Friday, December 4, 2009

2 Crónicas

El Segundo Libro de Crónicas

2 Crónicas



Salomón pide sabiduría para gobernar


1 Salomón hijo de David se afianzó en su reino. Jehovah su Dios estaba con él y le engrandeció sobremanera. 2 Entonces Salomón habló a todo Israel: a los jefes de millares y de centenas, a los jueces y a todos los dirigentes de todo Israel, jefes de las casas paternas. 3 Salomón, y toda la congregación con él, fue al lugar alto que había en Gabaón; porque allí se encontraba el tabernáculo de reunión de Dios que Moisés, siervo de Jehovah, había hecho en el desierto. 4 (Aunque David había subido el arca de Dios desde Quiriat-jearim al lugar que le había preparado, porque le había erigido una tienda en Jerusalén.) 5 Y el altar de bronce que había hecho Bezaleel hijo de Uri, hijo de Hur, estaba allí delante del tabernáculo de Jehovah. Y Salomón y la congregación fueron a consultarle. 6 Salomón fue allí, ante Jehovah, al altar de bronce que estaba en el tabernáculo de reunión, y ofreció sobre él 1.000 holocaustos. 7 Aquella noche Dios se apareció a Salomón y le dijo:

-Pide lo que quieras que yo te dé.

8 Y Salomón respondió a Dios:

-Tú has mostrado gran misericordia a mi padre David, y a mí me has constituido rey en su lugar. 9 Ahora, oh Jehovah Dios, sea confirmada tu palabra dada a mi padre David, porque tú me has constituido rey sobre un pueblo tan numeroso como el polvo de la tierra. 10 Ahora pues, dame sabiduría y conocimiento, para que yo pueda salir y entrar delante de este pueblo. Porque, ¿quién podrá gobernar a este tu pueblo tan grande?

11 Entonces Dios dijo a Salomón:

-Porque esto ha estado en tu corazón, y no has pedido riquezas, ni posesiones, ni gloria, ni la vida de los que te aborrecen, ni tampoco has pedido muchos años, sino que has pedido para ti sabiduría y conocimiento para gobernar a mi pueblo sobre el cual te he constituido rey, 12 te son dados sabiduría y conocimiento. Pero también te daré riquezas, posesiones y gloria tales como nunca sucedió con los reyes que fueron antes de ti, ni sucederá así después de ti.

Prosperidad de Salomón


13 Salomón volvió a Jerusalén desde el lugar alto que estaba en Gabaón, de delante del tabernáculo de reunión, y comenzó a reinar sobre Israel.

14 Salomón también acumuló carros y jinetes. Tenía 1.400 carros y 12.000 jinetes, que puso en las ciudades de los carros y en Jerusalén junto al rey.

15 El rey hizo que la plata y el oro fueran tan comunes en Jerusalén como las piedras, y que el cedro fuera tan abundante como los sicómoros que hay en la Sefela.

16 Los caballos de Salomón provenían de Egipto y de Coa. Los mercaderes del rey los adquirían en Coa al contado. 17 Cada carro que importaban de Egipto costaba 600 siclos de plata; y cada caballo, 150 siclos. Y así los exportaban por medio de ellos, a todos los reyes de los heteos y a los reyes de Siria.

Preparativos para el templo


2 1 Salomón se propuso construir una casa al nombre de Jehovah, y una casa real para sí. 2 Entonces reclutó a 70.000 cargadores, a 80.000 canteros en la región montañosa, y a 3.600 supervisores.

3 Salomón también envió a decir a Hiram, rey de Tiro:


Haz conmigo como hiciste con mi padre David al enviarle cedro, para que edificara para sí una casa en que habitar. 4 He aquí, yo voy a construir una casa al nombre de Jehovah mi Dios, a fin de consagrársela para quemar incienso aromático delante de él, para la presentación continua de los panes, y para los holocaustos de la mañana, de la tarde, de los sábados, de las lunas nuevas y de las fiestas solemnes de Jehovah nuestro Dios, lo que a Israel le corresponde ofrecer perpetuamente.

5 La casa que voy a construir será grande, porque nuestro Dios es más grande que todos los dioses. 6 Pero, ¿quién ha de ser capaz de construirle una casa, siendo que los cielos y los cielos de los cielos no le pueden contener? ¿Quién, pues, soy yo para que le construya una casa, aunque sea sólo para quemar incienso delante de él?

7 Ahora pues, envíame un hombre hábil para trabajar en oro, en plata, en bronce, en hierro, en púrpura, en carmesí y en material azul, y que sea experto en tallados, para trabajar junto con los que están conmigo en Judá y en Jerusalén, a quienes ha preparado mi padre David. 8 Envíame también del Líbano madera de cedro, de ciprés y de sándalo; porque yo sé que tus siervos saben cortar los árboles del Líbano. He aquí que mis siervos estarán con los tuyos 9 para que me preparen mucha madera, porque el templo que voy a edificar ha de ser grande y maravilloso.

10 He aquí que para tus siervos que cortan y labran la madera, yo doy 20.000 coros de trigo para el sustento, 20.000 coros de cebada, 20.000 batos de vino y 20.000 batos de aceite.


11 Hiram, rey de Tiro, respondió con una carta que envió a Salomón:


¡Porque Jehovah ama a su pueblo, te ha hecho rey sobre ellos!


12 E Hiram añadió:


¡Bendito sea Jehovah Dios de Israel, que hizo los cielos y la tierra y que dio al rey David un hijo sabio que conoce la cordura y el entendimiento, y que ha de edificar una casa para Jehovah y una casa real para sí. 13 Yo, pues, te envío a Hiram-abi, un hombre hábil y entendido. 14 El es hijo de una mujer de las hijas de Dan, y su padre es un hombre de Tiro. El sabe trabajar en oro, en plata, en bronce, en hierro, en piedra, en madera, en púrpura, en material azul, en lino fino y en carmesí. También sabe hacer todo tipo de tallados y todos los diseños que se le asignen. El estará con tus expertos y con los de mi señor David, tu padre. 15 Ahora pues, envíe mi señor a sus siervos el trigo, la cebada, el aceite y el vino que ha prometido. 16 Nosotros cortaremos en el Líbano toda la madera que necesites, y te la llevaremos por mar en balsas hasta Jope; y tú la subirás a Jerusalén.


17 Salomón hizo un censo de todos los hombres extranjeros que estaban en la tierra de Israel, después del censo que había hecho su padre, y se halló que eran 153.600. 18 De ellos designó a 70.000 cargadores, a 80.000 canteros en la región montañosa, y a 3.600 supervisores que hiciesen trabajar a la gente.

La construcción del templo


3 Salomón comenzó a edificar la casa de Jehovah en Jerusalén, en el monte Moriah, donde él se había aparecido a su padre David, en el lugar que David había preparado en la era de Ornán el jebuseo. 2 Comenzó a edificar en el segundo día del mes segundo del cuarto año de su reinado.

3 Estas son las medidas (de acuerdo con el patrón de medida) que Salomón determinó para construir la casa de Dios: Era de 60 codos de largo y de 20 codos de ancho. 4 El pórtico, que estaba en la parte frontal del templo, tenía 20 codos de largo, como el ancho del edificio, y 120 codos de alto. Y lo revistió por dentro de oro puro.

5 Cubrió la sala mayor con madera de ciprés; la recubrió de oro de buena calidad, y encima grabó figuras de palmeras y cadenas. 6 También revistió la sala con piedras preciosas para ornamento. Y el oro era oro de Parvaim. 7 Así que recubrió de oro la sala, las vigas, los umbrales, sus paredes y sus puertas. Y talló querubines sobre las paredes.

8 Hizo también la sala del lugar santísimo; era de 20 codos de largo, según el ancho del frente del edificio, y de 20 codos de ancho. Luego la recubrió con unos 600 talentos de oro de buena calidad. 9 Los clavos pesaban 50 siclos de oro. También recubrió de oro las salas superiores.

10 Hizo también en la sala del lugar santísimo, dos querubines, obra de escultura, a los cuales recubrió de oro. 11 Las alas de los querubines eran de 20 codos de largo. El ala del uno tenía 5 codos y llegaba hasta una pared de la sala; y la otra ala, de 5 codos, tocaba el ala del otro querubín. 12 El ala del otro querubín, de 5 codos, también llegaba hasta la pared de la sala; y la otra ala, de 5 codos, tocaba el ala del otro querubín. 13 Las alas de estos querubines estaban extendidas en un espacio de 20 codos. Ellos estaban de pie, con sus rostros hacia el centro de la sala.

14 Hizo también el velo de material azul, de púrpura, de carmesí y de lino fino; y en el mismo hizo bordar querubines.

15 Hizo también delante del templo dos columnas de 35 codos de alto, las cuales tenían encima capiteles de 5 codos. 16 E hizo cadenillas, a manera de collares, y las puso en la parte superior de las columnas. Hizo cien granadas y las puso en las cadenillas. 17 Luego erigió las columnas delante del templo, una al sur y otra al norte. A la del sur llamó Jaquín, y a la del norte llamó Boaz.

4 Hizo también un altar de bronce de 20 codos de largo, 20 codos de ancho y 10 codos de alto.

2 Hizo también la fuente de bronce fundido que tenía 10 codos de borde a borde. Era circular y tenía 5 codos de alto, y una circunferencia de 30 codos. 3 Había un motivo de bueyes debajo y alrededor del borde, diez por cada codo, dispuestos en dos hileras de bueyes alrededor de la fuente, los cuales habían sido fundidos en una sola pieza con ella. 4 Estaba asentada sobre doce bueyes: tres miraban al norte, tres al oeste, tres al sur y tres al este. La fuente estaba sobre ellos, y todas sus partes traseras daban hacia el lado interior. 5 La fuente tenía un palmo menor de espesor; su borde era como el borde de un cáliz o de una flor de lirio. Tenía una capacidad de 3.000 batos.

6 Hizo también diez pilas y puso cinco de ellas al sur y cinco al norte, para que lavasen en ellas las cosas para el holocausto y las enjuagasen en ellas. Y la fuente era para que los sacerdotes se lavaran en ella.

7 Hizo también diez candelabros de oro, de acuerdo con lo establecido para ellos, y los puso en el templo, cinco al sur y cinco al norte. 8 Hizo también diez mesas y las puso en el templo, cinco al sur y cinco al norte. Hizo también cien tazones de oro para la aspersión. 9 Hizo también el atrio de los sacerdotes, el gran atrio y las puertas del atrio, y revistió de bronce sus puertas. 10 Colocó la fuente en el lado sur, hacia el sureste. 11 Hiram hizo también las ollas, las palas y los tazones para la aspersión.

Así terminó Hiram de hacer la obra que hizo para el rey Salomón en la casa de Dios: 12 las dos columnas, los tazones de los capiteles que estaban en la parte superior de las dos columnas; y las dos redes que cubrían los tazones de los capiteles que estaban en la parte superior de las columnas; 13 las 400 granadas para las dos redes (dos hileras de granadas para cada red) para cubrir los dos tazones de los capiteles que estaban en la parte superior de las columnas; 14 las diez bases y las diez pilas sobre las bases; 15 la fuente con los doce bueyes debajo de ella; 16 las ollas, las palas y los tenedores. Todos los utensilios Hiram-abi los hizo de bronce bruñido al rey Salomón, para la casa de Jehovah. 17 El rey los hizo fundir en la llanura del Jordán, en tierra arcillosa, entre Sucot y Saretán. 18 Salomón hizo todos estos utensilios en tal cantidad que el peso del bronce no pudo ser determinado.

19 Salomón también hizo todos los utensilios de la casa de Dios: el altar de oro, las mesas sobre las cuales estaba el pan de la Presencia, 20 y los candelabros con sus lámparas de oro fino, para que fuesen encendidos delante del santuario interior, conforme a lo establecido. 21 Las flores, las lámparas y las tenazas fueron hechas de oro purísimo. 22 Asimismo, las despabiladeras, los tazones para la aspersión, las cucharas y los incensarios eran de oro fino. También eran de oro los goznes de las puertas del templo, tanto los de las puertas interiores del lugar santísimo, como los de las puertas de la sala del templo.

5 Así se terminó toda la obra que Salomón hizo para la casa de Jehovah. Luego Salomón hizo traer las cosas que su padre David había consagrado, y puso la plata, el oro y todos los utensilios en los tesoros de la casa de Dios.

Salomón traslada el arca al templo


2 Entonces Salomón congregó en Jerusalén a los ancianos de Israel, a todos los jefes de las tribus y a los jefes de las casas paternas de los hijos de Israel, para hacer subir el arca del pacto de Jehovah desde la Ciudad de David, que es Sion. 3 Y se congregaron ante el rey todos los hombres de Israel en la fiesta del mes séptimo.

4 Fueron todos los ancianos de Israel, y los levitas tomaron el arca. 5 Luego subieron el arca, el tabernáculo de reunión y todos los utensilios sagrados que estaban en el tabernáculo; los sacerdotes levitas los subieron. 6 El rey Salomón y toda la congregación de Israel, que se había reunido junto a él delante del arca, sacrificaban tantas ovejas y vacas que por su gran cantidad no se podían contar ni numerar.

7 Entonces los sacerdotes introdujeron el arca del pacto de Jehovah en su lugar, en el santuario interior del templo, en el lugar santísimo, debajo de las alas de los querubines. 8 Los querubines extendían las alas sobre el lugar del arca, de modo que los querubines cubrían el arca y sus varas por encima. 9 Las varas eran tan largas que los extremos de las varas se podían ver desde el lugar santo, ante el santuario interior; pero no se podían ver desde afuera. Y allí han quedado hasta el día de hoy. 10 Ninguna cosa había en el arca, excepto las dos tablas que Moisés había puesto en Horeb, donde Jehovah hizo pacto con los hijos de Israel, cuando salieron de Egipto.

11 Y sucedió que cuando los sacerdotes salieron del santuario (porque todos los sacerdotes que se hallaban presentes se habían santificado, sin distinción de sus grupos); 12 cuando todos los músicos levitas (Asaf, Hemán y Jedutún, con sus hijos y sus hermanos) vestidos de lino fino y portando címbalos, liras y arpas, estaban de pie al este del altar, y con ellos 120 sacerdotes que tocaban las trompetas; 13 cuando los que tocaban las trompetas y los que cantaban hicieron oír su voz al unísono alabando y dando gracias a Jehovah; cuando elevaron la voz junto con las trompetas, los címbalos y otros instrumentos de música; y cuando alababan a Jehovah diciendo: "Porque él es bueno, porque para siempre es su misericordia", entonces la casa se llenó con una nube, la casa de Jehovah. 14 Y los sacerdotes no pudieron continuar sirviendo por causa de la nube, porque la gloria de Jehovah había llenado la casa de Dios.

Salomón dedica el templo


6 Entonces Salomón dijo: "Jehovah ha dicho que él habita en la densa oscuridad. 2 Y yo te he edificado una casa sublime, una morada donde habites para siempre."

3 El rey se volvió y bendijo a toda la congregación de Israel. Y toda la congregación de Israel estaba de pie. 4 Entonces dijo: "¡Bendito sea Jehovah Dios de Israel, quien con su mano ha cumplido lo que con su boca prometió a mi padre David, diciendo: 5 ’Desde el día en que saqué a mi pueblo de la tierra de Egipto, no había elegido ninguna ciudad de todas las tribus de Israel para edificar una casa donde estuviese mi nombre, ni había elegido un hombre que fuese el soberano sobre mi pueblo Israel. 6 Pero elegí Jerusalén para que allí estuviera mi nombre, y elegí a David para que estuviese al frente de mi pueblo Israel.’

7 "Estuvo en el corazón de mi padre David el anhelo de edificar una casa al nombre de Jehovah Dios de Israel. 8 Pero Jehovah dijo a mi padre David: ’Por cuanto ha estado en tu corazón el anhelo de edificar una casa a mi nombre, has hecho bien al tener esto en tu corazón. 9 Sin embargo, tú no edificarás la casa, sino tu hijo que te nacerá, él edificará la casa a mi nombre.’

10 "Jehovah ha cumplido su promesa que había hecho, y yo me he levantado en lugar de mi padre David. Me he sentado en el trono de Israel, como Jehovah había prometido, y he edificado la casa al nombre de Jehovah Dios de Israel. 11 Y he puesto allí el arca, en la cual está el pacto de Jehovah que él hizo con los hijos de Israel."

Salomón ora al dedicar el templo


12 Entonces Salomón se puso de pie delante del altar de Jehovah, frente a toda la congregación de Israel, y extendió sus manos. 13 (Pues Salomón había mandado hacer una plataforma de bronce de 5 codos de largo, 5 codos de ancho y 3 codos de alto, y la había puesto en medio del atrio. Se puso de pie sobre ella, e hincando sus rodillas ante toda la congregación de Israel, extendió las manos al cielo.) 14 Y dijo: "¡Oh Jehovah Dios de Israel, no hay Dios como tú, ni en el cielo ni en la tierra! Tú guardas el pacto y la misericordia para con tus siervos que caminan delante de ti con todo su corazón. 15 Tú has cumplido con tu siervo David, mi padre, lo que le prometiste. Con tu boca lo prometiste, y con tu mano lo has cumplido, como sucede en este día. 16 Ahora pues, oh Jehovah Dios de Israel, cumple con tu siervo David, mi padre, lo que le prometiste diciendo: ’No te faltará delante de mí un hombre que se siente en el trono de Israel, con tal que tus hijos guarden su camino para andar en mi ley, como tú has andado delante de mí.’ 17 Ahora pues, oh Jehovah Dios de Israel, sea confirmada tu palabra que hablaste a tu siervo David.

18 "Pero, ¿es verdad que Dios ha de habitar con los hombres sobre la tierra? He aquí, los cielos y los cielos de los cielos no te pueden contener. ¡Cuánto menos este templo que he edificado! 19 Sin embargo, oh Jehovah, Dios mío, vuélvete hacia la oración y la plegaria de tu siervo, para oír el clamor y la oración que tu siervo hace delante de ti. 20 Estén abiertos tus ojos de día y de noche hacia este templo, hacia el lugar del cual has dicho que allí estaría tu nombre, para escuchar la oración que tu siervo haga hacia este lugar. 21 Escucha las plegarias de tu siervo y de tu pueblo Israel, cuando oren hacia este lugar. Escucha tú desde el lugar de tu morada, desde los cielos; escucha tú y perdona.

22 "Si alguna persona peca contra su prójimo, y éste le toma juramento al hacerle jurar, y él entra bajo juramento ante tu altar en este templo, 23 entonces escucha tú desde los cielos y actúa. Juzga a tus siervos dando la paga al injusto, haciendo recaer su conducta sobre su cabeza y justificando al justo, dándole conforme a su justicia.

24 "Si tu pueblo Israel es derrotado delante del enemigo por haber pecado contra ti, y ellos se vuelven y confiesan tu nombre, y oran y suplican ante ti en este templo, 25 entonces escucha tú desde los cielos, perdona el pecado de tu pueblo Israel y hazles volver a la tierra que diste a ellos y a sus padres.

26 "Cuando los cielos estén cerrados y no haya lluvia, por haber ellos pecado contra ti; si oran hacia este lugar, confiesan tu nombre y se vuelven de su pecado cuando tú los aflijas, 27 entonces escucha tú en los cielos y perdona el pecado de tus siervos y de tu pueblo Israel. Sí, enséñales el buen camino por el que deben andar y dales lluvia sobre tu tierra, la cual has dado a tu pueblo por heredad.

28 "Cuando en la tierra haya hambre; cuando haya peste; cuando haya tizón, añublo, langosta o pulgón, o cuando sus enemigos lo asedien en la tierra de sus ciudades (cualquiera que sea la plaga o la enfermedad), 29 cualquiera que sea la oración o la plegaria que haga algún hombre o todo tu pueblo Israel (cada uno reconociendo su plaga y su dolor, y extendiendo sus manos hacia este templo), 30 entonces escucha tú desde los cielos, el lugar de tu morada, y perdona. Da a cada uno conforme a todos sus caminos, pues conoces su corazón (porque sólo tú conoces el corazón del hombre); 31 a fin de que te teman para andar en tus caminos todos los días que vivan sobre la superficie de la tierra que tú has dado a nuestros padres.

32 "Asimismo, cuando el extranjero que no sea de tu pueblo Israel venga de una tierra lejana a causa de tu gran nombre, de tu poderosa mano y de tu brazo extendido, y venga a orar hacia este templo, 33 entonces escucha tú desde los cielos, el lugar de tu morada. Haz conforme a todo aquello por lo cual el extranjero clame a ti, a fin de que todos los pueblos de la tierra conozcan tu nombre, te teman como tu pueblo Israel y sepan que este templo que he edificado es llamado por tu nombre.

34 "Si tu pueblo sale a la batalla contra sus enemigos por el camino que los envíes, y ellos oran a ti en dirección a esta ciudad que tú has elegido y a la casa que he edificado a tu nombre, 35 entonces escucha desde los cielos su oración y su plegaria, y ampara su causa.

36 "Si pecan contra ti (pues no hay hombre que no peque), y te enojas contra ellos y los entregas ante el enemigo, y éstos los llevan como cautivos suyos a tierra lejana o cercana; 37 si ellos vuelven en sí en la tierra a donde hayan sido llevados cautivos, y se vuelven y te suplican en la tierra de su cautividad, diciendo: ’Hemos pecado; hemos hecho iniquidad; hemos actuado impíamente’; 38 si en la tierra de su cautividad, adonde los hayan llevado cautivos, ellos se vuelven a ti con todo su corazón y con toda su alma, y oran en dirección a la tierra que diste a sus padres, a la ciudad que has elegido y al templo que he edificado a tu nombre, 39 entonces escucha desde los cielos, el lugar de tu morada, su oración y sus plegarias, y ampara su causa. Perdona a tu pueblo que ha pecado contra ti.

40 "Ahora pues, oh Dios mío, por favor, estén abiertos tus ojos y atentos tus oídos a la oración hecha en este lugar. 41 Y ahora, levántate, oh Jehovah Dios; ven al lugar de tu reposo, tú y el arca de tu poder. Tus sacerdotes, oh Jehovah Dios, sean revestidos de salvación, y tus fieles regocíjense en el bien. 42 Oh Jehovah Dios, no rechaces a tu ungido. Acuérdate de tu misericordia para con tu siervo David."

7 Cuando Salomón terminó de orar, descendió fuego del cielo y consumió el holocausto y los sacrificios, y la gloria de Jehovah llenó el templo. 2 Los sacerdotes no pudieron entrar en la casa de Jehovah, porque la gloria de Jehovah había llenado la casa de Jehovah. 3 Todos los hijos de Israel vieron descender el fuego y la gloria de Jehovah sobre el templo, y se postraron con el rostro en tierra sobre el pavimento. Y adoraron y dieron gracias a Jehovah diciendo: "Porque él es bueno, porque para siempre es su misericordia."

Fiesta por la dedicación del templo


4 Entonces el rey y todo el pueblo ofrecieron sacrificios delante de Jehovah. 5 El rey Salomón ofreció en sacrificio 22.000 toros y 120.000 ovejas. Así el rey y todo el pueblo dedicaron la casa de Dios.

6 Los sacerdotes estaban de pie en sus puestos de servicio, y los levitas tenían los instrumentos de música de Jehovah, que el rey David hiciera para dar gracias a Jehovah, "porque para siempre es su misericordia", cuando David alababa con ellos. Los sacerdotes tocaban trompetas frente a ellos, y todo Israel estaba de pie.

7 Entonces Salomón consagró la parte central del atrio que estaba delante de la casa de Jehovah, pues allí ofreció los holocaustos y los sebos de los sacrificios de paz. Porque el altar de bronce que Salomón había hecho no podía contener los holocaustos, las ofrendas vegetales y los sebos.

8 En aquella ocasión Salomón y todo Israel con él, una gran congregación desde Lebo-hamat hasta el arroyo de Egipto, hicieron fiesta durante siete días. 9 Y al octavo día hicieron una asamblea festiva, porque habían celebrado la dedicación del altar en siete días; y celebraron la fiesta durante siete días. 10 El día 23 del mes séptimo, envió al pueblo a sus moradas, alegres y con el corazón gozoso por la bondad que Jehovah había hecho a David, a Salomón y a su pueblo Israel.

Pacto de Dios con Salomón


11 Salomón acabó la casa de Jehovah y la casa del rey, y todo lo que Salomón se había propuesto en su corazón hacer en la casa de Jehovah y en su propia casa resultó bien. 12 Entonces Jehovah se apareció a Salomón de noche y le dijo: "Yo he escuchado tu oración y he elegido para mí este lugar como casa para los sacrificios. 13 Si cierro los cielos de modo que no haya lluvia, o si mando la langosta para que devore la tierra, o si envío peste a mi pueblo; 14 si se humilla mi pueblo sobre el cual es invocado mi nombre, si oran y buscan mi rostro y se vuelven de sus malos caminos, entonces yo oiré desde los cielos, perdonaré sus pecados y sanaré su tierra.

15 "Ahora mis ojos estarán abiertos y mis oídos atentos a la oración hecha en este lugar. 16 Ahora he elegido y he santificado esta casa para que esté allí mi nombre para siempre. Mis ojos y mi corazón estarán allí todos los días. 17 Y en cuanto a ti, si andas delante de mí como anduvo tu padre David, haciendo todas las cosas que te he mandado y guardando mis leyes y mis decretos, 18 entonces estableceré el trono de tu reino como prometí a tu padre David, diciendo: ’No te faltará un hombre que gobierne en Israel.’ 19 Pero si vosotros os volvéis y abandonáis mis estatutos y mis mandamientos que he puesto delante de vosotros, y os vais y servís a otros dioses y los adoráis, 20 entonces os arrancaré de mi suelo que os he dado. Y esta casa que he santificado a mi nombre, la apartaré de mi presencia, y la convertiré en refrán y escarnio entre todos los pueblos. 21 En cuanto a esta casa que es sublime, todo el que pase por ella se asombrará y preguntará: ’¿Por qué ha hecho así Jehovah a esta tierra y a esta casa?’ 22 Y responderán: ’Porque abandonaron a Jehovah, Dios de sus padres, que los sacó de la tierra de Egipto, y se aferraron a adorar y servir a otros dioses. Por eso él ha traído sobre ellos todo este mal.’ "

Otras obras de Salomón


8 Aconteció al cabo de veinte años, durante los cuales Salomón había edificado la casa de Jehovah y su propia casa, 2 que Salomón reedificó las ciudades que le había dado Hiram, y estableció allí a los hijos de Israel.

3 Después Salomón fue a Hamat de Soba y se apoderó de ella. 4 También reedificó Tadmor en el desierto, y todas las ciudades almacenes que había edificado en Hamat.

5 Después reedificó Bet-jorón Alta y Bet-jorón Baja, ciudades fortificadas con murallas, puertas y cerrojos; 6 Baalat y todas las ciudades almacenes que tenía Salomón, todas las ciudades para los carros y las ciudades para los jinetes; todo lo que Salomón se propuso edificar en Jerusalén, en el Líbano y en toda la tierra bajo su dominio.

7 A todo el pueblo que había quedado de los heteos, amorreos, ferezeos, heveos y jebuseos (que no eran de Israel, 8 sino sus descendientes que habían quedado después de ellos en la tierra, a quienes los hijos de Israel no destruyeron), Salomón los sometió a tributo laboral, hasta el día de hoy.

9 Pero a ninguno de los hijos de Israel sometió a servidumbre para sus obras; porque ellos eran hombres de guerra, jefes de sus comandantes, jefes de sus carros y sus jinetes. 10 Estos jefes de los oficiales que tenía el rey Salomón eran 250, los cuales mandaban sobre aquella gente.

11 Salomón también trasladó a la hija del faraón de la Ciudad de David a la casa que le había edificado, porque dijo: "Ninguna mujer mía ha de vivir en la casa de David, rey de Israel, pues aquellas habitaciones donde ha entrado el arca de Jehovah son sagradas."

12 Entonces Salomón ofreció holocaustos a Jehovah sobre el altar de Jehovah que había edificado delante del pórtico, 13 para que se ofreciese cada cosa en su día, conforme al mandamiento de Moisés, en los sábados, en las lunas nuevas y en las tres festividades anuales: en la fiesta de los Panes sin Levadura, en la fiesta de Pentecostés y en la fiesta de los Tabernáculos.

14 También constituyó los grupos de los sacerdotes en sus oficios, conforme a lo establecido por su padre David. Constituyó a los levitas según sus turnos, para alabar y servir frente a los sacerdotes, haciendo cada cosa en su día. Lo mismo a los porteros según sus grupos, en cada puerta, porque así lo había mandado David, hombre de Dios. 15 No se apartaron del mandato del rey con relación a los sacerdotes y a los levitas en ningún asunto, incluyendo el de los tesoros. 16 Así fue ejecutada toda la obra de Salomón desde el día en que fueron puestos los cimientos de la casa de Jehovah, hasta acabarla. Así quedó terminada la casa de Jehovah.

17 Entonces Salomón fue a Ezión-geber y a Eilat, a orillas del mar, en la tierra de Edom. 18 E Hiram le envió, por medio de sus servidores, barcos y siervos conocedores del mar. Estos fueron con los siervos de Salomón a Ofir y tomaron de allí 450 talentos de oro, y los llevaron al rey Salomón.

La reina de Saba visita a Salomón


9 La reina de Saba oyó de la fama de Salomón y vino a Jerusalén con un gran séquito, con camellos cargados de especias aromáticas, oro en abundancia y piedras preciosas, para probar a Salomón con preguntas difíciles. Cuando vino a Salomón, habló con él de todo lo que tenía en su corazón. 2 Y Salomón respondió a todas sus preguntas; ninguna cosa hubo tan difícil que Salomón no le pudiese responder.

3 La reina de Saba vio la sabiduría de Salomón, la casa que había edificado, 4 los manjares de su mesa, las sillas de sus servidores, la presentación y las vestiduras de sus siervos, sus coperos y sus vestiduras, y los holocaustos que él ofrecía en la casa de Jehovah; y se quedó sin aliento. 5 Entonces dijo al rey: "¡Era verdad lo que había oído en mi tierra de tus cosas y de tu sabiduría! 6 Yo no creía sus palabras, hasta que vine, y mis ojos lo han visto. Y he aquí que no se me había contado ni la mitad de la grandeza de tu sabiduría. Tú superas la fama que yo había oído. 7 ¡Dichosos tus hombres, y dichosos estos servidores tuyos que continuamente están de pie delante de ti y escuchan tu sabiduría! 8 ¡Bendito sea Jehovah tu Dios, que se agradó de ti para ponerte en su trono como rey para Jehovah tu Dios! Porque tu Dios ama a Israel para hacerlo firme para siempre, te ha constituido como su rey, a fin de que practiques el derecho y la justicia."

9 Entonces ella dio al rey 120 talentos de oro, una gran cantidad de especias aromáticas y piedras preciosas. Nunca hubo especias aromáticas como las que la reina de Saba dio al rey Salomón.

10 También los siervos de Hiram y los siervos de Salomón, que traían oro de Ofir, trajeron madera de sándalo y piedras preciosas. 11 Y el rey hizo con la madera de sándalo graderías para la casa de Jehovah y para la casa del rey, además de arpas y liras para los músicos. Nunca antes en la tierra de Judá se habían visto cosas semejantes.

12 El rey Salomón dio a la reina de Saba todo lo que ella quiso pedirle, más de lo que ella había llevado al rey. Entonces ella se volvió y regresó a su tierra, con sus servidores.

Esplendor y sabiduría de Salomón


13 El peso del oro que le venía a Salomón cada año era de 666 talentos de oro, 14 aparte del de los mercaderes y de los comerciantes importadores. También todos los reyes de Arabia y los gobernadores del país traían oro y plata a Salomón.

15 El rey Salomón hizo 200 escudos grandes de oro trabajado. En cada escudo empleó 600 siclos de oro trabajado. 16 También hizo otros 300 escudos pequeños de oro trabajado. En cada escudo empleó 300 siclos de oro. Y el rey los puso en la Casa del Bosque del Líbano.

17 El rey también hizo un gran trono de marfil, y lo recubrió de oro puro. 18 El trono tenía seis gradas y un estrado recubierto de oro fijado al trono. A ambos lados, junto al asiento, tenía soportes para los brazos, y junto a los brazos había dos leones de pie. 19 Había también allí doce leones de pie, uno a cada lado de las seis gradas. Jamás se hizo algo semejante para ningún reino.

20 Todos los vasos de beber del rey Salomón eran de oro, y toda la vajilla de la Casa del Bosque del Líbano era de oro fino. En los días de Salomón la plata no era estimada para nada. 21 Porque los barcos del rey iban a Tarsis con los siervos de Hiram; y una vez cada tres años venían los barcos de Tarsis trayendo oro, plata, marfil, monos y pavos reales.

22 El rey Salomón superaba a todos los reyes de la tierra en riqueza y en sabiduría. 23 Y todos los reyes de la tierra procuraban estar en la presencia de Salomón para oír la sabiduría que Dios había puesto en su corazón. 24 Año tras año cada uno de ellos le llevaba su presente: objetos de plata, objetos de oro, vestiduras, armas, perfumes, caballos y mulos.

25 Salomón tenía 4.000 establos para los caballos y los carros. También tenía 12.000 jinetes, a los cuales puso en las ciudades de los carros, y en Jerusalén junto al rey. 26 El gobernaba sobre todos los reyes, desde el Río hasta la tierra de los filisteos y hasta la frontera con Egipto.

27 El rey hizo que la plata fuera tan común en Jerusalén como las piedras, y que el cedro fuera tan abundante como los sicómoros que hay en la Sefela.

28 También importaban caballos para Salomón, de Egipto y de todos los países.

Muerte de Salomón


29 Los demás hechos de Salomón, los primeros y los últimos, ¿no están escritos en las palabras del profeta Natán, en la profecía de Ajías de Silo y en las visiones del vidente Ido acerca de Jeroboam hijo de Nabat? 30 Salomón reinó 40 años en Jerusalén sobre todo Israel. 31 Salomón reposó con sus padres, y lo sepultaron en la Ciudad de David, su padre. Y su hijo Roboam reinó en su lugar.

La división del reino


10 Entonces Roboam fue a Siquem, porque todo Israel había ido a Siquem para proclamarle rey. 2 Y sucedió que cuando lo oyó Jeroboam hijo de Nabat (quien estaba en Egipto, adonde había huido a causa del rey Salomón), Jeroboam volvió de Egipto. 3 Entonces mandaron a llamarle, y Jeroboam vino con todo Israel, y hablaron a Roboam diciendo:

4 -Tu padre agravó nuestro yugo; pero ahora, alivia tú el duro trabajo y el pesado yugo que tu padre puso sobre nosotros, y te serviremos.

5 El les dijo:

-Volved a mí dentro de tres días.

El pueblo se fue. 6 Entonces el rey Roboam consultó a los ancianos que habían servido a su padre Salomón, cuando aún vivía, y les preguntó:

-¿Cómo aconsejáis vosotros que yo responda a este pueblo?

7 Y ellos le respondieron diciendo:

-Si tratas bien a este pueblo, y les aceptas y les hablas buenas palabras, ellos serán tus siervos para siempre.

8 Pero él dejó de lado el consejo que le habían dado los ancianos, y consultó a los jóvenes que se habían criado con él y que estaban a su servicio. 9 Les preguntó:

-¿Qué aconsejáis vosotros que respondamos a este pueblo que me ha hablado diciendo: "Alivia el yugo que tu padre puso sobre nosotros"?

10 Entonces los jóvenes que se habían criado con él le contestaron diciendo:

-Así responderás al pueblo que ha hablado contigo, diciendo: "Tu padre hizo pesado nuestro yugo; pero tú, hazlo más liviano sobre nosotros"; así les dirás: "Mi dedo meñique es más grueso que los lomos de mi padre. 11 Ahora bien, mi padre cargó sobre vosotros un pesado yugo; pero yo añadiré a vuestro yugo. Mi padre os castigó con látigos; pero yo, con escorpiones."

12 Al tercer día vino Jeroboam con todo el pueblo a Roboam, como el rey había hablado diciendo: "Volved a mí al tercer día." 13 Entonces el rey les respondió con dureza. El rey Roboam dejó de lado el consejo de los ancianos, 14 y les habló siguiendo el consejo de los jóvenes, diciendo:

-Mi padre hizo pesado vuestro yugo, pero yo añadiré a vuestro yugo. Mi padre os castigó con látigos, pero yo, con escorpiones.

15 El rey no hizo caso del pueblo, porque esto estaba dispuesto de parte de Dios, para que Jehovah cumpliera la palabra que había hablado a Jeroboam hijo de Nabat, por medio de Ajías de Silo. 16 Y viendo todo Israel que el rey no les había hecho caso, el pueblo respondió al rey diciendo:

-¿Qué parte tenemos nosotros con David? ¡No tenemos herencia en el hijo de Isaí! ¡Israel, cada uno a su morada! ¡Mira ahora por tu propia casa, oh David!

Entonces todo Israel se fue a sus moradas, 17 pero Roboam reinó sobre los hijos de Israel que habitaban en las ciudades de Judá. 18 Después el rey Roboam envió a Adoniram, que estaba a cargo del tributo laboral; pero los hijos de Israel lo apedrearon, y murió. Entonces el rey Roboam se apresuró a subir en un carro para huir a Jerusalén. 19 Así se rebeló Israel contra la casa de David, hasta el día de hoy.

Roboam desiste de atacar a Israel


11 Entonces Roboam llegó a Jerusalén y reunió a los de la casa de Judá y de Benjamín, 180.000 guerreros escogidos, a fin de combatir contra Israel y devolver el reino a Roboam. 2 Pero la palabra de Jehovah vino a Semaías, hombre de Dios, diciendo: 3 "Habla a Roboam hijo de Salomón, rey de Judá, y a todos los israelitas que están en Judá y Benjamín, diciendo que 4 así ha dicho Jehovah: ’No subáis ni combatáis contra vuestros hermanos. Volveos cada uno a su casa, porque de parte mía ha sucedido esto.’ "

Ellos escucharon las palabras de Jehovah y desistieron de ir contra Jeroboam.

Roboam fortifica Judá y Benjamín


5 Roboam habitó en Jerusalén y reedificó ciudades para la defensa de Judá. 6 Reedificó Belén, Etam, Tecoa, 7 Betsur, Soco, Adulam, 8 Gat, Maresa, Zif, 9 Adoraim, Laquis, Azeca, 10 Zora, Ajalón y Hebrón, ciudades fortificadas en Judá y en Benjamín. 11 También reforzó las fortificaciones y puso en ellas comandantes, provisiones, aceite y vino. 12 Proveyó escudos y lanzas a todas las ciudades, y las fortificó en gran manera. Así Judá y Benjamín le estaban sujetos.

Migración de los fieles a Jerusalén


13 Los sacerdotes y los levitas que estaban en todo Israel se pasaron a Roboam desde todo su territorio. 14 Los levitas abandonaban sus campos y sus posesiones, y se iban a Judá y a Jerusalén, porque Jeroboam y sus hijos los habían excluido de servir a Jehovah como sacerdotes. 15 Más bien, estableció sus propios sacerdotes para los lugares altos, para los demonios y para los becerros que había hecho.

16 Tras ellos llegaron también personas de todas las tribus de Israel, que habían decidido en su corazón buscar a Jehovah Dios de Israel. Ellos fueron a Jerusalén para ofrecer sacrificios a Jehovah, Dios de sus padres. 17 Así fortalecieron el reino de Judá y apoyaron a Roboam hijo de Salomón durante tres años, porque tres años anduvieron en los caminos de David y de Salomón.

La familia de Roboam


18 Roboam tomó por mujer a Majalat hija de Jerimot, hijo de David, y de Abihaíl hija de Eliab, hijo de Isaí, 19 la cual le dio a luz estos hijos: Jeús, Semarías y Zaham. 20 Después de ella tomó a Maaca hija de Absalón, la cual le dio a luz a Abías, a Atai, a Ziza y a Selomit. 21 Roboam amaba a Maaca hija de Absalón más que a todas sus otras mujeres y concubinas; pues él tomó dieciocho mujeres y sesenta concubinas, y engendró veintiocho hijos y sesenta hijas.

22 Roboam puso a Abías, hijo de Maaca, como jefe y príncipe entre sus hermanos, a fin de proclamarle rey. 23 Pero con prudencia dispersó al resto de sus hijos por todas las tierras de Judá y de Benjamín, y por todas las ciudades fortificadas, dándoles abundantes provisiones. Y les buscó muchas mujeres.

Roboam y la invasión de Sisac


12 Cuando se consolidó y se fortaleció el reino de Roboam, éste abandonó la ley de Jehovah, y todo Israel con él. 2 Y sucedió que en el quinto año del rey Roboam, por cuanto se habían rebelado contra Jehovah, subió Sisac, rey de Egipto, contra Jerusalén, 3 con 1.200 carros, 60.000 jinetes y gente innumerable que venía con él de Egipto: libios, suquienos y etíopes. 4 Tomó las ciudades fortificadas de Judá y llegó hasta Jerusalén.

5 Entonces el profeta Semaías fue a Roboam y a los gobernadores de Judá, que estaban reunidos en Jerusalén por causa de Sisac, y les dijo:

-Así ha dicho Jehovah: "Vosotros me habéis abandonado; por tanto, yo también os he abandonado en mano de Sisac."

6 Los jefes de Israel y el rey se humillaron y dijeron:

-Justo es Jehovah.

7 Cuando Jehovah vio que se habían humillado, vino la palabra de Jehovah a Semaías, diciendo:

-Se han humillado; no los destruiré. Les daré alguna liberación, y mi ira no se derramará sobre Jerusalén por medio de Sisac. 8 No obstante, serán sus siervos, para que sepan distinguir entre servirme a mí y servir a los reinos de otras tierras.

9 Entonces Sisac, rey de Egipto, subió contra Jerusalén y tomó los tesoros de la casa de Jehovah y los tesoros de la casa del rey; todo lo tomó. También tomó los escudos de oro que había hecho Salomón. 10 En lugar de ellos, el rey Roboam hizo escudos de bronce y los entregó a la custodia de los jefes de la escolta, que guardaban la entrada de la casa del rey. 11 Y sucedía que cuantas veces el rey entraba en la casa de Jehovah, los de la escolta venían y los llevaban, y después los volvían a poner en la cámara de los de la escolta.

12 Como Roboam se había humillado, la ira de Jehovah se apartó de él para no destruirlo del todo. Además, en Judá las cosas marchaban bien. 13 El rey Roboam se hizo fuerte en Jerusalén y reinó. Roboam tenía 41 años cuando comenzó a reinar, y reinó 17 años en Jerusalén, la ciudad que Jehovah había elegido de entre todas las tribus de Israel para poner allí su nombre. El nombre de su madre era Naama la amonita.

14 Roboam hizo lo malo, porque no dispuso su corazón para buscar a Jehovah. 15 Los hechos de Roboam, los primeros y los últimos, ¿no están escritos en las crónicas del profeta Semaías y del vidente Ido acerca del registro familiar? Hubo guerra constante entre Roboam y Jeroboam. 16 Roboam reposó con sus padres y fue sepultado en la Ciudad de David. Y su hijo Abías reinó en su lugar.

Abías rey de Judá


13 En el año 18 del rey Jeroboam comenzó a reinar Abías sobre Judá, 2 y reinó tres años en Jerusalén. El nombre de su madre era Maaca hija de Uriel, de Gabaa.

Hubo guerra entre Abías y Jeroboam. 3 Abías dispuso la batalla con un ejército de 400.000 hombres de guerra escogidos. Jeroboam preparó la batalla contra él con 800.000 hombres escogidos y valientes.

4 Abías se levantó sobre el monte Zemaraim, que está en la región montañosa de Efraín, y dijo: "Oídme, Jeroboam y todo Israel: 5 ¿No sabéis vosotros que Jehovah Dios de Israel dio a David el reinado sobre Israel para siempre, a él y a sus hijos, mediante un pacto de sal? 6 Pero Jeroboam hijo de Nabat, servidor de Salomón hijo de David, se levantó y se rebeló contra su señor. 7 Con él se agruparon hombres ociosos y perversos, que pudieron más que Roboam hijo de Salomón, pues Roboam era joven e inmaduro de corazón, y no se mantuvo fuerte ante ellos. 8 Y ahora vosotros tratáis de resistir al reinado de Jehovah que está en manos de los hijos de David, porque sois muchos y tenéis con vosotros los becerros de oro que Jeroboam os hizo como dioses. 9 ¿No habéis excluido a los sacerdotes de Jehovah, los hijos de Aarón, y a los levitas, y os habéis hecho sacerdotes a la manera de los pueblos de otras tierras? Cualquiera que venga a consagrarse con un becerro y siete carneros se convierte en sacerdote de lo que no es Dios. 10 Pero en cuanto a nosotros, Jehovah es nuestro Dios, y no le hemos abandonado. Los sacerdotes que sirven a Jehovah son los hijos de Aarón, y los levitas están en la obra. 11 Ellos ofrecen a Jehovah los holocaustos cada mañana y cada tarde, queman el incienso aromático, hacen la presentación del pan sobre la mesa limpia y encienden el candelabro de oro con sus lámparas, para que ardan cada noche. Nosotros guardamos la ordenanza de Jehovah nuestro Dios, pero vosotros le habéis abandonado. 12 He aquí que Dios está con nosotros, a la cabeza, y sus sacerdotes tienen las trompetas de estrépito para tocar contra vosotros. ¡Oh hijos de Israel, no luchéis contra Jehovah, Dios de vuestros padres; porque no os irá bien!"

13 Pero Jeroboam puso una emboscada a fin de alcanzarlos por la retaguardia, de manera que estaban frente a Judá, pero tenían la emboscada a espaldas de ellos. 14 Judá se volvió, y he aquí que tenían la batalla por delante y por detrás. Entonces clamaron a Jehovah, y los sacerdotes tocaron las trompetas. 15 Los hombres de Judá gritaron con estruendo; y sucedió que mientras gritaban los hombres de Judá, Dios desbarató a Jeroboam y a todo Israel delante de Abías y de Judá. 16 Los hijos de Israel huyeron delante de Judá, y Dios los entregó en su mano. 17 Abías y su gente les ocasionaron una gran derrota, y de Israel cayeron muertos 500.000 hombres escogidos. 18 Así fueron humillados los hijos de Israel en aquel tiempo, pero los hijos de Judá se hicieron fuertes, porque se apoyaban en Jehovah, Dios de sus padres.

19 Abías persiguió a Jeroboam y le tomó las ciudades de Betel con sus aldeas, Jesana con sus aldeas y Efrón con sus aldeas. 20 Jeroboam no recuperó su poderío en los días de Abías. Después Jehovah lo hirió, y murió. 21 Pero Abías se hizo fuerte. Tomó para sí catorce mujeres, y engendró veintidós hijos y dieciséis hijas.

22 Los demás hechos de Abías, sus caminos y sus palabras están escritos en la historia del profeta Ido.

14 1 Abías reposó con sus padres, y lo sepultaron en la Ciudad de David. Y su hijo Asa reinó en su lugar, en cuyos días la tierra tuvo tranquilidad durante diez años.

Asa, rey de Judá


2 Asa hizo lo bueno y lo recto ante los ojos de Jehovah su Dios. 3 Quitó los altares de culto extraño y los lugares altos, rompió las piedras rituales y quebró los árboles rituales de Asera. 4 Mandó a los de Judá que buscaran a Jehovah, Dios de sus padres, y que pusieran por obra la ley y los mandamientos. 5 Quitó los lugares altos y los altares de incienso de todas las ciudades de Judá.

El reino estuvo en calma bajo él, 6 y edificó ciudades fortificadas en Judá, porque había tranquilidad en la tierra. En aquellos años no había guerra contra él, porque Jehovah le había dado reposo. 7 Por tanto, dijo a Judá: "Edifiquemos estas ciudades y rodeémoslas de murallas, torres, puertas y cerrojos, mientras la tierra esté ante nosotros, porque hemos buscado a Jehovah nuestro Dios. Le hemos buscado, y él nos ha dado reposo por todas partes." Entonces edificaron y fueron prosperados.

8 Asa tuvo un ejército de 300.000 de Judá, que llevaba escudos grandes y lanzas; también tuvo 280.000 de Benjamín, quienes llevaban escudos pequeños y disparaban con el arco. Todos eran hombres valientes.

9 Zéraj el etíope salió contra ellos con un ejército de 1.000.000 de hombres y 300 carros, y llegó hasta Maresa. 10 Asa salió contra él, y dispusieron la batalla en el valle de Sefata, junto a Maresa. 11 Asa invocó a Jehovah su Dios, diciendo: "¡Oh Jehovah, no hay otro como tú para ayudar tanto al poderoso como al que no tiene fuerzas! Ayúdanos, oh Jehovah, Dios nuestro, porque en ti nos apoyamos y en tu nombre vamos contra esta multitud. ¡Oh Jehovah, tú eres nuestro Dios; no prevalezca contra ti el hombre!"

12 Entonces Jehovah desbarató a los etíopes delante de Asa y de Judá, y los etíopes huyeron. 13 Asa y la gente que estaba con él los persiguieron hasta Gerar. Cayeron tantos de los etíopes que no quedaron sobrevivientes de ellos, porque fueron destrozados delante de Jehovah y de su ejército, y les tomaron un gran botín. 14 Atacaron también todas las ciudades de los alrededores de Gerar, porque el terror de Jehovah había caído sobre éstas. Saquearon todas las ciudades, porque en ellas había mucho botín. 15 Asimismo, cayeron sobre las tiendas de los que tenían ganado, y se llevaron muchas ovejas y camellos. Luego volvieron a Jerusalén.

Pacto de Asa con Jehovah


15 Entonces el Espíritu de Dios vino sobre Azarías hijo de Oded, 2 quien salió al encuentro de Asa y le dijo: "Oídme, Asa y todo Judá y Benjamín: Jehovah estará con vosotros cuando vosotros estéis con él. Si le buscáis, él se dejará hallar; pero si le abandonáis, él os abandonará. 3 Por mucho tiempo ha estado Israel sin el Dios verdadero, sin sacerdote que les enseñase, y sin ley. 4 Pero cuando en su tribulación se volvieron a Jehovah Dios de Israel y le buscaron, él se dejó hallar por ellos. 5 En aquellos tiempos no había paz ni para el que salía, ni para el que entraba, porque había muchas aflicciones sobre todos los habitantes de los países. 6 Una nación era destruida por otra nación, y una ciudad por otra ciudad, porque Dios los turbaba con toda clase de calamidades. 7 Pero vosotros, esforzaos; no desfallezcan vuestras manos, porque vuestra obra tiene recompensa."

8 Cuando Asa oyó estas palabras y la profecía del profeta Oded, tomó ánimo y quitó los ídolos abominables de toda la tierra de Judá y de Benjamín, así como de las ciudades que él había tomado en la región montañosa de Efraín. También reparó el altar de Jehovah que estaba delante del pórtico de la casa de Jehovah. 9 Después reunió a todo Judá y Benjamín, y a los que residían con ellos de Efraín, Manasés y Simeón; pues muchos de Israel se habían pasado a él, al ver que Jehovah su Dios estaba con él.

10 Se reunieron, pues, en Jerusalén en el mes tercero del año 15 del reinado de Asa. 11 Aquel día ofrecieron como sacrificio a Jehovah, del botín que habían traído, 700 vacas y 7.000 ovejas. 12 Luego hicieron un pacto prometiendo que buscarían a Jehovah, Dios de sus padres, con todo su corazón y con toda su alma; 13 y que todo el que no buscase a Jehovah Dios de Israel muriese, fuera grande o pequeño, hombre o mujer. 14 Y lo juraron a Jehovah en voz alta y con júbilo, al son de trompetas y de cornetas. 15 Todos los de Judá se alegraron por dicho juramento, porque juraron con todo su corazón. Así buscaron a Jehovah con toda su voluntad, y él se dejó hallar por ellos. Y Jehovah les dio reposo por todas partes.

16 También depuso a Maaca, madre del rey Asa, de ser reina madre, porque ella había hecho una monstruosa imagen de Asera. Asa destruyó la monstruosa imagen, la desmenuzó y la quemó junto al arroyo de Quedrón. 17 Aunque no quitó de Israel los lugares altos, sin embargo, el corazón de Asa fue íntegro todos sus días. 18 El introdujo en la casa de Dios lo que había consagrado su padre y lo que él mismo había consagrado: plata, oro y utensilios.

Pacto de Asa con Ben-hadad


19 No hubo guerra hasta el año 35 del reinado de Asa. 16 1 Pero en el año 36 del reinado de Asa, Baasa rey de Israel subió contra Judá y estaba reedificando Ramá para no dejar que ninguno tuviera acceso a Asa, rey de Judá. 2 Entonces Asa sacó plata y oro de los tesoros de la casa de Jehovah y de la casa del rey, y los envió a Ben-hadad, rey de Siria, que habitaba en Damasco, diciendo: 3 "Haya alianza entre tú y yo, como la había entre mi padre y tu padre. He aquí, yo te envío plata y oro; vé y anula tu alianza con Baasa, rey de Israel, para que él se retire de mí."

4 Ben-hadad consintió con el rey Asa. Envió contra las ciudades de Israel a los jefes de sus ejércitos, y atacaron Ijón, Dan, Abel-maim y todas las ciudades almacenes de Neftalí.

5 Cuando Baasa oyó esto, dejó de reedificar Ramá e hizo cesar su obra. 6 Entonces el rey Asa trajo a todo Judá, y se llevaron las piedras y la madera de Ramá, con que Baasa edificaba. Y con ellas reedificó Geba y Mizpa.

7 En aquel tiempo el vidente Hanani fue a Asa, rey de Judá, y le dijo: "Por haberte apoyado en el rey de Siria y no haberte apoyado en Jehovah tu Dios, por eso el ejército del rey de Siria se ha escapado de tu mano. 8 ¿No eran los etíopes y los libios un ejército numerosísimo, con muchos carros y jinetes? Con todo, porque te apoyaste en Jehovah, él los entregó en tu mano. 9 Porque los ojos de Jehovah recorren toda la tierra para fortalecer a los que tienen un corazón íntegro para con él. Locamente has actuado en esto, y de ahora en adelante habrá guerras contra ti."

10 Asa se enojó contra el vidente y lo puso en la cárcel, porque se encolerizó contra él por esto. En aquel tiempo también maltrató a algunos del pueblo.

Ultimos años y muerte de Asa


11 He aquí que los hechos de Asa, los primeros y los últimos, están escritos en el libro de los reyes de Judá y de Israel. 12 En el año 39 de su reinado Asa se enfermó de los pies. Su enfermedad fue muy grave; pero aun en su enfermedad no consultó a Jehovah, sino a los médicos. 13 Asa reposó con sus padres y murió en el año 41 de su reinado, 14 y lo sepultaron en el sepulcro que él había cavado para sí en la Ciudad de David. Lo recostaron en un féretro, el cual llenaron de especias aromáticas y de todo tipo de ungüentos y mezclas de ungüentos, e hicieron una gran hoguera en su honor.

El rey Josafat y sus reformas


17 En lugar de Asa reinó su hijo Josafat, quien se hizo fuerte contra Israel. 2 Puso tropas en todas las ciudades fortificadas de Judá, y puso destacamentos en la tierra de Judá y en las ciudades de Efraín que su padre Asa había tomado.

3 Jehovah estuvo con Josafat, porque anduvo en los primeros caminos de su padre David, y no acudió a los Baales. 4 Más bien, buscó al Dios de su padre, andando según sus mandamientos y no según las obras de Israel. 5 Por eso Jehovah afirmó el reino en su mano. Todo Judá daba presentes a Josafat, y él tuvo riquezas y gloria en abundancia. 6 Elevó su corazón hacia los caminos de Jehovah, y quitó otra vez de Judá los lugares altos y los árboles rituales de Asera.

7 En el tercer año de su reinado envió a sus magistrados -Benjail, Abdías, Zacarías, Natanael y Micaías-, para que enseñasen en las ciudades de Judá. 8 Y con ellos, a los levitas Semaías, Netanías, Zebadías, Asael, Semiramot, Jonatán, Adonías, Tobías y Tob-adonías; y con los levitas, a los sacerdotes Elisama y Joram. 9 Ellos enseñaron en Judá, llevando consigo el libro de la Ley de Jehovah. E hicieron una gira por todas las ciudades de Judá, instruyendo al pueblo.

10 El temor de Jehovah cayó sobre todos los reinos de las tierras que estaban alrededor de Judá, y no hicieron guerra contra Josafat. 11 Algunos de los filisteos traían a Josafat presentes y tributos de plata. También los árabes le llevaban ganado: 7.700 carneros y 7.700 machos cabríos. 12 Josafat se fue engrandeciendo más y más, y edificó en Judá fortalezas y ciudades almacenes. 13 Tenía muchas provisiones en las ciudades de Judá.

El tenía en Jerusalén guerreros y hombres valientes. 14 Esta era la lista de ellos, según sus casas paternas:

Los jefes de millares de Judá: el jefe Adnas, y con él, 300.000 hombres valientes. 15 A su lado, el jefe Johanán, y con él, 280.000. 16 A su lado, Amasías hijo de Zicri, que se había ofrecido voluntariamente a Jehovah, y con él, 200.000 hombres valientes.

17 Los de Benjamín: Eliada, un hombre valiente, y con él, 200.000 hombres armados de arco y escudo. 18 A su lado, Jozabad, y con él, 180.000 hombres listos para la guerra. 19 Estos eran servidores del rey, sin contar los que el rey había puesto en las ciudades fortificadas, por todo Judá.

Josafat y Acab van contra los sirios


18 Josafat tenía riquezas y gloria en abundancia, y emparentó con Acab. 2 Después de algunos años descendió a Samaria para visitar a Acab, por lo que Acab mató muchas ovejas y vacas para él y para la gente que estaba con él. Y le persuadió a que subiese con él a Ramot de Galaad. 3 Acab, rey de Israel, preguntó a Josafat, rey de Judá:

-¿Irás conmigo a Ramot de Galaad?

Y él le respondió:

-Yo soy como eres tú, y mi pueblo como tu pueblo. Iremos contigo a la guerra.

4 Además, Josafat dijo al rey de Israel:

-Por favor, consulta hoy la palabra de Jehovah.

5 Entonces el rey de Israel reunió a los profetas, a 400 hombres, y les preguntó:

-¿Iremos a la guerra contra Ramot de Galaad, o desistiré?

Ellos respondieron:

-Sube, porque Dios la entregará en mano del rey.

6 Entonces preguntó Josafat:

-¿No hay aquí todavía algún profeta de Jehovah, para que consultemos por medio de él?

7 El rey de Israel respondió a Josafat:

-Todavía hay un hombre por medio del cual podríamos consultar a Jehovah; pero yo le aborrezco, porque no me profetiza el bien, sino el mal, todos sus días. Es Micaías hijo de Imla.

Josafat respondió:

-No hable así el rey.

8 Entonces el rey de Israel llamó a un funcionario y le dijo:

-Trae pronto a Micaías hijo de Imla.

9 El rey de Israel y Josafat, rey de Judá, vestidos con sus vestiduras reales, estaban sentados, cada uno en su trono, en la era a la entrada de la puerta de Samaria; y todos los profetas profetizaban delante de ellos. 10 Sedequías hijo de Quenaana se había hecho unos cuernos de hierro y decía:

-Así ha dicho Jehovah: "¡Con éstos embestirás a los sirios, hasta acabar con ellos!"

11 Y todos los profetas profetizaban de la misma manera, diciendo:

-Sube a Ramot de Galaad y triunfa, porque Jehovah la entregará en mano del rey.

12 El mensajero que había ido a llamar a Micaías le habló diciendo:

-He aquí, las palabras de los profetas unánimemente anuncian el bien al rey. Sea, pues, tu palabra como la de uno de ellos, y anuncia el bien.

13 Pero Micaías respondió:

-¡Vive Jehovah, que lo que mi Dios me diga, eso hablaré!

Llegó al rey, 14 y el rey le preguntó:

-Micaías, ¿iremos a la guerra contra Ramot de Galaad, o desistiré?

El respondió:

-Subid y triunfad, porque serán entregados en vuestra mano.

15 El rey le dijo:

-¿Cuántas veces tengo que hacerte jurar que no me digas sino la verdad en el nombre de Jehovah?

16 Entonces respondió:

-He visto a todo Israel dispersado por los montes como ovejas que no tienen pastor. Y Jehovah dijo: "Estos no tienen señor; vuélvase cada uno a su casa en paz."

17 Entonces el rey de Israel dijo a Josafat:

-¿No te dije que no profetizaría acerca de mí el bien, sino el mal?

18 Luego dijo Micaías:

-Escuchad, pues, la palabra de Jehovah: Yo he visto a Jehovah sentado en su trono, y todo el ejército de los cielos estaba de pie a su derecha y a su izquierda. 19 Entonces Jehovah preguntó: "¿Quién inducirá a Acab, rey de Israel, para que suba y caiga en Ramot de Galaad?" Y uno respondía de una manera, y otro respondía de otra manera. 20 Entonces salió un espíritu, se puso delante de Jehovah y dijo: "Yo le induciré." Jehovah le preguntó: "¿De qué manera?" 21 Y él respondió: "Saldré y seré espíritu de mentira en la boca de todos sus profetas." Y Jehovah dijo: "Tú lo inducirás, y también prevalecerás. Sal y hazlo así." 22 Ahora pues, he aquí que Jehovah ha puesto un espíritu de mentira en la boca de estos tus profetas, porque Jehovah ha decretado el mal con respecto a ti.

23 Entonces se acercó Sedequías hijo de Quenaana y golpeó a Micaías en la mejilla, diciéndole:

-¿Por qué camino se apartó de mí el Espíritu de Jehovah, para hablarte a ti?

24 Y Micaías respondió:

-¡He aquí, tú lo verás aquel día, cuando te metas de cuarto en cuarto para esconderte!

25 Entonces dijo el rey de Israel:

-Tomad a Micaías y hacedlo volver a Amón, alcalde de la ciudad, y a Joás, hijo del rey. 26 Y diles: "El rey ha dicho así: ’Poned a éste en la cárcel y mantenedle con una escasa ración de pan y de agua, hasta que yo vuelva en paz.’ "

27 Y Micaías dijo:

-Si logras volver en paz, Jehovah no ha hablado por medio de mí. -Y añadió-: ¡Oídlo, pueblos todos!

28 El rey de Israel subió con Josafat, rey de Judá, a Ramot de Galaad. 29 El rey de Israel dijo a Josafat:

-Yo me disfrazaré y entraré en la batalla; pero tú, vístete con tus vestiduras.

Entonces el rey de Israel se disfrazó, y entraron en la batalla.

Derrota de Israel y muerte de Acab


30 Ahora bien, el rey de Siria había mandado a los jefes de los carros que tenía, diciendo: "No luchéis contra chico ni contra grande, sino sólo contra el rey de Israel." 31 Y sucedió que cuando los jefes de los carros vieron a Josafat, dijeron:

-¡Este es el rey de Israel!

Entonces se dirigieron hacia él para atacarle; pero Josafat gritó, y Jehovah le ayudó. Dios los desvió de él. 32 Y sucedió que al ver los jefes de los carros que no era el rey de Israel, se apartaron de él. 33 Entonces un hombre tiró con su arco a la ventura e hirió al rey de Israel por entre las junturas de la armadura y la coraza. Y él dijo al que guiaba el carro:

-¡Da la vuelta y sácame de la batalla, porque he sido herido!

34 La batalla arreció aquel día, y el rey de Israel fue sostenido en pie en el carro, frente a los sirios, hasta el atardecer. Y murió al ponerse el sol.

19 Josafat, rey de Judá, volvió en paz a su casa en Jerusalén. 2 Pero el vidente Jehú hijo de Hanani le salió al encuentro y dijo al rey Josafat:

-¿Das ayuda al impío y amas a los que aborrecen a Jehovah? Por esto, la ira de Jehovah será contra ti. 3 Sin embargo, se han hallado en ti cosas buenas, porque has eliminado del país los árboles rituales de Asera y has dispuesto tu corazón para buscar a Dios.

Política judicial de Josafat


4 Josafat habitaba en Jerusalén, pero volvió a salir entre el pueblo desde Beerseba hasta la región montañosa de Efraín, y los hacía volver a Jehovah, Dios de sus padres. 5 También estableció jueces en la tierra, de ciudad en ciudad, en todas las ciudades fortificadas de Judá.

6 Y dijo a los jueces: "Mirad lo que hacéis, porque no juzgáis en lugar del hombre, sino en lugar de Jehovah, quien estará con vosotros en materia de juicio. 7 Ahora pues, que el temor de Jehovah esté en vosotros. Actuad cuidadosamente, porque con Jehovah nuestro Dios no hay maldad, ni distinción de personas, ni aceptación de soborno."

8 Josafat también estableció en Jerusalén a algunos de los levitas, de los sacerdotes y de los jefes de las casas paternas, para la administración de la justicia de Jehovah y para los pleitos de los habitantes de Jerusalén. 9 Y les mandó diciendo: "Habréis de proceder con temor de Jehovah, con fidelidad y con corazón íntegro. 10 En cualquier pleito que traigan a vosotros vuestros hermanos que habitan en sus ciudades (sean delitos de sangre o cuestiones de instrucción, mandamientos, leyes o decretos), habéis de advertirles a fin de que no pequen contra Jehovah y que no haya ira contra vosotros y contra vuestros hermanos. Al obrar de este modo, no tendréis culpabilidad. 11 He aquí que el sumo sacerdote Amarías será quien os presida en cualquier asunto de Jehovah. Zebadías hijo de Ismael, dirigente de la tribu de Judá, os presidirá en cualquier asunto del rey. Los levitas también actuarán delante de vosotros como oficiales. Esforzaos y actuad, y Jehovah esté con el bueno."

Victoria de Josafat sobre Moab y Amón


20 Aconteció después de esto que los hijos de Moab y de Amón, y con ellos algunos de los amonitas, salieron a la guerra contra Josafat. 2 Entonces fueron e informaron a Josafat diciendo: "Una gran multitud viene contra ti de la otra orilla del mar, de Edom. Y he aquí que están en Hazezón-tamar, que es En-guedi."

3 Josafat tuvo temor, se propuso consultar a Jehovah e hizo pregonar ayuno en todo Judá. 4 Se reunieron los de Judá para pedir socorro a Jehovah, y de todas las ciudades de Judá vinieron para buscar a Jehovah. 5 Entonces Josafat se puso de pie ante la congregación de Judá y de Jerusalén, en la casa de Jehovah, delante del atrio nuevo, 6 y dijo: "Oh Jehovah, Dios de nuestros padres, ¿no eres tú Dios en los cielos, que gobiernas en todos los reinos de las naciones y que tienes en tu mano fuerza y poder, de modo que nadie te pueda resistir? 7 ¿No fuiste tú, oh Dios nuestro, el que echaste a los habitantes de esta tierra de la presencia de tu pueblo Israel y la diste a la descendencia de tu amigo Abraham para siempre? 8 Ellos han habitado en ella y han edificado allí un santuario a tu nombre, diciendo: 9 ’Si el mal viniese sobre nosotros (espada de juicio, peste o hambre), nos presentaremos delante de este templo y delante de ti, porque tu nombre está en este templo. A ti clamaremos en nuestra tribulación, y tú nos escucharás y librarás.’

10 "Ahora pues, he aquí que los hijos de Amón, los de Moab y los de la región montañosa de Seír (la tierra de los cuales no quisiste que Israel atravesase cuando venía de la tierra de Egipto, por lo que se apartaron de ellos y no los destruyeron); 11 he aquí que ahora ellos nos pagan viniendo a expulsarnos de la heredad que tú nos has dado en posesión. 12 Oh Dios nuestro, ¿no los juzgarás tú? Porque nosotros no disponemos de fuerzas contra esta multitud tan grande que viene contra nosotros. No sabemos qué hacer, pero en ti ponemos nuestros ojos."

13 Todo Judá estaba de pie delante de Jehovah, con sus pequeños, sus mujeres y sus hijos. 14 También estaba allí Yajaziel hijo de Zacarías, hijo de Benaías, hijo de Jeiel, hijo de Matanías, levita de los hijos de Asaf, sobre el cual vino el Espíritu de Jehovah en medio de la congregación, 15 y dijo: "Oíd, todo Judá y habitantes de Jerusalén, y tú, oh rey Josafat, así os ha dicho Jehovah: ’No temáis ni desmayéis delante de esta multitud tan grande, porque la batalla no será vuestra, sino de Dios. 16 Descended mañana contra ellos. He aquí que ellos subirán por la cuesta de Sis, y los encontraréis en el extremo del valle, frente al desierto de Jeruel. 17 En esta ocasión, vosotros no tendréis que luchar. Deteneos, estaos quietos y ved la victoria que Jehovah logrará para vosotros. ¡Oh Judá y Jerusalén, no temáis ni desmayéis! ¡Salid mañana a su encuentro, y Jehovah estará con vosotros!’ "

18 Entonces Josafat inclinó su rostro a tierra. Del mismo modo, todo Judá y los habitantes de Jerusalén se postraron delante de Jehovah, y adoraron a Jehovah. 19 Luego se levantaron los levitas de los hijos de Cohat y de los hijos de Coré, para alabar con fuerte y alta voz a Jehovah Dios de Israel.

20 Se levantaron muy de mañana y salieron hacia el desierto de Tecoa. Y mientras ellos salían, Josafat se puso de pie y dijo: "Oídme, Judá y habitantes de Jerusalén: ¡Creed en Jehovah vuestro Dios, y estaréis seguros! ¡Creed a sus profetas y seréis prosperados!"

21 Después de consultar con el pueblo, designó a algunos de ellos para que cantasen a Jehovah y le alabasen en la hermosura de la santidad, mientras iban delante del ejército, diciendo: "¡Alabad a Jehovah, porque para siempre es su misericordia!"

22 Cuando comenzaron el canto y la alabanza, Jehovah puso emboscadas contra los hijos de Amón, los de Moab y los de la región montañosa de Seír que habían venido contra Judá, y fueron derrotados. 23 Los hijos de Amón y de Moab se levantaron contra los de la región montañosa de Seír, para destruirlos por completo y aniquilarlos. Cuando habían acabado con los de la región montañosa de Seír, cada cual contribuyó a la destrucción de su campañero.

24 Cuando los de Judá llegaron a cierta altura que domina el desierto, miraron hacia la multitud; y he aquí que ellos yacían muertos en tierra. Ninguno había escapado. 25 Entonces Josafat y su gente fueron para despojarlos, y entre los cadáveres hallaron muchas riquezas, tanto vestidos como objetos preciosos, los que arrebataron para sí en tal cantidad que les era imposible llevar. Tres días duró el despojo, porque era mucho.

26 Al cuarto día se congregaron en el valle de Berajá. Allí bendijeron a Jehovah; por eso llamaron el nombre de aquel lugar valle de Berajá, hasta hoy.

27 Todos los hombres de Judá y de Jerusalén, con Josafat a la cabeza, partieron gozosos para regresar a Jerusalén; porque Jehovah les había dado gozo sobre sus enemigos. 28 Llegaron a Jerusalén, a la casa de Jehovah, con liras, arpas y trompetas. 29 Y cuando oyeron que Jehovah había combatido contra los enemigos de Israel, el temor de Dios cayó sobre todos los reinos de aquellas tierras. 30 Entonces el reino de Josafat tuvo tranquilidad, porque su Dios le dio reposo por todas partes.

Ultimos años y muerte de Josafat


31 Así reinó Josafat sobre Judá. Tenía 35 años cuando comenzó a reinar, y reinó 25 años en Jerusalén. El nombre de su madre era Azuba hija de Silji.

32 El anduvo en el camino de su padre Asa, sin apartarse de él, haciendo lo recto ante los ojos de Jehovah. 33 Sin embargo, los lugares altos no fueron quitados, pues el pueblo aún no había dispuesto su corazón hacia el Dios de sus padres.

34 Los demás hechos de Josafat, los primeros y los últimos, he aquí que están escritos en las crónicas de Jehú hijo de Hanani, las cuales fueron incluidas en el libro de los reyes de Israel.

35 Pasadas estas cosas Josafat, rey de Judá, se asoció con Ocozías, rey de Israel, quien era dado a la impiedad. 36 Josafat lo hizo su socio para hacer barcos que fueran a Tarsis, y construyeron barcos en Ezión-geber. 37 Entonces Eliezer hijo de Dodava, de Maresa, profetizó contra Josafat diciendo: "Porque te has asociado con Ocozías, Jehovah destruirá tus obras." Y los barcos se destrozaron y no pudieron ir a Tarsis.

21 Josafat reposó con sus padres y fue sepultado con ellos en la Ciudad de David. Y su hijo Joram reinó en su lugar.

Joram, rey de Judá


2 Joram tenía estos hermanos, hijos de Josafat: Azarías, Yejiel, Zacarías, Azariahu, Micael y Sefatías. Todos éstos eran hijos de Josafat, rey de Judá. 3 Su padre les había dado muchos regalos de plata, oro y cosas preciosas, junto con ciudades fortificadas en Judá; pero a Joram le había dado el reino, porque él era el primogénito. 4 Joram ascendió al trono de su padre, y después que se hizo fuerte, mató a espada a todos sus hermanos y también a algunos de los jefes de Israel. 5 Joram tenía 32 años cuando comenzó a reinar, y reinó 8 años en Jerusalén.

6 El anduvo en el camino de los reyes de Israel, como hizo la casa de Acab, porque tenía por mujer a una hija de Acab. E hizo lo malo ante los ojos de Jehovah. 7 Sin embargo, Jehovah no quiso destruir la casa de David, a causa del pacto que había hecho con David. Porque había prometido darle una lámpara a él, y a sus hijos, continuamente.

8 En sus días Edom se rebeló contra el dominio de Judá, y constituyeron un rey sobre ellos. 9 Entonces Joram fue con sus oficiales y todos sus carros con él. Y sucedió que levantándose de noche, atacó a los edomitas que les habían cercado a él y a los jefes de los carros. 10 Así se rebeló Edom contra el dominio de Judá, hasta el día de hoy. Por aquel tiempo, también Libna se rebeló contra su dominio, porque él había abandonado a Jehovah, Dios de sus padres.

11 Además, edificó lugares altos en los montes de Judá e hizo que los habitantes de Jerusalén se prostituyeran; y a lo mismo empujó a Judá. 12 Entonces le llegó una carta del profeta Elías que decía:


Así ha dicho Jehovah, Dios de tu padre David: "Por cuanto no has andado en los caminos de tu padre Josafat, ni en los caminos de Asa, rey de Judá, 13 sino que has andado en los caminos de los reyes de Israel y has hecho que Judá y los habitantes de Jerusalén se prostituyan, como se ha prostituido la casa de Acab, y además has asesinado a tus hermanos, a la familia de tu padre, los cuales eran mejores que tú, 14 he aquí que por eso Jehovah traerá una gran plaga sobre tu pueblo, sobre tus hijos, sobre tus mujeres y sobre todos tus bienes. 15 Y a ti te herirá con muchas enfermedades. Una enfermedad de los intestinos ocasionará que éstos se te salgan a causa de la enfermedad, día tras día."


16 Jehovah despertó contra Joram el espíritu de los filisteos y de los árabes que estaban al lado de los etíopes, 17 y subieron contra Judá y la invadieron. Luego tomaron todos los bienes que hallaron en el palacio real, y también a sus hijos y a sus mujeres. No le quedó más hijo que Ocozías, el menor de sus hijos. 18 Después de todo esto Jehovah lo hirió con una enfermedad incurable en sus intestinos. 19 Y sucedió que con el transcurso de los días, al final de dos años, se le salieron los intestinos a causa de su enfermedad, y murió con graves dolores. Su pueblo no hizo una hoguera por él, como la habían hecho por sus padres.

20 Tenía 32 años cuando comenzó a reinar, y reinó 8 años en Jerusalén; y se fue sin ser deseado. Lo sepultaron en la Ciudad de David, pero no en los sepulcros de los reyes.

Ocozías, rey de Judá


22 Los habitantes de Jerusalén proclamaron rey en su lugar a Ocozías, su hijo menor, porque una banda armada que había venido con los árabes al campamento había matado a todos los mayores. Por eso asumió el reinado Ocozías hijo de Joram, rey de Judá. 2 Ocozías tenía 22 años cuando comenzó a reinar, y reinó un año en Jerusalén. El nombre de su madre era Atalía hija de Omri.

3 El anduvo en los caminos de la casa de Acab, porque su madre le aconsejaba a que actuase impíamente. 4 E hizo lo malo ante los ojos de Jehovah, como la casa de Acab; porque después de la muerte de su padre, ellos le aconsejaban para su perdición. 5 También siguió sus consejos y con Joram hijo de Acab, rey de Israel, fue a la guerra contra Hazael, rey de Siria, en Ramot de Galaad. Los sirios hirieron a Joram, 6 y éste volvió a Jezreel para curarse de las heridas que le habían ocasionado en Ramot cuando combatía contra Hazael, rey de Siria. Entonces Ocozías hijo de Joram, rey de Judá, descendió a Jezreel para ver a Joram hijo de Acab, porque éste estaba enfermo.

7 La caída de Ocozías, al visitar a Joram, ocurrió de parte de Dios, pues cuando llegó, salió con Joram contra Jehú hijo de Nimsi, al cual Jehovah había ungido para que exterminase a la casa de Acab. 8 Y sucedió que cuando Jehú ejecutaba juicio contra la casa de Acab, encontró a los jefes de Judá y a los hijos de los hermanos de Ocozías, que servían a Ocozías, y los mató. 9 Después mandó buscar a Ocozías, y lo capturaron en Samaria, donde se había escondido; lo llevaron a Jehú y lo mataron. Y le dieron sepultura, porque dijeron: "Era hijo de Josafat, quien buscó a Jehovah con todo su corazón."

No quedó nadie de la casa de Ocozías para retener el poder del reino.

Atalía usurpa el trono de Judá


10 Cuando Atalía, madre de Ocozías, vio que su hijo había muerto, se levantó y exterminó a toda la descendencia real de la casa de Judá. 11 Pero Josabet, hija del rey, tomó a Joás hijo de Ocozías, lo sacó a escondidas de entre los hijos del rey a quienes estaban dando muerte, y puso a él y a su nodriza en un dormitorio. Josabet, hija del rey Joram y mujer del sacerdote Joyada (siendo ella hermana de Ocozías), lo escondió de Atalía, para que no lo matara. 12 Y estuvo escondido con ellos en la casa de Dios seis años. Entre tanto, Atalía reinaba en el país.

Joás asciende al trono de Judá


23 Al séptimo año, Joyada cobró ánimo y trajo, para hacer un convenio con él, a jefes de centenas: Azarías hijo de Jerojam, Ismael hijo de Johanán, Azarías hijo de Obed, Maasías hijo de Adaías y Elisafat hijo de Zicri. 2 Ellos recorrieron Judá y reunieron a los levitas de todas las ciudades de Judá y a los jefes de las casas paternas de Israel, y fueron a Jerusalén. 3 Entonces toda la congregación hizo un convenio con el rey en la casa de Dios, y Joyada les dijo:

-He aquí el hijo del rey, el cual reinará, como Jehovah ha prometido acerca de los hijos de David. 4 Esto es lo que habéis de hacer: Una tercera parte de vosotros, los sacerdotes y los levitas que entráis de turno el sábado, estaréis de porteros. 5 Otra tercera parte estará en la casa del rey, y la otra tercera parte estará en la puerta del Cimiento. Todo el pueblo estará en los atrios de la casa de Jehovah, 6 pero nadie entrará en la casa de Jehovah, excepto los sacerdotes y los levitas que sirven. Estos podrán entrar, porque están consagrados; y todo el pueblo guardará la ordenanza de Jehovah. 7 Entonces los levitas formarán un círculo alrededor del rey, cada uno con sus armas en su mano. Cualquiera que entre en el templo morirá. Estaréis con el rey cuando entre y cuando salga.

8 Los levitas y todo Judá hicieron conforme a todo lo que había mandado el sacerdote Joyada. Tomaron cada uno a sus hombres, a los que habían de entrar el sábado y a los que habían de salir el sábado, porque el sacerdote Joyada no dio licencia a los grupos. 9 El sacerdote Joyada dio a los jefes de centenas las lanzas y los escudos pequeños y grandes que habían sido del rey David, y que estaban en la casa de Dios. 10 Luego puso a toda la gente en su lugar, cada uno con su lanza en la mano, desde el lado sur del templo hasta el lado norte del templo, entre el altar y el templo, alrededor del rey.

11 Luego sacaron al hijo del rey, le pusieron la corona, le dieron el testimonio y le proclamaron rey. Joyada y sus hijos lo ungieron diciendo:

-¡Viva el rey!

12 Cuando Atalía oyó el bullicio de la gente que corría y loaba al rey, se acercó a la gente en la casa de Jehovah. 13 Y cuando miró, he aquí que el rey estaba de pie junto a su columna, a la entrada. Los magistrados y los que tocaban las trompetas estaban junto al rey. Todo el pueblo de la tierra se regocijaba y tocaba las trompetas, y los cantores dirigían la alabanza con instrumentos musicales. Entonces Atalía rasgó sus vestidos y gritó:

-¡Conspiración! ¡Conspiración!

14 Luego el sacerdote Joyada sacó a los jefes de centenas que estaban al mando del ejército, y les dijo:

-¡Sacadla de entre las filas; y el que la siga sea muerto a espada!

Porque el sacerdote había dicho que no la matasen en la casa de Jehovah. 15 Entonces le echaron mano, y cuando ella llegó a la entrada de la puerta de los Caballos de la casa del rey, allí la mataron.

16 Joyada hizo un pacto entre él, todo el pueblo y el rey, de que serían el pueblo de Jehovah. 17 Después todo el pueblo entró en el templo de Baal, y lo destruyeron. Rompieron sus altares y sus imágenes, y delante de los altares mataron a Matán, sacerdote de Baal.

18 Luego Joyada designó oficiales para la casa de Jehovah, a cargo de los sacerdotes levitas, a quienes David había organizado para estar a cargo de la casa de Jehovah, a fin de ofrecer los holocaustos de Jehovah, como está escrito en la ley de Moisés, con alegría y canto, conforme a lo establecido por David. 19 También puso porteros junto a las puertas de la casa de Jehovah, para que no entrase ninguna persona impura por cualquier razón.

20 Después tomó a los jefes de centenas, a los poderosos, a los que gobernaban el pueblo y a todo el pueblo de la tierra; e hizo descender al rey desde la casa de Jehovah. Entraron en la casa del rey por la puerta superior, e hicieron que el rey se sentase en el trono del reino. 21 Todo el pueblo de la tierra se regocijó, y la ciudad estaba en calma, después que a Atalía le habían dado muerte a espada.


24 Joás tenía 7 años cuando comenzó a reinar, y reinó 40 años en Jerusalén. El nombre de su madre era Sibia, de Beerseba.

Joás restaura el templo


2 Joás hizo lo recto ante los ojos de Jehovah, todo el tiempo del sacerdote Joyada. 3 Joyada tomó para el rey dos mujeres, y éste engendró hijos e hijas.

4 Aconteció después de esto que Joás decidió reparar la casa de Jehovah. 5 Entonces reunió a los sacerdotes y a los levitas, y les dijo:

-Recorred las ciudades de Judá y reunid de todo Israel el dinero para reparar de año en año la casa de vuestro Dios. Poned diligencia en este asunto.

Pero los levitas no pusieron diligencia. 6 Entonces el rey llamó a Joyada, el sumo sacerdote, y le dijo:

-¿Por qué no has requerido de los levitas que traigan de Judá y de Jerusalén la contribución que Moisés, siervo de Jehovah, y la congregación de Israel establecieron para el tabernáculo del testimonio?

7 Pues los hijos de la malvada Atalía habían arruinado la casa de Dios, y también habían empleado para los Baales todas las cosas sagradas de la casa de Jehovah.

8 Entonces el rey dijo que hiciesen un cofre, que pusieron fuera, junto a la puerta de la casa de Jehovah. 9 Luego hicieron pregonar en Judá y en Jerusalén que trajesen a Jehovah la contribución que Moisés, siervo de Dios, había establecido para Israel en el desierto. 10 Entonces se regocijaron todos los jefes y todo el pueblo, y traían sus contribuciones y las echaban en el cofre, hasta llenarlo. 11 Y sucedía que cuando llegaba el tiempo para llevar el cofre al oficial del rey por medio de los levitas, y cuando veían que había mucho dinero, el escriba del rey y el oficial del sumo sacerdote iban y vaciaban el cofre, y lo tomaban y lo volvían a poner en su lugar. Así lo hacían a diario, y recogían mucho dinero. 12 Luego el rey y Joyada lo entregaban a los que hacían la obra de reparación de la casa de Jehovah. Así contrataban canteros y carpinteros para que restauraran la casa de Jehovah; igualmente trabajadores en hierro y en bronce, para que reparasen la casa de Jehovah.

13 Los obreros trabajaban, y la obra de restauración progresó en sus manos. Restauraron la casa de Dios a su primer estado y la reforzaron. 14 Cuando acabaron, llevaron al rey y a Joyada lo que quedó del dinero, y con él hicieron utensilios para la casa de Jehovah: utensilios para el servicio y para ofrecer holocaustos, cucharas y utensilios de oro y de plata. Continuamente ofrecían holocaustos en la casa de Jehovah, todos los días de Joyada.

Muerte de Joyada y apostasía de Joás


15 Entonces Joyada envejeció y murió lleno de años. Tenía 130 años cuando murió, 16 y lo sepultaron en la Ciudad de David, junto con los reyes, porque había hecho bien en Israel para con Dios y su casa.

17 Después de la muerte de Joyada vinieron los jefes de Judá y se postraron ante el rey, y el rey los escuchó. 18 Entonces abandonaron la casa de Jehovah, Dios de sus padres, y rindieron culto a los árboles rituales de Asera y a los ídolos. Y la ira de Dios vino contra Judá y contra Jerusalén, a causa de esta culpa suya. 19 Sin embargo, les envió profetas para que los hiciesen volver a Jehovah; y éstos les amonestaron, pero ellos no escucharon.

Crimen de Joás contra Zacarías


20 Entonces el Espíritu de Dios invistió a Zacarías, hijo del sacerdote Joyada, quien se puso de pie donde estaba más alto que el pueblo y les dijo:

-Así ha dicho Dios: "¿Por qué quebrantáis los mandamientos de Jehovah? No prosperaréis; porque por haber abandonado a Jehovah, él también os abandonará."

21 Pero ellos conspiraron contra él, y por mandato del rey lo apedrearon en el atrio de la casa de Jehovah. 22 El rey Joás no se acordó de la bondad que Joyada, padre de Zacarías, había mostrado con él. Más bien, mató a su hijo, quien dijo al morir: "¡Jehovah lo vea y lo demande!"

Ultimos años y muerte de Joás


23 Aconteció que al año siguiente subió contra él el ejército de Siria. Vinieron a Judá y a Jerusalén, destruyeron de entre la población a todos los magistrados del pueblo y enviaron todo su botín al rey en Damasco. 24 Aunque el ejército de Siria había venido con poca gente, Jehovah entregó en su mano un ejército muy numeroso, porque habían abandonado a Jehovah, Dios de sus padres. Así ejecutaron juicio contra Joás.

25 Cuando los sirios se alejaron de él, lo dejaron gravemente enfermo. Después conspiraron contra él sus servidores, a causa de la sangre del hijo del sacerdote Joyada. Lo hirieron de muerte en su cama, y murió. Y lo sepultaron en la Ciudad de David, pero no en los sepulcros de los reyes. 26 Los que conspiraron contra él fueron Zabad, hijo de Simeat la amonita, y Jozabad, hijo de Simrit la moabita.

27 Lo referente a sus hijos, a las muchas profecías acerca de él y a la restauración de la casa de Jehovah, he aquí que está escrito en la historia del libro de los reyes. Y su hijo Amasías reinó en su lugar.

Amasías, rey de Judá


25 Amasías tenía 25 años cuando comenzó a reinar, y reinó 29 años en Jerusalén. El nombre de su madre era Joadán, de Jerusalén.

2 El hizo lo recto ante los ojos de Jehovah, aunque no con un corazón íntegro. 3 Sucedió que cuando el reino se consolidó con él, mató a sus servidores que habían herido de muerte al rey, su padre. 4 Pero no dio muerte a los hijos de ellos, conforme a lo que está escrito en la Ley, en el libro de Moisés, donde Jehovah mandó diciendo: Los padres no morirán por culpa de los hijos, ni los hijos morirán por culpa de los padres; sino que cada cual morirá por su propio pecado.

Amasías derrota a los edomitas


5 Después Amasías reunió a los de Judá y los organizó por todo Judá y Benjamín, de acuerdo con sus casas paternas, bajo jefes de millares y de centenas. Luego contó a los de 20 años para arriba y halló que eran 300.000 escogidos para ir a la guerra, los cuales portaban lanza y escudo. 6 Además, tomó a sueldo a 100.000 hombres valientes de Israel, por 100 talentos de plata.

7 Entonces un hombre de Dios fue a él y dijo:

-Oh rey, que no vaya contigo el ejército de Israel; porque Jehovah no está con Israel ni con ninguno de los hijos de Efraín. 8 Aunque tú fueras y te esforzaras en la batalla, Dios te haría fracasar delante del enemigo. Porque en Dios hay poder para ayudar o para hacer fracasar.

9 Amasías preguntó al hombre de Dios:

-¿Qué será, pues, de los 100 talentos de plata que he dado al ejército de Israel?

El hombre de Dios respondió:

-Jehovah puede darte mucho más que eso.

10 Entonces Amasías apartó las tropas que habían venido a él de Efraín, para que se fuesen a sus casas. Ellos se enojaron muchísimo contra Judá y se volvieron a sus casas enfurecidos. 11 Pero Amasías se esforzó y guió a su pueblo; fue al valle de la Sal y mató a 10.000 de los hijos de Seír. 12 Los hijos de Judá tomaron vivos a otros 10.000, que llevaron a la cumbre de un peñasco y de allí los despeñaron, y todos se hicieron pedazos. 13 Pero las tropas que Amasías había despedido para que no fuesen con él a la batalla, saquearon las ciudades de Judá desde Samaria hasta Bet-jorón, mataron a 3.000 de ellos y se llevaron mucho despojo.

Apostasía de Amasías


14 Pero sucedió que después que Amasías vino de la matanza de los edomitas, trajo consigo los dioses de los hijos de Seír y los puso como dioses para sí, y se inclinó ante ellos y les quemó incienso. 15 Entonces el furor de Jehovah se encendió contra Amasías, y le envió un profeta que le dijo:

-¿Por qué has acudido a los dioses de ese pueblo, que no pudieron librar a su pueblo de tu mano?

16 Y sucedió que cuando el profeta le habló estas cosas, él le respondió:

-¿Te hemos puesto a ti por consejero del rey? ¡Cállate! ¿Por qué te han de matar?

Entonces el profeta concluyó diciendo:

-Yo sé que Dios ha decidido destruirte, porque has hecho esto y no has escuchado mi consejo.

Joás rey de Israel derrota a Amasías


17 Después de haber tomado consejo Amasías, rey de Judá, mandó a decir a Joás hijo de Joacaz, hijo de Jehú, rey de Israel: "¡Ven, y veámonos las caras!"

18 Y Joás, rey de Israel, mandó a decir a Amasías, rey de Judá: "El cardo que está en el Líbano mandó a decir al cedro que está en el Líbano: ’Da tu hija a mi hijo por mujer.’ Entonces pasó una fiera salvaje del Líbano y pisoteó el cardo. 19 Tú dices: ’He aquí, he derrotado a Edom’, y tu corazón se ha envanecido, y te glorías. Ahora pues, quédate en tu casa. ¿Por qué provocas un mal, en que puedas caer tú y Judá contigo?"

20 Pero Amasías no quiso escuchar, porque esto estaba determinado por Dios, quien los quería entregar en mano de sus enemigos, porque habían acudido a los dioses de Edom. 21 Entonces Joás, rey de Israel, subió; y se enfrentaron él y Amasías, rey de Judá, en Bet-semes, que pertenece a Judá. 22 Los de Judá fueron derrotados ante Israel y huyeron, cada uno a su morada.

23 Entonces Joás, rey de Israel, prendió en Bet-semes a Amasías, rey de Judá e hijo de Joás, hijo de Ocozías; y lo llevó a Jerusalén. Y abrió una brecha en el muro de Jerusalén, desde la puerta de Efraín hasta la puerta de la Esquina, 400 codos. 24 Luego tomó todo el oro, la plata y todos los utensilios que se hallaban en la casa de Dios con Obed-edom, y los tesoros de la casa del rey. También tomó rehenes y regresó a Samaria.

Ultimos años y muerte de Amasías


25 Amasías hijo de Joás, rey de Judá, vivió quince años después de la muerte de Joás hijo de Joacaz, rey de Israel. 26 Los demás hechos de Amasías, los primeros y los últimos, ¿no están escritos en el libro de los reyes de Judá y de Israel? 27 Desde el tiempo en que Amasías se apartó de Jehovah, hicieron una conspiración contra él en Jerusalén. El huyó a Laquis, pero enviaron gente tras él a Laquis, y lo mataron allí. 28 Después lo llevaron sobre caballos y lo sepultaron con sus padres, en la Ciudad de David.

Uzías, rey de Judá


26 Entonces todo el pueblo de Judá tomó a Uzías, que tenía 16 años de edad, y lo proclamaron rey en lugar de su padre Amasías. 2 El reedificó Eilat y la restituyó a Judá, después que el rey reposó con sus padres. 3 Uzías tenía 16 años cuando comenzó a reinar, y reinó 52 años en Jerusalén. El nombre de su madre era Jecolía, de Jerusalén.

4 El hizo lo recto ante los ojos de Jehovah, conforme a todas las cosas que había hecho su padre Amasías. 5 Se propuso buscar a Dios en los días de Zacarías, entendido en las visiones de Dios; y en el tiempo en que buscó a Jehovah, Dios le prosperó. 6 Salió y combatió contra los filisteos, y abrió brecha en el muro de Gat, en el muro de Yabne y en el muro de Asdod. Edificó ciudades en la zona de Asdod y entre los filisteos. 7 Dios le ayudó contra los filisteos, contra los árabes que habitaban en Gur-baal y contra los meunitas. 8 Los amonitas dieron tributo a Uzías, y su nombre se difundió hasta la entrada de Egipto, porque se había hecho poderoso en extremo.

9 Uzías también edificó torres en Jerusalén, junto a la puerta de la Esquina, junto a la puerta del Valle y junto al ángulo, y las fortificó. 10 También edificó torres en el desierto y cavó muchos pozos, porque tenía mucho ganado, tanto en la Sefela como en la costa. Tuvo también agricultores y viñadores en la región montañosa y en los campos fértiles, porque era amante de la agricultura.

11 Uzías mantuvo un ejército entrenado para la batalla, que salía a la campaña por divisiones, conforme al número de su lista hecha por el escriba Jeiel y por el oficial Maasías, bajo la dirección de Ananías, uno de los funcionarios del rey. 12 El número total de los jefes de las casas paternas al frente de los guerreros valientes era de 2.600. 13 Bajo su mando estaba un ejército de 307.500 guerreros, una fuerza poderosa para ayudar al rey contra los enemigos. 14 Uzías preparó para todo el ejército escudos, lanzas, cascos, cotas de malla, arcos y piedras para las hondas. 15 En Jerusalén hizo máquinas, ingeniosamente diseñadas por técnicos, para que estuviesen en las torres y en las esquinas, a fin de lanzar dardos y grandes piedras. Su fama se difundió muy lejos, porque halló ayuda de manera sorprendente, hasta que se hizo fuerte.

Ultimos años y muerte de Uzías


16 Cuando Uzías se hizo fuerte, su corazón se enalteció hasta corromperse. El actuó con infidelidad contra Jehovah su Dios y entró en la casa de Jehovah para quemar incienso en el altar del incienso. 17 El sacerdote Azarías entró tras él, y ochenta sacerdotes de Jehovah con él, hombres valientes. 18 Estos se pusieron contra el rey Uzías y le dijeron:

-¡No te corresponde a ti, oh Uzías, quemar incienso a Jehovah, sino a los sacerdotes hijos de Aarón, que han sido consagrados para ello! ¡Sal del santuario, porque has actuado mal! ¡Esto no te servirá de gloria delante de Jehovah Dios!

19 Pero Uzías, quien tenía en su mano un incensario para quemar incienso, se llenó de ira. Y al airarse contra los sacerdotes, brotó lepra en su frente, en presencia de los sacerdotes, en la casa de Jehovah, junto al altar del incienso. 20 El sumo sacerdote Azarías y todos los sacerdotes lo vieron, y he aquí que él tenía leprosa la frente. Entonces le hicieron salir aprisa de allí. El mismo se apresuró a salir, porque Jehovah lo había herido. 21 El rey Uzías quedó leproso hasta el día de su muerte. Siendo leproso habitó aislado en una casa, porque había sido excluido de la casa de Jehovah. Su hijo Jotam tenía a su cargo la casa del rey y gobernaba al pueblo de la tierra.

22 Los demás hechos de Uzías, los primeros y los últimos, los ha escrito el profeta Isaías hijo de Amoz. 23 Uzías reposó con sus padres, y lo sepultaron con sus padres en el campo de sepultura de los reyes, aunque dijeron: "El es leproso." Y su hijo Jotam reinó en su lugar.

Jotam, rey de Judá


27 Jotam tenía 25 años cuando comenzó a reinar, y reinó 16 años en Jerusalén. El nombre de su madre era Jerusa hija de Sadoc.

2 El hizo lo recto ante los ojos de Jehovah, conforme a todas las cosas que había hecho su padre Uzías, salvo que no entró en el templo de Jehovah. Sin embargo, el pueblo continuaba corrompiéndose.

3 Jotam edificó la puerta superior de la casa de Jehovah e hizo muchas edificaciones en la muralla del Ofel. 4 Edificó ciudades en la región montañosa de Judá, y fortalezas y torres en los bosques. 5 También hizo guerra contra el rey de los hijos de Amón, a los cuales venció. Aquel año los hijos de Amón le dieron 100 talentos de plata, 10.000 coros de trigo y 10.000 coros de cebada. Esto mismo le dieron los hijos de Amón el segundo y el tercer año. 6 Jotam se hizo fuerte, porque dispuso sus caminos delante de Jehovah su Dios.

7 Los demás hechos de Jotam, todas sus guerras y sus actividades, he aquí que están escritos en el libro de los reyes de Israel y de Judá. 8 Tenía 25 años cuando comenzó a reinar, y reinó 16 años en Jerusalén. 9 Jotam reposó con sus padres, y lo sepultaron en la Ciudad de David. Y su hijo Acaz reinó en su lugar.

Acaz, rey de Judá


28 Acaz tenía 20 años cuando comenzó a reinar, y reinó 16 años en Jerusalén.

El no hizo lo recto ante los ojos de Jehovah, en contraste con su padre David. 2 Anduvo en los caminos de los reyes de Israel, y aun hizo de metal fundido imágenes de los Baales. 3 Quemó incienso en el valle de Ben-hinom e hizo pasar por fuego a sus hijos, conforme a las prácticas abominables de las naciones que Jehovah había echado de delante de los hijos de Israel. 4 Asimismo, ofreció sacrificios y quemó incienso en los lugares altos, sobre las colinas y debajo de todo árbol frondoso. 5 Entonces Jehovah su Dios lo entregó en mano del rey de Siria; ellos lo derrotaron y le tomaron muchos cautivos, a los cuales llevaron a Damasco.

También fue entregado en mano del rey de Israel, el cual le ocasionó una gran derrota. 6 Pécaj hijo de Remalías mató en Judá a 120.000 en un solo día, todos hombres valientes, porque habían abandonado a Jehovah, Dios de sus padres. 7 También Zicri, un hombre poderoso de Efraín, mató a Maasías, hijo del rey, a Azricam, encargado del palacio, y a Elcana que era segundo después del rey. 8 Los hijos de Israel también tomaron cautivos a 200.000 de sus hermanos: mujeres, hijos e hijas. Además, tomaron de ellos un gran botín y se lo llevaron a Samaria.

9 Había allí un profeta de Jehovah que se llamaba Oded, el cual salió al encuentro del ejército, cuando llegaba a Samaria, y les dijo:

-He aquí, fue debido a que Jehovah, Dios de vuestros padres, estaba airado contra Judá, que la entregó en vuestra mano. Pero vosotros los habéis matado con tal saña que ha llegado hasta el cielo. 10 Y ahora habéis determinado someter a los hijos de Judá y de Jerusalén como vuestros siervos y siervas. ¿No sois vosotros los verdaderos culpables ante Jehovah vuestro Dios? 11 Ahora pues, escuchadme y haced volver a los cautivos que habéis tomado de vuestros hermanos, porque el furor de la ira de Jehovah está sobre vosotros.

12 Entonces se levantaron contra los que venían de la guerra algunos hombres de los jefes de los hijos de Efraín (Azarías hijo de Johanán, Berequías hijo de Mesilemot, Ezequías hijo de Salum y Amasa hijo de Hadlai), 13 y les dijeron:

-No traigáis acá a los cautivos, porque esto nos hará culpables delante de Jehovah. Vosotros tratáis de añadir sobre nuestros pecados y sobre nuestra culpa, a pesar de que ya es grande nuestra culpa y de que el furor de su ira está sobre Israel.

14 Entonces el ejército abandonó a los cautivos y el botín delante de los jefes y de toda la congregación. 15 Unos hombres que fueron designados por nombre se levantaron, tomaron a los cautivos y vistieron del botín a todos los que entre ellos estaban desnudos. Los vistieron, los calzaron y les dieron de comer y de beber. Los ungieron, condujeron en asnos a todos los débiles, y los llevaron hasta Jericó, la ciudad de las palmeras, junto a sus hermanos. Después regresaron a Samaria.

16 En aquel tiempo el rey Acaz envió a pedir ayuda al rey de Asiria, 17 porque otra vez habían venido los edomitas y habían atacado a los de Judá, llevándose cautivos. 18 Asimismo, los filisteos habían hecho una incursión en las ciudades de la Sefela y del Néguev de Judá, y habían tomado Bet-semes, Ajalón, Gederot, Soco con sus aldeas, Timna con sus aldeas y Gimzo con sus aldeas; y habitaron en ellas. 19 Ciertamente Jehovah humilló a Judá por causa de Acaz, rey de Judá, porque él había permitido la corrupción en Judá y había actuado gravemente contra Jehovah.

20 Tiglat-pileser, rey de Asiria, vino a él, pero lo redujo a estrechez en lugar de fortalecerlo. 21 A pesar de que Acaz había despojado la casa de Jehovah, la casa del rey y las casas de los gobernadores, para darlo al rey de Asiria, éste no le prestó ayuda.

22 En el tiempo de su aflicción el rey Acaz persistió en su infidelidad a Jehovah, 23 porque ofreció sacrificios a los dioses de Damasco que le habían derrotado. Y dijo: "Puesto que los dioses de los reyes de Siria les ayudan, yo también les ofreceré sacrificios, para que me ayuden a mí." Pero ellos fueron los que lo hicieron fracasar a él y a todo Israel.

24 Además de esto, Acaz recogió los utensilios de la casa de Dios. Destrozó los utensilios de la casa de Dios, y cerró las puertas de la casa de Jehovah. Se hizo altares en todos los rincones de Jerusalén. 25 E hizo lugares altos en todas las ciudades de Judá, para quemar incienso a otros dioses, provocando a ira a Jehovah, Dios de sus padres.

26 Los demás hechos de Acaz, todos su caminos, los primeros y los últimos, he aquí que están escritos en el libro de los reyes de Judá y de Israel. 27 Acaz reposó con sus padres, y lo sepultaron en la ciudad de Jerusalén, pero no lo pusieron en los sepulcros de los reyes de Israel. Y su hijo Ezequías reinó en su lugar.

Ezequías y el retorno a Jehovah


29 Ezequías comenzó a reinar cuando tenía 25 años, y reinó 29 años en Jerusalén. El nombre de su madre era Abía hija de Zacarías.

2 El hizo lo recto ante los ojos de Jehovah, conforme a todas las cosas que había hecho su padre David. 3 En el mes primero del primer año de su reinado, abrió las puertas de la casa de Jehovah y las reparó. 4 Hizo venir a los sacerdotes y a los levitas, los reunió en la plaza oriental 5 y les dijo:

-Oídme, oh levitas: Purificaos ahora, y purificad luego la casa de Jehovah, Dios de vuestros padres, sacando del santuario la inmundicia. 6 Porque nuestros padres han sido infieles y han hecho lo malo ante los ojos de Jehovah, nuestro Dios. Ellos le han abandonado, han apartado sus rostros del tabernáculo de Jehovah, y le han vuelto las espaldas. 7 Incluso han cerrado las puertas del pórtico y han apagado las lámparas. No han quemado incienso ni han ofrecido holocaustos en el santuario al Dios de Israel. 8 Por eso la ira de Jehovah ha venido sobre Judá y Jerusalén, y los ha entregado a turbación, horror y escarnio, como lo veis con vuestros propios ojos. 9 He aquí que por esto nuestros padres han caído a espada, y nuestros hijos, nuestras hijas y nuestras mujeres están cautivos. 10 Ahora pues, yo he decidido hacer un pacto con Jehovah Dios de Israel, para que aparte de nosotros el furor de su ira. 11 Ahora pues, hijos míos, no seáis negligentes, porque Jehovah os ha escogido a fin de que estéis delante de él y le sirváis, para que seáis sus servidores y le queméis incienso."

12 Entonces se levantaron los levitas Majat hijo de Amasai y Joel hijo de Azarías, de los hijos de Cohat; Quis hijo de Abdi y Azarías hijo de Jehalelel, de los hijos de Merari; Jóaj hijo de Zima y Edén hijo de Jóaj, de los hijos de Gersón; 13 Simri y Jeiel, de los hijos de Elizafán; Zacarías y Matanías, de los hijos de Asaf; 14 Yejiel y Simi, de los hijos de Hemán: Semaías y Uziel, de los hijos de Jedutún. 15 Estos reunieron a sus hermanos, se purificaron y entraron para limpiar la casa de Jehovah, conforme al mandato del rey, basado en la palabra de Jehovah. 16 Los sacerdotes entraron en la parte interior de la casa de Jehovah para limpiarla. Sacaron al atrio de la casa de Jehovah toda la inmundicia que hallaron en el templo de Jehovah, y los levitas la tomaron para sacarla fuera, al arroyo de Quedrón. 17 Comenzaron a purificarlo el primero del mes primero. El octavo día del mismo mes entraron en el pórtico de Jehovah y purificaron la casa de Jehovah en ocho días. Y acabaron el día 16 del mes primero.

18 Luego pasaron adentro, ante el rey Ezequías, y le dijeron:

-Ya hemos limpiado toda la casa de Jehovah, el altar del holocausto y todos sus utensilios; igualmente, la mesa de la presentación y todos sus utensilios. 19 Asimismo, hemos preparado y consagrado todos los utensilios que en su infidelidad había puesto de lado el rey Acaz mientras reinaba. He aquí, ellos están delante del altar de Jehovah.

20 El rey Ezequías se levantó muy de mañana, reunió a los dirigentes de la ciudad y subió a la casa de Jehovah. 21 Llevaron siete toros, siete carneros, siete corderos y siete machos cabríos para hacer un sacrificio por el pecado a favor del reino, del santuario y de Judá. Y mandó a los sacerdotes hijos de Aarón que los ofreciesen como holocausto sobre el altar de Jehovah.

22 Entonces mataron los toros, y los sacerdotes tomaron la sangre y la esparcieron sobre el altar. Mataron luego los carneros y esparcieron la sangre sobre el altar. Asimismo, mataron los corderos y esparcieron la sangre sobre el altar. 23 Después hicieron acercar ante el rey y la multitud los machos cabríos de la ofrenda por el pecado, y pusieron sus manos sobre ellos. 24 Entonces los sacerdotes los degollaron y con su sangre hicieron un sacrificio por el pecado en el altar, para hacer expiación por todo Israel. Porque el rey había ordenado el holocausto y el sacrificio por el pecado, por todo Israel.

25 También puso a los levitas en la casa de Jehovah, con címbalos, liras y arpas, conforme al mandato de David, de Gad, vidente del rey, y del profeta Natán; porque éste fue el mandamiento de Jehovah por medio de sus profetas. 26 Así que los levitas estuvieron de pie con los instrumentos de David, y los sacerdotes con las trompetas.

27 Entonces Ezequías mandó que se ofreciera el holocausto sobre el altar. Y cuando el holocausto empezó a ser ofrecido, comenzó el canto a Jehovah con las trompetas y los instrumentos de David, rey de Israel. 28 Toda la congregación adoraba mientras resonaba el canto y sonaban las trompetas, todo hasta acabarse el holocausto.

29 Cuando acabaron de ofrecer el holocausto, el rey y todos los que estaban con él se arrodillaron y adoraron. 30 Entonces el rey Ezequías y los dirigentes mandaron a los levitas que alabasen a Jehovah con las palabras de David y del vidente Asaf. Y ellos alabaron con grande gozo, y se inclinaron y adoraron. 31 Luego Ezequías tomó la palabra y dijo:

-Ahora vosotros os habéis consagrado a Jehovah. Acercaos y presentad sacrificios y ofrendas de acción de gracias en la casa de Jehovah.

Entonces la multitud presentó sacrificios y ofrendas de acción de gracias, y todos los de corazón generoso ofrecieron holocaustos. 32 El número de los holocaustos que trajo la asamblea fue de 70 toros, 100 carneros y 200 corderos; todos éstos fueron para el holocausto a Jehovah. 33 Las ofrendas consagradas fueron de 600 toros y 3.000 ovejas.

34 Sin embargo, los sacerdotes eran pocos y no bastaban para desollar todos los holocaustos, de modo que sus hermanos los levitas les ayudaron, hasta que acabaron la obra y hasta que los sacerdotes se purificaron. Porque los levitas habían sido más concienzudos que los sacerdotes en purificarse.

35 Así, pues, hubo una gran cantidad de holocaustos, con los sebos de los sacrificios de paz y con las libaciones de cada holocausto. Así quedó restablecido el servicio de la casa de Jehovah. 36 Ezequías y todo el pueblo se alegraron por lo que Dios había realizado a favor del pueblo, porque la cosa se había hecho con rapidez.

Ezequías celebra la Pascua


30 Ezequías envió mensajeros por todo Israel y Judá, y también escribió cartas a los de Efraín y Manasés para que acudieran a Jerusalén, a la casa de Jehovah, para celebrar la Pascua de Jehovah Dios de Israel.

2 El rey había tomado el acuerdo, junto con sus magistrados y con toda la congregación en Jerusalén, de celebrar la Pascua en el mes segundo. 3 No la habían podido celebrar a su debido tiempo, porque los sacerdotes no se habían purificado en número suficiente, ni el pueblo se había reunido en Jerusalén. 4 Esto les pareció bien al rey y a toda la asamblea, 5 y determinaron pasar una proclama por todo Israel, desde Beerseba hasta Dan, para que acudieran a celebrar la Pascua a Jehovah Dios de Israel, en Jerusalén. Porque hacía mucho tiempo que no la habían celebrado según estaba escrito.

6 Fueron, pues, los mensajeros por todo Israel y Judá, con cartas de parte del rey y de sus magistrados, como el rey lo había mandado, que decían:


Oh hijos de Israel, volveos a Jehovah, Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, para que él se vuelva a los que han escapado y sobrevivido de mano de los reyes de Asiria. 7 No seáis como vuestros padres y como vuestros hermanos, que actuaron con infidelidad a Jehovah, Dios de sus padres, por lo cual él los entregó a la desolación, como vosotros veis.

8 Ahora pues, no endurezcáis vuestra cerviz como vuestros padres. Someteos a Jehovah, y venid a su santuario que él ha santificado para siempre. Servid a Jehovah vuestro Dios, y el furor de su ira se apartará de vosotros. 9 Porque si os volvéis a Jehovah, vuestros hermanos y vuestros hijos hallarán misericordia delante de quienes los llevaron cautivos, y volverán a esta tierra. Porque Jehovah vuestro Dios es clemente y misericordioso, y si vosotros os volvéis a él, no esconderá de vosotros su rostro.


10 Los mensajeros pasaron de ciudad en ciudad por la tierra de Efraín y de Manasés, y hasta Zabulón; pero se reían de ellos y los ridiculizaban. 11 Solamente algunos hombres de Aser, de Manasés y de Zabulón se humillaron y fueron a Jerusalén. 12 También en Judá se manifestó la mano de Dios, dándoles un solo corazón para cumplir el mandato del rey y de los magistrados, conforme a las palabras de Jehovah.

13 En el mes segundo se reunió en Jerusalén mucha gente, una gran congregación, para celebrar la fiesta de los panes sin levadura. 14 Luego se levantaron y quitaron los altares que había en Jerusalén. También quitaron los altares de incienso, y los echaron al arroyo de Quedrón.

15 Entonces sacrificaron la víctima de la Pascua el 14 del mes segundo. Los sacerdotes y los levitas estaban avergonzados y se purificaron, y llevaron holocaustos a la casa de Jehovah. 16 Tomaron su respectivo lugar conforme a lo establecido en la ley de Moisés, hombre de Dios, y los sacerdotes esparcían la sangre que recibían de mano de los levitas.

17 Puesto que había muchos en la congregación que no estaban purificados, los levitas estuvieron a cargo del sacrificio de las víctimas de la Pascua, por todos los que no se habían purificado, a fin de consagrarlas a Jehovah. 18 La mayoría de la gente, muchos de Efraín, de Manasés, de Isacar y de Zabulón, no se había purificado; pero comieron la víctima de la Pascua, aunque no de acuerdo con lo prescrito. Pero Ezequías oró por ellos diciendo: "Jehovah, que es bueno, perdone a todo aquel que ha preparado su corazón para buscar a Dios, 19 a Jehovah, Dios de sus padres, aunque no sea de acuerdo con la purificación ritual." 20 Y Jehovah escuchó a Ezequías y sanó al pueblo.

21 Así los hijos de Israel que se hallaban en Jerusalén celebraron la fiesta de los Panes sin Levadura, durante siete días, con gran gozo. Los levitas y los sacerdotes alababan a Jehovah día tras día, cantando a Jehovah con instrumentos resonantes.

22 Ezequías habló al corazón de todos los levitas que demostraban tener buen conocimiento de Jehovah, y durante siete días comieron la porción asignada, ofreciendo sacrificios de paz y dando gracias a Jehovah, Dios de sus padres. 23 Entonces toda la congregación determinó que se celebrase otros siete días. Y celebraron otros siete días con alegría. 24 Porque Ezequías, rey de Judá, había dado para la congregación 1.000 toros y 7.000 ovejas; y también los magistrados habían dado para la congregación 1.000 toros y 10.000 ovejas, y muchos sacerdotes ya se habían purificado.

25 Toda la congregación de Judá se regocijó, como también los sacerdotes, los levitas y toda la congregación que había venido de Israel. Asimismo los forasteros que habían venido de la tierra de Israel y los que habitaban en Judá. 26 Hubo gran alegría en Jerusalén, porque no había habido cosa semejante en Jerusalén desde los días de Salomón hijo de David, rey de Israel.

27 Después los sacerdotes y los levitas se levantaron y bendijeron al pueblo. Y su voz fue oída, y su oración llegó a su santa morada, al mismo cielo.

31 Cuando se acabó todo esto, todos los de Israel que habían estado presentes fueron por las ciudades de Judá; rompieron las piedras rituales, cortaron los árboles rituales de Asera y derribaron los lugares altos y los altares en todo Judá y Benjamín, y también en Efraín y Manasés, hasta acabar con ellos. Después todos los hijos de Israel regresaron a sus ciudades, cada uno a su posesión.

Reorganización de sacerdotes y levitas


2 Ezequías constituyó los grupos de los sacerdotes y de los levitas, conforme a sus grupos, y cada uno según su oficio (tanto los sacerdotes como los levitas), para los holocaustos y los sacrificios de paz; a fin de que sirviesen, diesen gracias y alabasen en las puertas de la morada de Jehovah.

3 El rey contribuyó con una parte de su patrimonio para los holocaustos: para los holocaustos de la mañana y de la tarde, y para los holocaustos de los sábados, de las lunas nuevas y de las fiestas solemnes, como está escrito en la ley de Jehovah. 4 También mandó al pueblo que habitaba en Jerusalén que diesen a los sacerdotes y a los levitas la porción que les correspondía, para que se mantuviesen dedicados a la ley de Jehovah. 5 Cuando fue divulgada esta orden, los hijos de Israel dieron muchas primicias de grano, vino nuevo, aceite, miel y de todos los frutos de la tierra. Asimismo, trajeron en abundancia los diezmos de todas las cosas.

6 También los hijos de Israel y de Judá que habitaban en las ciudades de Judá trajeron los diezmos de las vacas y de las ovejas, y los diezmos de las cosas consagradas a Jehovah su Dios, y lo acumularon en montones. 7 Comenzaron a hacer aquellos montones en el mes tercero, y acabaron en el mes séptimo.

8 Ezequías y los magistrados fueron a ver los montones, y bendijeron a Jehovah y a su pueblo Israel. 9 Ezequías preguntó a los sacerdotes y a los levitas acerca de los montones. 10 Y Azarías, sumo sacerdote de la casa de Sadoc, le respondió: "Desde que comenzaron a traer la ofrenda a la casa de Jehovah, hemos comido y nos hemos saciado, y ha sobrado mucho. Porque Jehovah ha bendecido a su pueblo, y ha sobrado esta gran cantidad."

11 Entonces Ezequías mandó que preparasen unas cámaras en la casa de Jehovah. Las prepararon 12 y pusieron fielmente en ellas las ofrendas, los diezmos y las cosas consagradas. A cargo de ello estaban el oficial Conanías, levita, y su hermano Simei, segundo en rango. 13 Yejiel, Azazías, Najat, Asael, Jerimot, Jozabad, Eliel, Ismaquías, Majat y Benaías eran supervisores bajo el mando de Conanías y de su hermano Simei, por disposición del rey Ezequías y de Azarías, director de la casa de Dios. 14 El levita Coré hijo de Imna, guardia de la puerta oriental, estaba encargado de las ofrendas voluntarias hechas a Dios, de la distribución de las contribuciones a Jehovah y de las cosas más sagradas. 15 Bajo su mando estaban Edén, Miniamín, Jesúa, Semaías, Amarías y Secanías en las ciudades de los sacerdotes encargados de distribuir con fidelidad a sus hermanos sus porciones, conforme a sus grupos, desde el mayor hasta el menor; 16 a los varones, de acuerdo con sus genealogías, de tres años para arriba, todos los que entraban en la casa de Jehovah, para realizar su tarea diaria, según su servicio, en sus deberes y de acuerdo con sus grupos. 17 Lo mismo a los sacerdotes inscritos en las genealogías, según sus casas paternas, y a los levitas de 20 años para arriba, conforme a sus deberes y a sus grupos. 18 Ellos estaban inscritos en el registro con todos sus bebés, sus mujeres, sus hijos e hijas, de toda la asamblea, porque con fidelidad se consagraban a las cosas sagradas. 19 Además, para los hijos de Aarón, los sacerdotes, que estaban en los campos alrededor de sus ciudades, había hombres designados por nombre en cada una de las ciudades, para que dieran porciones a cada varón entre los sacerdotes y a todos los levitas registrados en las genealogías.

20 De esta manera hizo Ezequías en todo Judá. El hizo lo bueno, lo recto y lo verdadero delante de Jehovah su Dios. 21 El buscó a su Dios en toda obra que emprendió en el servicio de la casa de Dios y en la ley y los mandamientos. Lo hizo de todo corazón y fue prosperado.

Ezequías y la invasión de Senaquerib


32 Después de estas cosas y de esta fidelidad, vino Senaquerib, rey de Asiria; e invadió Judá y acampó contra las ciudades fortificadas, con la intención de conquistarlas. 2 Al ver que había venido Senaquerib y que su propósito era combatir contra Jerusalén, Ezequías 3 tomó consejo con sus generales y sus valientes para cegar los manantiales de aguas que estaban fuera de la ciudad; y ellos le apoyaron. 4 Se reunió mucha gente, y cegaron todos los manantiales y el arroyo que corría a través del territorio, diciendo: "¿Por qué han de hallar tanta agua los reyes de Asiria, cuando vengan?"

5 Ezequías se animó y reconstruyó toda la muralla que tenía brechas, y sobre ella levantó torres y edificó por fuera otra muralla. Fortificó el Milo en la Ciudad de David, e hizo muchas lanzas y muchos escudos. 6 También designó comandantes de guerra sobre el pueblo; y los hizo reunir ante él en la plaza de la puerta de la ciudad, y les habló al corazón diciendo: 7 "Esforzaos y sed valientes; no temáis ni desmayéis ante el rey de Asiria, ni ante toda la multitud que viene con él; porque más poderoso es el que está con nosotros que el que está con él. 8 Con él está un brazo de carne; pero con nosotros está Jehovah, nuestro Dios, para ayudarnos y para llevar a cabo nuestras batallas."

Y el pueblo tuvo confianza en las palabras de Ezequías, rey de Judá.

Las amenazas del Rabsaces


9 Después de esto Senaquerib, rey de Asiria, que estaba sitiando Laquis con todas sus fuerzas, envió sus servidores a Jerusalén para decir a Ezequías, rey de Judá, y a todos los de Judá que estaban en Jerusalén: 10 "Así ha dicho Senaquerib, rey de Asiria: ¿En qué confiáis vosotros que permanecéis sitiados en Jerusalén? 11 ¿No os engaña Ezequías, para entregaros a morir de hambre y de sed, diciendo: ’Jehovah nuestro Dios nos librará de mano del rey de Asiria’? 12 ¿No es éste aquel cuyos lugares altos y cuyos altares ha quitado Ezequías, y ha dicho a Judá y a Jerusalén: ’Delante de un solo altar adoraréis, y sobre él quemaréis incienso’? 13 ¿No sabéis lo que yo y mis padres hemos hecho a todos los pueblos de aquellas tierras? ¿Pudieron los dioses de las naciones de aquellas tierras librar sus tierras de mi mano? 14 ¿Cuál de todos los dioses de aquellas naciones que mis padres destruyeron por completo pudo salvar a su pueblo de mi mano, para que vuestro dios pueda libraros de mi mano? 15 Ahora pues, ¡no os engañe Ezequías, ni os haga errar de esta manera! ¡No le creáis! Porque ningún dios de ninguna nación ni reino ha podido librar a su pueblo de mi mano ni de la mano de mis padres. ¡Cuánto menos vuestro dios os podrá librar de mi mano!"

16 Estas y otras cosas hablaron sus servidores contra Jehovah Dios y contra su siervo Ezequías. 17 Además, escribió cartas en las que afrentaba a Jehovah Dios de Israel, y hablaba contra él diciendo: "Como los dioses de las naciones de otras tierras no pudieron librar a sus pueblos de mi mano, tampoco el dios de Ezequías librará a su pueblo de mi mano."

18 Entonces gritaron a gran voz en hebreo al pueblo de Jerusalén que estaba sobre la muralla, para atemorizarlos e infundirles miedo, a fin de poder tomar la ciudad. 19 Hablaron del Dios de Jerusalén como de los dioses de los pueblos de la tierra, que son obra de manos de hombres.

20 Entonces el rey Ezequías y el profeta Isaías hijo de Amoz oraron acerca de esto y clamaron a los cielos. 21 Y Jehovah envió un ángel, el cual hirió a todos los guerreros esforzados, a los oficiales y a los jefes en el campamento del rey de Asiria. Senaquerib se volvió a su tierra con el rostro avergonzado. Y cuando entró en el templo de su dios, algunos de sus propios hijos lo mataron allí a espada. 22 Así libró Jehovah a Ezequías y a los habitantes de Jerusalén de mano de Senaquerib, rey de Asiria, y de mano de todos. Y les dio reposo en derredor.

23 Muchos traían a Jerusalén ofrendas para Jehovah, y preciosos regalos para Ezequías, rey de Judá. Y después de esto fue engrandecido ante todas las naciones.

Ultimos días y muerte de Ezequías


24 En aquellos días Ezequías cayó enfermo de muerte y oró a Jehovah. El le respondió y le dio una señal milagrosa. 25 Pero Ezequías no correspondió al bien que le había sido hecho; antes bien, se enalteció su corazón, y el furor de Dios vino contra él, contra Judá y contra Jerusalén. 26 Pero después que se enalteció su corazón, Ezequías se humilló, junto con los habitantes de Jerusalén; y el furor de Jehovah dejó de venir sobre ellos en los días de Ezequías.

27 Ezequías tuvo muchísimas riquezas y gloria. Adquirió tesoros de plata y oro, piedras preciosas, especias aromáticas, escudos y toda clase de objetos valiosos. 28 También tuvo depósitos para los productos del grano, del vino nuevo y del aceite, establos para toda clase de ganado y rediles para los rebaños. 29 Adquirió ciudades, rebaños de ovejas y vacas en gran abundancia, porque Dios le dio muchísimas posesiones.

30 El mismo Ezequías cegó la salida de las aguas de Guijón Alto, y las condujo directamente hacia abajo, hacia el oeste, a la Ciudad de David.

Ezequías tuvo éxito en todo lo que hizo, 31 excepto en el asunto de los intermediarios de los jefes de Babilonia, que fueron enviados a él para investigar el prodigio que había acontecido en el país. Dios lo abandonó para probarlo, a fin de conocer todo lo que estaba en su corazón.

32 Los demás hechos de Ezequías y sus obras piadosas, he aquí que están escritos en la visión del profeta Isaías hijo de Amoz y en el libro de los reyes de Judá y de Israel. 33 Ezequías reposó con sus padres, y lo sepultaron en la subida de los sepulcros de los hijos de David. Todo Judá y los habitantes de Jerusalén le honraron en su muerte. Y su hijo Manasés reinó en su lugar.

Manasés, rey de Judá


33 Manasés tenía 12 años cuando comenzó a reinar, y reinó 55 años en Jerusalén.

2 El hizo lo malo ante los ojos de Jehovah, conforme a las prácticas abominables de las naciones que Jehovah había echado de delante de los hijos de Israel. 3 Volvió a edificar los lugares altos que su padre Ezequías había destruido. Erigió altares a los Baales, hizo árboles rituales de Asera, y se postró ante todo el ejército de los cielos y les rindió culto. 4 También edificó altares en la casa de Jehovah, de la cual Jehovah había dicho: "En Jerusalén estará mi nombre para siempre." 5 Edificó altares a todo el ejército de los cielos en los dos atrios de la casa de Jehovah. 6 Hizo pasar por fuego a sus hijos en el valle de Ben-hinom; practicó la magia, la adivinación y la hechicería; evocó a los muertos y practicó el espiritismo. Abundó en hacer lo malo ante los ojos de Jehovah, provocándole a ira.

7 La imagen tallada del ídolo que había hecho, él la puso en la casa de Dios, de la cual Dios había dicho a David y a su hijo Salomón: "En esta casa y en Jerusalén, que he elegido entre todas las tribus de Israel, pondré mi nombre para siempre. 8 No volveré a quitar los pies de Israel de la tierra que yo he establecido para vuestros padres, con tal de que procuren hacer todas las cosas que les he mandado: toda la ley, los estatutos y los decretos, dados por medio de Moisés."

9 Manasés hizo que Judá y los habitantes de Jerusalén se desviaran; e hicieron lo malo, más que las naciones que Jehovah había destruido ante los hijos de Israel. 10 Jehovah habló a Manasés y a su pueblo, pero no escucharon. 11 Por ello Jehovah trajo contra ellos a los jefes del ejército del rey de Asiria, quienes aprisionaron con ganchos a Manasés, y lo llevaron a Babilonia atado con cadenas de bronce.

12 Sin embargo, cuando fue puesto en angustia, imploró el favor de Jehovah su Dios y se humilló mucho delante del Dios de sus padres. 13 El oró a Dios, quien aceptó su oración y escuchó su súplica, y lo hizo volver a Jerusalén y a su reino. Entonces Manasés reconoció que Jehovah es Dios.

14 Después de esto edificó la muralla exterior de la Ciudad de David, al oeste de Guijón, en el valle, hasta la entrada de la puerta del Pescado, y cercó el Ofel, elevándolamucho. También puso oficiales del ejército en todas las ciudades fortificadas de Judá.

15 Quitó de la casa de Jehovah los dioses extraños y el ídolo, asimismo todos los altares que había edificado en el monte de la casa de Jehovah y en Jerusalén; y los echó fuera de la ciudad. 16 Luego restauró el altar de Jehovah, y sobre él ofreció sacrificios de paz y de acción de gracias, y mandó a los de Judá que sirviesen a Jehovah Dios de Israel. 17 Sin embargo, el pueblo seguía ofreciendo sacrificios en los lugares altos, aunque sólo a Jehovah su Dios.

18 Los demás hechos de Manasés, su oración a su Dios y las palabras de los videntes que le hablaron en nombre de Jehovah Dios de Israel, he aquí que están escritos en las crónicas de los reyes de Israel. 19 Asimismo, su oración y cómo fue escuchado, todo su pecado e infidelidad, los sitios donde edificó lugares altos y puso árboles rituales de Asera e imágenes, antes de que se humillase, he aquí que están escritos en las crónicas de los videntes. 20 Manasés reposó con sus padres, y lo sepultaron en su casa. Y su hijo Amón reinó en su lugar.

Amón, rey de Judá


21 Amón tenía 22 años cuando comenzó a reinar, y reinó 2 años en Jerusalén.

22 El hizo lo malo ante los ojos de Jehovah, como había hecho su padre Manasés. Amón ofrecía sacrificios y rendía culto a todos los ídolos que había hecho su padre Manasés. 23 Pero nunca se humilló delante de Jehovah, como se humilló su padre. Al contrario, Amón añadió más a su culpa.

24 Sus servidores conspiraron contra él y lo mataron en su casa. 25 Pero el pueblo de la tierra mató a todos los que habían conspirado contra el rey Amón. Luego, en su lugar, el pueblo de la tierra proclamó rey a su hijo Josías.

El rey Josías y sus reformas


34 Josías tenía 8 años cuando comenzó a reinar, y reinó 31 años en Jerusalén.

2 El hizo lo recto ante los ojos de Jehovah, y anduvo en los caminos de su padre David, sin apartarse ni a la derecha ni a la izquierda.

3 A los ocho años de su reinado, siendo aún muchacho, comenzó a buscar al Dios de su padre David. Y a los doce años comenzó a limpiar Judá y Jerusalén de los lugares altos, de los árboles rituales de Asera, de las imágenes talladas y de las imágenes de fundición. 4 Delante de él derribaron los altares de los Baales; destrozó los altares de incienso que estaban puestos encima y quebró los árboles rituales de Asera. Redujo a polvo las imágenes talladas y las imágenes de fundición, y esparció el polvo sobre los sepulcros de los que les habían ofrecido sacrificios. 5 Quemó sobre sus altares los huesos de los sacerdotes, y limpió a Judá y a Jerusalén. 6 Lo mismo hizo en las ciudades de Manasés, Efraín, Simeón y hasta en Neftalí y en sus ruinas alrededor. 7 Derribó, pues, los altares y quebró los árboles rituales de Asera y los ídolos hasta hacerlos polvo, y destrozó los altares de incienso en toda la tierra de Israel. Después regresó a Jerusalén.

8 En el año 18 de su reinado, cuando acabó de purificar la tierra y el templo, envió a Safán hijo de Azalías, a Maasías el alcalde de la ciudad y al cronista Jóaj hijo de Joacaz, para que reparasen la casa de Jehovah su Dios. 9 Estos fueron al sumo sacerdote Hilquías y le dieron el dinero que había sido traído a la casa de Dios, dinero que los levitas que guardaban la puerta habían recogido de los de Manasés y Efraín, y de todo el remanente de Israel, de todo Judá y de Benjamín y de los habitantes de Jerusalén. 10 Ellos lo entregaron en manos de los que hacían la obra, los que estaban encargados de la casa de Jehovah; y éstos lo entregaron a los que hacían la obra y trabajaban en la casa de Jehovah, para reparar y restaurar la casa. 11 Lo entregaron a los carpinteros y constructores, a fin de comprar piedra labrada y madera para las uniones, y para poner vigas a los edificios que los reyes de Judá habían dejado arruinar. 12 Estos hombres procedían con fidelidad en la obra. Los que estaban encargados de ellos para dirigirlos eran Yajat y Abdías, levitas de los hijos de Merari, y Zacarías y Mesulam, de los hijos de Cohat, y todos los levitas expertos en los instrumentos de música. 13 También estaban encargados de los cargadores y dirigían a todos los que se ocupaban en diversos aspectos de la obra. Entre los levitas también había escribas, oficiales y porteros.

Hallazgo del libro de la Ley


14 Al sacar el dinero que había sido traído a la casa de Jehovah, el sacerdote Hilquías halló el libro de la Ley de Jehovah, dada por medio de Moisés. 15 Entonces Hilquías habló al escriba Safán diciendo:

-He hallado el libro de la Ley en la casa de Jehovah.

E Hilquías entregó el libro a Safán.

16 Entonces Safán llevó el libro al rey, y además le dio informes diciendo:

-Tus siervos han cumplido todo lo que les fue encargado. 17 Ellos han vaciado el dinero que se halló en la casa de Jehovah, y lo han entregado en manos de los que están encargados, en manos de los que hacen la obra. 18 -Asimismo, el escriba Safán declaró al rey diciendo-: El sacerdote Hilquías me ha dado un libro.

Safán leyó en él delante del rey. 19 Y sucedió que cuando el rey escuchó las palabras de la Ley, rasgó sus vestiduras. 20 Luego el rey mandó a Hilquías, a Ajicam hijo de Safán, a Abdón hijo de Micaías, al escriba Safán y a Asaías el siervo del rey, diciendo:

21 -Id y consultad a Jehovah por mí y por los sobrevivientes de Israel y de Judá, respecto a las palabras del libro que ha sido hallado. Porque grande es la ira de Jehovah que ha sido derramada sobre nosotros, por cuanto nuestros padres no guardaron el mandamiento de Jehovah de hacer conforme a todo lo que está escrito en este libro.

22 Entonces Hilquías y los hombres del rey fueron a la profetisa Hulda, esposa de Salum hijo de Ticva, hijo de Jarjas, guarda de las vestiduras, la cual vivía en el Segundo Barrio de Jerusalén; y hablaron con ella de este asunto. 23 Y ella les dijo:

-Así ha dicho Jehovah Dios de Israel: "Decid al hombre que os ha enviado a mí, que así ha dicho Jehovah: 24 ’He aquí yo traeré el mal sobre este lugar y sobre sus habitantes, es decir, todas las maldiciones que están escritas en el libro que han leído delante del rey de Judá. 25 Porque me han abandonado y han quemado incienso a otros dioses, provocándome a ira con todas las obras de sus manos. Por eso se derramará mi ira sobre este lugar, y no será apagada.’ " 26 Así diréis al rey de Judá que os ha enviado para consultar a Jehovah: "Así ha dicho Jehovah Dios de Israel con respecto a las palabras que has escuchado: 27 ’Por cuanto tu corazón se ha enternecido y te has humillado delante de Dios, cuando escuchaste sus palabras contra este lugar y contra sus habitantes; por cuanto te humillaste delante de mí y rasgaste tus vestiduras y lloraste en mi presencia, yo también te he escuchado, dice Jehovah. 28 He aquí que yo te reuniré con tus padres, y serás reunido en tu sepulcro en paz. Tus ojos no verán todo el mal que traeré sobre este lugar y sobre sus habitantes.’ "

Y ellos dieron la respuesta al rey.

Pacto inspirado en el libro de la Ley


29 Entonces el rey mandó reunir a todos los ancianos de Judá y de Jerusalén. 30 Luego el rey subió a la casa de Jehovah con todos los hombres de Judá, los habitantes de Jerusalén, los sacerdotes, los levitas y todo el pueblo, desde el más grande hasta el más pequeño. Y leyó a oídos de ellos todas las palabras del libro del pacto que había sido hallado en la casa de Jehovah.

31 El rey se puso de pie en su lugar e hizo pacto delante de Jehovah, de andar en pos de Jehovah y de guardar sus mandamientos, sus testimonios y sus estatutos con todo su corazón y con toda su alma; para poner por obra las palabras del pacto escritas en este libro.

32 Entonces hizo que se comprometieran todos los que estaban en Jerusalén y en Benjamín. Y los habitantes de Jerusalén hicieron conforme al pacto de Dios, el Dios de sus padres. 33 Después Josías quitó todas las abominaciones de todas las tierras que tenían los hijos de Israel, e hizo que todos los que se hallaban en Israel sirvieran a Jehovah su Dios. No se apartaron de ir en pos de Jehovah, el Dios de sus padres, todo el tiempo que Josías vivió.

Josías y la celebración de la Pascua


35 Josías celebró la Pascua de Jehovah en Jerusalén. Sacrificaron la víctima de la Pascua el 14 del mes primero, 2 y él puso a los sacerdotes en sus cargos y los alentó al servicio de la casa de Jehovah. 3 Dijo a los levitas que enseñaban a todo Israel y que estaban consagrados a Jehovah: "Poned el arca sagrada en el templo que edificó Salomón hijo de David, rey de Israel, para que no tengáis que llevarla más sobre los hombros. Ahora serviréis a Jehovah, vuestro Dios, y a su pueblo Israel. 4 Preparaos según vuestras casas paternas y por vuestros grupos, conforme a lo prescrito por David, rey de Israel, y por el documento de su hijo Salomón. 5 Permaneced en el santuario según la distribución de las casas paternas de vuestros hermanos los hijos del pueblo, y del grupo de las casas paternas de los levitas. 6 Sacrificad la víctima de la Pascua, purificaos y preparadla para vuestros hermanos, a fin de que hagan conforme a la palabra de Jehovah, dada por medio de Moisés."

7 Luego el rey Josías dio a los hijos del pueblo para los sacrificios de la Pascua, para todos los que se hallaban presentes, rebaños de corderos y cabritos en número de 30.000, y 3.000 cabezas de ganado vacuno. Esto procedía del patrimonio del rey.

8 También sus magistrados dieron con liberalidad al pueblo, a los sacerdotes y a los levitas. Hilquías, Zacarías y Yejiel, oficiales de la casa de Dios, dieron a los sacerdotes 2.600 ovejas y 300 cabezas de ganado vacuno para los sacrificios de la Pascua. 9 Y Conanías, Semaías y Natanael, sus hermanos, y Hasabías, Jeiel y Josabad, jefes de los levitas, dieron a los levitas 5.000 ovejas y 500 cabezas de ganado vacuno para los sacrificios de la Pascua.

10 Preparado así el servicio, los sacerdotes se colocaron de pie en sus puestos, y los levitas según sus grupos, conforme al mandato del rey. 11 Entonces sacrificaron la víctima de la Pascua; y los levitas la desollaban, mientras los sacerdotes esparcían la sangre recibida de mano de ellos.

12 Luego quitaron el holocausto para darlo a las divisiones, según las casas paternas de los hijos del pueblo, para que lo ofreciesen a Jehovah según está escrito en el libro de Moisés. Lo mismo hicieron con las cabezas de ganado vacuno. 13 Asaron al fuego la carne de la víctima de la Pascua, según lo establecido; pero lo que había sido santificado lo cocieron en ollas, calderos y sartenes, y lo llevaron rápidamente a todos los hijos del pueblo.

14 Después prepararon para sí y para los sacerdotes, porque los sacerdotes hijos de Aarón estuvieron ocupados hasta la noche en ofrecer los holocaustos y los sebos. Por eso los levitas prepararon para ellos mismos y para los sacerdotes hijos de Aarón.

15 También los cantores, hijos de Asaf, estaban en su puesto conforme al mandato de David, de Asaf, de Hemán y de Jedutún, vidente del rey. También los porteros estaban en cada puerta. No era necesario que se apartasen de su servicio, porque sus hermanos los levitas preparaban para ellos. 16 Así fue organizado aquel día todo el servicio de Jehovah, para hacer el sacrificio de la Pascua y para ofrecer los holocaustos sobre el altar de Jehovah, conforme al mandato del rey Josías.

17 En aquel tiempo los hijos de Israel que se hallaban presentes celebraron el sacrificio de la Pascua y la fiesta de los Panes sin Levadura, durante siete días. 18 No había sido celebrada en Israel una Pascua como ésta desde el tiempo del profeta Samuel, ni ninguno de los reyes de Israel celebró una Pascua como la que celebró Josías, con los sacerdotes, los levitas y todo Judá e Israel que se hallaron allí, junto con los habitantes de Jerusalén. 19 Esta Pascua fue celebrada en el año 18 del reinado de Josías.

Trágica muerte de Josías


20 Después de todas estas cosas, cuando Josías había reparado el templo, Necao, rey de Egipto, subió a combatir en Carquemis, junto al Eufrates, y Josías le salió al encuentro. 21 Necao le envió mensajeros diciendo: "¿Qué tenemos tú y yo, oh rey de Judá? Yo no he venido ahora contra ti, sino contra el pueblo que me hace la guerra. Dios me ha dicho que me apresure. Por tu bien, deja de resistir a Dios, porque él está conmigo; no sea que él te destruya."

22 Pero Josías no se apartó de él; se disfrazó para combatir contra él, y no hizo caso a las palabras de Necao, que en realidad procedían de la boca de Dios. Josías fue para combatir en el valle de Meguido, 23 pero los arqueros tiraron contra el rey Josías. Entonces el rey dijo a sus servidores: "¡Retiradme, porque estoy gravemente herido!"

24 Sus servidores lo retiraron del carro y lo pusieron en otro carro que él tenía. Lo llevaron a Jerusalén, pero murió; y lo sepultaron en los sepulcros de sus padres. Todo Judá y Jerusalén hicieron duelo por Josías. 25 Jeremías compuso un lamento por Josías, y todos los cantores, hombres y mujeres, mencionan a Josías en sus lamentaciones, hasta el día de hoy, pues lo pusieron como un precepto en Israel. He aquí que está escrito entre las lamentaciones.

26 Los demás hechos de Josías y sus obras piadosas conforme a lo escrito en la ley de Jehovah, 27 sus hechos, los primeros y los últimos, he aquí que están escritos en el libro de los reyes de Israel y de Judá.

36 Luego el pueblo de la tierra tomó a Joacaz hijo de Josías, y le proclamó rey en Jerusalén, en lugar de su padre.

Joacaz, rey de Judá


2 Joacaz tenía 23 años cuando comenzó a reinar, y reinó tres meses en Jerusalén. 3 Pero el rey de Egipto lo depuso en Jerusalén, e impuso al país una multa de 100 talentos de plata y un talento de oro.

4 El rey de Egipto proclamó a Eliaquim, hermano de Joacaz, rey sobre Judá y Jerusalén, pero le cambió su nombre por el de Joacim. Y a Joacaz, su hermano, Necao lo tomó y lo llevó a Egipto.

Joacim, rey de Judá


5 Joacim tenía 25 años cuando comenzó a reinar, y reinó 11 años en Jerusalén.

El hizo lo malo ante los ojos de Jehovah su Dios. 6 Entonces Nabucodonosor, rey de Babilonia, subió contra él y lo ató con cadenas de bronce para llevarlo a Babilonia. 7 Nabucodonosor también llevó a Babilonia algunos utensilios de la casa de Jehovah, y los puso en su palacio en Babilonia.

8 Los demás hechos de Joacim, las abominaciones que hizo y lo que se halló en su contra, he aquí que están escritos en el libro de los reyes de Israel y de Judá. Y su hijo Joaquín reinó en su lugar.

Joaquín rey de Judá


9 Joaquín tenía 18 años cuando comenzó a reinar, y reinó tres meses y diez días en Jerusalén.

El hizo lo malo ante los ojos de Jehovah, 10 y al año siguiente el rey Nabucodonosor mandó llevarle a Babilonia, junto con los utensilios preciosos de la casa de Jehovah. En lugar de él proclamó rey sobre Judá y Jerusalén a Sedequías, hermano de su padre.

Sedequías y la caída de Jerusalén


11 Sedequías tenía 21 años cuando comenzó a reinar, y reinó 11 años en Jerusalén.

12 El hizo lo malo ante los ojos de Jehovah, su Dios, y no se humilló delante del profeta Jeremías que le hablaba por mandato de Jehovah. 13 Asimismo, se rebeló contra el rey Nabucodonosor, quien le había hecho jurar por Dios. Endureció su cerviz y obstinó su corazón para no volver a Jehovah Dios de Israel. 14 También todos los jefes de los sacerdotes y el pueblo multiplicaron sus infidelidades, siguiendo todas las abominaciones de las naciones y contaminando la casa de Jahovah, que él había santificado en Jerusalén.

15 Jehovah, Dios de sus padres, les envió sus mensajeros persistentemente, porque tenía misericordia de su pueblo y de su morada. 16 Pero ellos se burlaban de los mensajeros de Dios, despreciaban sus palabras y hacían escarnio de sus profetas, hasta que la ira de Jehovah estalló contra su pueblo, y ya no hubo remedio. 17 Así trajo contra ellos al rey de los caldeos, quien mató a espada a sus jóvenes en su mismo santuario, sin perdonar la vida de los jóvenes ni de las jóvenes, de los ancianos ni de los decrépitos. A todos los entregó en su mano.

18 Asimismo, todos los utensilios de la casa de Dios, grandes y pequeños, los tesoros de la casa de Jehovah y los tesoros del rey y de sus magistrados, todo lo llevó a Babilonia. 19 Luego incendiaron la casa de Dios y derribaron la muralla de Jerusalén. Incendiaron todos sus palacios y destruyeron todos sus objetos preciosos. 20 A los sobrevivientes de la espada, los llevó cautivos a Babilonia, y fueron hechos esclavos del rey y de sus hijos hasta el establecimiento del reino de Persia, 21 para que se cumpliese la palabra de Jehovah por boca de Jeremías, hasta que la tierra hubiera disfrutado de su reposo. Todo el tiempo de su desolación reposó, hasta que se cumplieron los setenta años.

Ciro decreta reconstruir el templo
El Segundo Libro de Crónicas

2 Crónicas



Salomón pide sabiduría para gobernar


1 Salomón hijo de David se afianzó en su reino. Jehovah su Dios estaba con él y le engrandeció sobremanera. 2 Entonces Salomón habló a todo Israel: a los jefes de millares y de centenas, a los jueces y a todos los dirigentes de todo Israel, jefes de las casas paternas. 3 Salomón, y toda la congregación con él, fue al lugar alto que había en Gabaón; porque allí se encontraba el tabernáculo de reunión de Dios que Moisés, siervo de Jehovah, había hecho en el desierto. 4 (Aunque David había subido el arca de Dios desde Quiriat-jearim al lugar que le había preparado, porque le había erigido una tienda en Jerusalén.) 5 Y el altar de bronce que había hecho Bezaleel hijo de Uri, hijo de Hur, estaba allí delante del tabernáculo de Jehovah. Y Salomón y la congregación fueron a consultarle. 6 Salomón fue allí, ante Jehovah, al altar de bronce que estaba en el tabernáculo de reunión, y ofreció sobre él 1.000 holocaustos. 7 Aquella noche Dios se apareció a Salomón y le dijo:

-Pide lo que quieras que yo te dé.

8 Y Salomón respondió a Dios:

-Tú has mostrado gran misericordia a mi padre David, y a mí me has constituido rey en su lugar. 9 Ahora, oh Jehovah Dios, sea confirmada tu palabra dada a mi padre David, porque tú me has constituido rey sobre un pueblo tan numeroso como el polvo de la tierra. 10 Ahora pues, dame sabiduría y conocimiento, para que yo pueda salir y entrar delante de este pueblo. Porque, ¿quién podrá gobernar a este tu pueblo tan grande?

11 Entonces Dios dijo a Salomón:

-Porque esto ha estado en tu corazón, y no has pedido riquezas, ni posesiones, ni gloria, ni la vida de los que te aborrecen, ni tampoco has pedido muchos años, sino que has pedido para ti sabiduría y conocimiento para gobernar a mi pueblo sobre el cual te he constituido rey, 12 te son dados sabiduría y conocimiento. Pero también te daré riquezas, posesiones y gloria tales como nunca sucedió con los reyes que fueron antes de ti, ni sucederá así después de ti.

Prosperidad de Salomón


13 Salomón volvió a Jerusalén desde el lugar alto que estaba en Gabaón, de delante del tabernáculo de reunión, y comenzó a reinar sobre Israel.

14 Salomón también acumuló carros y jinetes. Tenía 1.400 carros y 12.000 jinetes, que puso en las ciudades de los carros y en Jerusalén junto al rey.

15 El rey hizo que la plata y el oro fueran tan comunes en Jerusalén como las piedras, y que el cedro fuera tan abundante como los sicómoros que hay en la Sefela.

16 Los caballos de Salomón provenían de Egipto y de Coa. Los mercaderes del rey los adquirían en Coa al contado. 17 Cada carro que importaban de Egipto costaba 600 siclos de plata; y cada caballo, 150 siclos. Y así los exportaban por medio de ellos, a todos los reyes de los heteos y a los reyes de Siria.

Preparativos para el templo


2 1 Salomón se propuso construir una casa al nombre de Jehovah, y una casa real para sí. 2 Entonces reclutó a 70.000 cargadores, a 80.000 canteros en la región montañosa, y a 3.600 supervisores.

3 Salomón también envió a decir a Hiram, rey de Tiro:


Haz conmigo como hiciste con mi padre David al enviarle cedro, para que edificara para sí una casa en que habitar. 4 He aquí, yo voy a construir una casa al nombre de Jehovah mi Dios, a fin de consagrársela para quemar incienso aromático delante de él, para la presentación continua de los panes, y para los holocaustos de la mañana, de la tarde, de los sábados, de las lunas nuevas y de las fiestas solemnes de Jehovah nuestro Dios, lo que a Israel le corresponde ofrecer perpetuamente.

5 La casa que voy a construir será grande, porque nuestro Dios es más grande que todos los dioses. 6 Pero, ¿quién ha de ser capaz de construirle una casa, siendo que los cielos y los cielos de los cielos no le pueden contener? ¿Quién, pues, soy yo para que le construya una casa, aunque sea sólo para quemar incienso delante de él?

7 Ahora pues, envíame un hombre hábil para trabajar en oro, en plata, en bronce, en hierro, en púrpura, en carmesí y en material azul, y que sea experto en tallados, para trabajar junto con los que están conmigo en Judá y en Jerusalén, a quienes ha preparado mi padre David. 8 Envíame también del Líbano madera de cedro, de ciprés y de sándalo; porque yo sé que tus siervos saben cortar los árboles del Líbano. He aquí que mis siervos estarán con los tuyos 9 para que me preparen mucha madera, porque el templo que voy a edificar ha de ser grande y maravilloso.

10 He aquí que para tus siervos que cortan y labran la madera, yo doy 20.000 coros de trigo para el sustento, 20.000 coros de cebada, 20.000 batos de vino y 20.000 batos de aceite.


11 Hiram, rey de Tiro, respondió con una carta que envió a Salomón:


¡Porque Jehovah ama a su pueblo, te ha hecho rey sobre ellos!


12 E Hiram añadió:


¡Bendito sea Jehovah Dios de Israel, que hizo los cielos y la tierra y que dio al rey David un hijo sabio que conoce la cordura y el entendimiento, y que ha de edificar una casa para Jehovah y una casa real para sí. 13 Yo, pues, te envío a Hiram-abi, un hombre hábil y entendido. 14 El es hijo de una mujer de las hijas de Dan, y su padre es un hombre de Tiro. El sabe trabajar en oro, en plata, en bronce, en hierro, en piedra, en madera, en púrpura, en material azul, en lino fino y en carmesí. También sabe hacer todo tipo de tallados y todos los diseños que se le asignen. El estará con tus expertos y con los de mi señor David, tu padre. 15 Ahora pues, envíe mi señor a sus siervos el trigo, la cebada, el aceite y el vino que ha prometido. 16 Nosotros cortaremos en el Líbano toda la madera que necesites, y te la llevaremos por mar en balsas hasta Jope; y tú la subirás a Jerusalén.


17 Salomón hizo un censo de todos los hombres extranjeros que estaban en la tierra de Israel, después del censo que había hecho su padre, y se halló que eran 153.600. 18 De ellos designó a 70.000 cargadores, a 80.000 canteros en la región montañosa, y a 3.600 supervisores que hiciesen trabajar a la gente.

La construcción del templo


3 Salomón comenzó a edificar la casa de Jehovah en Jerusalén, en el monte Moriah, donde él se había aparecido a su padre David, en el lugar que David había preparado en la era de Ornán el jebuseo. 2 Comenzó a edificar en el segundo día del mes segundo del cuarto año de su reinado.

3 Estas son las medidas (de acuerdo con el patrón de medida) que Salomón determinó para construir la casa de Dios: Era de 60 codos de largo y de 20 codos de ancho. 4 El pórtico, que estaba en la parte frontal del templo, tenía 20 codos de largo, como el ancho del edificio, y 120 codos de alto. Y lo revistió por dentro de oro puro.

5 Cubrió la sala mayor con madera de ciprés; la recubrió de oro de buena calidad, y encima grabó figuras de palmeras y cadenas. 6 También revistió la sala con piedras preciosas para ornamento. Y el oro era oro de Parvaim. 7 Así que recubrió de oro la sala, las vigas, los umbrales, sus paredes y sus puertas. Y talló querubines sobre las paredes.

8 Hizo también la sala del lugar santísimo; era de 20 codos de largo, según el ancho del frente del edificio, y de 20 codos de ancho. Luego la recubrió con unos 600 talentos de oro de buena calidad. 9 Los clavos pesaban 50 siclos de oro. También recubrió de oro las salas superiores.

10 Hizo también en la sala del lugar santísimo, dos querubines, obra de escultura, a los cuales recubrió de oro. 11 Las alas de los querubines eran de 20 codos de largo. El ala del uno tenía 5 codos y llegaba hasta una pared de la sala; y la otra ala, de 5 codos, tocaba el ala del otro querubín. 12 El ala del otro querubín, de 5 codos, también llegaba hasta la pared de la sala; y la otra ala, de 5 codos, tocaba el ala del otro querubín. 13 Las alas de estos querubines estaban extendidas en un espacio de 20 codos. Ellos estaban de pie, con sus rostros hacia el centro de la sala.

14 Hizo también el velo de material azul, de púrpura, de carmesí y de lino fino; y en el mismo hizo bordar querubines.

15 Hizo también delante del templo dos columnas de 35 codos de alto, las cuales tenían encima capiteles de 5 codos. 16 E hizo cadenillas, a manera de collares, y las puso en la parte superior de las columnas. Hizo cien granadas y las puso en las cadenillas. 17 Luego erigió las columnas delante del templo, una al sur y otra al norte. A la del sur llamó Jaquín, y a la del norte llamó Boaz.

4 Hizo también un altar de bronce de 20 codos de largo, 20 codos de ancho y 10 codos de alto.

2 Hizo también la fuente de bronce fundido que tenía 10 codos de borde a borde. Era circular y tenía 5 codos de alto, y una circunferencia de 30 codos. 3 Había un motivo de bueyes debajo y alrededor del borde, diez por cada codo, dispuestos en dos hileras de bueyes alrededor de la fuente, los cuales habían sido fundidos en una sola pieza con ella. 4 Estaba asentada sobre doce bueyes: tres miraban al norte, tres al oeste, tres al sur y tres al este. La fuente estaba sobre ellos, y todas sus partes traseras daban hacia el lado interior. 5 La fuente tenía un palmo menor de espesor; su borde era como el borde de un cáliz o de una flor de lirio. Tenía una capacidad de 3.000 batos.

6 Hizo también diez pilas y puso cinco de ellas al sur y cinco al norte, para que lavasen en ellas las cosas para el holocausto y las enjuagasen en ellas. Y la fuente era para que los sacerdotes se lavaran en ella.

7 Hizo también diez candelabros de oro, de acuerdo con lo establecido para ellos, y los puso en el templo, cinco al sur y cinco al norte. 8 Hizo también diez mesas y las puso en el templo, cinco al sur y cinco al norte. Hizo también cien tazones de oro para la aspersión. 9 Hizo también el atrio de los sacerdotes, el gran atrio y las puertas del atrio, y revistió de bronce sus puertas. 10 Colocó la fuente en el lado sur, hacia el sureste. 11 Hiram hizo también las ollas, las palas y los tazones para la aspersión.

Así terminó Hiram de hacer la obra que hizo para el rey Salomón en la casa de Dios: 12 las dos columnas, los tazones de los capiteles que estaban en la parte superior de las dos columnas; y las dos redes que cubrían los tazones de los capiteles que estaban en la parte superior de las columnas; 13 las 400 granadas para las dos redes (dos hileras de granadas para cada red) para cubrir los dos tazones de los capiteles que estaban en la parte superior de las columnas; 14 las diez bases y las diez pilas sobre las bases; 15 la fuente con los doce bueyes debajo de ella; 16 las ollas, las palas y los tenedores. Todos los utensilios Hiram-abi los hizo de bronce bruñido al rey Salomón, para la casa de Jehovah. 17 El rey los hizo fundir en la llanura del Jordán, en tierra arcillosa, entre Sucot y Saretán. 18 Salomón hizo todos estos utensilios en tal cantidad que el peso del bronce no pudo ser determinado.

19 Salomón también hizo todos los utensilios de la casa de Dios: el altar de oro, las mesas sobre las cuales estaba el pan de la Presencia, 20 y los candelabros con sus lámparas de oro fino, para que fuesen encendidos delante del santuario interior, conforme a lo establecido. 21 Las flores, las lámparas y las tenazas fueron hechas de oro purísimo. 22 Asimismo, las despabiladeras, los tazones para la aspersión, las cucharas y los incensarios eran de oro fino. También eran de oro los goznes de las puertas del templo, tanto los de las puertas interiores del lugar santísimo, como los de las puertas de la sala del templo.

5 Así se terminó toda la obra que Salomón hizo para la casa de Jehovah. Luego Salomón hizo traer las cosas que su padre David había consagrado, y puso la plata, el oro y todos los utensilios en los tesoros de la casa de Dios.

Salomón traslada el arca al templo


2 Entonces Salomón congregó en Jerusalén a los ancianos de Israel, a todos los jefes de las tribus y a los jefes de las casas paternas de los hijos de Israel, para hacer subir el arca del pacto de Jehovah desde la Ciudad de David, que es Sion. 3 Y se congregaron ante el rey todos los hombres de Israel en la fiesta del mes séptimo.

4 Fueron todos los ancianos de Israel, y los levitas tomaron el arca. 5 Luego subieron el arca, el tabernáculo de reunión y todos los utensilios sagrados que estaban en el tabernáculo; los sacerdotes levitas los subieron. 6 El rey Salomón y toda la congregación de Israel, que se había reunido junto a él delante del arca, sacrificaban tantas ovejas y vacas que por su gran cantidad no se podían contar ni numerar.

7 Entonces los sacerdotes introdujeron el arca del pacto de Jehovah en su lugar, en el santuario interior del templo, en el lugar santísimo, debajo de las alas de los querubines. 8 Los querubines extendían las alas sobre el lugar del arca, de modo que los querubines cubrían el arca y sus varas por encima. 9 Las varas eran tan largas que los extremos de las varas se podían ver desde el lugar santo, ante el santuario interior; pero no se podían ver desde afuera. Y allí han quedado hasta el día de hoy. 10 Ninguna cosa había en el arca, excepto las dos tablas que Moisés había puesto en Horeb, donde Jehovah hizo pacto con los hijos de Israel, cuando salieron de Egipto.

11 Y sucedió que cuando los sacerdotes salieron del santuario (porque todos los sacerdotes que se hallaban presentes se habían santificado, sin distinción de sus grupos); 12 cuando todos los músicos levitas (Asaf, Hemán y Jedutún, con sus hijos y sus hermanos) vestidos de lino fino y portando címbalos, liras y arpas, estaban de pie al este del altar, y con ellos 120 sacerdotes que tocaban las trompetas; 13 cuando los que tocaban las trompetas y los que cantaban hicieron oír su voz al unísono alabando y dando gracias a Jehovah; cuando elevaron la voz junto con las trompetas, los címbalos y otros instrumentos de música; y cuando alababan a Jehovah diciendo: "Porque él es bueno, porque para siempre es su misericordia", entonces la casa se llenó con una nube, la casa de Jehovah. 14 Y los sacerdotes no pudieron continuar sirviendo por causa de la nube, porque la gloria de Jehovah había llenado la casa de Dios.

Salomón dedica el templo


6 Entonces Salomón dijo: "Jehovah ha dicho que él habita en la densa oscuridad. 2 Y yo te he edificado una casa sublime, una morada donde habites para siempre."

3 El rey se volvió y bendijo a toda la congregación de Israel. Y toda la congregación de Israel estaba de pie. 4 Entonces dijo: "¡Bendito sea Jehovah Dios de Israel, quien con su mano ha cumplido lo que con su boca prometió a mi padre David, diciendo: 5 ’Desde el día en que saqué a mi pueblo de la tierra de Egipto, no había elegido ninguna ciudad de todas las tribus de Israel para edificar una casa donde estuviese mi nombre, ni había elegido un hombre que fuese el soberano sobre mi pueblo Israel. 6 Pero elegí Jerusalén para que allí estuviera mi nombre, y elegí a David para que estuviese al frente de mi pueblo Israel.’

7 "Estuvo en el corazón de mi padre David el anhelo de edificar una casa al nombre de Jehovah Dios de Israel. 8 Pero Jehovah dijo a mi padre David: ’Por cuanto ha estado en tu corazón el anhelo de edificar una casa a mi nombre, has hecho bien al tener esto en tu corazón. 9 Sin embargo, tú no edificarás la casa, sino tu hijo que te nacerá, él edificará la casa a mi nombre.’

10 "Jehovah ha cumplido su promesa que había hecho, y yo me he levantado en lugar de mi padre David. Me he sentado en el trono de Israel, como Jehovah había prometido, y he edificado la casa al nombre de Jehovah Dios de Israel. 11 Y he puesto allí el arca, en la cual está el pacto de Jehovah que él hizo con los hijos de Israel."

Salomón ora al dedicar el templo


12 Entonces Salomón se puso de pie delante del altar de Jehovah, frente a toda la congregación de Israel, y extendió sus manos. 13 (Pues Salomón había mandado hacer una plataforma de bronce de 5 codos de largo, 5 codos de ancho y 3 codos de alto, y la había puesto en medio del atrio. Se puso de pie sobre ella, e hincando sus rodillas ante toda la congregación de Israel, extendió las manos al cielo.) 14 Y dijo: "¡Oh Jehovah Dios de Israel, no hay Dios como tú, ni en el cielo ni en la tierra! Tú guardas el pacto y la misericordia para con tus siervos que caminan delante de ti con todo su corazón. 15 Tú has cumplido con tu siervo David, mi padre, lo que le prometiste. Con tu boca lo prometiste, y con tu mano lo has cumplido, como sucede en este día. 16 Ahora pues, oh Jehovah Dios de Israel, cumple con tu siervo David, mi padre, lo que le prometiste diciendo: ’No te faltará delante de mí un hombre que se siente en el trono de Israel, con tal que tus hijos guarden su camino para andar en mi ley, como tú has andado delante de mí.’ 17 Ahora pues, oh Jehovah Dios de Israel, sea confirmada tu palabra que hablaste a tu siervo David.

18 "Pero, ¿es verdad que Dios ha de habitar con los hombres sobre la tierra? He aquí, los cielos y los cielos de los cielos no te pueden contener. ¡Cuánto menos este templo que he edificado! 19 Sin embargo, oh Jehovah, Dios mío, vuélvete hacia la oración y la plegaria de tu siervo, para oír el clamor y la oración que tu siervo hace delante de ti. 20 Estén abiertos tus ojos de día y de noche hacia este templo, hacia el lugar del cual has dicho que allí estaría tu nombre, para escuchar la oración que tu siervo haga hacia este lugar. 21 Escucha las plegarias de tu siervo y de tu pueblo Israel, cuando oren hacia este lugar. Escucha tú desde el lugar de tu morada, desde los cielos; escucha tú y perdona.

22 "Si alguna persona peca contra su prójimo, y éste le toma juramento al hacerle jurar, y él entra bajo juramento ante tu altar en este templo, 23 entonces escucha tú desde los cielos y actúa. Juzga a tus siervos dando la paga al injusto, haciendo recaer su conducta sobre su cabeza y justificando al justo, dándole conforme a su justicia.

24 "Si tu pueblo Israel es derrotado delante del enemigo por haber pecado contra ti, y ellos se vuelven y confiesan tu nombre, y oran y suplican ante ti en este templo, 25 entonces escucha tú desde los cielos, perdona el pecado de tu pueblo Israel y hazles volver a la tierra que diste a ellos y a sus padres.

26 "Cuando los cielos estén cerrados y no haya lluvia, por haber ellos pecado contra ti; si oran hacia este lugar, confiesan tu nombre y se vuelven de su pecado cuando tú los aflijas, 27 entonces escucha tú en los cielos y perdona el pecado de tus siervos y de tu pueblo Israel. Sí, enséñales el buen camino por el que deben andar y dales lluvia sobre tu tierra, la cual has dado a tu pueblo por heredad.

28 "Cuando en la tierra haya hambre; cuando haya peste; cuando haya tizón, añublo, langosta o pulgón, o cuando sus enemigos lo asedien en la tierra de sus ciudades (cualquiera que sea la plaga o la enfermedad), 29 cualquiera que sea la oración o la plegaria que haga algún hombre o todo tu pueblo Israel (cada uno reconociendo su plaga y su dolor, y extendiendo sus manos hacia este templo), 30 entonces escucha tú desde los cielos, el lugar de tu morada, y perdona. Da a cada uno conforme a todos sus caminos, pues conoces su corazón (porque sólo tú conoces el corazón del hombre); 31 a fin de que te teman para andar en tus caminos todos los días que vivan sobre la superficie de la tierra que tú has dado a nuestros padres.

32 "Asimismo, cuando el extranjero que no sea de tu pueblo Israel venga de una tierra lejana a causa de tu gran nombre, de tu poderosa mano y de tu brazo extendido, y venga a orar hacia este templo, 33 entonces escucha tú desde los cielos, el lugar de tu morada. Haz conforme a todo aquello por lo cual el extranjero clame a ti, a fin de que todos los pueblos de la tierra conozcan tu nombre, te teman como tu pueblo Israel y sepan que este templo que he edificado es llamado por tu nombre.

34 "Si tu pueblo sale a la batalla contra sus enemigos por el camino que los envíes, y ellos oran a ti en dirección a esta ciudad que tú has elegido y a la casa que he edificado a tu nombre, 35 entonces escucha desde los cielos su oración y su plegaria, y ampara su causa.

36 "Si pecan contra ti (pues no hay hombre que no peque), y te enojas contra ellos y los entregas ante el enemigo, y éstos los llevan como cautivos suyos a tierra lejana o cercana; 37 si ellos vuelven en sí en la tierra a donde hayan sido llevados cautivos, y se vuelven y te suplican en la tierra de su cautividad, diciendo: ’Hemos pecado; hemos hecho iniquidad; hemos actuado impíamente’; 38 si en la tierra de su cautividad, adonde los hayan llevado cautivos, ellos se vuelven a ti con todo su corazón y con toda su alma, y oran en dirección a la tierra que diste a sus padres, a la ciudad que has elegido y al templo que he edificado a tu nombre, 39 entonces escucha desde los cielos, el lugar de tu morada, su oración y sus plegarias, y ampara su causa. Perdona a tu pueblo que ha pecado contra ti.

40 "Ahora pues, oh Dios mío, por favor, estén abiertos tus ojos y atentos tus oídos a la oración hecha en este lugar. 41 Y ahora, levántate, oh Jehovah Dios; ven al lugar de tu reposo, tú y el arca de tu poder. Tus sacerdotes, oh Jehovah Dios, sean revestidos de salvación, y tus fieles regocíjense en el bien. 42 Oh Jehovah Dios, no rechaces a tu ungido. Acuérdate de tu misericordia para con tu siervo David."

7 Cuando Salomón terminó de orar, descendió fuego del cielo y consumió el holocausto y los sacrificios, y la gloria de Jehovah llenó el templo. 2 Los sacerdotes no pudieron entrar en la casa de Jehovah, porque la gloria de Jehovah había llenado la casa de Jehovah. 3 Todos los hijos de Israel vieron descender el fuego y la gloria de Jehovah sobre el templo, y se postraron con el rostro en tierra sobre el pavimento. Y adoraron y dieron gracias a Jehovah diciendo: "Porque él es bueno, porque para siempre es su misericordia."

Fiesta por la dedicación del templo


4 Entonces el rey y todo el pueblo ofrecieron sacrificios delante de Jehovah. 5 El rey Salomón ofreció en sacrificio 22.000 toros y 120.000 ovejas. Así el rey y todo el pueblo dedicaron la casa de Dios.

6 Los sacerdotes estaban de pie en sus puestos de servicio, y los levitas tenían los instrumentos de música de Jehovah, que el rey David hiciera para dar gracias a Jehovah, "porque para siempre es su misericordia", cuando David alababa con ellos. Los sacerdotes tocaban trompetas frente a ellos, y todo Israel estaba de pie.

7 Entonces Salomón consagró la parte central del atrio que estaba delante de la casa de Jehovah, pues allí ofreció los holocaustos y los sebos de los sacrificios de paz. Porque el altar de bronce que Salomón había hecho no podía contener los holocaustos, las ofrendas vegetales y los sebos.

8 En aquella ocasión Salomón y todo Israel con él, una gran congregación desde Lebo-hamat hasta el arroyo de Egipto, hicieron fiesta durante siete días. 9 Y al octavo día hicieron una asamblea festiva, porque habían celebrado la dedicación del altar en siete días; y celebraron la fiesta durante siete días. 10 El día 23 del mes séptimo, envió al pueblo a sus moradas, alegres y con el corazón gozoso por la bondad que Jehovah había hecho a David, a Salomón y a su pueblo Israel.

Pacto de Dios con Salomón


11 Salomón acabó la casa de Jehovah y la casa del rey, y todo lo que Salomón se había propuesto en su corazón hacer en la casa de Jehovah y en su propia casa resultó bien. 12 Entonces Jehovah se apareció a Salomón de noche y le dijo: "Yo he escuchado tu oración y he elegido para mí este lugar como casa para los sacrificios. 13 Si cierro los cielos de modo que no haya lluvia, o si mando la langosta para que devore la tierra, o si envío peste a mi pueblo; 14 si se humilla mi pueblo sobre el cual es invocado mi nombre, si oran y buscan mi rostro y se vuelven de sus malos caminos, entonces yo oiré desde los cielos, perdonaré sus pecados y sanaré su tierra.

15 "Ahora mis ojos estarán abiertos y mis oídos atentos a la oración hecha en este lugar. 16 Ahora he elegido y he santificado esta casa para que esté allí mi nombre para siempre. Mis ojos y mi corazón estarán allí todos los días. 17 Y en cuanto a ti, si andas delante de mí como anduvo tu padre David, haciendo todas las cosas que te he mandado y guardando mis leyes y mis decretos, 18 entonces estableceré el trono de tu reino como prometí a tu padre David, diciendo: ’No te faltará un hombre que gobierne en Israel.’ 19 Pero si vosotros os volvéis y abandonáis mis estatutos y mis mandamientos que he puesto delante de vosotros, y os vais y servís a otros dioses y los adoráis, 20 entonces os arrancaré de mi suelo que os he dado. Y esta casa que he santificado a mi nombre, la apartaré de mi presencia, y la convertiré en refrán y escarnio entre todos los pueblos. 21 En cuanto a esta casa que es sublime, todo el que pase por ella se asombrará y preguntará: ’¿Por qué ha hecho así Jehovah a esta tierra y a esta casa?’ 22 Y responderán: ’Porque abandonaron a Jehovah, Dios de sus padres, que los sacó de la tierra de Egipto, y se aferraron a adorar y servir a otros dioses. Por eso él ha traído sobre ellos todo este mal.’ "

Otras obras de Salomón


8 Aconteció al cabo de veinte años, durante los cuales Salomón había edificado la casa de Jehovah y su propia casa, 2 que Salomón reedificó las ciudades que le había dado Hiram, y estableció allí a los hijos de Israel.

3 Después Salomón fue a Hamat de Soba y se apoderó de ella. 4 También reedificó Tadmor en el desierto, y todas las ciudades almacenes que había edificado en Hamat.

5 Después reedificó Bet-jorón Alta y Bet-jorón Baja, ciudades fortificadas con murallas, puertas y cerrojos; 6 Baalat y todas las ciudades almacenes que tenía Salomón, todas las ciudades para los carros y las ciudades para los jinetes; todo lo que Salomón se propuso edificar en Jerusalén, en el Líbano y en toda la tierra bajo su dominio.

7 A todo el pueblo que había quedado de los heteos, amorreos, ferezeos, heveos y jebuseos (que no eran de Israel, 8 sino sus descendientes que habían quedado después de ellos en la tierra, a quienes los hijos de Israel no destruyeron), Salomón los sometió a tributo laboral, hasta el día de hoy.

9 Pero a ninguno de los hijos de Israel sometió a servidumbre para sus obras; porque ellos eran hombres de guerra, jefes de sus comandantes, jefes de sus carros y sus jinetes. 10 Estos jefes de los oficiales que tenía el rey Salomón eran 250, los cuales mandaban sobre aquella gente.

11 Salomón también trasladó a la hija del faraón de la Ciudad de David a la casa que le había edificado, porque dijo: "Ninguna mujer mía ha de vivir en la casa de David, rey de Israel, pues aquellas habitaciones donde ha entrado el arca de Jehovah son sagradas."

12 Entonces Salomón ofreció holocaustos a Jehovah sobre el altar de Jehovah que había edificado delante del pórtico, 13 para que se ofreciese cada cosa en su día, conforme al mandamiento de Moisés, en los sábados, en las lunas nuevas y en las tres festividades anuales: en la fiesta de los Panes sin Levadura, en la fiesta de Pentecostés y en la fiesta de los Tabernáculos.

14 También constituyó los grupos de los sacerdotes en sus oficios, conforme a lo establecido por su padre David. Constituyó a los levitas según sus turnos, para alabar y servir frente a los sacerdotes, haciendo cada cosa en su día. Lo mismo a los porteros según sus grupos, en cada puerta, porque así lo había mandado David, hombre de Dios. 15 No se apartaron del mandato del rey con relación a los sacerdotes y a los levitas en ningún asunto, incluyendo el de los tesoros. 16 Así fue ejecutada toda la obra de Salomón desde el día en que fueron puestos los cimientos de la casa de Jehovah, hasta acabarla. Así quedó terminada la casa de Jehovah.

17 Entonces Salomón fue a Ezión-geber y a Eilat, a orillas del mar, en la tierra de Edom. 18 E Hiram le envió, por medio de sus servidores, barcos y siervos conocedores del mar. Estos fueron con los siervos de Salomón a Ofir y tomaron de allí 450 talentos de oro, y los llevaron al rey Salomón.

La reina de Saba visita a Salomón


9 La reina de Saba oyó de la fama de Salomón y vino a Jerusalén con un gran séquito, con camellos cargados de especias aromáticas, oro en abundancia y piedras preciosas, para probar a Salomón con preguntas difíciles. Cuando vino a Salomón, habló con él de todo lo que tenía en su corazón. 2 Y Salomón respondió a todas sus preguntas; ninguna cosa hubo tan difícil que Salomón no le pudiese responder.

3 La reina de Saba vio la sabiduría de Salomón, la casa que había edificado, 4 los manjares de su mesa, las sillas de sus servidores, la presentación y las vestiduras de sus siervos, sus coperos y sus vestiduras, y los holocaustos que él ofrecía en la casa de Jehovah; y se quedó sin aliento. 5 Entonces dijo al rey: "¡Era verdad lo que había oído en mi tierra de tus cosas y de tu sabiduría! 6 Yo no creía sus palabras, hasta que vine, y mis ojos lo han visto. Y he aquí que no se me había contado ni la mitad de la grandeza de tu sabiduría. Tú superas la fama que yo había oído. 7 ¡Dichosos tus hombres, y dichosos estos servidores tuyos que continuamente están de pie delante de ti y escuchan tu sabiduría! 8 ¡Bendito sea Jehovah tu Dios, que se agradó de ti para ponerte en su trono como rey para Jehovah tu Dios! Porque tu Dios ama a Israel para hacerlo firme para siempre, te ha constituido como su rey, a fin de que practiques el derecho y la justicia."

9 Entonces ella dio al rey 120 talentos de oro, una gran cantidad de especias aromáticas y piedras preciosas. Nunca hubo especias aromáticas como las que la reina de Saba dio al rey Salomón.

10 También los siervos de Hiram y los siervos de Salomón, que traían oro de Ofir, trajeron madera de sándalo y piedras preciosas. 11 Y el rey hizo con la madera de sándalo graderías para la casa de Jehovah y para la casa del rey, además de arpas y liras para los músicos. Nunca antes en la tierra de Judá se habían visto cosas semejantes.

12 El rey Salomón dio a la reina de Saba todo lo que ella quiso pedirle, más de lo que ella había llevado al rey. Entonces ella se volvió y regresó a su tierra, con sus servidores.

Esplendor y sabiduría de Salomón


13 El peso del oro que le venía a Salomón cada año era de 666 talentos de oro, 14 aparte del de los mercaderes y de los comerciantes importadores. También todos los reyes de Arabia y los gobernadores del país traían oro y plata a Salomón.

15 El rey Salomón hizo 200 escudos grandes de oro trabajado. En cada escudo empleó 600 siclos de oro trabajado. 16 También hizo otros 300 escudos pequeños de oro trabajado. En cada escudo empleó 300 siclos de oro. Y el rey los puso en la Casa del Bosque del Líbano.

17 El rey también hizo un gran trono de marfil, y lo recubrió de oro puro. 18 El trono tenía seis gradas y un estrado recubierto de oro fijado al trono. A ambos lados, junto al asiento, tenía soportes para los brazos, y junto a los brazos había dos leones de pie. 19 Había también allí doce leones de pie, uno a cada lado de las seis gradas. Jamás se hizo algo semejante para ningún reino.

20 Todos los vasos de beber del rey Salomón eran de oro, y toda la vajilla de la Casa del Bosque del Líbano era de oro fino. En los días de Salomón la plata no era estimada para nada. 21 Porque los barcos del rey iban a Tarsis con los siervos de Hiram; y una vez cada tres años venían los barcos de Tarsis trayendo oro, plata, marfil, monos y pavos reales.

22 El rey Salomón superaba a todos los reyes de la tierra en riqueza y en sabiduría. 23 Y todos los reyes de la tierra procuraban estar en la presencia de Salomón para oír la sabiduría que Dios había puesto en su corazón. 24 Año tras año cada uno de ellos le llevaba su presente: objetos de plata, objetos de oro, vestiduras, armas, perfumes, caballos y mulos.

25 Salomón tenía 4.000 establos para los caballos y los carros. También tenía 12.000 jinetes, a los cuales puso en las ciudades de los carros, y en Jerusalén junto al rey. 26 El gobernaba sobre todos los reyes, desde el Río hasta la tierra de los filisteos y hasta la frontera con Egipto.

27 El rey hizo que la plata fuera tan común en Jerusalén como las piedras, y que el cedro fuera tan abundante como los sicómoros que hay en la Sefela.

28 También importaban caballos para Salomón, de Egipto y de todos los países.

Muerte de Salomón


29 Los demás hechos de Salomón, los primeros y los últimos, ¿no están escritos en las palabras del profeta Natán, en la profecía de Ajías de Silo y en las visiones del vidente Ido acerca de Jeroboam hijo de Nabat? 30 Salomón reinó 40 años en Jerusalén sobre todo Israel. 31 Salomón reposó con sus padres, y lo sepultaron en la Ciudad de David, su padre. Y su hijo Roboam reinó en su lugar.

La división del reino


10 Entonces Roboam fue a Siquem, porque todo Israel había ido a Siquem para proclamarle rey. 2 Y sucedió que cuando lo oyó Jeroboam hijo de Nabat (quien estaba en Egipto, adonde había huido a causa del rey Salomón), Jeroboam volvió de Egipto. 3 Entonces mandaron a llamarle, y Jeroboam vino con todo Israel, y hablaron a Roboam diciendo:

4 -Tu padre agravó nuestro yugo; pero ahora, alivia tú el duro trabajo y el pesado yugo que tu padre puso sobre nosotros, y te serviremos.

5 El les dijo:

-Volved a mí dentro de tres días.

El pueblo se fue. 6 Entonces el rey Roboam consultó a los ancianos que habían servido a su padre Salomón, cuando aún vivía, y les preguntó:

-¿Cómo aconsejáis vosotros que yo responda a este pueblo?

7 Y ellos le respondieron diciendo:

-Si tratas bien a este pueblo, y les aceptas y les hablas buenas palabras, ellos serán tus siervos para siempre.

8 Pero él dejó de lado el consejo que le habían dado los ancianos, y consultó a los jóvenes que se habían criado con él y que estaban a su servicio. 9 Les preguntó:

-¿Qué aconsejáis vosotros que respondamos a este pueblo que me ha hablado diciendo: "Alivia el yugo que tu padre puso sobre nosotros"?

10 Entonces los jóvenes que se habían criado con él le contestaron diciendo:

-Así responderás al pueblo que ha hablado contigo, diciendo: "Tu padre hizo pesado nuestro yugo; pero tú, hazlo más liviano sobre nosotros"; así les dirás: "Mi dedo meñique es más grueso que los lomos de mi padre. 11 Ahora bien, mi padre cargó sobre vosotros un pesado yugo; pero yo añadiré a vuestro yugo. Mi padre os castigó con látigos; pero yo, con escorpiones."

12 Al tercer día vino Jeroboam con todo el pueblo a Roboam, como el rey había hablado diciendo: "Volved a mí al tercer día." 13 Entonces el rey les respondió con dureza. El rey Roboam dejó de lado el consejo de los ancianos, 14 y les habló siguiendo el consejo de los jóvenes, diciendo:

-Mi padre hizo pesado vuestro yugo, pero yo añadiré a vuestro yugo. Mi padre os castigó con látigos, pero yo, con escorpiones.

15 El rey no hizo caso del pueblo, porque esto estaba dispuesto de parte de Dios, para que Jehovah cumpliera la palabra que había hablado a Jeroboam hijo de Nabat, por medio de Ajías de Silo. 16 Y viendo todo Israel que el rey no les había hecho caso, el pueblo respondió al rey diciendo:

-¿Qué parte tenemos nosotros con David? ¡No tenemos herencia en el hijo de Isaí! ¡Israel, cada uno a su morada! ¡Mira ahora por tu propia casa, oh David!

Entonces todo Israel se fue a sus moradas, 17 pero Roboam reinó sobre los hijos de Israel que habitaban en las ciudades de Judá. 18 Después el rey Roboam envió a Adoniram, que estaba a cargo del tributo laboral; pero los hijos de Israel lo apedrearon, y murió. Entonces el rey Roboam se apresuró a subir en un carro para huir a Jerusalén. 19 Así se rebeló Israel contra la casa de David, hasta el día de hoy.

Roboam desiste de atacar a Israel


11 Entonces Roboam llegó a Jerusalén y reunió a los de la casa de Judá y de Benjamín, 180.000 guerreros escogidos, a fin de combatir contra Israel y devolver el reino a Roboam. 2 Pero la palabra de Jehovah vino a Semaías, hombre de Dios, diciendo: 3 "Habla a Roboam hijo de Salomón, rey de Judá, y a todos los israelitas que están en Judá y Benjamín, diciendo que 4 así ha dicho Jehovah: ’No subáis ni combatáis contra vuestros hermanos. Volveos cada uno a su casa, porque de parte mía ha sucedido esto.’ "

Ellos escucharon las palabras de Jehovah y desistieron de ir contra Jeroboam.

Roboam fortifica Judá y Benjamín


5 Roboam habitó en Jerusalén y reedificó ciudades para la defensa de Judá. 6 Reedificó Belén, Etam, Tecoa, 7 Betsur, Soco, Adulam, 8 Gat, Maresa, Zif, 9 Adoraim, Laquis, Azeca, 10 Zora, Ajalón y Hebrón, ciudades fortificadas en Judá y en Benjamín. 11 También reforzó las fortificaciones y puso en ellas comandantes, provisiones, aceite y vino. 12 Proveyó escudos y lanzas a todas las ciudades, y las fortificó en gran manera. Así Judá y Benjamín le estaban sujetos.

Migración de los fieles a Jerusalén


13 Los sacerdotes y los levitas que estaban en todo Israel se pasaron a Roboam desde todo su territorio. 14 Los levitas abandonaban sus campos y sus posesiones, y se iban a Judá y a Jerusalén, porque Jeroboam y sus hijos los habían excluido de servir a Jehovah como sacerdotes. 15 Más bien, estableció sus propios sacerdotes para los lugares altos, para los demonios y para los becerros que había hecho.

16 Tras ellos llegaron también personas de todas las tribus de Israel, que habían decidido en su corazón buscar a Jehovah Dios de Israel. Ellos fueron a Jerusalén para ofrecer sacrificios a Jehovah, Dios de sus padres. 17 Así fortalecieron el reino de Judá y apoyaron a Roboam hijo de Salomón durante tres años, porque tres años anduvieron en los caminos de David y de Salomón.

La familia de Roboam


18 Roboam tomó por mujer a Majalat hija de Jerimot, hijo de David, y de Abihaíl hija de Eliab, hijo de Isaí, 19 la cual le dio a luz estos hijos: Jeús, Semarías y Zaham. 20 Después de ella tomó a Maaca hija de Absalón, la cual le dio a luz a Abías, a Atai, a Ziza y a Selomit. 21 Roboam amaba a Maaca hija de Absalón más que a todas sus otras mujeres y concubinas; pues él tomó dieciocho mujeres y sesenta concubinas, y engendró veintiocho hijos y sesenta hijas.

22 Roboam puso a Abías, hijo de Maaca, como jefe y príncipe entre sus hermanos, a fin de proclamarle rey. 23 Pero con prudencia dispersó al resto de sus hijos por todas las tierras de Judá y de Benjamín, y por todas las ciudades fortificadas, dándoles abundantes provisiones. Y les buscó muchas mujeres.

Roboam y la invasión de Sisac


12 Cuando se consolidó y se fortaleció el reino de Roboam, éste abandonó la ley de Jehovah, y todo Israel con él. 2 Y sucedió que en el quinto año del rey Roboam, por cuanto se habían rebelado contra Jehovah, subió Sisac, rey de Egipto, contra Jerusalén, 3 con 1.200 carros, 60.000 jinetes y gente innumerable que venía con él de Egipto: libios, suquienos y etíopes. 4 Tomó las ciudades fortificadas de Judá y llegó hasta Jerusalén.

5 Entonces el profeta Semaías fue a Roboam y a los gobernadores de Judá, que estaban reunidos en Jerusalén por causa de Sisac, y les dijo:

-Así ha dicho Jehovah: "Vosotros me habéis abandonado; por tanto, yo también os he abandonado en mano de Sisac."

6 Los jefes de Israel y el rey se humillaron y dijeron:

-Justo es Jehovah.

7 Cuando Jehovah vio que se habían humillado, vino la palabra de Jehovah a Semaías, diciendo:

-Se han humillado; no los destruiré. Les daré alguna liberación, y mi ira no se derramará sobre Jerusalén por medio de Sisac. 8 No obstante, serán sus siervos, para que sepan distinguir entre servirme a mí y servir a los reinos de otras tierras.

9 Entonces Sisac, rey de Egipto, subió contra Jerusalén y tomó los tesoros de la casa de Jehovah y los tesoros de la casa del rey; todo lo tomó. También tomó los escudos de oro que había hecho Salomón. 10 En lugar de ellos, el rey Roboam hizo escudos de bronce y los entregó a la custodia de los jefes de la escolta, que guardaban la entrada de la casa del rey. 11 Y sucedía que cuantas veces el rey entraba en la casa de Jehovah, los de la escolta venían y los llevaban, y después los volvían a poner en la cámara de los de la escolta.

12 Como Roboam se había humillado, la ira de Jehovah se apartó de él para no destruirlo del todo. Además, en Judá las cosas marchaban bien. 13 El rey Roboam se hizo fuerte en Jerusalén y reinó. Roboam tenía 41 años cuando comenzó a reinar, y reinó 17 años en Jerusalén, la ciudad que Jehovah había elegido de entre todas las tribus de Israel para poner allí su nombre. El nombre de su madre era Naama la amonita.

14 Roboam hizo lo malo, porque no dispuso su corazón para buscar a Jehovah. 15 Los hechos de Roboam, los primeros y los últimos, ¿no están escritos en las crónicas del profeta Semaías y del vidente Ido acerca del registro familiar? Hubo guerra constante entre Roboam y Jeroboam. 16 Roboam reposó con sus padres y fue sepultado en la Ciudad de David. Y su hijo Abías reinó en su lugar.

Abías rey de Judá


13 En el año 18 del rey Jeroboam comenzó a reinar Abías sobre Judá, 2 y reinó tres años en Jerusalén. El nombre de su madre era Maaca hija de Uriel, de Gabaa.

Hubo guerra entre Abías y Jeroboam. 3 Abías dispuso la batalla con un ejército de 400.000 hombres de guerra escogidos. Jeroboam preparó la batalla contra él con 800.000 hombres escogidos y valientes.

4 Abías se levantó sobre el monte Zemaraim, que está en la región montañosa de Efraín, y dijo: "Oídme, Jeroboam y todo Israel: 5 ¿No sabéis vosotros que Jehovah Dios de Israel dio a David el reinado sobre Israel para siempre, a él y a sus hijos, mediante un pacto de sal? 6 Pero Jeroboam hijo de Nabat, servidor de Salomón hijo de David, se levantó y se rebeló contra su señor. 7 Con él se agruparon hombres ociosos y perversos, que pudieron más que Roboam hijo de Salomón, pues Roboam era joven e inmaduro de corazón, y no se mantuvo fuerte ante ellos. 8 Y ahora vosotros tratáis de resistir al reinado de Jehovah que está en manos de los hijos de David, porque sois muchos y tenéis con vosotros los becerros de oro que Jeroboam os hizo como dioses. 9 ¿No habéis excluido a los sacerdotes de Jehovah, los hijos de Aarón, y a los levitas, y os habéis hecho sacerdotes a la manera de los pueblos de otras tierras? Cualquiera que venga a consagrarse con un becerro y siete carneros se convierte en sacerdote de lo que no es Dios. 10 Pero en cuanto a nosotros, Jehovah es nuestro Dios, y no le hemos abandonado. Los sacerdotes que sirven a Jehovah son los hijos de Aarón, y los levitas están en la obra. 11 Ellos ofrecen a Jehovah los holocaustos cada mañana y cada tarde, queman el incienso aromático, hacen la presentación del pan sobre la mesa limpia y encienden el candelabro de oro con sus lámparas, para que ardan cada noche. Nosotros guardamos la ordenanza de Jehovah nuestro Dios, pero vosotros le habéis abandonado. 12 He aquí que Dios está con nosotros, a la cabeza, y sus sacerdotes tienen las trompetas de estrépito para tocar contra vosotros. ¡Oh hijos de Israel, no luchéis contra Jehovah, Dios de vuestros padres; porque no os irá bien!"

13 Pero Jeroboam puso una emboscada a fin de alcanzarlos por la retaguardia, de manera que estaban frente a Judá, pero tenían la emboscada a espaldas de ellos. 14 Judá se volvió, y he aquí que tenían la batalla por delante y por detrás. Entonces clamaron a Jehovah, y los sacerdotes tocaron las trompetas. 15 Los hombres de Judá gritaron con estruendo; y sucedió que mientras gritaban los hombres de Judá, Dios desbarató a Jeroboam y a todo Israel delante de Abías y de Judá. 16 Los hijos de Israel huyeron delante de Judá, y Dios los entregó en su mano. 17 Abías y su gente les ocasionaron una gran derrota, y de Israel cayeron muertos 500.000 hombres escogidos. 18 Así fueron humillados los hijos de Israel en aquel tiempo, pero los hijos de Judá se hicieron fuertes, porque se apoyaban en Jehovah, Dios de sus padres.

19 Abías persiguió a Jeroboam y le tomó las ciudades de Betel con sus aldeas, Jesana con sus aldeas y Efrón con sus aldeas. 20 Jeroboam no recuperó su poderío en los días de Abías. Después Jehovah lo hirió, y murió. 21 Pero Abías se hizo fuerte. Tomó para sí catorce mujeres, y engendró veintidós hijos y dieciséis hijas.

22 Los demás hechos de Abías, sus caminos y sus palabras están escritos en la historia del profeta Ido.

14 1 Abías reposó con sus padres, y lo sepultaron en la Ciudad de David. Y su hijo Asa reinó en su lugar, en cuyos días la tierra tuvo tranquilidad durante diez años.

Asa, rey de Judá


2 Asa hizo lo bueno y lo recto ante los ojos de Jehovah su Dios. 3 Quitó los altares de culto extraño y los lugares altos, rompió las piedras rituales y quebró los árboles rituales de Asera. 4 Mandó a los de Judá que buscaran a Jehovah, Dios de sus padres, y que pusieran por obra la ley y los mandamientos. 5 Quitó los lugares altos y los altares de incienso de todas las ciudades de Judá.

El reino estuvo en calma bajo él, 6 y edificó ciudades fortificadas en Judá, porque había tranquilidad en la tierra. En aquellos años no había guerra contra él, porque Jehovah le había dado reposo. 7 Por tanto, dijo a Judá: "Edifiquemos estas ciudades y rodeémoslas de murallas, torres, puertas y cerrojos, mientras la tierra esté ante nosotros, porque hemos buscado a Jehovah nuestro Dios. Le hemos buscado, y él nos ha dado reposo por todas partes." Entonces edificaron y fueron prosperados.

8 Asa tuvo un ejército de 300.000 de Judá, que llevaba escudos grandes y lanzas; también tuvo 280.000 de Benjamín, quienes llevaban escudos pequeños y disparaban con el arco. Todos eran hombres valientes.

9 Zéraj el etíope salió contra ellos con un ejército de 1.000.000 de hombres y 300 carros, y llegó hasta Maresa. 10 Asa salió contra él, y dispusieron la batalla en el valle de Sefata, junto a Maresa. 11 Asa invocó a Jehovah su Dios, diciendo: "¡Oh Jehovah, no hay otro como tú para ayudar tanto al poderoso como al que no tiene fuerzas! Ayúdanos, oh Jehovah, Dios nuestro, porque en ti nos apoyamos y en tu nombre vamos contra esta multitud. ¡Oh Jehovah, tú eres nuestro Dios; no prevalezca contra ti el hombre!"

12 Entonces Jehovah desbarató a los etíopes delante de Asa y de Judá, y los etíopes huyeron. 13 Asa y la gente que estaba con él los persiguieron hasta Gerar. Cayeron tantos de los etíopes que no quedaron sobrevivientes de ellos, porque fueron destrozados delante de Jehovah y de su ejército, y les tomaron un gran botín. 14 Atacaron también todas las ciudades de los alrededores de Gerar, porque el terror de Jehovah había caído sobre éstas. Saquearon todas las ciudades, porque en ellas había mucho botín. 15 Asimismo, cayeron sobre las tiendas de los que tenían ganado, y se llevaron muchas ovejas y camellos. Luego volvieron a Jerusalén.

Pacto de Asa con Jehovah


15 Entonces el Espíritu de Dios vino sobre Azarías hijo de Oded, 2 quien salió al encuentro de Asa y le dijo: "Oídme, Asa y todo Judá y Benjamín: Jehovah estará con vosotros cuando vosotros estéis con él. Si le buscáis, él se dejará hallar; pero si le abandonáis, él os abandonará. 3 Por mucho tiempo ha estado Israel sin el Dios verdadero, sin sacerdote que les enseñase, y sin ley. 4 Pero cuando en su tribulación se volvieron a Jehovah Dios de Israel y le buscaron, él se dejó hallar por ellos. 5 En aquellos tiempos no había paz ni para el que salía, ni para el que entraba, porque había muchas aflicciones sobre todos los habitantes de los países. 6 Una nación era destruida por otra nación, y una ciudad por otra ciudad, porque Dios los turbaba con toda clase de calamidades. 7 Pero vosotros, esforzaos; no desfallezcan vuestras manos, porque vuestra obra tiene recompensa."

8 Cuando Asa oyó estas palabras y la profecía del profeta Oded, tomó ánimo y quitó los ídolos abominables de toda la tierra de Judá y de Benjamín, así como de las ciudades que él había tomado en la región montañosa de Efraín. También reparó el altar de Jehovah que estaba delante del pórtico de la casa de Jehovah. 9 Después reunió a todo Judá y Benjamín, y a los que residían con ellos de Efraín, Manasés y Simeón; pues muchos de Israel se habían pasado a él, al ver que Jehovah su Dios estaba con él.

10 Se reunieron, pues, en Jerusalén en el mes tercero del año 15 del reinado de Asa. 11 Aquel día ofrecieron como sacrificio a Jehovah, del botín que habían traído, 700 vacas y 7.000 ovejas. 12 Luego hicieron un pacto prometiendo que buscarían a Jehovah, Dios de sus padres, con todo su corazón y con toda su alma; 13 y que todo el que no buscase a Jehovah Dios de Israel muriese, fuera grande o pequeño, hombre o mujer. 14 Y lo juraron a Jehovah en voz alta y con júbilo, al son de trompetas y de cornetas. 15 Todos los de Judá se alegraron por dicho juramento, porque juraron con todo su corazón. Así buscaron a Jehovah con toda su voluntad, y él se dejó hallar por ellos. Y Jehovah les dio reposo por todas partes.

16 También depuso a Maaca, madre del rey Asa, de ser reina madre, porque ella había hecho una monstruosa imagen de Asera. Asa destruyó la monstruosa imagen, la desmenuzó y la quemó junto al arroyo de Quedrón. 17 Aunque no quitó de Israel los lugares altos, sin embargo, el corazón de Asa fue íntegro todos sus días. 18 El introdujo en la casa de Dios lo que había consagrado su padre y lo que él mismo había consagrado: plata, oro y utensilios.

Pacto de Asa con Ben-hadad


19 No hubo guerra hasta el año 35 del reinado de Asa. 16 1 Pero en el año 36 del reinado de Asa, Baasa rey de Israel subió contra Judá y estaba reedificando Ramá para no dejar que ninguno tuviera acceso a Asa, rey de Judá. 2 Entonces Asa sacó plata y oro de los tesoros de la casa de Jehovah y de la casa del rey, y los envió a Ben-hadad, rey de Siria, que habitaba en Damasco, diciendo: 3 "Haya alianza entre tú y yo, como la había entre mi padre y tu padre. He aquí, yo te envío plata y oro; vé y anula tu alianza con Baasa, rey de Israel, para que él se retire de mí."

4 Ben-hadad consintió con el rey Asa. Envió contra las ciudades de Israel a los jefes de sus ejércitos, y atacaron Ijón, Dan, Abel-maim y todas las ciudades almacenes de Neftalí.

5 Cuando Baasa oyó esto, dejó de reedificar Ramá e hizo cesar su obra. 6 Entonces el rey Asa trajo a todo Judá, y se llevaron las piedras y la madera de Ramá, con que Baasa edificaba. Y con ellas reedificó Geba y Mizpa.

7 En aquel tiempo el vidente Hanani fue a Asa, rey de Judá, y le dijo: "Por haberte apoyado en el rey de Siria y no haberte apoyado en Jehovah tu Dios, por eso el ejército del rey de Siria se ha escapado de tu mano. 8 ¿No eran los etíopes y los libios un ejército numerosísimo, con muchos carros y jinetes? Con todo, porque te apoyaste en Jehovah, él los entregó en tu mano. 9 Porque los ojos de Jehovah recorren toda la tierra para fortalecer a los que tienen un corazón íntegro para con él. Locamente has actuado en esto, y de ahora en adelante habrá guerras contra ti."

10 Asa se enojó contra el vidente y lo puso en la cárcel, porque se encolerizó contra él por esto. En aquel tiempo también maltrató a algunos del pueblo.

Ultimos años y muerte de Asa


11 He aquí que los hechos de Asa, los primeros y los últimos, están escritos en el libro de los reyes de Judá y de Israel. 12 En el año 39 de su reinado Asa se enfermó de los pies. Su enfermedad fue muy grave; pero aun en su enfermedad no consultó a Jehovah, sino a los médicos. 13 Asa reposó con sus padres y murió en el año 41 de su reinado, 14 y lo sepultaron en el sepulcro que él había cavado para sí en la Ciudad de David. Lo recostaron en un féretro, el cual llenaron de especias aromáticas y de todo tipo de ungüentos y mezclas de ungüentos, e hicieron una gran hoguera en su honor.

El rey Josafat y sus reformas


17 En lugar de Asa reinó su hijo Josafat, quien se hizo fuerte contra Israel. 2 Puso tropas en todas las ciudades fortificadas de Judá, y puso destacamentos en la tierra de Judá y en las ciudades de Efraín que su padre Asa había tomado.

3 Jehovah estuvo con Josafat, porque anduvo en los primeros caminos de su padre David, y no acudió a los Baales. 4 Más bien, buscó al Dios de su padre, andando según sus mandamientos y no según las obras de Israel. 5 Por eso Jehovah afirmó el reino en su mano. Todo Judá daba presentes a Josafat, y él tuvo riquezas y gloria en abundancia. 6 Elevó su corazón hacia los caminos de Jehovah, y quitó otra vez de Judá los lugares altos y los árboles rituales de Asera.

7 En el tercer año de su reinado envió a sus magistrados -Benjail, Abdías, Zacarías, Natanael y Micaías-, para que enseñasen en las ciudades de Judá. 8 Y con ellos, a los levitas Semaías, Netanías, Zebadías, Asael, Semiramot, Jonatán, Adonías, Tobías y Tob-adonías; y con los levitas, a los sacerdotes Elisama y Joram. 9 Ellos enseñaron en Judá, llevando consigo el libro de la Ley de Jehovah. E hicieron una gira por todas las ciudades de Judá, instruyendo al pueblo.

10 El temor de Jehovah cayó sobre todos los reinos de las tierras que estaban alrededor de Judá, y no hicieron guerra contra Josafat. 11 Algunos de los filisteos traían a Josafat presentes y tributos de plata. También los árabes le llevaban ganado: 7.700 carneros y 7.700 machos cabríos. 12 Josafat se fue engrandeciendo más y más, y edificó en Judá fortalezas y ciudades almacenes. 13 Tenía muchas provisiones en las ciudades de Judá.

El tenía en Jerusalén guerreros y hombres valientes. 14 Esta era la lista de ellos, según sus casas paternas:

Los jefes de millares de Judá: el jefe Adnas, y con él, 300.000 hombres valientes. 15 A su lado, el jefe Johanán, y con él, 280.000. 16 A su lado, Amasías hijo de Zicri, que se había ofrecido voluntariamente a Jehovah, y con él, 200.000 hombres valientes.

17 Los de Benjamín: Eliada, un hombre valiente, y con él, 200.000 hombres armados de arco y escudo. 18 A su lado, Jozabad, y con él, 180.000 hombres listos para la guerra. 19 Estos eran servidores del rey, sin contar los que el rey había puesto en las ciudades fortificadas, por todo Judá.

Josafat y Acab van contra los sirios


18 Josafat tenía riquezas y gloria en abundancia, y emparentó con Acab. 2 Después de algunos años descendió a Samaria para visitar a Acab, por lo que Acab mató muchas ovejas y vacas para él y para la gente que estaba con él. Y le persuadió a que subiese con él a Ramot de Galaad. 3 Acab, rey de Israel, preguntó a Josafat, rey de Judá:

-¿Irás conmigo a Ramot de Galaad?

Y él le respondió:

-Yo soy como eres tú, y mi pueblo como tu pueblo. Iremos contigo a la guerra.

4 Además, Josafat dijo al rey de Israel:

-Por favor, consulta hoy la palabra de Jehovah.

5 Entonces el rey de Israel reunió a los profetas, a 400 hombres, y les preguntó:

-¿Iremos a la guerra contra Ramot de Galaad, o desistiré?

Ellos respondieron:

-Sube, porque Dios la entregará en mano del rey.

6 Entonces preguntó Josafat:

-¿No hay aquí todavía algún profeta de Jehovah, para que consultemos por medio de él?

7 El rey de Israel respondió a Josafat:

-Todavía hay un hombre por medio del cual podríamos consultar a Jehovah; pero yo le aborrezco, porque no me profetiza el bien, sino el mal, todos sus días. Es Micaías hijo de Imla.

Josafat respondió:

-No hable así el rey.

8 Entonces el rey de Israel llamó a un funcionario y le dijo:

-Trae pronto a Micaías hijo de Imla.

9 El rey de Israel y Josafat, rey de Judá, vestidos con sus vestiduras reales, estaban sentados, cada uno en su trono, en la era a la entrada de la puerta de Samaria; y todos los profetas profetizaban delante de ellos. 10 Sedequías hijo de Quenaana se había hecho unos cuernos de hierro y decía:

-Así ha dicho Jehovah: "¡Con éstos embestirás a los sirios, hasta acabar con ellos!"

11 Y todos los profetas profetizaban de la misma manera, diciendo:

-Sube a Ramot de Galaad y triunfa, porque Jehovah la entregará en mano del rey.

12 El mensajero que había ido a llamar a Micaías le habló diciendo:

-He aquí, las palabras de los profetas unánimemente anuncian el bien al rey. Sea, pues, tu palabra como la de uno de ellos, y anuncia el bien.

13 Pero Micaías respondió:

-¡Vive Jehovah, que lo que mi Dios me diga, eso hablaré!

Llegó al rey, 14 y el rey le preguntó:

-Micaías, ¿iremos a la guerra contra Ramot de Galaad, o desistiré?

El respondió:

-Subid y triunfad, porque serán entregados en vuestra mano.

15 El rey le dijo:

-¿Cuántas veces tengo que hacerte jurar que no me digas sino la verdad en el nombre de Jehovah?

16 Entonces respondió:

-He visto a todo Israel dispersado por los montes como ovejas que no tienen pastor. Y Jehovah dijo: "Estos no tienen señor; vuélvase cada uno a su casa en paz."

17 Entonces el rey de Israel dijo a Josafat:

-¿No te dije que no profetizaría acerca de mí el bien, sino el mal?

18 Luego dijo Micaías:

-Escuchad, pues, la palabra de Jehovah: Yo he visto a Jehovah sentado en su trono, y todo el ejército de los cielos estaba de pie a su derecha y a su izquierda. 19 Entonces Jehovah preguntó: "¿Quién inducirá a Acab, rey de Israel, para que suba y caiga en Ramot de Galaad?" Y uno respondía de una manera, y otro respondía de otra manera. 20 Entonces salió un espíritu, se puso delante de Jehovah y dijo: "Yo le induciré." Jehovah le preguntó: "¿De qué manera?" 21 Y él respondió: "Saldré y seré espíritu de mentira en la boca de todos sus profetas." Y Jehovah dijo: "Tú lo inducirás, y también prevalecerás. Sal y hazlo así." 22 Ahora pues, he aquí que Jehovah ha puesto un espíritu de mentira en la boca de estos tus profetas, porque Jehovah ha decretado el mal con respecto a ti.

23 Entonces se acercó Sedequías hijo de Quenaana y golpeó a Micaías en la mejilla, diciéndole:

-¿Por qué camino se apartó de mí el Espíritu de Jehovah, para hablarte a ti?

24 Y Micaías respondió:

-¡He aquí, tú lo verás aquel día, cuando te metas de cuarto en cuarto para esconderte!

25 Entonces dijo el rey de Israel:

-Tomad a Micaías y hacedlo volver a Amón, alcalde de la ciudad, y a Joás, hijo del rey. 26 Y diles: "El rey ha dicho así: ’Poned a éste en la cárcel y mantenedle con una escasa ración de pan y de agua, hasta que yo vuelva en paz.’ "

27 Y Micaías dijo:

-Si logras volver en paz, Jehovah no ha hablado por medio de mí. -Y añadió-: ¡Oídlo, pueblos todos!

28 El rey de Israel subió con Josafat, rey de Judá, a Ramot de Galaad. 29 El rey de Israel dijo a Josafat:

-Yo me disfrazaré y entraré en la batalla; pero tú, vístete con tus vestiduras.

Entonces el rey de Israel se disfrazó, y entraron en la batalla.

Derrota de Israel y muerte de Acab


30 Ahora bien, el rey de Siria había mandado a los jefes de los carros que tenía, diciendo: "No luchéis contra chico ni contra grande, sino sólo contra el rey de Israel." 31 Y sucedió que cuando los jefes de los carros vieron a Josafat, dijeron:

-¡Este es el rey de Israel!

Entonces se dirigieron hacia él para atacarle; pero Josafat gritó, y Jehovah le ayudó. Dios los desvió de él. 32 Y sucedió que al ver los jefes de los carros que no era el rey de Israel, se apartaron de él. 33 Entonces un hombre tiró con su arco a la ventura e hirió al rey de Israel por entre las junturas de la armadura y la coraza. Y él dijo al que guiaba el carro:

-¡Da la vuelta y sácame de la batalla, porque he sido herido!

34 La batalla arreció aquel día, y el rey de Israel fue sostenido en pie en el carro, frente a los sirios, hasta el atardecer. Y murió al ponerse el sol.

19 Josafat, rey de Judá, volvió en paz a su casa en Jerusalén. 2 Pero el vidente Jehú hijo de Hanani le salió al encuentro y dijo al rey Josafat:

-¿Das ayuda al impío y amas a los que aborrecen a Jehovah? Por esto, la ira de Jehovah será contra ti. 3 Sin embargo, se han hallado en ti cosas buenas, porque has eliminado del país los árboles rituales de Asera y has dispuesto tu corazón para buscar a Dios.

Política judicial de Josafat


4 Josafat habitaba en Jerusalén, pero volvió a salir entre el pueblo desde Beerseba hasta la región montañosa de Efraín, y los hacía volver a Jehovah, Dios de sus padres. 5 También estableció jueces en la tierra, de ciudad en ciudad, en todas las ciudades fortificadas de Judá.

6 Y dijo a los jueces: "Mirad lo que hacéis, porque no juzgáis en lugar del hombre, sino en lugar de Jehovah, quien estará con vosotros en materia de juicio. 7 Ahora pues, que el temor de Jehovah esté en vosotros. Actuad cuidadosamente, porque con Jehovah nuestro Dios no hay maldad, ni distinción de personas, ni aceptación de soborno."

8 Josafat también estableció en Jerusalén a algunos de los levitas, de los sacerdotes y de los jefes de las casas paternas, para la administración de la justicia de Jehovah y para los pleitos de los habitantes de Jerusalén. 9 Y les mandó diciendo: "Habréis de proceder con temor de Jehovah, con fidelidad y con corazón íntegro. 10 En cualquier pleito que traigan a vosotros vuestros hermanos que habitan en sus ciudades (sean delitos de sangre o cuestiones de instrucción, mandamientos, leyes o decretos), habéis de advertirles a fin de que no pequen contra Jehovah y que no haya ira contra vosotros y contra vuestros hermanos. Al obrar de este modo, no tendréis culpabilidad. 11 He aquí que el sumo sacerdote Amarías será quien os presida en cualquier asunto de Jehovah. Zebadías hijo de Ismael, dirigente de la tribu de Judá, os presidirá en cualquier asunto del rey. Los levitas también actuarán delante de vosotros como oficiales. Esforzaos y actuad, y Jehovah esté con el bueno."

Victoria de Josafat sobre Moab y Amón


20 Aconteció después de esto que los hijos de Moab y de Amón, y con ellos algunos de los amonitas, salieron a la guerra contra Josafat. 2 Entonces fueron e informaron a Josafat diciendo: "Una gran multitud viene contra ti de la otra orilla del mar, de Edom. Y he aquí que están en Hazezón-tamar, que es En-guedi."

3 Josafat tuvo temor, se propuso consultar a Jehovah e hizo pregonar ayuno en todo Judá. 4 Se reunieron los de Judá para pedir socorro a Jehovah, y de todas las ciudades de Judá vinieron para buscar a Jehovah. 5 Entonces Josafat se puso de pie ante la congregación de Judá y de Jerusalén, en la casa de Jehovah, delante del atrio nuevo, 6 y dijo: "Oh Jehovah, Dios de nuestros padres, ¿no eres tú Dios en los cielos, que gobiernas en todos los reinos de las naciones y que tienes en tu mano fuerza y poder, de modo que nadie te pueda resistir? 7 ¿No fuiste tú, oh Dios nuestro, el que echaste a los habitantes de esta tierra de la presencia de tu pueblo Israel y la diste a la descendencia de tu amigo Abraham para siempre? 8 Ellos han habitado en ella y han edificado allí un santuario a tu nombre, diciendo: 9 ’Si el mal viniese sobre nosotros (espada de juicio, peste o hambre), nos presentaremos delante de este templo y delante de ti, porque tu nombre está en este templo. A ti clamaremos en nuestra tribulación, y tú nos escucharás y librarás.’

10 "Ahora pues, he aquí que los hijos de Amón, los de Moab y los de la región montañosa de Seír (la tierra de los cuales no quisiste que Israel atravesase cuando venía de la tierra de Egipto, por lo que se apartaron de ellos y no los destruyeron); 11 he aquí que ahora ellos nos pagan viniendo a expulsarnos de la heredad que tú nos has dado en posesión. 12 Oh Dios nuestro, ¿no los juzgarás tú? Porque nosotros no disponemos de fuerzas contra esta multitud tan grande que viene contra nosotros. No sabemos qué hacer, pero en ti ponemos nuestros ojos."

13 Todo Judá estaba de pie delante de Jehovah, con sus pequeños, sus mujeres y sus hijos. 14 También estaba allí Yajaziel hijo de Zacarías, hijo de Benaías, hijo de Jeiel, hijo de Matanías, levita de los hijos de Asaf, sobre el cual vino el Espíritu de Jehovah en medio de la congregación, 15 y dijo: "Oíd, todo Judá y habitantes de Jerusalén, y tú, oh rey Josafat, así os ha dicho Jehovah: ’No temáis ni desmayéis delante de esta multitud tan grande, porque la batalla no será vuestra, sino de Dios. 16 Descended mañana contra ellos. He aquí que ellos subirán por la cuesta de Sis, y los encontraréis en el extremo del valle, frente al desierto de Jeruel. 17 En esta ocasión, vosotros no tendréis que luchar. Deteneos, estaos quietos y ved la victoria que Jehovah logrará para vosotros. ¡Oh Judá y Jerusalén, no temáis ni desmayéis! ¡Salid mañana a su encuentro, y Jehovah estará con vosotros!’ "

18 Entonces Josafat inclinó su rostro a tierra. Del mismo modo, todo Judá y los habitantes de Jerusalén se postraron delante de Jehovah, y adoraron a Jehovah. 19 Luego se levantaron los levitas de los hijos de Cohat y de los hijos de Coré, para alabar con fuerte y alta voz a Jehovah Dios de Israel.

20 Se levantaron muy de mañana y salieron hacia el desierto de Tecoa. Y mientras ellos salían, Josafat se puso de pie y dijo: "Oídme, Judá y habitantes de Jerusalén: ¡Creed en Jehovah vuestro Dios, y estaréis seguros! ¡Creed a sus profetas y seréis prosperados!"

21 Después de consultar con el pueblo, designó a algunos de ellos para que cantasen a Jehovah y le alabasen en la hermosura de la santidad, mientras iban delante del ejército, diciendo: "¡Alabad a Jehovah, porque para siempre es su misericordia!"

22 Cuando comenzaron el canto y la alabanza, Jehovah puso emboscadas contra los hijos de Amón, los de Moab y los de la región montañosa de Seír que habían venido contra Judá, y fueron derrotados. 23 Los hijos de Amón y de Moab se levantaron contra los de la región montañosa de Seír, para destruirlos por completo y aniquilarlos. Cuando habían acabado con los de la región montañosa de Seír, cada cual contribuyó a la destrucción de su campañero.

24 Cuando los de Judá llegaron a cierta altura que domina el desierto, miraron hacia la multitud; y he aquí que ellos yacían muertos en tierra. Ninguno había escapado. 25 Entonces Josafat y su gente fueron para despojarlos, y entre los cadáveres hallaron muchas riquezas, tanto vestidos como objetos preciosos, los que arrebataron para sí en tal cantidad que les era imposible llevar. Tres días duró el despojo, porque era mucho.

26 Al cuarto día se congregaron en el valle de Berajá. Allí bendijeron a Jehovah; por eso llamaron el nombre de aquel lugar valle de Berajá, hasta hoy.

27 Todos los hombres de Judá y de Jerusalén, con Josafat a la cabeza, partieron gozosos para regresar a Jerusalén; porque Jehovah les había dado gozo sobre sus enemigos. 28 Llegaron a Jerusalén, a la casa de Jehovah, con liras, arpas y trompetas. 29 Y cuando oyeron que Jehovah había combatido contra los enemigos de Israel, el temor de Dios cayó sobre todos los reinos de aquellas tierras. 30 Entonces el reino de Josafat tuvo tranquilidad, porque su Dios le dio reposo por todas partes.

Ultimos años y muerte de Josafat


31 Así reinó Josafat sobre Judá. Tenía 35 años cuando comenzó a reinar, y reinó 25 años en Jerusalén. El nombre de su madre era Azuba hija de Silji.

32 El anduvo en el camino de su padre Asa, sin apartarse de él, haciendo lo recto ante los ojos de Jehovah. 33 Sin embargo, los lugares altos no fueron quitados, pues el pueblo aún no había dispuesto su corazón hacia el Dios de sus padres.

34 Los demás hechos de Josafat, los primeros y los últimos, he aquí que están escritos en las crónicas de Jehú hijo de Hanani, las cuales fueron incluidas en el libro de los reyes de Israel.

35 Pasadas estas cosas Josafat, rey de Judá, se asoció con Ocozías, rey de Israel, quien era dado a la impiedad. 36 Josafat lo hizo su socio para hacer barcos que fueran a Tarsis, y construyeron barcos en Ezión-geber. 37 Entonces Eliezer hijo de Dodava, de Maresa, profetizó contra Josafat diciendo: "Porque te has asociado con Ocozías, Jehovah destruirá tus obras." Y los barcos se destrozaron y no pudieron ir a Tarsis.

21 Josafat reposó con sus padres y fue sepultado con ellos en la Ciudad de David. Y su hijo Joram reinó en su lugar.

Joram, rey de Judá


2 Joram tenía estos hermanos, hijos de Josafat: Azarías, Yejiel, Zacarías, Azariahu, Micael y Sefatías. Todos éstos eran hijos de Josafat, rey de Judá. 3 Su padre les había dado muchos regalos de plata, oro y cosas preciosas, junto con ciudades fortificadas en Judá; pero a Joram le había dado el reino, porque él era el primogénito. 4 Joram ascendió al trono de su padre, y después que se hizo fuerte, mató a espada a todos sus hermanos y también a algunos de los jefes de Israel. 5 Joram tenía 32 años cuando comenzó a reinar, y reinó 8 años en Jerusalén.

6 El anduvo en el camino de los reyes de Israel, como hizo la casa de Acab, porque tenía por mujer a una hija de Acab. E hizo lo malo ante los ojos de Jehovah. 7 Sin embargo, Jehovah no quiso destruir la casa de David, a causa del pacto que había hecho con David. Porque había prometido darle una lámpara a él, y a sus hijos, continuamente.

8 En sus días Edom se rebeló contra el dominio de Judá, y constituyeron un rey sobre ellos. 9 Entonces Joram fue con sus oficiales y todos sus carros con él. Y sucedió que levantándose de noche, atacó a los edomitas que les habían cercado a él y a los jefes de los carros. 10 Así se rebeló Edom contra el dominio de Judá, hasta el día de hoy. Por aquel tiempo, también Libna se rebeló contra su dominio, porque él había abandonado a Jehovah, Dios de sus padres.

11 Además, edificó lugares altos en los montes de Judá e hizo que los habitantes de Jerusalén se prostituyeran; y a lo mismo empujó a Judá. 12 Entonces le llegó una carta del profeta Elías que decía:


Así ha dicho Jehovah, Dios de tu padre David: "Por cuanto no has andado en los caminos de tu padre Josafat, ni en los caminos de Asa, rey de Judá, 13 sino que has andado en los caminos de los reyes de Israel y has hecho que Judá y los habitantes de Jerusalén se prostituyan, como se ha prostituido la casa de Acab, y además has asesinado a tus hermanos, a la familia de tu padre, los cuales eran mejores que tú, 14 he aquí que por eso Jehovah traerá una gran plaga sobre tu pueblo, sobre tus hijos, sobre tus mujeres y sobre todos tus bienes. 15 Y a ti te herirá con muchas enfermedades. Una enfermedad de los intestinos ocasionará que éstos se te salgan a causa de la enfermedad, día tras día."


16 Jehovah despertó contra Joram el espíritu de los filisteos y de los árabes que estaban al lado de los etíopes, 17 y subieron contra Judá y la invadieron. Luego tomaron todos los bienes que hallaron en el palacio real, y también a sus hijos y a sus mujeres. No le quedó más hijo que Ocozías, el menor de sus hijos. 18 Después de todo esto Jehovah lo hirió con una enfermedad incurable en sus intestinos. 19 Y sucedió que con el transcurso de los días, al final de dos años, se le salieron los intestinos a causa de su enfermedad, y murió con graves dolores. Su pueblo no hizo una hoguera por él, como la habían hecho por sus padres.

20 Tenía 32 años cuando comenzó a reinar, y reinó 8 años en Jerusalén; y se fue sin ser deseado. Lo sepultaron en la Ciudad de David, pero no en los sepulcros de los reyes.

Ocozías, rey de Judá


22 Los habitantes de Jerusalén proclamaron rey en su lugar a Ocozías, su hijo menor, porque una banda armada que había venido con los árabes al campamento había matado a todos los mayores. Por eso asumió el reinado Ocozías hijo de Joram, rey de Judá. 2 Ocozías tenía 22 años cuando comenzó a reinar, y reinó un año en Jerusalén. El nombre de su madre era Atalía hija de Omri.

3 El anduvo en los caminos de la casa de Acab, porque su madre le aconsejaba a que actuase impíamente. 4 E hizo lo malo ante los ojos de Jehovah, como la casa de Acab; porque después de la muerte de su padre, ellos le aconsejaban para su perdición. 5 También siguió sus consejos y con Joram hijo de Acab, rey de Israel, fue a la guerra contra Hazael, rey de Siria, en Ramot de Galaad. Los sirios hirieron a Joram, 6 y éste volvió a Jezreel para curarse de las heridas que le habían ocasionado en Ramot cuando combatía contra Hazael, rey de Siria. Entonces Ocozías hijo de Joram, rey de Judá, descendió a Jezreel para ver a Joram hijo de Acab, porque éste estaba enfermo.

7 La caída de Ocozías, al visitar a Joram, ocurrió de parte de Dios, pues cuando llegó, salió con Joram contra Jehú hijo de Nimsi, al cual Jehovah había ungido para que exterminase a la casa de Acab. 8 Y sucedió que cuando Jehú ejecutaba juicio contra la casa de Acab, encontró a los jefes de Judá y a los hijos de los hermanos de Ocozías, que servían a Ocozías, y los mató. 9 Después mandó buscar a Ocozías, y lo capturaron en Samaria, donde se había escondido; lo llevaron a Jehú y lo mataron. Y le dieron sepultura, porque dijeron: "Era hijo de Josafat, quien buscó a Jehovah con todo su corazón."

No quedó nadie de la casa de Ocozías para retener el poder del reino.

Atalía usurpa el trono de Judá


10 Cuando Atalía, madre de Ocozías, vio que su hijo había muerto, se levantó y exterminó a toda la descendencia real de la casa de Judá. 11 Pero Josabet, hija del rey, tomó a Joás hijo de Ocozías, lo sacó a escondidas de entre los hijos del rey a quienes estaban dando muerte, y puso a él y a su nodriza en un dormitorio. Josabet, hija del rey Joram y mujer del sacerdote Joyada (siendo ella hermana de Ocozías), lo escondió de Atalía, para que no lo matara. 12 Y estuvo escondido con ellos en la casa de Dios seis años. Entre tanto, Atalía reinaba en el país.

Joás asciende al trono de Judá


23 Al séptimo año, Joyada cobró ánimo y trajo, para hacer un convenio con él, a jefes de centenas: Azarías hijo de Jerojam, Ismael hijo de Johanán, Azarías hijo de Obed, Maasías hijo de Adaías y Elisafat hijo de Zicri. 2 Ellos recorrieron Judá y reunieron a los levitas de todas las ciudades de Judá y a los jefes de las casas paternas de Israel, y fueron a Jerusalén. 3 Entonces toda la congregación hizo un convenio con el rey en la casa de Dios, y Joyada les dijo:

-He aquí el hijo del rey, el cual reinará, como Jehovah ha prometido acerca de los hijos de David. 4 Esto es lo que habéis de hacer: Una tercera parte de vosotros, los sacerdotes y los levitas que entráis de turno el sábado, estaréis de porteros. 5 Otra tercera parte estará en la casa del rey, y la otra tercera parte estará en la puerta del Cimiento. Todo el pueblo estará en los atrios de la casa de Jehovah, 6 pero nadie entrará en la casa de Jehovah, excepto los sacerdotes y los levitas que sirven. Estos podrán entrar, porque están consagrados; y todo el pueblo guardará la ordenanza de Jehovah. 7 Entonces los levitas formarán un círculo alrededor del rey, cada uno con sus armas en su mano. Cualquiera que entre en el templo morirá. Estaréis con el rey cuando entre y cuando salga.

8 Los levitas y todo Judá hicieron conforme a todo lo que había mandado el sacerdote Joyada. Tomaron cada uno a sus hombres, a los que habían de entrar el sábado y a los que habían de salir el sábado, porque el sacerdote Joyada no dio licencia a los grupos. 9 El sacerdote Joyada dio a los jefes de centenas las lanzas y los escudos pequeños y grandes que habían sido del rey David, y que estaban en la casa de Dios. 10 Luego puso a toda la gente en su lugar, cada uno con su lanza en la mano, desde el lado sur del templo hasta el lado norte del templo, entre el altar y el templo, alrededor del rey.

11 Luego sacaron al hijo del rey, le pusieron la corona, le dieron el testimonio y le proclamaron rey. Joyada y sus hijos lo ungieron diciendo:

-¡Viva el rey!

12 Cuando Atalía oyó el bullicio de la gente que corría y loaba al rey, se acercó a la gente en la casa de Jehovah. 13 Y cuando miró, he aquí que el rey estaba de pie junto a su columna, a la entrada. Los magistrados y los que tocaban las trompetas estaban junto al rey. Todo el pueblo de la tierra se regocijaba y tocaba las trompetas, y los cantores dirigían la alabanza con instrumentos musicales. Entonces Atalía rasgó sus vestidos y gritó:

-¡Conspiración! ¡Conspiración!

14 Luego el sacerdote Joyada sacó a los jefes de centenas que estaban al mando del ejército, y les dijo:

-¡Sacadla de entre las filas; y el que la siga sea muerto a espada!

Porque el sacerdote había dicho que no la matasen en la casa de Jehovah. 15 Entonces le echaron mano, y cuando ella llegó a la entrada de la puerta de los Caballos de la casa del rey, allí la mataron.

16 Joyada hizo un pacto entre él, todo el pueblo y el rey, de que serían el pueblo de Jehovah. 17 Después todo el pueblo entró en el templo de Baal, y lo destruyeron. Rompieron sus altares y sus imágenes, y delante de los altares mataron a Matán, sacerdote de Baal.

18 Luego Joyada designó oficiales para la casa de Jehovah, a cargo de los sacerdotes levitas, a quienes David había organizado para estar a cargo de la casa de Jehovah, a fin de ofrecer los holocaustos de Jehovah, como está escrito en la ley de Moisés, con alegría y canto, conforme a lo establecido por David. 19 También puso porteros junto a las puertas de la casa de Jehovah, para que no entrase ninguna persona impura por cualquier razón.

20 Después tomó a los jefes de centenas, a los poderosos, a los que gobernaban el pueblo y a todo el pueblo de la tierra; e hizo descender al rey desde la casa de Jehovah. Entraron en la casa del rey por la puerta superior, e hicieron que el rey se sentase en el trono del reino. 21 Todo el pueblo de la tierra se regocijó, y la ciudad estaba en calma, después que a Atalía le habían dado muerte a espada.


24 Joás tenía 7 años cuando comenzó a reinar, y reinó 40 años en Jerusalén. El nombre de su madre era Sibia, de Beerseba.

Joás restaura el templo


2 Joás hizo lo recto ante los ojos de Jehovah, todo el tiempo del sacerdote Joyada. 3 Joyada tomó para el rey dos mujeres, y éste engendró hijos e hijas.

4 Aconteció después de esto que Joás decidió reparar la casa de Jehovah. 5 Entonces reunió a los sacerdotes y a los levitas, y les dijo:

-Recorred las ciudades de Judá y reunid de todo Israel el dinero para reparar de año en año la casa de vuestro Dios. Poned diligencia en este asunto.

Pero los levitas no pusieron diligencia. 6 Entonces el rey llamó a Joyada, el sumo sacerdote, y le dijo:

-¿Por qué no has requerido de los levitas que traigan de Judá y de Jerusalén la contribución que Moisés, siervo de Jehovah, y la congregación de Israel establecieron para el tabernáculo del testimonio?

7 Pues los hijos de la malvada Atalía habían arruinado la casa de Dios, y también habían empleado para los Baales todas las cosas sagradas de la casa de Jehovah.

8 Entonces el rey dijo que hiciesen un cofre, que pusieron fuera, junto a la puerta de la casa de Jehovah. 9 Luego hicieron pregonar en Judá y en Jerusalén que trajesen a Jehovah la contribución que Moisés, siervo de Dios, había establecido para Israel en el desierto. 10 Entonces se regocijaron todos los jefes y todo el pueblo, y traían sus contribuciones y las echaban en el cofre, hasta llenarlo. 11 Y sucedía que cuando llegaba el tiempo para llevar el cofre al oficial del rey por medio de los levitas, y cuando veían que había mucho dinero, el escriba del rey y el oficial del sumo sacerdote iban y vaciaban el cofre, y lo tomaban y lo volvían a poner en su lugar. Así lo hacían a diario, y recogían mucho dinero. 12 Luego el rey y Joyada lo entregaban a los que hacían la obra de reparación de la casa de Jehovah. Así contrataban canteros y carpinteros para que restauraran la casa de Jehovah; igualmente trabajadores en hierro y en bronce, para que reparasen la casa de Jehovah.

13 Los obreros trabajaban, y la obra de restauración progresó en sus manos. Restauraron la casa de Dios a su primer estado y la reforzaron. 14 Cuando acabaron, llevaron al rey y a Joyada lo que quedó del dinero, y con él hicieron utensilios para la casa de Jehovah: utensilios para el servicio y para ofrecer holocaustos, cucharas y utensilios de oro y de plata. Continuamente ofrecían holocaustos en la casa de Jehovah, todos los días de Joyada.

Muerte de Joyada y apostasía de Joás


15 Entonces Joyada envejeció y murió lleno de años. Tenía 130 años cuando murió, 16 y lo sepultaron en la Ciudad de David, junto con los reyes, porque había hecho bien en Israel para con Dios y su casa.

17 Después de la muerte de Joyada vinieron los jefes de Judá y se postraron ante el rey, y el rey los escuchó. 18 Entonces abandonaron la casa de Jehovah, Dios de sus padres, y rindieron culto a los árboles rituales de Asera y a los ídolos. Y la ira de Dios vino contra Judá y contra Jerusalén, a causa de esta culpa suya. 19 Sin embargo, les envió profetas para que los hiciesen volver a Jehovah; y éstos les amonestaron, pero ellos no escucharon.

Crimen de Joás contra Zacarías


20 Entonces el Espíritu de Dios invistió a Zacarías, hijo del sacerdote Joyada, quien se puso de pie donde estaba más alto que el pueblo y les dijo:

-Así ha dicho Dios: "¿Por qué quebrantáis los mandamientos de Jehovah? No prosperaréis; porque por haber abandonado a Jehovah, él también os abandonará."

21 Pero ellos conspiraron contra él, y por mandato del rey lo apedrearon en el atrio de la casa de Jehovah. 22 El rey Joás no se acordó de la bondad que Joyada, padre de Zacarías, había mostrado con él. Más bien, mató a su hijo, quien dijo al morir: "¡Jehovah lo vea y lo demande!"

Ultimos años y muerte de Joás


23 Aconteció que al año siguiente subió contra él el ejército de Siria. Vinieron a Judá y a Jerusalén, destruyeron de entre la población a todos los magistrados del pueblo y enviaron todo su botín al rey en Damasco. 24 Aunque el ejército de Siria había venido con poca gente, Jehovah entregó en su mano un ejército muy numeroso, porque habían abandonado a Jehovah, Dios de sus padres. Así ejecutaron juicio contra Joás.

25 Cuando los sirios se alejaron de él, lo dejaron gravemente enfermo. Después conspiraron contra él sus servidores, a causa de la sangre del hijo del sacerdote Joyada. Lo hirieron de muerte en su cama, y murió. Y lo sepultaron en la Ciudad de David, pero no en los sepulcros de los reyes. 26 Los que conspiraron contra él fueron Zabad, hijo de Simeat la amonita, y Jozabad, hijo de Simrit la moabita.

27 Lo referente a sus hijos, a las muchas profecías acerca de él y a la restauración de la casa de Jehovah, he aquí que está escrito en la historia del libro de los reyes. Y su hijo Amasías reinó en su lugar.

Amasías, rey de Judá


25 Amasías tenía 25 años cuando comenzó a reinar, y reinó 29 años en Jerusalén. El nombre de su madre era Joadán, de Jerusalén.

2 El hizo lo recto ante los ojos de Jehovah, aunque no con un corazón íntegro. 3 Sucedió que cuando el reino se consolidó con él, mató a sus servidores que habían herido de muerte al rey, su padre. 4 Pero no dio muerte a los hijos de ellos, conforme a lo que está escrito en la Ley, en el libro de Moisés, donde Jehovah mandó diciendo: Los padres no morirán por culpa de los hijos, ni los hijos morirán por culpa de los padres; sino que cada cual morirá por su propio pecado.

Amasías derrota a los edomitas


5 Después Amasías reunió a los de Judá y los organizó por todo Judá y Benjamín, de acuerdo con sus casas paternas, bajo jefes de millares y de centenas. Luego contó a los de 20 años para arriba y halló que eran 300.000 escogidos para ir a la guerra, los cuales portaban lanza y escudo. 6 Además, tomó a sueldo a 100.000 hombres valientes de Israel, por 100 talentos de plata.

7 Entonces un hombre de Dios fue a él y dijo:

-Oh rey, que no vaya contigo el ejército de Israel; porque Jehovah no está con Israel ni con ninguno de los hijos de Efraín. 8 Aunque tú fueras y te esforzaras en la batalla, Dios te haría fracasar delante del enemigo. Porque en Dios hay poder para ayudar o para hacer fracasar.

9 Amasías preguntó al hombre de Dios:

-¿Qué será, pues, de los 100 talentos de plata que he dado al ejército de Israel?

El hombre de Dios respondió:

-Jehovah puede darte mucho más que eso.

10 Entonces Amasías apartó las tropas que habían venido a él de Efraín, para que se fuesen a sus casas. Ellos se enojaron muchísimo contra Judá y se volvieron a sus casas enfurecidos. 11 Pero Amasías se esforzó y guió a su pueblo; fue al valle de la Sal y mató a 10.000 de los hijos de Seír. 12 Los hijos de Judá tomaron vivos a otros 10.000, que llevaron a la cumbre de un peñasco y de allí los despeñaron, y todos se hicieron pedazos. 13 Pero las tropas que Amasías había despedido para que no fuesen con él a la batalla, saquearon las ciudades de Judá desde Samaria hasta Bet-jorón, mataron a 3.000 de ellos y se llevaron mucho despojo.

Apostasía de Amasías


14 Pero sucedió que después que Amasías vino de la matanza de los edomitas, trajo consigo los dioses de los hijos de Seír y los puso como dioses para sí, y se inclinó ante ellos y les quemó incienso. 15 Entonces el furor de Jehovah se encendió contra Amasías, y le envió un profeta que le dijo:

-¿Por qué has acudido a los dioses de ese pueblo, que no pudieron librar a su pueblo de tu mano?

16 Y sucedió que cuando el profeta le habló estas cosas, él le respondió:

-¿Te hemos puesto a ti por consejero del rey? ¡Cállate! ¿Por qué te han de matar?

Entonces el profeta concluyó diciendo:

-Yo sé que Dios ha decidido destruirte, porque has hecho esto y no has escuchado mi consejo.

Joás rey de Israel derrota a Amasías


17 Después de haber tomado consejo Amasías, rey de Judá, mandó a decir a Joás hijo de Joacaz, hijo de Jehú, rey de Israel: "¡Ven, y veámonos las caras!"

18 Y Joás, rey de Israel, mandó a decir a Amasías, rey de Judá: "El cardo que está en el Líbano mandó a decir al cedro que está en el Líbano: ’Da tu hija a mi hijo por mujer.’ Entonces pasó una fiera salvaje del Líbano y pisoteó el cardo. 19 Tú dices: ’He aquí, he derrotado a Edom’, y tu corazón se ha envanecido, y te glorías. Ahora pues, quédate en tu casa. ¿Por qué provocas un mal, en que puedas caer tú y Judá contigo?"

20 Pero Amasías no quiso escuchar, porque esto estaba determinado por Dios, quien los quería entregar en mano de sus enemigos, porque habían acudido a los dioses de Edom. 21 Entonces Joás, rey de Israel, subió; y se enfrentaron él y Amasías, rey de Judá, en Bet-semes, que pertenece a Judá. 22 Los de Judá fueron derrotados ante Israel y huyeron, cada uno a su morada.

23 Entonces Joás, rey de Israel, prendió en Bet-semes a Amasías, rey de Judá e hijo de Joás, hijo de Ocozías; y lo llevó a Jerusalén. Y abrió una brecha en el muro de Jerusalén, desde la puerta de Efraín hasta la puerta de la Esquina, 400 codos. 24 Luego tomó todo el oro, la plata y todos los utensilios que se hallaban en la casa de Dios con Obed-edom, y los tesoros de la casa del rey. También tomó rehenes y regresó a Samaria.

Ultimos años y muerte de Amasías


25 Amasías hijo de Joás, rey de Judá, vivió quince años después de la muerte de Joás hijo de Joacaz, rey de Israel. 26 Los demás hechos de Amasías, los primeros y los últimos, ¿no están escritos en el libro de los reyes de Judá y de Israel? 27 Desde el tiempo en que Amasías se apartó de Jehovah, hicieron una conspiración contra él en Jerusalén. El huyó a Laquis, pero enviaron gente tras él a Laquis, y lo mataron allí. 28 Después lo llevaron sobre caballos y lo sepultaron con sus padres, en la Ciudad de David.

Uzías, rey de Judá


26 Entonces todo el pueblo de Judá tomó a Uzías, que tenía 16 años de edad, y lo proclamaron rey en lugar de su padre Amasías. 2 El reedificó Eilat y la restituyó a Judá, después que el rey reposó con sus padres. 3 Uzías tenía 16 años cuando comenzó a reinar, y reinó 52 años en Jerusalén. El nombre de su madre era Jecolía, de Jerusalén.

4 El hizo lo recto ante los ojos de Jehovah, conforme a todas las cosas que había hecho su padre Amasías. 5 Se propuso buscar a Dios en los días de Zacarías, entendido en las visiones de Dios; y en el tiempo en que buscó a Jehovah, Dios le prosperó. 6 Salió y combatió contra los filisteos, y abrió brecha en el muro de Gat, en el muro de Yabne y en el muro de Asdod. Edificó ciudades en la zona de Asdod y entre los filisteos. 7 Dios le ayudó contra los filisteos, contra los árabes que habitaban en Gur-baal y contra los meunitas. 8 Los amonitas dieron tributo a Uzías, y su nombre se difundió hasta la entrada de Egipto, porque se había hecho poderoso en extremo.

9 Uzías también edificó torres en Jerusalén, junto a la puerta de la Esquina, junto a la puerta del Valle y junto al ángulo, y las fortificó. 10 También edificó torres en el desierto y cavó muchos pozos, porque tenía mucho ganado, tanto en la Sefela como en la costa. Tuvo también agricultores y viñadores en la región montañosa y en los campos fértiles, porque era amante de la agricultura.

11 Uzías mantuvo un ejército entrenado para la batalla, que salía a la campaña por divisiones, conforme al número de su lista hecha por el escriba Jeiel y por el oficial Maasías, bajo la dirección de Ananías, uno de los funcionarios del rey. 12 El número total de los jefes de las casas paternas al frente de los guerreros valientes era de 2.600. 13 Bajo su mando estaba un ejército de 307.500 guerreros, una fuerza poderosa para ayudar al rey contra los enemigos. 14 Uzías preparó para todo el ejército escudos, lanzas, cascos, cotas de malla, arcos y piedras para las hondas. 15 En Jerusalén hizo máquinas, ingeniosamente diseñadas por técnicos, para que estuviesen en las torres y en las esquinas, a fin de lanzar dardos y grandes piedras. Su fama se difundió muy lejos, porque halló ayuda de manera sorprendente, hasta que se hizo fuerte.

Ultimos años y muerte de Uzías


16 Cuando Uzías se hizo fuerte, su corazón se enalteció hasta corromperse. El actuó con infidelidad contra Jehovah su Dios y entró en la casa de Jehovah para quemar incienso en el altar del incienso. 17 El sacerdote Azarías entró tras él, y ochenta sacerdotes de Jehovah con él, hombres valientes. 18 Estos se pusieron contra el rey Uzías y le dijeron:

-¡No te corresponde a ti, oh Uzías, quemar incienso a Jehovah, sino a los sacerdotes hijos de Aarón, que han sido consagrados para ello! ¡Sal del santuario, porque has actuado mal! ¡Esto no te servirá de gloria delante de Jehovah Dios!

19 Pero Uzías, quien tenía en su mano un incensario para quemar incienso, se llenó de ira. Y al airarse contra los sacerdotes, brotó lepra en su frente, en presencia de los sacerdotes, en la casa de Jehovah, junto al altar del incienso. 20 El sumo sacerdote Azarías y todos los sacerdotes lo vieron, y he aquí que él tenía leprosa la frente. Entonces le hicieron salir aprisa de allí. El mismo se apresuró a salir, porque Jehovah lo había herido. 21 El rey Uzías quedó leproso hasta el día de su muerte. Siendo leproso habitó aislado en una casa, porque había sido excluido de la casa de Jehovah. Su hijo Jotam tenía a su cargo la casa del rey y gobernaba al pueblo de la tierra.

22 Los demás hechos de Uzías, los primeros y los últimos, los ha escrito el profeta Isaías hijo de Amoz. 23 Uzías reposó con sus padres, y lo sepultaron con sus padres en el campo de sepultura de los reyes, aunque dijeron: "El es leproso." Y su hijo Jotam reinó en su lugar.

Jotam, rey de Judá


27 Jotam tenía 25 años cuando comenzó a reinar, y reinó 16 años en Jerusalén. El nombre de su madre era Jerusa hija de Sadoc.

2 El hizo lo recto ante los ojos de Jehovah, conforme a todas las cosas que había hecho su padre Uzías, salvo que no entró en el templo de Jehovah. Sin embargo, el pueblo continuaba corrompiéndose.

3 Jotam edificó la puerta superior de la casa de Jehovah e hizo muchas edificaciones en la muralla del Ofel. 4 Edificó ciudades en la región montañosa de Judá, y fortalezas y torres en los bosques. 5 También hizo guerra contra el rey de los hijos de Amón, a los cuales venció. Aquel año los hijos de Amón le dieron 100 talentos de plata, 10.000 coros de trigo y 10.000 coros de cebada. Esto mismo le dieron los hijos de Amón el segundo y el tercer año. 6 Jotam se hizo fuerte, porque dispuso sus caminos delante de Jehovah su Dios.

7 Los demás hechos de Jotam, todas sus guerras y sus actividades, he aquí que están escritos en el libro de los reyes de Israel y de Judá. 8 Tenía 25 años cuando comenzó a reinar, y reinó 16 años en Jerusalén. 9 Jotam reposó con sus padres, y lo sepultaron en la Ciudad de David. Y su hijo Acaz reinó en su lugar.

Acaz, rey de Judá


28 Acaz tenía 20 años cuando comenzó a reinar, y reinó 16 años en Jerusalén.

El no hizo lo recto ante los ojos de Jehovah, en contraste con su padre David. 2 Anduvo en los caminos de los reyes de Israel, y aun hizo de metal fundido imágenes de los Baales. 3 Quemó incienso en el valle de Ben-hinom e hizo pasar por fuego a sus hijos, conforme a las prácticas abominables de las naciones que Jehovah había echado de delante de los hijos de Israel. 4 Asimismo, ofreció sacrificios y quemó incienso en los lugares altos, sobre las colinas y debajo de todo árbol frondoso. 5 Entonces Jehovah su Dios lo entregó en mano del rey de Siria; ellos lo derrotaron y le tomaron muchos cautivos, a los cuales llevaron a Damasco.

También fue entregado en mano del rey de Israel, el cual le ocasionó una gran derrota. 6 Pécaj hijo de Remalías mató en Judá a 120.000 en un solo día, todos hombres valientes, porque habían abandonado a Jehovah, Dios de sus padres. 7 También Zicri, un hombre poderoso de Efraín, mató a Maasías, hijo del rey, a Azricam, encargado del palacio, y a Elcana que era segundo después del rey. 8 Los hijos de Israel también tomaron cautivos a 200.000 de sus hermanos: mujeres, hijos e hijas. Además, tomaron de ellos un gran botín y se lo llevaron a Samaria.

9 Había allí un profeta de Jehovah que se llamaba Oded, el cual salió al encuentro del ejército, cuando llegaba a Samaria, y les dijo:

-He aquí, fue debido a que Jehovah, Dios de vuestros padres, estaba airado contra Judá, que la entregó en vuestra mano. Pero vosotros los habéis matado con tal saña que ha llegado hasta el cielo. 10 Y ahora habéis determinado someter a los hijos de Judá y de Jerusalén como vuestros siervos y siervas. ¿No sois vosotros los verdaderos culpables ante Jehovah vuestro Dios? 11 Ahora pues, escuchadme y haced volver a los cautivos que habéis tomado de vuestros hermanos, porque el furor de la ira de Jehovah está sobre vosotros.

12 Entonces se levantaron contra los que venían de la guerra algunos hombres de los jefes de los hijos de Efraín (Azarías hijo de Johanán, Berequías hijo de Mesilemot, Ezequías hijo de Salum y Amasa hijo de Hadlai), 13 y les dijeron:

-No traigáis acá a los cautivos, porque esto nos hará culpables delante de Jehovah. Vosotros tratáis de añadir sobre nuestros pecados y sobre nuestra culpa, a pesar de que ya es grande nuestra culpa y de que el furor de su ira está sobre Israel.

14 Entonces el ejército abandonó a los cautivos y el botín delante de los jefes y de toda la congregación. 15 Unos hombres que fueron designados por nombre se levantaron, tomaron a los cautivos y vistieron del botín a todos los que entre ellos estaban desnudos. Los vistieron, los calzaron y les dieron de comer y de beber. Los ungieron, condujeron en asnos a todos los débiles, y los llevaron hasta Jericó, la ciudad de las palmeras, junto a sus hermanos. Después regresaron a Samaria.

16 En aquel tiempo el rey Acaz envió a pedir ayuda al rey de Asiria, 17 porque otra vez habían venido los edomitas y habían atacado a los de Judá, llevándose cautivos. 18 Asimismo, los filisteos habían hecho una incursión en las ciudades de la Sefela y del Néguev de Judá, y habían tomado Bet-semes, Ajalón, Gederot, Soco con sus aldeas, Timna con sus aldeas y Gimzo con sus aldeas; y habitaron en ellas. 19 Ciertamente Jehovah humilló a Judá por causa de Acaz, rey de Judá, porque él había permitido la corrupción en Judá y había actuado gravemente contra Jehovah.

20 Tiglat-pileser, rey de Asiria, vino a él, pero lo redujo a estrechez en lugar de fortalecerlo. 21 A pesar de que Acaz había despojado la casa de Jehovah, la casa del rey y las casas de los gobernadores, para darlo al rey de Asiria, éste no le prestó ayuda.

22 En el tiempo de su aflicción el rey Acaz persistió en su infidelidad a Jehovah, 23 porque ofreció sacrificios a los dioses de Damasco que le habían derrotado. Y dijo: "Puesto que los dioses de los reyes de Siria les ayudan, yo también les ofreceré sacrificios, para que me ayuden a mí." Pero ellos fueron los que lo hicieron fracasar a él y a todo Israel.

24 Además de esto, Acaz recogió los utensilios de la casa de Dios. Destrozó los utensilios de la casa de Dios, y cerró las puertas de la casa de Jehovah. Se hizo altares en todos los rincones de Jerusalén. 25 E hizo lugares altos en todas las ciudades de Judá, para quemar incienso a otros dioses, provocando a ira a Jehovah, Dios de sus padres.

26 Los demás hechos de Acaz, todos su caminos, los primeros y los últimos, he aquí que están escritos en el libro de los reyes de Judá y de Israel. 27 Acaz reposó con sus padres, y lo sepultaron en la ciudad de Jerusalén, pero no lo pusieron en los sepulcros de los reyes de Israel. Y su hijo Ezequías reinó en su lugar.

Ezequías y el retorno a Jehovah


29 Ezequías comenzó a reinar cuando tenía 25 años, y reinó 29 años en Jerusalén. El nombre de su madre era Abía hija de Zacarías.

2 El hizo lo recto ante los ojos de Jehovah, conforme a todas las cosas que había hecho su padre David. 3 En el mes primero del primer año de su reinado, abrió las puertas de la casa de Jehovah y las reparó. 4 Hizo venir a los sacerdotes y a los levitas, los reunió en la plaza oriental 5 y les dijo:

-Oídme, oh levitas: Purificaos ahora, y purificad luego la casa de Jehovah, Dios de vuestros padres, sacando del santuario la inmundicia. 6 Porque nuestros padres han sido infieles y han hecho lo malo ante los ojos de Jehovah, nuestro Dios. Ellos le han abandonado, han apartado sus rostros del tabernáculo de Jehovah, y le han vuelto las espaldas. 7 Incluso han cerrado las puertas del pórtico y han apagado las lámparas. No han quemado incienso ni han ofrecido holocaustos en el santuario al Dios de Israel. 8 Por eso la ira de Jehovah ha venido sobre Judá y Jerusalén, y los ha entregado a turbación, horror y escarnio, como lo veis con vuestros propios ojos. 9 He aquí que por esto nuestros padres han caído a espada, y nuestros hijos, nuestras hijas y nuestras mujeres están cautivos. 10 Ahora pues, yo he decidido hacer un pacto con Jehovah Dios de Israel, para que aparte de nosotros el furor de su ira. 11 Ahora pues, hijos míos, no seáis negligentes, porque Jehovah os ha escogido a fin de que estéis delante de él y le sirváis, para que seáis sus servidores y le queméis incienso."

12 Entonces se levantaron los levitas Majat hijo de Amasai y Joel hijo de Azarías, de los hijos de Cohat; Quis hijo de Abdi y Azarías hijo de Jehalelel, de los hijos de Merari; Jóaj hijo de Zima y Edén hijo de Jóaj, de los hijos de Gersón; 13 Simri y Jeiel, de los hijos de Elizafán; Zacarías y Matanías, de los hijos de Asaf; 14 Yejiel y Simi, de los hijos de Hemán: Semaías y Uziel, de los hijos de Jedutún. 15 Estos reunieron a sus hermanos, se purificaron y entraron para limpiar la casa de Jehovah, conforme al mandato del rey, basado en la palabra de Jehovah. 16 Los sacerdotes entraron en la parte interior de la casa de Jehovah para limpiarla. Sacaron al atrio de la casa de Jehovah toda la inmundicia que hallaron en el templo de Jehovah, y los levitas la tomaron para sacarla fuera, al arroyo de Quedrón. 17 Comenzaron a purificarlo el primero del mes primero. El octavo día del mismo mes entraron en el pórtico de Jehovah y purificaron la casa de Jehovah en ocho días. Y acabaron el día 16 del mes primero.

18 Luego pasaron adentro, ante el rey Ezequías, y le dijeron:

-Ya hemos limpiado toda la casa de Jehovah, el altar del holocausto y todos sus utensilios; igualmente, la mesa de la presentación y todos sus utensilios. 19 Asimismo, hemos preparado y consagrado todos los utensilios que en su infidelidad había puesto de lado el rey Acaz mientras reinaba. He aquí, ellos están delante del altar de Jehovah.

20 El rey Ezequías se levantó muy de mañana, reunió a los dirigentes de la ciudad y subió a la casa de Jehovah. 21 Llevaron siete toros, siete carneros, siete corderos y siete machos cabríos para hacer un sacrificio por el pecado a favor del reino, del santuario y de Judá. Y mandó a los sacerdotes hijos de Aarón que los ofreciesen como holocausto sobre el altar de Jehovah.

22 Entonces mataron los toros, y los sacerdotes tomaron la sangre y la esparcieron sobre el altar. Mataron luego los carneros y esparcieron la sangre sobre el altar. Asimismo, mataron los corderos y esparcieron la sangre sobre el altar. 23 Después hicieron acercar ante el rey y la multitud los machos cabríos de la ofrenda por el pecado, y pusieron sus manos sobre ellos. 24 Entonces los sacerdotes los degollaron y con su sangre hicieron un sacrificio por el pecado en el altar, para hacer expiación por todo Israel. Porque el rey había ordenado el holocausto y el sacrificio por el pecado, por todo Israel.

25 También puso a los levitas en la casa de Jehovah, con címbalos, liras y arpas, conforme al mandato de David, de Gad, vidente del rey, y del profeta Natán; porque éste fue el mandamiento de Jehovah por medio de sus profetas. 26 Así que los levitas estuvieron de pie con los instrumentos de David, y los sacerdotes con las trompetas.

27 Entonces Ezequías mandó que se ofreciera el holocausto sobre el altar. Y cuando el holocausto empezó a ser ofrecido, comenzó el canto a Jehovah con las trompetas y los instrumentos de David, rey de Israel. 28 Toda la congregación adoraba mientras resonaba el canto y sonaban las trompetas, todo hasta acabarse el holocausto.

29 Cuando acabaron de ofrecer el holocausto, el rey y todos los que estaban con él se arrodillaron y adoraron. 30 Entonces el rey Ezequías y los dirigentes mandaron a los levitas que alabasen a Jehovah con las palabras de David y del vidente Asaf. Y ellos alabaron con grande gozo, y se inclinaron y adoraron. 31 Luego Ezequías tomó la palabra y dijo:

-Ahora vosotros os habéis consagrado a Jehovah. Acercaos y presentad sacrificios y ofrendas de acción de gracias en la casa de Jehovah.

Entonces la multitud presentó sacrificios y ofrendas de acción de gracias, y todos los de corazón generoso ofrecieron holocaustos. 32 El número de los holocaustos que trajo la asamblea fue de 70 toros, 100 carneros y 200 corderos; todos éstos fueron para el holocausto a Jehovah. 33 Las ofrendas consagradas fueron de 600 toros y 3.000 ovejas.

34 Sin embargo, los sacerdotes eran pocos y no bastaban para desollar todos los holocaustos, de modo que sus hermanos los levitas les ayudaron, hasta que acabaron la obra y hasta que los sacerdotes se purificaron. Porque los levitas habían sido más concienzudos que los sacerdotes en purificarse.

35 Así, pues, hubo una gran cantidad de holocaustos, con los sebos de los sacrificios de paz y con las libaciones de cada holocausto. Así quedó restablecido el servicio de la casa de Jehovah. 36 Ezequías y todo el pueblo se alegraron por lo que Dios había realizado a favor del pueblo, porque la cosa se había hecho con rapidez.

Ezequías celebra la Pascua


30 Ezequías envió mensajeros por todo Israel y Judá, y también escribió cartas a los de Efraín y Manasés para que acudieran a Jerusalén, a la casa de Jehovah, para celebrar la Pascua de Jehovah Dios de Israel.

2 El rey había tomado el acuerdo, junto con sus magistrados y con toda la congregación en Jerusalén, de celebrar la Pascua en el mes segundo. 3 No la habían podido celebrar a su debido tiempo, porque los sacerdotes no se habían purificado en número suficiente, ni el pueblo se había reunido en Jerusalén. 4 Esto les pareció bien al rey y a toda la asamblea, 5 y determinaron pasar una proclama por todo Israel, desde Beerseba hasta Dan, para que acudieran a celebrar la Pascua a Jehovah Dios de Israel, en Jerusalén. Porque hacía mucho tiempo que no la habían celebrado según estaba escrito.

6 Fueron, pues, los mensajeros por todo Israel y Judá, con cartas de parte del rey y de sus magistrados, como el rey lo había mandado, que decían:


Oh hijos de Israel, volveos a Jehovah, Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, para que él se vuelva a los que han escapado y sobrevivido de mano de los reyes de Asiria. 7 No seáis como vuestros padres y como vuestros hermanos, que actuaron con infidelidad a Jehovah, Dios de sus padres, por lo cual él los entregó a la desolación, como vosotros veis.

8 Ahora pues, no endurezcáis vuestra cerviz como vuestros padres. Someteos a Jehovah, y venid a su santuario que él ha santificado para siempre. Servid a Jehovah vuestro Dios, y el furor de su ira se apartará de vosotros. 9 Porque si os volvéis a Jehovah, vuestros hermanos y vuestros hijos hallarán misericordia delante de quienes los llevaron cautivos, y volverán a esta tierra. Porque Jehovah vuestro Dios es clemente y misericordioso, y si vosotros os volvéis a él, no esconderá de vosotros su rostro.


10 Los mensajeros pasaron de ciudad en ciudad por la tierra de Efraín y de Manasés, y hasta Zabulón; pero se reían de ellos y los ridiculizaban. 11 Solamente algunos hombres de Aser, de Manasés y de Zabulón se humillaron y fueron a Jerusalén. 12 También en Judá se manifestó la mano de Dios, dándoles un solo corazón para cumplir el mandato del rey y de los magistrados, conforme a las palabras de Jehovah.

13 En el mes segundo se reunió en Jerusalén mucha gente, una gran congregación, para celebrar la fiesta de los panes sin levadura. 14 Luego se levantaron y quitaron los altares que había en Jerusalén. También quitaron los altares de incienso, y los echaron al arroyo de Quedrón.

15 Entonces sacrificaron la víctima de la Pascua el 14 del mes segundo. Los sacerdotes y los levitas estaban avergonzados y se purificaron, y llevaron holocaustos a la casa de Jehovah. 16 Tomaron su respectivo lugar conforme a lo establecido en la ley de Moisés, hombre de Dios, y los sacerdotes esparcían la sangre que recibían de mano de los levitas.

17 Puesto que había muchos en la congregación que no estaban purificados, los levitas estuvieron a cargo del sacrificio de las víctimas de la Pascua, por todos los que no se habían purificado, a fin de consagrarlas a Jehovah. 18 La mayoría de la gente, muchos de Efraín, de Manasés, de Isacar y de Zabulón, no se había purificado; pero comieron la víctima de la Pascua, aunque no de acuerdo con lo prescrito. Pero Ezequías oró por ellos diciendo: "Jehovah, que es bueno, perdone a todo aquel que ha preparado su corazón para buscar a Dios, 19 a Jehovah, Dios de sus padres, aunque no sea de acuerdo con la purificación ritual." 20 Y Jehovah escuchó a Ezequías y sanó al pueblo.

21 Así los hijos de Israel que se hallaban en Jerusalén celebraron la fiesta de los Panes sin Levadura, durante siete días, con gran gozo. Los levitas y los sacerdotes alababan a Jehovah día tras día, cantando a Jehovah con instrumentos resonantes.

22 Ezequías habló al corazón de todos los levitas que demostraban tener buen conocimiento de Jehovah, y durante siete días comieron la porción asignada, ofreciendo sacrificios de paz y dando gracias a Jehovah, Dios de sus padres. 23 Entonces toda la congregación determinó que se celebrase otros siete días. Y celebraron otros siete días con alegría. 24 Porque Ezequías, rey de Judá, había dado para la congregación 1.000 toros y 7.000 ovejas; y también los magistrados habían dado para la congregación 1.000 toros y 10.000 ovejas, y muchos sacerdotes ya se habían purificado.

25 Toda la congregación de Judá se regocijó, como también los sacerdotes, los levitas y toda la congregación que había venido de Israel. Asimismo los forasteros que habían venido de la tierra de Israel y los que habitaban en Judá. 26 Hubo gran alegría en Jerusalén, porque no había habido cosa semejante en Jerusalén desde los días de Salomón hijo de David, rey de Israel.

27 Después los sacerdotes y los levitas se levantaron y bendijeron al pueblo. Y su voz fue oída, y su oración llegó a su santa morada, al mismo cielo.

31 Cuando se acabó todo esto, todos los de Israel que habían estado presentes fueron por las ciudades de Judá; rompieron las piedras rituales, cortaron los árboles rituales de Asera y derribaron los lugares altos y los altares en todo Judá y Benjamín, y también en Efraín y Manasés, hasta acabar con ellos. Después todos los hijos de Israel regresaron a sus ciudades, cada uno a su posesión.

Reorganización de sacerdotes y levitas


2 Ezequías constituyó los grupos de los sacerdotes y de los levitas, conforme a sus grupos, y cada uno según su oficio (tanto los sacerdotes como los levitas), para los holocaustos y los sacrificios de paz; a fin de que sirviesen, diesen gracias y alabasen en las puertas de la morada de Jehovah.

3 El rey contribuyó con una parte de su patrimonio para los holocaustos: para los holocaustos de la mañana y de la tarde, y para los holocaustos de los sábados, de las lunas nuevas y de las fiestas solemnes, como está escrito en la ley de Jehovah. 4 También mandó al pueblo que habitaba en Jerusalén que diesen a los sacerdotes y a los levitas la porción que les correspondía, para que se mantuviesen dedicados a la ley de Jehovah. 5 Cuando fue divulgada esta orden, los hijos de Israel dieron muchas primicias de grano, vino nuevo, aceite, miel y de todos los frutos de la tierra. Asimismo, trajeron en abundancia los diezmos de todas las cosas.

6 También los hijos de Israel y de Judá que habitaban en las ciudades de Judá trajeron los diezmos de las vacas y de las ovejas, y los diezmos de las cosas consagradas a Jehovah su Dios, y lo acumularon en montones. 7 Comenzaron a hacer aquellos montones en el mes tercero, y acabaron en el mes séptimo.

8 Ezequías y los magistrados fueron a ver los montones, y bendijeron a Jehovah y a su pueblo Israel. 9 Ezequías preguntó a los sacerdotes y a los levitas acerca de los montones. 10 Y Azarías, sumo sacerdote de la casa de Sadoc, le respondió: "Desde que comenzaron a traer la ofrenda a la casa de Jehovah, hemos comido y nos hemos saciado, y ha sobrado mucho. Porque Jehovah ha bendecido a su pueblo, y ha sobrado esta gran cantidad."

11 Entonces Ezequías mandó que preparasen unas cámaras en la casa de Jehovah. Las prepararon 12 y pusieron fielmente en ellas las ofrendas, los diezmos y las cosas consagradas. A cargo de ello estaban el oficial Conanías, levita, y su hermano Simei, segundo en rango. 13 Yejiel, Azazías, Najat, Asael, Jerimot, Jozabad, Eliel, Ismaquías, Majat y Benaías eran supervisores bajo el mando de Conanías y de su hermano Simei, por disposición del rey Ezequías y de Azarías, director de la casa de Dios. 14 El levita Coré hijo de Imna, guardia de la puerta oriental, estaba encargado de las ofrendas voluntarias hechas a Dios, de la distribución de las contribuciones a Jehovah y de las cosas más sagradas. 15 Bajo su mando estaban Edén, Miniamín, Jesúa, Semaías, Amarías y Secanías en las ciudades de los sacerdotes encargados de distribuir con fidelidad a sus hermanos sus porciones, conforme a sus grupos, desde el mayor hasta el menor; 16 a los varones, de acuerdo con sus genealogías, de tres años para arriba, todos los que entraban en la casa de Jehovah, para realizar su tarea diaria, según su servicio, en sus deberes y de acuerdo con sus grupos. 17 Lo mismo a los sacerdotes inscritos en las genealogías, según sus casas paternas, y a los levitas de 20 años para arriba, conforme a sus deberes y a sus grupos. 18 Ellos estaban inscritos en el registro con todos sus bebés, sus mujeres, sus hijos e hijas, de toda la asamblea, porque con fidelidad se consagraban a las cosas sagradas. 19 Además, para los hijos de Aarón, los sacerdotes, que estaban en los campos alrededor de sus ciudades, había hombres designados por nombre en cada una de las ciudades, para que dieran porciones a cada varón entre los sacerdotes y a todos los levitas registrados en las genealogías.

20 De esta manera hizo Ezequías en todo Judá. El hizo lo bueno, lo recto y lo verdadero delante de Jehovah su Dios. 21 El buscó a su Dios en toda obra que emprendió en el servicio de la casa de Dios y en la ley y los mandamientos. Lo hizo de todo corazón y fue prosperado.

Ezequías y la invasión de Senaquerib


32 Después de estas cosas y de esta fidelidad, vino Senaquerib, rey de Asiria; e invadió Judá y acampó contra las ciudades fortificadas, con la intención de conquistarlas. 2 Al ver que había venido Senaquerib y que su propósito era combatir contra Jerusalén, Ezequías 3 tomó consejo con sus generales y sus valientes para cegar los manantiales de aguas que estaban fuera de la ciudad; y ellos le apoyaron. 4 Se reunió mucha gente, y cegaron todos los manantiales y el arroyo que corría a través del territorio, diciendo: "¿Por qué han de hallar tanta agua los reyes de Asiria, cuando vengan?"

5 Ezequías se animó y reconstruyó toda la muralla que tenía brechas, y sobre ella levantó torres y edificó por fuera otra muralla. Fortificó el Milo en la Ciudad de David, e hizo muchas lanzas y muchos escudos. 6 También designó comandantes de guerra sobre el pueblo; y los hizo reunir ante él en la plaza de la puerta de la ciudad, y les habló al corazón diciendo: 7 "Esforzaos y sed valientes; no temáis ni desmayéis ante el rey de Asiria, ni ante toda la multitud que viene con él; porque más poderoso es el que está con nosotros que el que está con él. 8 Con él está un brazo de carne; pero con nosotros está Jehovah, nuestro Dios, para ayudarnos y para llevar a cabo nuestras batallas."

Y el pueblo tuvo confianza en las palabras de Ezequías, rey de Judá.

Las amenazas del Rabsaces


9 Después de esto Senaquerib, rey de Asiria, que estaba sitiando Laquis con todas sus fuerzas, envió sus servidores a Jerusalén para decir a Ezequías, rey de Judá, y a todos los de Judá que estaban en Jerusalén: 10 "Así ha dicho Senaquerib, rey de Asiria: ¿En qué confiáis vosotros que permanecéis sitiados en Jerusalén? 11 ¿No os engaña Ezequías, para entregaros a morir de hambre y de sed, diciendo: ’Jehovah nuestro Dios nos librará de mano del rey de Asiria’? 12 ¿No es éste aquel cuyos lugares altos y cuyos altares ha quitado Ezequías, y ha dicho a Judá y a Jerusalén: ’Delante de un solo altar adoraréis, y sobre él quemaréis incienso’? 13 ¿No sabéis lo que yo y mis padres hemos hecho a todos los pueblos de aquellas tierras? ¿Pudieron los dioses de las naciones de aquellas tierras librar sus tierras de mi mano? 14 ¿Cuál de todos los dioses de aquellas naciones que mis padres destruyeron por completo pudo salvar a su pueblo de mi mano, para que vuestro dios pueda libraros de mi mano? 15 Ahora pues, ¡no os engañe Ezequías, ni os haga errar de esta manera! ¡No le creáis! Porque ningún dios de ninguna nación ni reino ha podido librar a su pueblo de mi mano ni de la mano de mis padres. ¡Cuánto menos vuestro dios os podrá librar de mi mano!"

16 Estas y otras cosas hablaron sus servidores contra Jehovah Dios y contra su siervo Ezequías. 17 Además, escribió cartas en las que afrentaba a Jehovah Dios de Israel, y hablaba contra él diciendo: "Como los dioses de las naciones de otras tierras no pudieron librar a sus pueblos de mi mano, tampoco el dios de Ezequías librará a su pueblo de mi mano."

18 Entonces gritaron a gran voz en hebreo al pueblo de Jerusalén que estaba sobre la muralla, para atemorizarlos e infundirles miedo, a fin de poder tomar la ciudad. 19 Hablaron del Dios de Jerusalén como de los dioses de los pueblos de la tierra, que son obra de manos de hombres.

20 Entonces el rey Ezequías y el profeta Isaías hijo de Amoz oraron acerca de esto y clamaron a los cielos. 21 Y Jehovah envió un ángel, el cual hirió a todos los guerreros esforzados, a los oficiales y a los jefes en el campamento del rey de Asiria. Senaquerib se volvió a su tierra con el rostro avergonzado. Y cuando entró en el templo de su dios, algunos de sus propios hijos lo mataron allí a espada. 22 Así libró Jehovah a Ezequías y a los habitantes de Jerusalén de mano de Senaquerib, rey de Asiria, y de mano de todos. Y les dio reposo en derredor.

23 Muchos traían a Jerusalén ofrendas para Jehovah, y preciosos regalos para Ezequías, rey de Judá. Y después de esto fue engrandecido ante todas las naciones.

Ultimos días y muerte de Ezequías


24 En aquellos días Ezequías cayó enfermo de muerte y oró a Jehovah. El le respondió y le dio una señal milagrosa. 25 Pero Ezequías no correspondió al bien que le había sido hecho; antes bien, se enalteció su corazón, y el furor de Dios vino contra él, contra Judá y contra Jerusalén. 26 Pero después que se enalteció su corazón, Ezequías se humilló, junto con los habitantes de Jerusalén; y el furor de Jehovah dejó de venir sobre ellos en los días de Ezequías.

27 Ezequías tuvo muchísimas riquezas y gloria. Adquirió tesoros de plata y oro, piedras preciosas, especias aromáticas, escudos y toda clase de objetos valiosos. 28 También tuvo depósitos para los productos del grano, del vino nuevo y del aceite, establos para toda clase de ganado y rediles para los rebaños. 29 Adquirió ciudades, rebaños de ovejas y vacas en gran abundancia, porque Dios le dio muchísimas posesiones.

30 El mismo Ezequías cegó la salida de las aguas de Guijón Alto, y las condujo directamente hacia abajo, hacia el oeste, a la Ciudad de David.

Ezequías tuvo éxito en todo lo que hizo, 31 excepto en el asunto de los intermediarios de los jefes de Babilonia, que fueron enviados a él para investigar el prodigio que había acontecido en el país. Dios lo abandonó para probarlo, a fin de conocer todo lo que estaba en su corazón.

32 Los demás hechos de Ezequías y sus obras piadosas, he aquí que están escritos en la visión del profeta Isaías hijo de Amoz y en el libro de los reyes de Judá y de Israel. 33 Ezequías reposó con sus padres, y lo sepultaron en la subida de los sepulcros de los hijos de David. Todo Judá y los habitantes de Jerusalén le honraron en su muerte. Y su hijo Manasés reinó en su lugar.

Manasés, rey de Judá


33 Manasés tenía 12 años cuando comenzó a reinar, y reinó 55 años en Jerusalén.

2 El hizo lo malo ante los ojos de Jehovah, conforme a las prácticas abominables de las naciones que Jehovah había echado de delante de los hijos de Israel. 3 Volvió a edificar los lugares altos que su padre Ezequías había destruido. Erigió altares a los Baales, hizo árboles rituales de Asera, y se postró ante todo el ejército de los cielos y les rindió culto. 4 También edificó altares en la casa de Jehovah, de la cual Jehovah había dicho: "En Jerusalén estará mi nombre para siempre." 5 Edificó altares a todo el ejército de los cielos en los dos atrios de la casa de Jehovah. 6 Hizo pasar por fuego a sus hijos en el valle de Ben-hinom; practicó la magia, la adivinación y la hechicería; evocó a los muertos y practicó el espiritismo. Abundó en hacer lo malo ante los ojos de Jehovah, provocándole a ira.

7 La imagen tallada del ídolo que había hecho, él la puso en la casa de Dios, de la cual Dios había dicho a David y a su hijo Salomón: "En esta casa y en Jerusalén, que he elegido entre todas las tribus de Israel, pondré mi nombre para siempre. 8 No volveré a quitar los pies de Israel de la tierra que yo he establecido para vuestros padres, con tal de que procuren hacer todas las cosas que les he mandado: toda la ley, los estatutos y los decretos, dados por medio de Moisés."

9 Manasés hizo que Judá y los habitantes de Jerusalén se desviaran; e hicieron lo malo, más que las naciones que Jehovah había destruido ante los hijos de Israel. 10 Jehovah habló a Manasés y a su pueblo, pero no escucharon. 11 Por ello Jehovah trajo contra ellos a los jefes del ejército del rey de Asiria, quienes aprisionaron con ganchos a Manasés, y lo llevaron a Babilonia atado con cadenas de bronce.

12 Sin embargo, cuando fue puesto en angustia, imploró el favor de Jehovah su Dios y se humilló mucho delante del Dios de sus padres. 13 El oró a Dios, quien aceptó su oración y escuchó su súplica, y lo hizo volver a Jerusalén y a su reino. Entonces Manasés reconoció que Jehovah es Dios.

14 Después de esto edificó la muralla exterior de la Ciudad de David, al oeste de Guijón, en el valle, hasta la entrada de la puerta del Pescado, y cercó el Ofel, elevándolamucho. También puso oficiales del ejército en todas las ciudades fortificadas de Judá.

15 Quitó de la casa de Jehovah los dioses extraños y el ídolo, asimismo todos los altares que había edificado en el monte de la casa de Jehovah y en Jerusalén; y los echó fuera de la ciudad. 16 Luego restauró el altar de Jehovah, y sobre él ofreció sacrificios de paz y de acción de gracias, y mandó a los de Judá que sirviesen a Jehovah Dios de Israel. 17 Sin embargo, el pueblo seguía ofreciendo sacrificios en los lugares altos, aunque sólo a Jehovah su Dios.

18 Los demás hechos de Manasés, su oración a su Dios y las palabras de los videntes que le hablaron en nombre de Jehovah Dios de Israel, he aquí que están escritos en las crónicas de los reyes de Israel. 19 Asimismo, su oración y cómo fue escuchado, todo su pecado e infidelidad, los sitios donde edificó lugares altos y puso árboles rituales de Asera e imágenes, antes de que se humillase, he aquí que están escritos en las crónicas de los videntes. 20 Manasés reposó con sus padres, y lo sepultaron en su casa. Y su hijo Amón reinó en su lugar.

Amón, rey de Judá


21 Amón tenía 22 años cuando comenzó a reinar, y reinó 2 años en Jerusalén.

22 El hizo lo malo ante los ojos de Jehovah, como había hecho su padre Manasés. Amón ofrecía sacrificios y rendía culto a todos los ídolos que había hecho su padre Manasés. 23 Pero nunca se humilló delante de Jehovah, como se humilló su padre. Al contrario, Amón añadió más a su culpa.

24 Sus servidores conspiraron contra él y lo mataron en su casa. 25 Pero el pueblo de la tierra mató a todos los que habían conspirado contra el rey Amón. Luego, en su lugar, el pueblo de la tierra proclamó rey a su hijo Josías.

El rey Josías y sus reformas


34 Josías tenía 8 años cuando comenzó a reinar, y reinó 31 años en Jerusalén.

2 El hizo lo recto ante los ojos de Jehovah, y anduvo en los caminos de su padre David, sin apartarse ni a la derecha ni a la izquierda.

3 A los ocho años de su reinado, siendo aún muchacho, comenzó a buscar al Dios de su padre David. Y a los doce años comenzó a limpiar Judá y Jerusalén de los lugares altos, de los árboles rituales de Asera, de las imágenes talladas y de las imágenes de fundición. 4 Delante de él derribaron los altares de los Baales; destrozó los altares de incienso que estaban puestos encima y quebró los árboles rituales de Asera. Redujo a polvo las imágenes talladas y las imágenes de fundición, y esparció el polvo sobre los sepulcros de los que les habían ofrecido sacrificios. 5 Quemó sobre sus altares los huesos de los sacerdotes, y limpió a Judá y a Jerusalén. 6 Lo mismo hizo en las ciudades de Manasés, Efraín, Simeón y hasta en Neftalí y en sus ruinas alrededor. 7 Derribó, pues, los altares y quebró los árboles rituales de Asera y los ídolos hasta hacerlos polvo, y destrozó los altares de incienso en toda la tierra de Israel. Después regresó a Jerusalén.

8 En el año 18 de su reinado, cuando acabó de purificar la tierra y el templo, envió a Safán hijo de Azalías, a Maasías el alcalde de la ciudad y al cronista Jóaj hijo de Joacaz, para que reparasen la casa de Jehovah su Dios. 9 Estos fueron al sumo sacerdote Hilquías y le dieron el dinero que había sido traído a la casa de Dios, dinero que los levitas que guardaban la puerta habían recogido de los de Manasés y Efraín, y de todo el remanente de Israel, de todo Judá y de Benjamín y de los habitantes de Jerusalén. 10 Ellos lo entregaron en manos de los que hacían la obra, los que estaban encargados de la casa de Jehovah; y éstos lo entregaron a los que hacían la obra y trabajaban en la casa de Jehovah, para reparar y restaurar la casa. 11 Lo entregaron a los carpinteros y constructores, a fin de comprar piedra labrada y madera para las uniones, y para poner vigas a los edificios que los reyes de Judá habían dejado arruinar. 12 Estos hombres procedían con fidelidad en la obra. Los que estaban encargados de ellos para dirigirlos eran Yajat y Abdías, levitas de los hijos de Merari, y Zacarías y Mesulam, de los hijos de Cohat, y todos los levitas expertos en los instrumentos de música. 13 También estaban encargados de los cargadores y dirigían a todos los que se ocupaban en diversos aspectos de la obra. Entre los levitas también había escribas, oficiales y porteros.

Hallazgo del libro de la Ley


14 Al sacar el dinero que había sido traído a la casa de Jehovah, el sacerdote Hilquías halló el libro de la Ley de Jehovah, dada por medio de Moisés. 15 Entonces Hilquías habló al escriba Safán diciendo:

-He hallado el libro de la Ley en la casa de Jehovah.

E Hilquías entregó el libro a Safán.

16 Entonces Safán llevó el libro al rey, y además le dio informes diciendo:

-Tus siervos han cumplido todo lo que les fue encargado. 17 Ellos han vaciado el dinero que se halló en la casa de Jehovah, y lo han entregado en manos de los que están encargados, en manos de los que hacen la obra. 18 -Asimismo, el escriba Safán declaró al rey diciendo-: El sacerdote Hilquías me ha dado un libro.

Safán leyó en él delante del rey. 19 Y sucedió que cuando el rey escuchó las palabras de la Ley, rasgó sus vestiduras. 20 Luego el rey mandó a Hilquías, a Ajicam hijo de Safán, a Abdón hijo de Micaías, al escriba Safán y a Asaías el siervo del rey, diciendo:

21 -Id y consultad a Jehovah por mí y por los sobrevivientes de Israel y de Judá, respecto a las palabras del libro que ha sido hallado. Porque grande es la ira de Jehovah que ha sido derramada sobre nosotros, por cuanto nuestros padres no guardaron el mandamiento de Jehovah de hacer conforme a todo lo que está escrito en este libro.

22 Entonces Hilquías y los hombres del rey fueron a la profetisa Hulda, esposa de Salum hijo de Ticva, hijo de Jarjas, guarda de las vestiduras, la cual vivía en el Segundo Barrio de Jerusalén; y hablaron con ella de este asunto. 23 Y ella les dijo:

-Así ha dicho Jehovah Dios de Israel: "Decid al hombre que os ha enviado a mí, que así ha dicho Jehovah: 24 ’He aquí yo traeré el mal sobre este lugar y sobre sus habitantes, es decir, todas las maldiciones que están escritas en el libro que han leído delante del rey de Judá. 25 Porque me han abandonado y han quemado incienso a otros dioses, provocándome a ira con todas las obras de sus manos. Por eso se derramará mi ira sobre este lugar, y no será apagada.’ " 26 Así diréis al rey de Judá que os ha enviado para consultar a Jehovah: "Así ha dicho Jehovah Dios de Israel con respecto a las palabras que has escuchado: 27 ’Por cuanto tu corazón se ha enternecido y te has humillado delante de Dios, cuando escuchaste sus palabras contra este lugar y contra sus habitantes; por cuanto te humillaste delante de mí y rasgaste tus vestiduras y lloraste en mi presencia, yo también te he escuchado, dice Jehovah. 28 He aquí que yo te reuniré con tus padres, y serás reunido en tu sepulcro en paz. Tus ojos no verán todo el mal que traeré sobre este lugar y sobre sus habitantes.’ "

Y ellos dieron la respuesta al rey.

Pacto inspirado en el libro de la Ley


29 Entonces el rey mandó reunir a todos los ancianos de Judá y de Jerusalén. 30 Luego el rey subió a la casa de Jehovah con todos los hombres de Judá, los habitantes de Jerusalén, los sacerdotes, los levitas y todo el pueblo, desde el más grande hasta el más pequeño. Y leyó a oídos de ellos todas las palabras del libro del pacto que había sido hallado en la casa de Jehovah.

31 El rey se puso de pie en su lugar e hizo pacto delante de Jehovah, de andar en pos de Jehovah y de guardar sus mandamientos, sus testimonios y sus estatutos con todo su corazón y con toda su alma; para poner por obra las palabras del pacto escritas en este libro.

32 Entonces hizo que se comprometieran todos los que estaban en Jerusalén y en Benjamín. Y los habitantes de Jerusalén hicieron conforme al pacto de Dios, el Dios de sus padres. 33 Después Josías quitó todas las abominaciones de todas las tierras que tenían los hijos de Israel, e hizo que todos los que se hallaban en Israel sirvieran a Jehovah su Dios. No se apartaron de ir en pos de Jehovah, el Dios de sus padres, todo el tiempo que Josías vivió.

Josías y la celebración de la Pascua


35 Josías celebró la Pascua de Jehovah en Jerusalén. Sacrificaron la víctima de la Pascua el 14 del mes primero, 2 y él puso a los sacerdotes en sus cargos y los alentó al servicio de la casa de Jehovah. 3 Dijo a los levitas que enseñaban a todo Israel y que estaban consagrados a Jehovah: "Poned el arca sagrada en el templo que edificó Salomón hijo de David, rey de Israel, para que no tengáis que llevarla más sobre los hombros. Ahora serviréis a Jehovah, vuestro Dios, y a su pueblo Israel. 4 Preparaos según vuestras casas paternas y por vuestros grupos, conforme a lo prescrito por David, rey de Israel, y por el documento de su hijo Salomón. 5 Permaneced en el santuario según la distribución de las casas paternas de vuestros hermanos los hijos del pueblo, y del grupo de las casas paternas de los levitas. 6 Sacrificad la víctima de la Pascua, purificaos y preparadla para vuestros hermanos, a fin de que hagan conforme a la palabra de Jehovah, dada por medio de Moisés."

7 Luego el rey Josías dio a los hijos del pueblo para los sacrificios de la Pascua, para todos los que se hallaban presentes, rebaños de corderos y cabritos en número de 30.000, y 3.000 cabezas de ganado vacuno. Esto procedía del patrimonio del rey.

8 También sus magistrados dieron con liberalidad al pueblo, a los sacerdotes y a los levitas. Hilquías, Zacarías y Yejiel, oficiales de la casa de Dios, dieron a los sacerdotes 2.600 ovejas y 300 cabezas de ganado vacuno para los sacrificios de la Pascua. 9 Y Conanías, Semaías y Natanael, sus hermanos, y Hasabías, Jeiel y Josabad, jefes de los levitas, dieron a los levitas 5.000 ovejas y 500 cabezas de ganado vacuno para los sacrificios de la Pascua.

10 Preparado así el servicio, los sacerdotes se colocaron de pie en sus puestos, y los levitas según sus grupos, conforme al mandato del rey. 11 Entonces sacrificaron la víctima de la Pascua; y los levitas la desollaban, mientras los sacerdotes esparcían la sangre recibida de mano de ellos.

12 Luego quitaron el holocausto para darlo a las divisiones, según las casas paternas de los hijos del pueblo, para que lo ofreciesen a Jehovah según está escrito en el libro de Moisés. Lo mismo hicieron con las cabezas de ganado vacuno. 13 Asaron al fuego la carne de la víctima de la Pascua, según lo establecido; pero lo que había sido santificado lo cocieron en ollas, calderos y sartenes, y lo llevaron rápidamente a todos los hijos del pueblo.

14 Después prepararon para sí y para los sacerdotes, porque los sacerdotes hijos de Aarón estuvieron ocupados hasta la noche en ofrecer los holocaustos y los sebos. Por eso los levitas prepararon para ellos mismos y para los sacerdotes hijos de Aarón.

15 También los cantores, hijos de Asaf, estaban en su puesto conforme al mandato de David, de Asaf, de Hemán y de Jedutún, vidente del rey. También los porteros estaban en cada puerta. No era necesario que se apartasen de su servicio, porque sus hermanos los levitas preparaban para ellos. 16 Así fue organizado aquel día todo el servicio de Jehovah, para hacer el sacrificio de la Pascua y para ofrecer los holocaustos sobre el altar de Jehovah, conforme al mandato del rey Josías.

17 En aquel tiempo los hijos de Israel que se hallaban presentes celebraron el sacrificio de la Pascua y la fiesta de los Panes sin Levadura, durante siete días. 18 No había sido celebrada en Israel una Pascua como ésta desde el tiempo del profeta Samuel, ni ninguno de los reyes de Israel celebró una Pascua como la que celebró Josías, con los sacerdotes, los levitas y todo Judá e Israel que se hallaron allí, junto con los habitantes de Jerusalén. 19 Esta Pascua fue celebrada en el año 18 del reinado de Josías.

Trágica muerte de Josías


20 Después de todas estas cosas, cuando Josías había reparado el templo, Necao, rey de Egipto, subió a combatir en Carquemis, junto al Eufrates, y Josías le salió al encuentro. 21 Necao le envió mensajeros diciendo: "¿Qué tenemos tú y yo, oh rey de Judá? Yo no he venido ahora contra ti, sino contra el pueblo que me hace la guerra. Dios me ha dicho que me apresure. Por tu bien, deja de resistir a Dios, porque él está conmigo; no sea que él te destruya."

22 Pero Josías no se apartó de él; se disfrazó para combatir contra él, y no hizo caso a las palabras de Necao, que en realidad procedían de la boca de Dios. Josías fue para combatir en el valle de Meguido, 23 pero los arqueros tiraron contra el rey Josías. Entonces el rey dijo a sus servidores: "¡Retiradme, porque estoy gravemente herido!"

24 Sus servidores lo retiraron del carro y lo pusieron en otro carro que él tenía. Lo llevaron a Jerusalén, pero murió; y lo sepultaron en los sepulcros de sus padres. Todo Judá y Jerusalén hicieron duelo por Josías. 25 Jeremías compuso un lamento por Josías, y todos los cantores, hombres y mujeres, mencionan a Josías en sus lamentaciones, hasta el día de hoy, pues lo pusieron como un precepto en Israel. He aquí que está escrito entre las lamentaciones.

26 Los demás hechos de Josías y sus obras piadosas conforme a lo escrito en la ley de Jehovah, 27 sus hechos, los primeros y los últimos, he aquí que están escritos en el libro de los reyes de Israel y de Judá.

36 Luego el pueblo de la tierra tomó a Joacaz hijo de Josías, y le proclamó rey en Jerusalén, en lugar de su padre.

Joacaz, rey de Judá


2 Joacaz tenía 23 años cuando comenzó a reinar, y reinó tres meses en Jerusalén. 3 Pero el rey de Egipto lo depuso en Jerusalén, e impuso al país una multa de 100 talentos de plata y un talento de oro.

4 El rey de Egipto proclamó a Eliaquim, hermano de Joacaz, rey sobre Judá y Jerusalén, pero le cambió su nombre por el de Joacim. Y a Joacaz, su hermano, Necao lo tomó y lo llevó a Egipto.

Joacim, rey de Judá


5 Joacim tenía 25 años cuando comenzó a reinar, y reinó 11 años en Jerusalén.

El hizo lo malo ante los ojos de Jehovah su Dios. 6 Entonces Nabucodonosor, rey de Babilonia, subió contra él y lo ató con cadenas de bronce para llevarlo a Babilonia. 7 Nabucodonosor también llevó a Babilonia algunos utensilios de la casa de Jehovah, y los puso en su palacio en Babilonia.

8 Los demás hechos de Joacim, las abominaciones que hizo y lo que se halló en su contra, he aquí que están escritos en el libro de los reyes de Israel y de Judá. Y su hijo Joaquín reinó en su lugar.

Joaquín rey de Judá


9 Joaquín tenía 18 años cuando comenzó a reinar, y reinó tres meses y diez días en Jerusalén.

El hizo lo malo ante los ojos de Jehovah, 10 y al año siguiente el rey Nabucodonosor mandó llevarle a Babilonia, junto con los utensilios preciosos de la casa de Jehovah. En lugar de él proclamó rey sobre Judá y Jerusalén a Sedequías, hermano de su padre.

Sedequías y la caída de Jerusalén


11 Sedequías tenía 21 años cuando comenzó a reinar, y reinó 11 años en Jerusalén.

12 El hizo lo malo ante los ojos de Jehovah, su Dios, y no se humilló delante del profeta Jeremías que le hablaba por mandato de Jehovah. 13 Asimismo, se rebeló contra el rey Nabucodonosor, quien le había hecho jurar por Dios. Endureció su cerviz y obstinó su corazón para no volver a Jehovah Dios de Israel. 14 También todos los jefes de los sacerdotes y el pueblo multiplicaron sus infidelidades, siguiendo todas las abominaciones de las naciones y contaminando la casa de Jahovah, que él había santificado en Jerusalén.

15 Jehovah, Dios de sus padres, les envió sus mensajeros persistentemente, porque tenía misericordia de su pueblo y de su morada. 16 Pero ellos se burlaban de los mensajeros de Dios, despreciaban sus palabras y hacían escarnio de sus profetas, hasta que la ira de Jehovah estalló contra su pueblo, y ya no hubo remedio. 17 Así trajo contra ellos al rey de los caldeos, quien mató a espada a sus jóvenes en su mismo santuario, sin perdonar la vida de los jóvenes ni de las jóvenes, de los ancianos ni de los decrépitos. A todos los entregó en su mano.

18 Asimismo, todos los utensilios de la casa de Dios, grandes y pequeños, los tesoros de la casa de Jehovah y los tesoros del rey y de sus magistrados, todo lo llevó a Babilonia. 19 Luego incendiaron la casa de Dios y derribaron la muralla de Jerusalén. Incendiaron todos sus palacios y destruyeron todos sus objetos preciosos. 20 A los sobrevivientes de la espada, los llevó cautivos a Babilonia, y fueron hechos esclavos del rey y de sus hijos hasta el establecimiento del reino de Persia, 21 para que se cumpliese la palabra de Jehovah por boca de Jeremías, hasta que la tierra hubiera disfrutado de su reposo. Todo el tiempo de su desolación reposó, hasta que se cumplieron los setenta años.

Ciro decreta reconstruir el templo


22 En el primer año de Ciro, rey de Persia, y para que se cumpliese la palabra de Jehovah por boca de Jeremías, Jehovah despertó el espíritu de Ciro, rey de Persia, quien hizo pregonar por todo su reino, oralmente y por escrito, diciendo:


23 Así ha dicho Ciro, rey de Persia: "Jehovah, Dios de los cielos, me ha dado todos los reinos de la tierra y me ha comisionado para que le edifique un templo en Jerusalén, que está en Judá. Quien haya entre vosotros de todo su pueblo, que Jehovah su Dios sea con él, y suba."

Reina-Valera Actualizada, 1989.

22 En el primer año de Ciro, rey de Persia, y para que se cumpliese la palabra de Jehovah por boca de Jeremías, Jehovah despertó el espíritu de Ciro, rey de Persia, quien hizo pregonar por todo su reino, oralmente y por escrito, diciendo:


23 Así ha dicho Ciro, rey de Persia: "Jehovah, Dios de los cielos, me ha dado todos los reinos de la tierra y me ha comisionado para que le edifique un templo en Jerusalén, que está en Judá. Quien haya entre vosotros de todo su pueblo, que Jehovah su Dios sea con él, y suba."

Reina-Valera Actualizada, 1989.

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