Tenía 21 años, estaba en el ministerio, pues empecé a los 19 años de edad. Era muy entusiasta, lleno de energía, con ganas de hacer las cosas. A los 17 años, empecé mi primera cruzada. Traje una película que se llama “La cruz y el puñal”, se convirtieron muchas personas. Estaba como todos a los 21 años, buscando quién es la persona que Dios tenía para mi vida, cómo era, dónde estaba. En ese entonces, dirigía un ministerio de jóvenes llamado Proyecto Juventud, tenía un ministerio de alcance juvenil, quería tener una cafetería cristiana donde servir donas y café. Venían muchachos de todos lados, entre ellos, muchos grupos de personas llamadas “cholos”, como las maras o pandillas juveniles. Yo me vestía de la misma forma que ellos, y alcancé a varios. En una oportunidad, frente a nuestra cafetería se pusieron dos bandos. Uno de ellos se refugió en nuestro café. En la acera del frente tenían botellas, piedras y estaban bastante enojados, molestos y mi grupo de jóvenes estaba en la entrada de la puerta. Nos pusimos todos a orar y Dios nos usó para traer conciliación. Una vez, estaba por la calle y fui abordado por uno de estos grupos, querían golpearme, pero uno de ellos me reconoció como la persona que regalaba donas y me dejaron ir.
He sido una persona muy inquieta y eso es un consejo que quiero darte. Si alguien trata de aplacarte, sólo diles: “Con permiso, tengo que vivir inquieto”. Dios ha puesto la inquietud en medio de profetas. Los que viven quietos, nunca cambian nada. No cambian su té de manzanilla, siempre lo ponen igual, como siempre, se comen la misma galletita de siempre, cierran las cortinas, se sientan en el mismo lugar de siempre; ese no eres tú. Tú eres un “cambia mundos”, y como tal, tienes que vivir inquieto, estar insatisfecho con lo que tienes ahora. No puedes estar satisfecho con tu forma de vida, con tu peinado. Cambia cada dos semanas, mientras lo puedas hacer, porque te llegarán los días en que no puedas hacer nada por tu cabello. Eres un “cambia mundos”, vive inquieto.
En mi equipo de trabajo, estaba una joven extraordinaria, fuera de serie, una conocedora de la Palabra, una mujer de oración, trabajadora, entregada al ministerio y muy guapa, teníamos una buena amistad. En una ocasión, fuimos a un evento donde había un profeta de Dios, había muchas personas y quiero decirte de preámbulo que creo en el poder de la profecía, hay algunas que se están cumpliendo al día de hoy, y otras, no se han cumplido aún. Creo en el don profético, y que Dios usa a profetas. En esa ocasión, estaba yo sentado escuchando cómo Dios usaba a esta persona y me maravillé. Un don profético que fluye es maravilloso. Esa tarde, una serie de circunstancias se dieron y después de la comida, estábamos sentados mi amiga y yo, y frente a nosotros estaba sentado el invitado. Tuvimos una conversación amena y no sé lo que empañó su visión al vernos juntos, pero esa tarde me llamó al frente para orar por mí, y me preguntó dónde estaba la joven con la que estaba comiendo. Entonces la llamó. Yo empecé a vivir lo que serían diez meses de confusión. Los papás de ella estaban en el público. Y empezó este hombre de Dios con este versículo: “El que halla esposa, encuentra la benevolencia de Dios”. Después de decir esto, era ya cuestión de elegir la fecha, pues él ya lo había profetizado. Creo en el don profético, pero sé que a veces los profetas mezclamos nuestra humanidad y nuestro conocimiento. Si usted tiene un conocimiento humano de algo, no profetice. La profecía es una confirmación de algo que Dios me ha dicho a mí.
Tengo que decirte que yo sí me sentía atraído a ella, me encantaba cómo se vestía, se peinaba, pero Dios no me había hablado nada acerca de casarme con ella. Los papás estaban en el público, encantados de la vida. Transcribieron la profecía, porque alguien tuvo a bien grabarla, y me pasaron una copia. Mi papá, que era uno de mis consejeros y con quien yo tenía mucha confianza, la leyó y me dijo: “El no es el que se tiene que casar con ella, sino tú, necesitas estar seguro que Dios está dirigiendo esto, y no porque te sientes comprometido por la profecía. ¿Por qué te vas a casar con ella?”. Le respondí que tenía un espíritu de intercesión, conocía la Biblia, etc. Pero todas esas eran razones equivocadas para casarme. Pensaba que me iba a servir para el ministerio, que era organizada, sabía mover gente, pero todo eso no debe ser la razón para casarte. Entonces, me preguntó si estaba enamorado de ella, si aguantaba con la posibilidad de vivir sin ella, sin estar a su lado. Mi padre me dijo que orara. Esta conversación la tuve con él después de meses de consternación, porque yo quería amarla, pero no había esa chispa adentro.
Después de nueve meses de una frustración interior muy fuerte, finalmente tomé la decisión que no estaba enamorado de ella, y que me estaba casando por todas las razones equivocadas. Teníamos una fecha, ella estaba viendo vestidos, yo no. Yo estaba mal, y después de un rato, tomé la decisión de pasar días, los que fueran necesarios orando y ayunando, separado de ella. Resultaron ser diez días. Al final de este tiempo, yo tenía una Palabra clara. A través de una profecía, Dios me habló. Él usó esa experiencia para que me cuide mucho cuando uso la voz de Dios para hablarle a la gente. Si usted es receptor de una palabra profética, asegúrese de una cosa en especial: que le haya hablado algo a su espíritu. Una palabra de profecía tiene que venir a ser confirmación de algo que Dios te ha dicho. Si yo hubiera estado enamorado de ella, si hubiera estado visionando mi vida con ella, eso hubiera sido una confirmación de lo que Dios estaba haciendo. Después de ese ayuno, me levanté y me fui a la casa de mi prometida, me senté con ella y su familia; les di la noticia. No tengo planes de casarme con su hija. Quizás haya alguien que haya vivido eso, es muy difícil. La mamá empezó a llorar, luego mi novia, y el papá estaba muy callado, molesto. Ahí empezó una etapa que duró tres años de dolor, confusión, reclamo. Tuve que vivir esa experiencia por alguna razón, todavía no entiendo bien porqué. Me enseñó muchas cosas, entre ellas, a no tomar decisiones en base a motivaciones incorrectas. Si algo necesitas anotar, es eso. Tus motivaciones deben ser las correctas en todas las relaciones.
Escuché a los predicadores hacerles preguntas sobre porqué están en las relaciones que están. ¿Porque tiene una cara bonita? Eso no es lo que te sostendrá en el día difícil. Recuerdo la historia del joven recién salido de la escuela bíblica, y estaba entre dos jovencitas. Una preciosa de ojos verdes, pero no daba una, no sabía la Biblia, no sabía organizar nada, lo único que tenía era una sonrisa y unos pechos impresionantes. Del otro lado, estaba Gloria, una muchachita buena gente, con buena personalidad, carácter, conocía la Palabra de Dios, sabía tocar el piano y tenía una voz angelical, pero al momento de mirarla, ella no era muy linda. En ese momento, el predicador decidió ser práctico, y se casó con Gloria, pues ella lo ayudaría en el ministerio. Al día siguiente, la ve en la cama, con el pelo parado, el maquillaje se le había ido, las pestañas estaban colgando, y lo único que se le ocurrió decir es “Canta, Gloria, canta”. ¿Por qué te estás enamorando de esa chica? ¿Cuáles son tus motivaciones al necesitar una novia? Muchos chicos la necesitan para que todos los demás digan: “Qué tremendo ese hermano”. Esa es la motivación incorrecta para una relación. ¿Cómo vivimos nosotros el día de hoy? ¿Eres uno de aquellos que cree que tiene que picar de flor en flor? ¿Eres uno de los que entra al súper, y mayuga a todas las frutas que están ahí? Se te olvida que es de alguien, hija de alguien. ¿Cómo la estás tratando? Yo me estaba casando por las razones equivocadas, confundido por una profecía equivocada. Han pasado 24 años de esa profecía y te puedo decir mirando para atrás, que le doy tantas gracias a Dios que tuve la fuerza de voluntad suficiente para sentarme en la sala de mis posibles suegros a plantearles la situación.
Ahora tengo 21 años casado con una gran mujer que se llama Miriam. Nos conocimos por casualidad. Fui a su iglesia y ella era la directora de alabanza. Estando ahí, ella se quitó los zapatos para poder danzar. Cuando vi esa acción, dije: “Esta es una mujer que no le importa lo que piensa la gente con tal de expresarse a Dios”. Ella está más interesada en Dios que en la opinión pública. Una mujer que está muy preocupada de la opinión pública, puede ser problemática. Si tu novio está más preocupado de lo que otros piensan de él, en lugar de hacer la voluntad de Dios para su vida, estás en problemas. Porque a la hora de que tenga que tomar una decisión para su hogar, estará más preocupado por otras cosas. Tú necesitas un hombre que tome liderazgo, que sea sacerdote en su casa. La Biblia dice: Mi casa y yo serviremos a Jehová, y eso lo dijo de un hombre. No estoy minimizando el papel de la mujer, porque la mujer debe decir: “Amén, yo estoy contigo”.
Me encontré con una mujer tan segura de sí misma y de su relación con Dios, que no lo piensa dos veces para decirme lo que está pensando. Y Dios sabe que yo necesitaba una mujer de esas. Los que conocen a mi esposa saben que es una mujer calladita, pero cuando habla… “Ay, Dios mío”. Muchachos, si se quiere casar con una niña que siempre está “si mi amor, que lindo, mi amor, lo que usted diga”. Al rato, ese muchacho te va a meter en problemas, porque no tuviste la libertad de decirle “no, mi amor”. Yo tengo una esposa que me sabe decir: “No, mi amor”. Me respeta mucho, pero sabe decirme lo que está pensando. ¿Le puedes abrir tu corazón a tu novio o novia? Si tienes un novio que cree que él es el único que piensa, bótalo ya.
No hay una sola mujer que quiera ser vista como objeto. Todas son mujeres de Dios, con dones, son “cambia mundos”, saben hablar, sentir, tienen visiones, sueños, tienen palabra profética, tienen el fuego del Espíritu Santo y van a cambiar su mundo. Sentado ahí a lado tuyo está una chica que será la mamá de uno de los próximos pastores de este país. Posiblemente, está la futura mamá de un presidente de este país. Trátenla con respeto, con clase, con altura. Basta de esos muchachos que sólo buscan una figura que tocar. Busca a alguien que te sepa decir lo que está pensando, con ternura.
Lo segundo, búscate a una chica que no se burle de tus sueños y visiones. Los hombres somos soñadores. Dios lo hizo conquistador por naturaleza. Te puso adentro el espíritu de conquistador. Nuestro deseo en la vida es conquistar, tomar tierra, terreno. Te hizo agresivo por naturaleza, pero la agresión que puso dentro de ti fue para proteger a tu familia y conquistar terreno, pero la utilizamos para una cantidad de otras cosas. El te hizo así para proteger a tu familia. Por ejemplo, cuando Adán tuvo que haber sido más agresivo que nunca, estaba dormido cuando entró la serpiente. Dios te hizo agresivo, conquistador, soñador.
Cuando tenía 18 años, estábamos en una fila para entrar en un concierto con una hermanita bien parecida. Yo no tenía mucho dinero, pero la saqué, la invité a comer y me quedé sin presupuesto ese mes. Estábamos ahí cuando me salió algo de aquí adentro, no sé que fue, tal vez era parte de la impulsividad de joven. Le dije: “Sabes que, yo creo que algún día va haber gente que haga fila para mis conciertos”. ¿Saben cómo reaccionó ella? Se burló, se rió. Cuando lo hizo, sentí un dolor en mi corazón muy profundo y tomé una decisión en ese instante. Pensé: “Este concierto lo vas a gozar, pero será el último al que yo te invite”. Nunca más salí con ella, porque una mujer que se burla de tus sueños, es peligrosa.
He tenido muchos sueños que son “burlables”, pero mi esposa nunca se ha burlado. Muchachos, ojalá tu amiga especial, tu novia, tu comprometida sea una mujer que no se burle de tus sueños. Muchacha, búscate alguien que sueñe, porque si no lo hace, estás con un poste.
Años después, estaba yo en Chile en el estadio nacional, que le caben como 75 mil personas. Entró el jefe de los edecanes casi llorando y me dijo: “Le tengo que compartir algo; la fila de gente era tan grande que salí a ver a dónde quedaba el final de la fila, subí a mi automóvil a ver si podía encontrar el final, manejé cuatro cuadras y media (medio kilómetro). ¡Qué privilegio!”. Y cuando me lo estaba diciendo, me acordé de la hermanita aquella que se burló.
Si permaneces enamorado de Dios y Él es la brújula de tu vida, El va a guiar tus pasos. No olvido el día que conocí a Miriam. Mi abuela siempre me había dicho: “Todos tenemos un discernidor, y en el momento que conozcas a la indicada, lo vas a saber”. La noche que la conocí, hablamos hasta las tres de la mañana, sentí que la había conocido de toda la vida. Esa noche supe que ella sería mi esposa. Al otro día, le hablé a mi abuela y le dije: “Tenía razón, la conocí”. Veintiún años después, Miriam y yo tenemos una amistad profunda.
Muchos de ustedes que tienen 16 años, que llegan al momento de su pico sexual, que tu testosterona está al máximo, te voy a decir algo: La relación duradera con tu compañera de vida, es algo que supera el sexo. La amistad que gozo con ella, supera eso, es comunión, es dar la vida por ella. Llega el momento en que puedes decir: “Daría mi vida por ella”, porque hay un compromiso tan profundo que supera lo sexual. A una muchacha se le hace fácil creer lo que estoy diciendo ahora, porque las mujeres llegan a su cima sexual a los 39 años. Hay cosas que van a sostener tu amistad y tu matrimonio que son mucho más poderosas que el sexo.
Mi último consejo es que entiendas que somos tridimensionales: alma, cuerpo y espíritu. El cuerpo es lo más temporal de nuestra existencia; lo eterno es nuestro espíritu. La relación con tu amigo, amiga o novio necesita tener una comunión en el espíritu. Por eso, la comunión alrededor de la Palabra de Dios, del Reino es excelente para empezar una relación. Esa primera vez que hablamos era sobre la Palabra. Estábamos en temas que tienen que ver con la Palabra de Dios, nuestra conexión fue primero espiritual. Que la convivencia sea alrededor del Reino; si logras eso, estás empezando una buena base para el matrimonio. Después de ver que tienes una comunión espiritual, puedes entrar al área emocional o sentimental. Ahí vas a empezar a sentir cosquilleos en el estómago, lo extrañas tanto, sientes cosas, te emocionas, ese es el segundo plano. Pero empieza primero la convivencia espiritual. El tercer plano es una convivencia física, esa debe ser la última convivencia, la expresión máxima de lo que ha sido una comunión espiritual y emocional, y eso debe comenzar el día de tu boda. Que lindo poderle decir a tu esposa: “Eres la primera mujer con la que yo he estado sexualmente”.
En la sociedad que vivimos, desafortunadamente, empiezan al revés. A ver si los labios me son compatibles, a ver si su cuerpo se amolda al mío, a ver si puedo sentir su calor, sentir su olor. Muchachos, les garantizo, no les sugiero que una relación que empieza físicamente, nunca o muy pocas veces tiene posibilidades de tener compatibilidad espiritual. Somos espíritu, tenemos alma y vivimos en este cuerpo. Pero si compatibilizamos en lo espiritual, vamos a ser compatibles en las otras áreas.
Empezamos con el espíritu, luego aspiramos a una relación sentimental para poder llegar a la física.