
Por eso hermanos abracemos la palabra profética, llevemos una vida de obediencia, santidad, fe y oración.
Entonces Dios cumplirá su propósito en ti y en mi.

EXISTENCIA DEL ALMA

(Salmo 8; Mateo 10:28 y 16:26)

Introducción

(Véase anécdota Nietzche y el guarda del parque.) Ciertamente las preguntas: ¿Qué soy en el mundo? ¿Qué papel ocupamos los seres humanos en el inmenso Universo? ¿Por qué existimos? ¿En virtud de qué podemos darnos cuenta de nuestra existencia?, son preguntas que no puede menos que hacerse todo hombre pensador.

David no sabía nada de lo que la ciencia nos ha revelado cerca de la grandeza del Universo; sin embargo, comparando la pequeñez del hombre con las cosas que él conocía y veía, y en un arrebato de inspiración, exclama: "¿Qué es el hombre para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre para que lo visites?" Ciertamente, considerado como materia, el hombre más apuesto y robusto, es bien poca cosa en un mundo de cuarenta millones de metros de circunferencia y de billones de quintales de peso. Pero David ve en él mucho más que un compuesto de materia: un ángel en estuche carnal (vers. 5) y Jesús, que conocía las cosas mejor que David, lo pone en más alta estima (Mateo 16:26). ¿Por qué? El hombre es un ser espiritual que siente, medita, sabe, ama, vive ahora y vivirá por la eternidad, y Dios, que es también espíritu pero infinito, se preocupa del hombre más que de cualquier otro ser material. No mira su pequeñez sino sus facultades.

Suponed un padre rico que ve incendiado su palacio, en el cual se halla un hijito de pocos años. No apreciará la muerte de su hijo como la pérdida de 30 ó 35 kilos de materia que se carboniza. Su hijo ha venido de él, lleva su imagen, algo de su carácter, y facultades capaces de desarrollarse: todo lo cual, no poseen su palacio, ni sus muebles, ni sus máquinas. Por esto se lanzará a las llamas clamando: "Salvad a mi hijo."

1. El hombre lleva la imagen de Dios

Todos los hombres llevamos la imagen del Dios invisible. Poseemos facultades que sólo Dios puede tener y que no se hallan en otros seres. Estudiando la naturaleza descubrimos las huellas de un Ser Inteligente dotado de voluntad, de iniciativa, de sabiduría y poder inmensos, el cual ha organizado con designio y previsión admirables el Universo que nos rodea. Estas cualidades innegables que reconocemos en el Creador, las encontramos en nosotros mismos. No se podría decir de un animal que es "imagen de Dios". Este tiene cuerpo y cerebro maravillosos, pero sus facultades no correspon­den a las que debe haber en la Divinidad.

Se ha observado que los animales hacen todas las cosas atraídos por sensaciones físicas: hambre, sed, deseo sexual, etcétera, o bien por un impulso interior que viene de Dios como ley general y se llama instinto. No hay en ellos iniciativa intelectual, ni tampoco progreso. El pájaro nunca ha sabido inventar una cubierta para preservar su nido de la lluvia. El conejo nunca ha ideado formar habitaciones en su madriguera. La abeja construye un panal que deja admirado al más sabio geómetra, pero es obra de la especie (o sea, de Dios por la ley del instinto), no suya propia.

Por maravilloso que sea el instinto, no revela personalidad. Golondrinas con cabezas más grandes o más pequeñas, con más o menos materia gris, construyen sus niños igual. Pero un hombre no hace lo que otro hombre. Las pinturas de Velásquez o la música de Bach no los pueden idear otros hombres. El espíritu humano no sólo tiene facilidades para aprender sino que puede crear. El más sencillo obrero es un creador de modelos en su mente, a los que dará pronto forma si tiene materiales a su disposición. ¿A quién parece este pequeño creador de la tierra sino a su Padre Creador supremo de los cielos?

2. El hombre posee virtudes morales

Hemos descubierto que Dios es bueno al examinar las obras de la Naturaleza. Lo que parecen males, no son sino accidentes inevitables, algunos encaminados a mayor bien, e infinidad de detalles el Creador ha procurado poner elementos de felicidad para todas sus criaturas que revelan su carácter bondadoso. La Biblia nos habla del amor de Dios en otro terreno más elevado, el de la Redención (Juan 3:16). Por ello concuerdan perfectamente el libro de la Revelación y el de la Naturaleza.

El hombre creado a imagen de Dios, conserva, aunque medio borrados por el pecado, estos distintivos de su origen. Posee sentimientos de compasión, de bondad, de ternura (no sólo hacia su prole, como los animales por instinto), sino hacia todos los otros seres. ¿Por qué? Porque Dios es amor.

Por la misma razón poseemos conciencia moral. ¿Quién es, en efecto, este yo que se levanta contra el otro yo para juzgarle y condenarle en nuestro fuero interno, aun cuando el motivo de la reprensión sea algo sumamente favorable a nosotros mismos? ¿Es un nervio que reprende a otros nervios de nuestro cuerpo? ¿Es un músculo que reacciona contra otros músculos? ¿Es, en una palabra, la materia condenando a la materia?

El animal se encuentra perfectamente satisfecho con saciar sus instintos, pero el hombre es atormentado por su conciencia si aquella satisfacción es en perjuicio de un prójimo. ¿Por qué? Porque Dios es justicia, y llevamos algo dentro de nosotros de ese atributo divino. Aun los hombres más relajados, más degenerados y crueles, tienen a veces algún rasgo de nobleza. Estos vestigios que nos quedan de la "imagen de Dios", prueban nuestro origen superior, y como consecuencia lógica un destino superior que el que nos presentan los filósofos de la "Nada".

3. El alma no es el cerebro

Nuestro yo no es ese pobre cuerpo que nos sirve de habitación. Muchos confunden el ser con el instrumento, pero el instrumento material no puede ser causa eficiente del pensamiento. ¿Cómo una vibración del tímpano puede convertirse en sentimiento de odio o de amor, de placer o de tristeza? ¿Quién se alegra o entristece? ¿Las neuronas, o sea, las células cerebrales? No, éstas son meros agentes transmisores, pues como dicen los sicólogos, no podemos imaginar el cerebro como un productor y receptor de imágenes que nadie recibe, que nadie recoge e interpreta. "Yo estoy triste con la noticia" no puede traducirse «una serie de imágenes dentro de mi cerebro se han puesto tristes». Sin el "yo" las más admirables operaciones de la perfectísima computadora del cerebro, nada son ni significan.

El cerebro es, ciertamente, la oficina del alma; y es maravillosa en su configuración y organización. Allí el alma archiva sus recuerdos. Pero debe haber algo más que un archivo. Por ejemplo, cuando olvidamos una cosa y la tenemos, como vulgarmente se dice, "en la punta de la lengua", alguien recuerda que otros detalles están ahí, y no dispone de ellos. Quizás el nombre de una ciudad, o de una persona.

¿Quién es el que posee el recuerdo del hecho, o de la cosa, pero carece del detalle perdido y lo manda buscar dentro de su archivo físico de neuronas? ¿Quién es el que "sabe" que lo "debe saber"? Es sin duda el "yo" extra-físico que llamamos "alma".

Tenemos muchos motivos para creer que el cuerpo es tan sólo el instrumento del alma, y sin duda alguna es el más adecuado para ella. Un cuerpo de ave o de pez, dotados de espíritu, habrían tenido grandes dificultades para poner en práctica sus pensamientos. Otros seres, muy semejantes a nosotros en cuerpo físico, pero no en inteligencia (los mo­nos), parecen haber sido puestos para probarnos que la inmensa diferencia no consiste en formas o estructuras cor­porales, sino en algo extra-físico superior a la materia.

4. El alma es inmortal

a) Nos lo dice la lógica. No es material, y si la materia no se pierde, sino que se transforma, algo debe ocurrir con el alma. Si es hecha a imagen de Dios, y Dios es eterno, propio es que ella lo sea también.

b) Nos lo demuestra la gradación en la Naturaleza. Observamos en ella tres reinos: el mineral, vegetal y animal, en cuya cumbre se encuentra el hombre. Pero si la muerte nos destruyese por entero sería el retorno brusco de lo superior a lo inferior, del espíritu inteligente al polvo de la tierra. ¿Qué objeto tendría en tal caso la Creación entera? Pero si el mundo y el universo son habitaciones para educar seres morales y eternos, se explica la solicitud del Creador en beneficio de sus hijos.

c) Nos lo dice nuestra conciencia. ¿De dónde le vino al nombre la idea de inmortalidad si Dios no la reveló? Sería una burla demasiado cruel darnos el deseo y no satisfacerlo. El hecho de que el hombre haya pensado si tiene alma inmortal, es la mejor prueba de que la tiene, ya que a ningún animal se le ha ocurrido semejante duda.

d) Nos lo dice Cristo. El gran revelador de Dios a la humanidad afirma: "No temáis a los que matan el cuerpo" (Mateo 10:26). "Dios no es Dios de muertos.... porque todos viven a El" (Lucas 20:38).

La inmortalidad es la clave por la que el Nuevo Testamento resuelve todos los enigmas morales. La solución de todas las injusticias que padecemos, y la más gloriosa de las esperanzas. ¿Qué importa ya en tal caso la enfermedad y la vejez? (2.a Corintios 5:1). ¿Qué importa la misma muerte? Filipenses 1:21).

5. El alma puede perderse

Todo espíritu manchado por el pecado no puede entrar en a Vida donde reina la armonía de la perfección de los hijos le Dios. Este es el gran peligro acerca del cual Cristo nos vino a advertir (Juan 3:15 y Lucas 13:28).

Es la pérdida más terrible por ser irreparable. Todas las pérdidas humanas, de intereses o de salud pueden remediarse. Pero no poseemos más que un alma: si la perdemos, cuando Dios la pone a prueba, queda perdida para siempre. (Véase anécdota Pérdida irreparable.)

No estamos capacitados para definir en detalle lo que significa la perdición, pero debe ser algo bastante terrible, cuando decidió el Verbo de Dios a encarnarse y sufrir tanto con objeto de librarnos de semejante tragedia. Para evitarla es indispensable, empero, no solamente su sacrificio sino nuestra aceptación del mismo. De ahí tantas exhortaciones del Hijo de Dios al arrepentimiento y a la fe (Marcos 1:15 y Juan 5:40).

6. El alma puede salvarse

En otra frase más moderna, menos teológico-escolástica, "puede cumplir su destino". Según Hebreos 2:10, el Creador tuvo un gran propósito desde el principio de la raza, «llevar a la gloria a muchos hijos. (Véase anécdota Dos modos de imaginarnos a Dios.) Podemos malograr el propósito de Dios y perdernos, o ajustamos a él y salvarnos. ¿Cómo? Aceptando el medio de salvación por El dispuesto. Dios envió a Cristo a morir por nuestros pecados para poder perdonarnos con justicia, y al propio tiempo mover nuestro corazón retrotrayéndonos a una obediencia voluntaria y gozosa, la obediencia por amor, por gratitud por el afecto que su sacrificio ha levantado en nuestros corazones. ¿Lo haremos? ¿Corresponderemos al sublime propósito que Dios ha tenido de salvar nuestras almas?

7. ¿Qué significa la salvación del alma?

El alma humana, por ser espiritual y por ende inmortal, tiene posibilidades insospechadas, inimaginables desde este encierro de carne mortal en que nos hallamos. Puede observarse la grandeza de tal propósito en Juan 17:24; Juan 14: 1-3 y Efesios 1:11-12. (Breve glosario de tales textos según el tiempo y las circunstancias).

Aún estamos a tiempo para salvar nuestra alma inmortal. Hagamos caso de las palabras de Cristo. Tomemos en serio el asunto. Démosle el valor que tiene. Lo peor de la condenación será la idea de: "Podía ser feliz y no lo fui, podía salvarme y me condené." Quiera Dios que ninguno de los presentes tenga que decirlo.

ANÉCDOTAS

NIETZCHE Y EL GUARDA DEL PARQUE

Se cuenta del gran filósofo ateo Nietzche —quien después de haber escrito enjundiosos libros terminó su vida en un manicomio— que cierto día, hallándose sentado en un parque de Berlín le pasó desapercibida la hora del cierre. Un guarda tomándole por un viajero vagabundo que intentaba pasar la noche en el parque, se le acercó y le dijo:

—¿No ha oído usted la sirena de cierre? Dígame: ¿Quién es usted? ¿De dónde viene? ¿A dónde va? —A lo que Nietzche replicó:

—Esto es precisamente lo que me he estado preguntando desde hace cuarenta años y aún no he llegado a saberlo. ¿Podría decírmelo usted?

PERDIDA IRREPARABLE

Un hombre deseoso de adquirir fortuna vendió todo lo que tenía para trasladarse a California. Allí trabajó durante 16 años sin conocer descanso buscando el codiciado polvo de oro, logrando con el tiempo reunir una gran fortuna, la cual (en aquel tiempo cuando no existían las actuales facilidades bancarias), convirtió en un valioso diamante que se proponía vender en Europa por una cantidad que le haría rico durante el resto de sus vidas. Pero un día en que estaba mostrando la preciosa joya a unos amigos de viaje, un movimiento del buque le hizo perder el equilibrio, con tan mala suerte que el diamante resbaló de sus manos yendo a parar al mar. ¡Qué terrible momento! Pero es peor la pérdida del alma.

DOS MODOS DE IMAGINARNOS A DIOS

Alguien ha dicho que considerando las maravillosísimas disposiciones de la Naturaleza y el fracaso que representa la muerte para la vida, sobre todo en lo que al ser humano se refiere, o bien debemos imaginarnos a Dios como un niño que hace burbujas de jabón por el gusto de ver cómo se deshacen, o tenemos que considerar a Dios como a un padre que está educando a una familia para la Eternidad. ¿Cuál de los dos conceptos es más digno del Creador, y sobre todo, de un Creador sapientísimo como el que nos revelan las obras de la Naturaleza?