Sunday, January 2, 2011

Los adolescentes, el noviazgo y los tiempos


- ¿Cuál es el concepto filosófico del noviazgo?
¿Qué se entiende en verdad, por tal cosa?


Creo que es una elección más, dentro de las elecciones que debe hacerse en la vida. Un período donde uno conoce a una persona y decide que sea su compañera o su compañero para toda la vida. No encontramos mucho en la Biblia sobre noviazgo, sí sobre matrimonio, pero no hay una teología acerca del noviazgo. Personalmente lo considero como una relación de acercamiento hacia otra persona para evaluarla de una manera más profunda y concienzuda, a fin de ver si es con quien compartiremos toda nuestra vida.

- ¿Cuál es la mejor edad para que los jóvenes empiecen a pensar en su noviazgo?
La vida es muy distinta cuando uno es adulto. Luego de las transformaciones, es posible que nos encontremos en pareja con otra persona y no con la que creímos conocer tres años antes.
Creo que desde niño. Uno tiene que encontrarse con el tema de su futura pareja desde pequeño. La conducta que van a tener en el noviazgo y cómo enfrentar el tema debe ser conversación familiar, con los padres, a medida que la persona comienza a «encontrarse» con el mundo del cual forma parte. Ahora bien, en cuanto a ponerse de novio, yo sugiero utilizar la adolescencia para conocer muchas amistades del sexo puesto, para lograr una vida social expansiva y así poder ir viendo distintos temperamentos y caracteres. De esta forma podrá elegir de una manera más correcta después del período de la adolescencia.

- ¿A qué se refiere «conocer muchas personas del sexo opuesto»?

Conocer a nivel amistad, a nivel grupal, en grupos sociales; no tanto a nivel individual, donde alguien se separa y sale solo con una persona; eso sería aislarse del grupo. Considero que la adolescencia es especial para estar en grupo, para formar parte de un buen grupo. Uno debe salir del grupo familiar y pasar a uno social. Entonces sí, después, se podrán asumir roles adultos. La adolescencia es la etapa de transición, a nivel grupal. Cuando hablo de conocer me refiero a grupos de chicas y de chicos, conocer distintos estilos y formas de encarar una diversión, ir a campamentos, visitar otros grupos cristianos en otras iglesias y de esta forma ir ampliando nuestra visión, con distintas características y formas de ser. Esto nos dará un enriquecimiento a nosotros y un mayor panorama en cuanto a la elección futura de nuestra pareja.

- ¿A qué se refiere con «una vida social expansiva»?

Que el joven pueda tener salidas sociales y recreativas, pueda tener una vida devocional y de servicio al Señor no en forma aislada, sino grupal, a través de grupos de evangelismo, campamentos, grupos musicales, de teatro o grupos de deportes. Por supuesto que esto depende de la aptitud, habilidad y el don que cada jovencito tenga.

- Hay un tema con muchas opiniones. En la suya, ¿a qué edad termina la adolescencia?

En esta, nuestra sociedad occidental, consideramos que la edad de finalización de la adolescencia ronda entre los 18 y 19 años.

- ¿Recién ahí piensa que un joven debería empezar a buscar su pareja?

Sí. O quizás ir empezando a decidirse sobre las que tiene en vista.

- ¿Cuál es el problema de empezar demasiado temprano con una pareja?

El problema, evidentemente, es de tipo madurativo. No se sabe cómo va a ser realmente un adulto si uno lo analiza en la etapa de su adolescencia. La adolescencia es una etapa de cambio, de transformación, donde todo lo emocional está «a flor de piel»; todo lo instintivo, así como el carácter, se va transformando y va cambiando también la visión que se tiene sobre las cosas. Es cuando se van perfilando las metas y proyectos más permanentes, van terminando también los estudios y se va afianzando en una profesión o en una tarea de tipo ocupacional. A esa edad uno va teniendo un mejor panorama de quién es la otra persona. Pienso que en esta etapa de transición se van dando muchas cosas y se van sedimentando quién va a ser la persona adulta en el futuro. La vida es muy distinta cuando uno es adulto. Luego de las transformaciones, es posible que nos encontremos en pareja con otra persona y no con la que creímos conocer tres años antes. Como dije antes, la adolescencia es una etapa de transformación, donde va adquiriendo su identidad. A veces tenemos ejemplos de personas que en su adolescencia eran terribles, pero sin embargo pasan esos años de locura adolescente y entran a perfilar una personalidad más madura, más sólida, firme, y de ahí en más uno ya tiene una visión más clara de quién es esa persona.

- ¿Cuáles son las cosas que los adolescentes suelen tener en cuenta para formar una pareja?

Muchas; se ve como importante la figura de la pareja, el aspecto externo, como viste, si está a la moda o no, si dentro del grupo es una persona céntrica, líder, simpática. Esto haría que si uno se pone de novio/a con esta persona, lograría una aceptación grupal pronta, rápida, teniendo alguien al lado que les aumenta su propia autoestima. Lamentablemente, son visiones parciales en las que se fija el adolescente para ponerse de novio. Algunos inclusive llegan hasta visiones de interés personal, si tiene o no una buena posición, o un automóvil para poder salir; son visiones parciales que no van a la real esencia de la persona.

- ¿Y cuáles son las cosas que ellos deberían ver y que les cuesta por su edad?

Creo una cosa importante es la familia; mirar quiénes son sus padres puede ser algo como para comenzar. Esto no marca, necesariamente, lo que será el hijo; muchas veces vemos que no hay un correlato entre padres e hijos, pero sí sería muy importante la visión de la familia. También la visión de cuáles son las metas, las expectativas, el proyecto que el jovencito/a tenga en su vida, qué es lo que quiere hacer. Analizarlo en cuanto al servicio, a la iglesia, si es una persona activa, si es una persona con dones que se preocupa por el Señor, si tiene una vida devocional individual buena, una vida cristiana activa y rica. Por supuesto que todo esto se conoce a través del diálogo, a través de la conversación. Se debe profundizar el diálogo y el intercambio de pensamientos, ideas, juicios, y no sólo mantener conversaciones superficiales sobre cualquier cosa; la única forma de conocer al otro es a través de escucharlo, hablar y tratar de entenderlo.

- ¿Es válida la amistad entre un hombre y una mujer sin ser necesariamente una pareja?

Lo veo difícil. Considero la amistad a nivel grupal. Considero que la amistad entre un hombre y una mujer, un jovencito y una jovencita, es siempre más que nada a nivel grupal y espasmódica; es decir, tienen un contacto por un tiempo quizás. Salen un día y charlan, pero después se separan y tienen contactos con otros; pero no una amistad perdurable y duradera entre un varón y una mujer que solamente se mantenga así a nivel de amistad. Creo que esto podría terminar en un noviazgo o que, en realidad, se están cubriendo otros tipos de necesidades y no una amistad realmente genuina. Le cuento una experiencia: Una vez a un líder de cierta iglesia se le ocurrió hacer parejas para oración en un grupo de adolescentes. Dividió a los jóvenes de a dos (un muchacho y una chica) para orar juntos por sus necesidades. Los dividió así, al azar, pensando que eso sería provechoso para la formación de amistades. Por supuesto, cuando el muchacho y la chica comenzaron a compartir sus necesidades espirituales y a orar juntos al Señor, en algunos casos empezaron a intercambiarse emociones y sensaciones; en otros llegaron a peleas y discusiones, pero no hubo nada que continuara de la forma que el líder había esperado.

¿Qué opina de los adolescentes que ya van por su segundo, tercero o cuarto noviazgo?

Pienso que puede haber, inconscientemente, temor a formalizar una pareja, temor a decidirse y equivocarse, o una inmadurez con respecto al tema, pensando que no es la etapa previa al matrimonio sino «un juego más» de la vida. Cuando hay un cambio de parejas muy rápido, donde uno tiene una relación y al poco tiempo otra, no lo vería como algo muy natural. Pienso que una persona, cuando encara un noviazgo, tiene que evaluar que, en cierto porcentaje de posibilidades, esa relación debería llegar a concretarse en un matrimonio. No necesariamente todo noviazgo tiene que terminar en casamiento; es un tiempo de estudio y preparación. Si en el tránsito de ese noviazgo se aprecia que la relación no va, que la pareja no es la indicada para compartir su vida, no hay ningún problema de romper ese noviazgo. Pero cuando son muchos y frecuentes los noviazgos y no se formalizan entonces creo que hay algún problema.

¿Cuáles son los daños que esas personas se hacen a sí mismas y ocasionan a otros?

En primer lugar, hay daño hacia la otra persona; entusiasman e ilusionan a una persona. Muchas veces pueden dañar los sentimientos de una manera ingenua. La otra persona inicia esa relación pensando que es querida y correspondida por el otro y después todo se termina. Puede haber un daño emocional grande e inclusive un daño espiritual, un enfriamiento espiritual o un cuestionamiento hacia Dios, de por qué pasan estas cosas. Por otro lado, hay un daño al «prestigio» de la otra persona, ya que un nuevo novio o novia debe muchas veces luchar con los recuerdos y celos hacia romances anteriores. Pero hay un daño grande que se hace la persona misma. Es el daño de ejercitarse en relaciones sentimentales que están malformadas en su esencia. Esto le traerá consecuencias en el futuro cuando quiera una vida correctamente orientada.

¿Cuáles son los peligros de comenzar un noviazgo demasiado joven?

En esto veo tres peligros:

- Por un lado está el de los noviazgos prolongados, los que generalmente terminan con mucha tentación en la búsqueda de la intimidad sexual y el serio peligro de pecar fornicando. Esto es muy serio y mucho más común de lo que parece en realidad.


- Por otro lado está el peligro del aislamiento. Cuando una pareja comienza un noviazgo demasiado joven, los dos terminan aislados del resto y no aprovechan de otras áreas de su vida de adolescentes por atender su noviazgo. Pierden relación grupal y la oportunidad de hacer otras cosas que no podrán realizar nunca más en la vida.

- El tercer peligro es que se casen demasiado jóvenes, cuando todavía no han terminado el tiempo de formación. Como anticipan su relación en pareja se exponen a concretar su matrimonio sin haber terminado antes de orientarse sobre varias cosas de la vida. Por ejemplo, en muchos el afán de casarse de una vez por todas los hace subestimar una formación académica, profesional. Cuando se es adolescente, como dije al principio, los elementos de juicio son mucho más superficiales.

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