ENCIENDE el Fervor del Primer Amor
El Señor renovará tu primer amor, llenará tu vida con el mayor fervor que alguna vez tuviste, y más. El amor eterno de Dios en tu corazón te encamina, fortalece tu fe y te otorga plenitud interior para ser un reflejo de Jesús.
En Apocalipsis 2:4-5 (NTV) dice: “Pero tengo una queja en tu contra. ¡No me amas a mí ni se aman entre ustedes como al principio! ¡Mira hasta dónde has caído! Vuélvete a mí y haz las obras que hacías al principio. Si no te arrepientes, vendré y quitaré tu candelabro de su lugar entre las iglesias”.
Previamente a esta declaración para la iglesia de Éfeso, el Señor dice: “Yo conozco todo lo que haces”, y luego resalta las buenas obras: como el hecho de que no tolera la maldad, su arduo trabajo y su paciencia. Pero luego hace notar una gran falla, esta iglesia había perdido su primer amor, ese amor ferviente y sincero hacia el Señor y las personas. Ese amor que para Dios es lo más importante, el que en primera de Corintios trece nos dice: “Sin amor nada somos”.
El amor se puede apagar, poco a poco puede ir perdiendo la llama que tenía cuando conocimos al Señor. Distintas presiones nos van desgastando hasta dejar muy poco de esa pasión inicial. El Señor restó importancia a las obras y resaltó el primer amor. Si estás un poco agotado, necesitas renovar tu amor por el Señor, este será el motor que mueva tu vida para que nada te derribe y llevándote en camino correcto.
En Apocalipsis 2:4-5 (NTV) dice: “Pero tengo una queja en tu contra. ¡No me amas a mí ni se aman entre ustedes como al principio! ¡Mira hasta dónde has caído! Vuélvete a mí y haz las obras que hacías al principio. Si no te arrepientes, vendré y quitaré tu candelabro de su lugar entre las iglesias”.
Previamente a esta declaración para la iglesia de Éfeso, el Señor dice: “Yo conozco todo lo que haces”, y luego resalta las buenas obras: como el hecho de que no tolera la maldad, su arduo trabajo y su paciencia. Pero luego hace notar una gran falla, esta iglesia había perdido su primer amor, ese amor ferviente y sincero hacia el Señor y las personas. Ese amor que para Dios es lo más importante, el que en primera de Corintios trece nos dice: “Sin amor nada somos”.
El amor se puede apagar, poco a poco puede ir perdiendo la llama que tenía cuando conocimos al Señor. Distintas presiones nos van desgastando hasta dejar muy poco de esa pasión inicial. El Señor restó importancia a las obras y resaltó el primer amor. Si estás un poco agotado, necesitas renovar tu amor por el Señor, este será el motor que mueva tu vida para que nada te derribe y llevándote en camino correcto.
Tomado de Avanza por más
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