Una
joven cristiana le pidió a su papá la llevara a una fiesta mundana. El
padre que también era cristiano, se negó. Pero ante la insistencia de su
hija que la llevara, que no iba a bailar, sólo iba a ver, aquel hombre accedió.
En
el camino al centro de fiestas, el padre le dijo a su hija, que llevaba
un hermoso vestido blanco: Pasemos antes a la mina donde
trabajo.Necesito recoger algo.¨ Pero papá replicó la muchacha, me voy a
ensuciar mi vestido blanco¨.
¨Nó!
contestó su padre, sólo vas a ver, no toques nada. Entraron a la mina, y
al salir, el vestido blanco, hermoso de aquella señorita, estaba sucio,
manchado por el polvo del carbón en la mina.
¨Papá,
mi vestido está sucio lleno de carbón, pero si no toqué nada¨, exclamó
angustiada la joven.¨Así, igual, le dijo el papá, en la fiesta del mundo
te vas a ensuciar tu testimonio, tu vida cristiana, por el ambiente de
pecado, aunque sólo estés viendo.
Juan 15:19 Si
fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del
mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece.
1 Juan 2:15 No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él.
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