¿Por qué nos miramos tanto en el espejo?
Según estudios la mayoría de la veces, es para aseguramos de vernos
bien sobretodo cuando vamos a reunirnos con otras personas, tenemos una
cita o simplemente vamos de salida a algún lugar. Si algo se ve mal,
queremos percatarnos de ello para arreglarlo. ¿No tiene sentido mirarse al espejo si no queremos acomodar algo?
(Santiago 1:22-24) nos afirma: “Pero
sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a
vosotros mismos. Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor
de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su
rostro natural. Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego
olvida cómo era”.
La mejor alternativa es mirar pausadamente y actuar conforme a lo que vemos. Posteriormente santiago declara: «Mas
el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y
persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra,
éste será bienaventurado en lo que hace» (1:25).
De nada nos sirve oír la palabra de Dios si no hacemos nada, nos engañamos a nosotros mismos. En cambio cuando nos examinamos, cuando meditamos en su palabra que nos revela la verdad y obedecemos sus instrucciones, reconociendo que debemos morir a las apariencias y llevar una vida real caminando con el Señor, Jesús nos libera de todo lo que nos impide parecernos cada día más a Él.
De nada nos sirve oír la palabra de Dios si no hacemos nada, nos engañamos a nosotros mismos. En cambio cuando nos examinamos, cuando meditamos en su palabra que nos revela la verdad y obedecemos sus instrucciones, reconociendo que debemos morir a las apariencias y llevar una vida real caminando con el Señor, Jesús nos libera de todo lo que nos impide parecernos cada día más a Él.
¡Ya no más espejito, espejito!
La Biblia es el verdadero espejo que nos permite vernos como Dios nos ve.
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